Son la gent blaugrana

El camino sigue, sigue, sigue y sigue. Teruel, Albarracín, Figueras, Plasencia (ola Erik, qué hase), y tras todas ellas Barcelona, gracias en parte a una insólita propuesta: la rata de Foios, asiduo participante del Yoyas en otros tiempos, me invita a ver un partido en el Kampf Nou, a ser posible con la samarreta madrilista, ofreciendo además alojamiento para esta singular vuelta a España.

Como una etapa así encaja perfectamente con los propósitos del viaje, me dirijo una vez más a Barcemona, escenario ocasional de mis correría juveniles, cuando quería evangelizar a España sobre esas exóticas formas de expresión pop conocidas como manga y anime. La “rata” resulta ser un tipazo, serio o desfasado según toque, cabecilla o “padrí” de un grupeto de renegados del Yoya que acumulan mucho odio y mucha rechifla.

¿Cómo llega a formarse un diario yoya, realmente? En el principio está el blog de Banyeres (RIP), que congrega a cientos de fanáticos del Berzas dispuestos a quemar horas haciendo el análisis forense del club, de forma no muy distinta a los Fans del Madrid. Un día Banyeres da al botón equivocado, todo se hunde, sus acólitos se indapendisan y, aunque al principio la cosa parece funcionar, van produciéndose diversas purgas estalinistas: no tetas, no tacos, no off-topics que desagraden a los moderadores… la versión Flanders de un blog de hooligans.

Después de tanta criba sólo quedan ahí los más tontos de cada casa: los garbanceros de la incidencia acumulada y anal-istas de la guerra de Ucranía, apocalípticos de la estantería de saldos del súper. Mi grupo de renegados intenta convencerme de que alguna vez hubo allí vida inteligente sirviendo ello mismos como ejemplo, al tiempo que me cuentan cotilleos sobre los actuales y pasados miembros: el que es buena persona, el que es un cabrón, el que gana bien, el que es un currito, los que hablan como si llevaran cuarenta años de comprumisaris y han pisado el campo dos veces en su vida…

Hablando de eso, a mí me llega el turno el jueves, en el partido contra el Villarreal, sin samarreta blanca por cuestiones logísticas. El Kampf Nou o Spotify es probablemente el campo más alto de España, pero desde dentro da sobre todo la impresión de ancho, frente a la verticalidad del Bernabéu. ¿Viejo en el interior? Sí, pero seguramente no mucho menos que la media de los estadios españoles, sin excluir al Bernabéu durante las actuales obras escolarianas. Predomina en paredes y techos el negro sucio que tanto fascina en los espacios público catalanes (metro, Cercanías…).

La gent blaugrana se compone de futbolerdos normales, seguramente más abducidos que la media, pero no precisamente dispuestos a ir a la guerra por un panal mal pitado. No faltan los que comen pipas con verdadera fruición, pero están en franco retroceso, como en el Pipas original. El partido es malo, con un Villarreal inoperante y un Barcas que se impone a base de pura diferencia palanquil. ¡El equip ha resurgit! Nos vamos antes de tiempo como buenos tribuneros (pero de fondo norte alto como Mr. Bungle).

Al día siquiente continúo mi viaje (ahora hacia Santander) conociendo algo mejor a los culeros y a los yoyaires. Le digo en broma a la rata que me ha jodido la cosmvisión, porque ahora los culeros me caen (un poco) bien; algo que queda muy claro es que se puede ser antilaportista y antixavista sin ser bartorosellista. Mi conclusión de todo es una sentencia completamente veraz, por más que a alguno de aquí pueda no hacerle mucha gracia:

LOS CULEROS TAMBIÉN SON PERSONAS.

Actualisasió: Madrid-Cerdilla, por Rappol

La persistencia en la seriedad y la estética futbolística que se impone el Madrid es lo que hace posible que tantas bombas exploten en tantas cabezas, escrotos y píloros de España. Es algo casi inaudito que todo encaje por sistema y que los planes salgan casi siempre bien. Es un momento muy dulce, muy acolchado, muy bonito; peludo, como Platero comiendo pipas con azúcar. El Madrid es ahora mismo Max Hardcore diciendo “Takeitall” con una sonrisa noventera. Los rivales ligueros se resisten un poquito, hacen aspavientos y mohínes… pero al final se toman su lechecita y se van a dormir satisfechos porque mañana volverá a salir el sol y ya no tendrán que jugar contra el Madrid en varios meses.

El retorno de Isco al Bernabéu mostró un jugador que ya no da tanto el cante. Rodeado de jugadores inferiores a sus excompañeros, al malagueño vegano se le ven menos las hojas del rábano, y hasta parece más sano, pudiente y estilizado. No podemos decir lo mismo del Papu Gómez, el típico cerdo argentino que le llevará el mate a Sampanoli. Que siempre tengamos que toparnos con cerdos que nos desgracian jugadores, semana tras semana, y que ningún trencilla haga salchichas con ellos… Con el hambre que hay en el mundo. A ver si al próximo partido invitamos al Chef José Andrés para que se lleve alguno de viaje por ahí, a dar comidas empoderantes e igualitarias.

Vinicius, Rodrygo (multiplicador) y Valverde (Flak) siguen mejorando. En el colmo de la chulería, el Junior se cambió el papel con Modric para abrir la palangana, en una jugada plena de control y fino estilismo. Hasta Luka se quedó medio loco después de empujarla a placer. Fue un instante bello, como es este Madrid de padres e hijos, pero sin pedofilia, ni piqueradas, ni cosas raras: hombres felices que se abrazan alborozados porque juegan al fútbol de puta madre y, además, ganan. Y meten goles bonitos, y corren, y aprietan, y sonríen. Y van dejando lefa por ahí desperdigada… Pero es muy importante eso de la sonrisa, insisto. Después del empate sevillista, hubo una jugada en la que los palanganas apabullan a Mendy y fuerzan un corner. El Azul se da la vuelta… ¡y está sonriendo, coño!, haciendo gestitos con los brazos como queriendo decir que calma-que-está-tó-controlao… Y uno lo ve y dice, va, vale, venga, vamos a darles p’al pelo en lo que queda. Esto forma parte del plan. El azar siempre forma parte del plan.

Es por eso que luego entra en juego el Don —con su hijo, este Madrid es taaaan familiar—, mete cambios, nervio, oxígeno, fiambre mandolina… Es un genio el italiano, joder. Un caballero italiano, un entrenador de los que ya no quedan, un hombre intemporal. Camavinga (diazepam), Lucas (Vázquez) y Asensio (vale-soy-gay-pero-esto-es-el-Madrid), conectaron con lo que se estaba adormeciendo, y el pito blanco volvió a ponerse enhiesto para despertar del sueño al Sevilla y devolverlo para Santa Justa con un poco de resquemor anal.

Un recuerdo para Lujen Poletegui. Esperamos verte pronto entrenando a alguien que te quiera, y que te tenga llenita la nevera. Y Papu Gómez, ceeeeeerrrrrdo.

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– África del Norte: 3 (Modric, Lucas y Valverde)
– África del Sur: 1

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Victoria sin fin

Rappol

El Real Madrid abordó su primer encuentro serio de la temporada con solvencia y sin aspavientos, demostrando que el oficio está para sacarlo a pasear en las finales —independientemente del riesgo y del premio—, porque en las finales aparte del latón se juega uno el prestigio. Y casi siempre basta el oficio en una final ante blandenguerías futbolísticas como el Eintratch de Barcelona. En todo momento se pudo observar sobre el campo la diferencia abismal a nivel competitivo y futbolístico que había entre el equipo alemán y el español, entre la Paracopa y la Copa de Europa, entre futbolín y fútbol.

El Don no se complicó la vida, sacó su manual de corrección y se aprovechó de la fofería del planteamiento germánico para economizar esfuerzos ante la larga temporada que le espera a sus muchachos. El ritmo general del partido fue absolutamente plácido para la CMK, y hasta la negritud de los frankfurters era así como tristona, de algodón sucio y patrón desdentado. Hay negros y negros, claro. Negros que paracopean y negros que championean. No basta con fichar a un negro solo, ni a mil. Tienen que ser absolutamente sublimes en su negritud. Esto todavía hay gente que no lo entiende, pero tampoco es necesario que se arrodille para pedir perdón.

Con todo, los primeros sustos se los llevaron los blancos, aunque los sustos siempre son menos con Courtois, aka Pijamita y Mejor Portero del Mundo, sin discusión posible. Reconozco que me estomaga un poco en las salidas de balón esas en las que se ponen Divorciao y Alaba en los respectivos picos del área pequeña, pero no es culpa suya, en verdad, y al final siempre te relajas cuando da el patadón si el vudú no ha quedado bien cuadrado.

Pasada la media hora, y tras el gol de Alaba aprovechando una animada verbena-córner en El Raval de Frankfurt, los blancos se fueron gustando progresivamente para acabar pasando por encima de los negros en la segunda parte y quién sabe si en el descanso… ¿le borraría Antonio Rúgider el cerete a Santos y a Tuta en el vestuario? Algo tuvo que pasar, porque la atonía, la apatía, la bisoñez, la barcelonez europea de este Eintratch de Nosédónde…¡Si no tuvo Carlo ni que alinear a Asensio!

Cerró el partido Benzema, que ha encontrado en Vinicius el socio que Ronaldo tenía con él, y luego ya hubo un poco de obra social, que va a ser muy necesaria en los próximos meses. Una final más. Una copa más. Muchos tontos rabiando. Hala Madrid.

El Socio

Sí, bueno, ¿no? Lo único que me queda en la vida es la estética, todo lo demás me importa entre poco y nada. Y al ver ayer a esos dos equipos jugando en ese «estadio» de cuarta, perdidos en el helado culo de Europa (Putin, fóllalos), pensaba: ¿por qué es todo tan jodidamente FEO? ¿Por qué no tiene nadie alguna idea para hacerlos la vida un poco más agradable, más armoniosa?

Pero resulta que yo sí las tengo, y esto es lo que deberían hacer para que la Supercopa fuera una gran fiesta deportiva, no una pachanga deslucida donde Stalin perdió la piedra del mechero: Antes que nada, no decidir la sede de la Supercopa hasta que tener los dos finalistas. Y una vez que se sepan, buscar antecedentes de enfrentamientos que hayan tenido,  escoger uno de ellos y llevar el partido al estadio donde se disputara. Por ejemplo: si es un Madrí-Juve, al Amsterdam Arena; si Madrid-Inter, al Prater; si es Manchester-Bayern, al Spotify; si es Juve-Loserpool, a Heysel (bueno, esa quizá no). Antes del partido los jugadores supervivientes se saludarían, habría imágenes por pantallas gigantes, musiquita y todo molaría un huevo. Qué coño, hasta se podría jugar con réplicas de los uniformes antiguos, las cuales luego se venderían como churros. Todo bonito, emocionante y respetuoso, básicamente lo contrario de los que es el fútbol hoy día, donde los uniformes son clónicos y poco más que superficies publicitarias, y el «respeto» pedir perdón a los señores de un determinado color de piel.

¿El partido? Pues bien, supongo. No me gustó que nos llegaran tanto al principio, nuevamente nos estamos fiando a la suerte, y la suerte es como la guerra y las mujeres: muy puta. Ustedes confiarse, y ya verán lo que nos pasa al final; o al principio, que empezamos la liga con tres jodidas salidas a territorios de frontera. Mucho ojete.

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– Real Madrid: 2 (Vitoria y Benzema)
– Oscar Mayer: 0

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Benzema y 10 más

Por Rappol

Salió el Madrid con Lunin, Chopped-Rugíder (Groarrr)-Nacho- Mendy; CMK y VBA. El árbitro complementó la idea de lo que es esto: una serie de pachangas para empezar a estirar las piernas y recolectar sestercios. Ritmo de cártel colombiano de los 80, muy del gusto del Madrid talludito. ¿Raúl llevaba el 7, verdad? Hazard tiene que luchar contra demasiadas cosas. El gol de los caliqueños no lo vi. El de Benzema fue una bonita combinación cerca del pico izquierdo del área grande. Vini, Benzema avanza en diagonal y pasa con el exterior a Asensio, que está de espaldas (ejem), y devuelve de primeras para que el francés remate con precisión ajustando al palo derecho con un arco muy bonito y efectivo.

En el descanso disfruté de la gran actuación de la portera de la selección sueca de chochos en el Inglaterra 4- Suecia- 0. Esencialmente, el fútbol femenino tiene un alto componente de espectáculo cómico. Supongo que si se lo comentas a alguna mujer se enfadará, aunque no le guste siquiera el fútbol.

Tras la reanudacion, penalti inocente a Chopped que transforma Hazard. La cosa táctica va de equipo que juega a alto ritmo, presiona muy arriba y cierra con dos (Alaba-Militao), Chupamelmeni de Casemiro y laterales que suben mucho (Groarr y Chopped). Rodrygo por la izquierda, Valverde por la derecha. Ceballos y Hazard con mucha movilidad vertical, y Camavinga de interior izquierdo. Pero atacamos con mucha gente que, además, aparece en muchas partes del campo. Una cosa un poco loca.

En el 82, penalty regalado al rival. Inexistente. Pobre Tobías. Chuta uno y para Lunin. Detiene también el segundo remate, pero el árbitro este es gilipollas. Que se ha movido. Vuelve a tirar el tipo ese, casi lo vuelve a parar. Y empatan los caliqueños. Su portero salvó la última, empate a 2. Segunda parte muy divertida.

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– Sudáfrica: 2 (Benzemalo y Jasard (pen.)
– Cluc América: 2

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Entender vs Sentir

Marc Genou

Si el socio decía hace escasos días que Florentino estaba más que amortizado y que sus ridiculos, a pesar de escasos, le condenaban a retirarse, ayer la Uefa nos demostró que todos ellos pueden acompañarlo. Y no sólo la Uefa, sino Macron, la policía francesa, la organización y todos los responsables del espantoso espectáculo vivido ayer a varios niveles. Si algo tenia San Petersburgo es que está a tomar por culo y que policía rusa no iba a permitir semejantes gilipolleces.

A pesar de su evidente declive, comida por las codicias de sus propios mandatarios, esto sigue siendo la Copa de Europa, y la Copa de Europa es el Real Madrid. Una temporada que era a todas luces para conformarse con brotes verdes se ha saldado con los dos títulos más importantes de la temporada. Algo realmente inaudito en la que ha sido sin lugar a dudas la edición más difícil que ha ganado cualquier equipo. Las continuas zancadillas de todos los organismos, nacionales e internacionales, que sufre esta institución todos los días con aparente estoicidad bien merecen un estudio. Y es que esa estoicidad y esa segunda mejilla sin levantar la voz son el digno reflejo de la sociedad de este país. Un país ya perdido, sin remedio y destrozado, en el que algunos subsisten y luchan contra la marea de obediencia ignorante de una mayoría completamente anestesiada. El Madrid es esa gente que mantiene el barco a flote, que da esperanza y que no necesita ser una víctima para hacerse notar. Se nutre del talento, del trabajo, y del positivismo y sin levantar la voz caminando paso a paso y llegando siempre hasta el final del camino, lleve a donde lleve.

El partido fue el típico de una final, el típico que gana el Madrid. Ambos equipos con miedo a cometer errores que ha atenazado a ambos. El retraso tampoco ayudó y por cómo se desinfló el Liverpool a la media hora, parece que el Madrid gestionó mucho mejor la ansiedad. Estar por encima de las expectativas y que todos pensáramos que nos iban a penetrar jugó a favor de los nuestros con una solidez en la línea trasera realmente reseñable.

Y en esa tesitura, la copa vendrá para rellenar unas vitrinas que pronto conformarán uno de los edificios más icónicos del mundo y que hará relumbrar a una ciudad y una región que por mucho odio que reciba, sigue acogiendo a todos, una mezcla de lo mejor de todos, y siendo la locomotora de un país que ojalá empiece a vislumbrar una lejana luz en un futuro a medio plazo.

Rappol

Sí. Es sólo fútbol. ¿Pero quién más es capaz de hacer esto que hace el Real Madrid? ¿Quién más es capaz de ganar otra Champions más de la manera en que lo ha hecho este Madrid, que lleva cambiando de ciclo desde que en 2018 encadenara tres-gloriosas-tres orejonas consecutivamente? ¿Qué tienen estos toreros, sobre los que se dice por ahí que no juegan a nada, tienen suerte, o los tobillos subnormales, o que se dopan… o qué mierda más les quieren echar encima? El toro del Liverpool salió bravete pero se fue como se van todos los toros y toretes que le echan a esta mezcla de jóvenes y viejóvenes vestidos de blanco: arrastrados por las mulas y a otra cosa.

Me tengo que poner ahora un poquito autorreferencial. Al hijodeputa de Ceferino le encantará. Después de que nos cambiaran el sorteo de manera incomprensible (aunque ciertamente era un regalo el Benfica, nada más que por la maldición de Bela Guttman), el primer rival serio que tuvimos en cruces fue el Chelsea. Ya no recuerdo si fue antes o después del primer partido de la eliminatoria que dije que si eliminábamos a estos tipos presuntamente londinenses, nos íbamos a volver a llevar la copa esta que palidece ante los cerocuatros y los trofeos quién-manda-en-la-capital.

[Pero… ¿no vas a hablar del PSG? No. No hablo de equipos a los que se folla cualquiera en Europa].

Entonces, cogida la senda inglesa —y después de darnos el gusto de eliminar a nuestros últimos verdugos—, el Real Madrid siguió cobrando deudas, aquilatando el arcano Real Madrid: aquí se viene a ganar, cagando sangre si hace falta, pero siempre con elegancia y sin cutrerío. Y eso es lo que más le jode a toda esa purria antimadridista. ¿Qué te pasa con esta idea, antimadridista? ¿Que no te gusta? ¿Que a ti no te funciona? Pues déjame que te diga que igual no te funciona porque tienes una manera de entender el fútbol y la vida que no se corresponde con la realidad, con la naturaleza y con el azar. Porque esto es sólo fútbol, sí. Pero nadie enseña a ganar como el Madrid. Y esto no lo tiene NADIE a nivel de clubs de fútbol en el mundo. Y no parece, por otra parte, que vaya a tenerlo jamás. Y no te sé decir, antimadridista, qué es. No sé si es evolutivo, si es una pócima, si es el agua de Madrid, las fases lunares, un eco cuántico del Big Bang… No lo sé, maldito bastardo. Pero sí sé que me siento a ver un partido como el de hoy, y tengo la certeza de que el equipo al que sigo en esto del fútbol, va a ganar, contra todo y contra todos (igual que sé cuándo va a perder). Porque la tengo desde que nos ventilamos al Chelsea (y mucho antes, es un trabajo que hay que realizar a lo largo de años)… ¡Si no estás tan lejos, taradito! ¡Si cuando dejas de venderte tus mierdas autocompasivas también eres capaz de verlo tú! ¿Por qué sufres, cuando el ser humano ha venido al mundo a disfrutar? ¿Por qué beber de otra sopa primigenia?

Atendiendo a la final, lo de Courtois fue algo legendario. Es sin lugar a dudas el mejor portero que ha tenido este club en la edad contemporánea. Lo he contado alguna vez. Le puse el mote de Pijamita porque cuando salía con la equipación anaranjada o amarilla —no recuerdo ya bien—, casi siempre nos hacían la caidita sesuarl. Tremendo ejemplar de vividor-follador europeo, pero trrrrrrremendo portero en su madurez. Ya lo han visto ustedes durante el torneo, y durante toda esta temporada; pero en el torneo, de manera fastuosa.

Se impuso el Madrid nada más que por su fe, con todos sus defectos y con todas sus virtudes, viejas y nuevas. El pelotazo de Valverde acabó en gol, y todo lo demás acabó en el limbo. ¿Qué querían ustedes que pasara? Lo que pasó. ¿No querían que pasara? ¿No sabían que iba a pasar? ¿Temían pasarse de chulapez? No había nada de eso. Había la inercia natural del Madrid. Y ni el PSOE, ni Salah, ni Ceferin, ni el hijodeputa que nos pitó anoche, ni el deseo reconcentrado de toooooodo el antimadridismo del mundo podía cambiar el destino. El Real Madrid ganó la 14, sobre todo, porque es el Real Madrid. Y porque todos ustedes, cobardones del mundo, sabían que así iba a suceder. Porque en el centro del universo del fútbol, hay un agujero negro que viste de blanco y que, un día, se lo tragará todo. Mientras tanto, va recolectando trofeos y, particularmente, orejonas.

Hala Madrid. Y nada más.

El Socio

A raíz de mi escrito de ayer, se me acusó de afrontar con miedo la final contra el Liverpool. ¡Qué inyustishia! Bueno, quizá estaba ligeramente acojonadillo, pero logré cumplir mi objetivo de ver el encuentro con bastante tranquilidad. No solté casi exabruptos, y aunque en un momento dado le saqué el dedo medio a un panchi que reclamaba «penal» a mis espaldas en el restaurante donde emitían el evento (por suerte no se produjo un altercado), fue la final que con más calma he seguido. Eso sí, no pude evitar indignarme al ver que los rojos persisten en el ridículo y fútil gesto de arrodillarse antes del partido, en protesta por un fabulado racismo que ayer sólo sufrieron los aficionados tanto a la entrada como a la salida del estadio, acosados y robados por manadas de negros, que diría Verstrynge. Al verlos, sólo pude pensar: estos hijos de puta se están arrodillando ante el rey, pero aún no lo saben. ¡Qué necesaria, pero qué complicada, era la victoria!

Debo confesar que no entendí nada de lo ocurrido en el partido. Hemos tenido finales más fáciles y más difíciles, pero no recuerdo ninguna en la que nos pasaran la polla por la cara durante una hora con tanta claridad. La primera parte fue un festival de scat similar incluso al 2-8 del Farsa-Gayern, con la diferencia de que la ausencia de goles impedía que se culminara la dominación. Lo que yo no compendía era cómo nos estaban bailando de ese modo, pero sobre todo cómo no iba cayendo un gol tras otro en el casillero rojo. Cierto que nuestra defensa estuvo a un nivel muy alto, y que Courtois se había propuesto ganar «por sus muertos», pero aparte de eso no había explicación. Remates francos, córnels, palos, lo que te rondaré morena… y la pelotita no entraba. Llegar a cero al descanso parecía un auténtico ejercicio de supervivencia, hasta que llegó «la jugada», en la cual el equipo VAR prevaricó desvergonzadamente ante los ojos de todo el planeta: la pelota llega a Benzema desde la rodilla de Fabinho, y no hay otra interpretación que gol legal; verdadero crimen robarle a Benzema su merecidísimo tanto en la final. Revivíamos lo ocurrido con Cuadra Fernández, pero en un evento de muchísima más repercusión; tristemente se constata que el VAR se ha convertido en otro elemento de manipulación de resultados a merced de los prebostes futboleros. El árbitro parecía hasta resignado, y ni siquiera se molestó en consultar el monitor. Total, era una jugada sin importancia, ¿no? Durante el resto del partido, su pantalón deportivo pesó 300 gramos más.

En fin, tocaba intentar ganarlo en la segunda parte, ante la atenta mirada de Zipayo, Makelelé y el que se comió dos veces a Ronaldo. Desde luego, no se puede decir que domináramos el juego, pero sí que fuimos entrando en la «zona Real Madrid» y asomando la patita por los lejanos dominios de Allison. Íbamos a tener muy pocas, en contra de la tormenta de granizo del Liverpool, pero ya se sabe que calidad gana a cantidad, y la espectacular jugada de Fede Valverde (un jugador que no costó exactamente 150 millones) es ya parte de nuestra leyenda; por la espectacular conducción en banda pero sobre todo por el centro chut que se limpió a tres defensas como un rayo láser; por ahí aparecieron unos tobillos subnormales, y el resto es yshtoria.

Desde ese momento el Liverpool habría sacrificado su alma y a todos los zopencos que pueblan The Kop por tener en sus manos el Libro de las Remontadas, pero ese está guardado bajo siete llaves, y una de las condiciones del hechizo es vestir una camiseta blanca. Una y otra vez lo intentaron, y otras tantas se lo negaron Militón, Vitoria y el interminable Courtois. Los últimos 15 minutos los merengues ya entraron en ese modo en el que parece que están haciendo rondos en Valdebebas y, pese a la normal tensión del aficionado, seguramente ellos ya sabían que lo tenían hecho. Llegó el final, y veteranos con los cojones curtidos se pusieron a llorar como niños, mientras nuestros niños también lloraban como lo que son. Se produjo una general sensación de que por una vez había ganado lo bueno y lo justo, en pleno corazón del mal y con el mezquino Ceferin sonriendo por un colmillo. Zipayo también sonreía pero sanamente, al estilo Hannibal Smith. Yo seguía sin entender nada, pero no era necesario, bastaba con sentir; sólo fútbol, pero qué emocionante. ¿La mejor Copa de Europa de la historia? Sí, la verdad. ¿Cuál otra podría acercársele?

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– Loserpool: 0
– Real Madrid: 2 (Benzema y Tobillos Sunormales)

REAL MADRID
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14 VECES CAMPEÓN DEL MUNDO

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A destellos o ramalazos

Por Rappol

Valverde va a marcar en París.
Qué majaderos son los periodistas deportivos y qué poco hacen por el deporte. Me parece increíble que teniendo un buen rato para pensar en qué le van a preguntar al entrenador después del partido, pregunten tantas imbecilidades. Creo que convendréis conmigo en que el jubileta italiano se ha ganado con creces, al menos, otra temporada más de buena comida, buena bebida y jugadores sonrientes y comprometidos.

En fin.

El Madrid se pegó su buena sesión de necrofilia ante un Levante que no hace tanto tiempo no nos daba más que disgustos en los enfrentamientos ligueros. Siempre he pensado que el aspecto mental es clave en el fútbol, hasta el punto en que es capaz de desbaratar la teoría y la táctica cuando los equipos están muy igualados en potencial. No me refiero al partido de ayer, evidentemente. Pero sí a que el factor psíquico es esencial en muchos momentos del juego: qué nos estamos jugando, verse abajo en el marcador (pronto o tarde), verse superado física o tácticamente durante el partido, la actitud que se toma de cara al juego subterráneo, las decisiones arbitrales…

No tengo simpatía por el Levante, y además es un equipo que llegó muerto al Bernabéu, sobre todo mentalmente. Que les vaya muy bonito. Sin embargo, la comodidad con la que jugó el Madrid es la misma con la que uno aceptaría una mamada después de otra yendo hasta arriba de Viagra. Y esa comodidad no la vamos a tener, a priori, en París. Porque lo único importante que le queda al Real Madrid esta temporada es París.

Klopp lleva jugando a esto varios días, y es a lo que va a jugar, a hacer que nos sintamos cómodos con la posibilidad de la 14. Carlo está tratando de sumar guerreros para esa noche y haciendo ya la pretemporada. Desde mi punto de vista, no va a venir nadie de campanillas (ya tenemos a Rugged Defense) y el Madrid se centrará en liberar masa salarial y consolidar a Rodrygo, Vinicius, Valverde y Camavinga. No le está yendo ni tan mal esta política. Porque tiene lo que no se puede fichar, ni se llama estilo, ni se llaman valores. Tiene la camiseta blanca.

Mendy, que es un manguta sonriente, tomó nota y abrió la lata. Y el resto fue un paseo del Madrid. Marcaron una pila de goles, entre los legales y los ilegales. Se dejaron nuevos números para la estadística. Y Vinicius nos dejó unas bonitas declaraciones después de su (tiene cojones) primer jatriqui como madridista. Vinicius es como un Platero negro. Tan blando por fuera, que se diría todo de algodón; que no lleva huesos, ni cuando baila samba, ni cuando se la casca. ¿Vas a traer a Mbappé para que se ponga triste?

No, hombre. Vamos a batirnos el cobre con lo que tenemos. Vamos a ir a París a ver si nos da para volver a batir al Liverpool, sin lesionar a Salah esta vez, para darles ventaja. Vamos a ver cuánto más pueden correr las cucarachas rojas y el nervio táctico de Klopp. It´s a trap.

A ver si baja también el puto Alavés de los cojones.

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Mallorca, capital Saigón

Por Rappol

Antonio Raíllo es un cerdo. Jugadores de esta especie, deberían cargar con los costes de tener ahora parado a Rodrygo a saber cuánto tiempo, justo en el momento álgido de la temporada y cuando había explotado en los últimos partidos gracias a una potencia física aumentada; que al fin ha complementado la excelente calidad técnica y visión de juego que siempre ha tenido. Raíllo, cerdo, ¿cómo te atreves a declarar tras el partido que un tipo que sale del campo prácticamente sin poder andar te ha hecho falta a ti, mongolo? Qué vergüenza de deportista.

Cuestiones porcinas aparte, en su visita al refugio insular de tantos violadores, el Madrid planteó un partido seguro de sus virtudes y de sus prestaciones físicas actuales. Por su parte, los sobrasadas estuvieron recios y a ratos bastante cavernícolas, hasta que en la segunda parte su escasez de fútbol y posición en la tabla les pasaron la factura que no se atrevía a pasarles Sánchez Martínez. Decían que había neveras para árbitros hace no mucho tiempo. Debe ser que las tienen todas alquiladas los chinos para sus negocios y parafilias.

La primera parte tuvo algún susto para ese guardameta de segunda fila que es Tibutú Cortao, más conocido como Pijamita por estos lares. La dupla de ex-presidiarios que pululaba por la línea de tres cuartos intentando crearle alguna clase de peligro se desfondó rápidamente, teniendo que correr cada vez más para atrás y menos para delante; y aprovechando en ese volando-voy-volando-vengo para practicar el innoble arte de la coz, que en la segunda parte alcanzó grandes cotas de maestría merced a tarugos tarados como Antonio Raíllo. No quería repetirlo, pero qué cerdo eres, Antonio Raíllo.


Si er moreno te vasila tú te callah y lo asimilah.

Vinicius Jr volvió a jugar uno de esos ridículos partidos que tanto se le ven últimamente. Marcó el primero tras presión a la fofa defensa rojilla. Para el segundo hizo la tontería de robar otro balón, pero esta vez en el pico del área grande propia. Se deshizo en carrera —tras hacer una conducción circular—, de un par de tronchos, para lanzar el contraataque de Benzema por la izquierda. No contento con eso, se recorrió en sentido contrario todo el campo para acompañar la jugada y recibir un intento de asistencia de Benzema que acabó en penalty que, de nuevo, volvió a fallar Benzema para el 0-2. No sé. Yo me estoy cansando ya de este muchacho sonriente y de sus tonterías. Quizás un poco de banquillo le vendría bien. El fútbol es una cosa seria, y para triunfar en el Madrid no se puede estar marcando goles, dando asistencias, robando balones, presionando y sonriendo todo el día. Así no, Vinicius. Así, no.

Tras el momento triste de tener que ver a Rodrygo abandonando el campo en la sillita de la reina (Raíllo: cer-do), el partido se cerró con otro golazo de Benzema, que se hizo pupita (esperemos que nada serio) al caer tras rematar de cabeza un balón alto y estético servido por El Morciégalo. Anduvo bien en ese gilicorner el brasileño, poniendo un centro de lujo y, en general, sustituyendo con corrección a Mendy, que se tuvo que marchar antes del campo para ir a empujar la silla de ruedas del señor mayor francés ese que cuida por las tardes-noches.

En fin, 0-3, como los lesionados que se fueron del campo por cada equipo, ¿verdad, Raíllo? Cerdo.

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– Vietcong: 0
– Real Madrid: 3 Puficius y Benzema (2, 1 de pen.)

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