Menudo ídolo, parece un fugado de Auschwitz.
Como he declarado en otras entradas de este ilustrísimo blog, los árbitros me la pelan bastante. Creo que son unos señores con afán de protagonismo, puestos para cortar el juego siempre que sea posible y bastante cortos en cuanto a inteligencia, capacidad de observación y diplomacia. Eso sí, también opino que el ambiente de la Federación está viciado hace años y que eso crea ciertas predisposiciones en los colegiados, pero no creo en conspiraciones, adulteraciones escandalosas ni cosas parecidas. Por ello me resultan cargantes las campañas que se realizan últimamente desde la prensa y los lloros de una parte de la afición, que no cae en la cuenta de que nuestros problemas son otros. Así que no hay que dejar tranquilo el arbitraje y denunciar que la Federación es un garitón inaceptable de amiguismo y tráfico de influencias. Los árbitros son el último eslabón de la cadena y, aunque pitan fatal, no dejan de ser unos secundarios en esta historia.
Dicho esto, hay que dejar claro que los maestros consumados del lloro y las conspiraciones han sido, desde tiempos inmemoriales, los culerdos. Existe no obstante en la actualidad cierta corriente de ¿pensamiento? convencida de que Cruyff ha logrado cambiar la mentalidad culandrona y que por aquellas tierras han desterrado todo atisbo de victimismo. Es más, basándose exclusivamente en los éxitos blaugranas del año pasado, algunos audaces han osado afirmar, ebrios de èxito y voluntarismo, que el Farsa había importado el «gen ganador» de la capital, mandando a cambio el «gen victimista» a eso que ellos llaman la meseta. Pero por desgracia para ellos, las cosas no cambian tan fácilmente. La historia es tozuda y lo que ocurre en un año no es precisamente «tendencia». No, la conspiranoia culé, aunque en estado latente, sigue viva, algo por otra parte totalmente normal en la tierra de victimismo perpétuo. Para cambiar la mentalidad culé haría falta cambiar seguramente toda la concepción que tienen los catalanes de su tierra; empezar a pensar que no fueron tan «resistentes», que no fueron tan oprimidos y que no son tan distintos de los demás. Eso no va a pasar mañana, y puede que no pase nunca. El cambio ha sido meramente coyuntural: la década de los siete años en blanco (¡¡se dice pronto!!) está reciente, muy reciente, y Spork y Mundo Deportivo nunca han variado su mensaje en estos años.
El Farsa actual se encuentra bien, gracias, calladitos y centrados en los suyo, ¿pero no es muy fácil estar centrado cuando todo va bien? Cuando llegan las derrotas la cosa cambia, o que se lo digan al caballero Guardroga en sus tiempos de jugador, en los que asustaba al más pintado con su rostro desencajado cuando ocurría algo que él considerara una injusticia. Al gentleman sólo le faltaba morder. Y en los tiempos actuales, al Barsa triomfant no le gusta que le recuerden sus vergüencitas federativas. Chiqui Beguiristáin, bulto sospechoso oficial del Barcelona, ha sido el primero en abrir el grifo de las lágrimas: «Es una pena que después del fantástico partido que jugamos contra el Sporting, en el que para mí hicimos un fútbol maravilloso, nos tiremos toda la semana hablando de árbitros y no de fútbol. Es una desgracia que no se hable de fútbol y sí de árbitros, Villar y otras tonterías. Las campañas son intolerables«. Quizá no haya que hablar de árbitros, cierto, pero de Villar sí, y mucho. Que no puede permitirse que ese tío lleve 25 años en el momio haciendo y deshaciendo a su antojo, hombre. Claro que a Farsa no le interesa demasiado cambiar el statu quo, ¿verdad?
Amplía Chiqui el argumento: «Los árbitros hacen lo que pueden, las campañas en este sentido desde Madrid son intolerables. Lo de Piqué es una entrada fuerte, sí, pero no sé si de roja.» Coño, mira que era fácil decir «campañas de la prensa», o incluso «campañas de la prensa madrileña», pero Chiqui escoge un genérico «Madrid», jugando como es habitual con una interesada ambigüedad. No, mira, Chiqui, el Madrid como club no está dirigiendo nada. No es nuestro estilo ni la forma en que os hemos ganado tantas y tantas veces. Pero sólo una pregunta, Chiqui: ¿Tú crees que un expediente habría tardado días y días en llegar al comité de apelación si hubiera sido relativo a un jugador del Farsa? Cuando respondas hablamos de cosas intolerables, o de si tenemos que obviar a Villar.
Uno que ha salido del armario hace poco es Andresito Iniesta. Este chico sencillo, de Albacete, no muy allá de luces, está sufriendo el síndrome Xavi: el exceso de halagos le ha hecho pensar que puede abrir la boca frente a un micrófono y no hacer el ridículo. Al acabar el partido contra el Getafe, el nuevo ídolo nacional declaró: «El árbitro nos ha perjudicado de manera notoria, pero al final ha salido todo bien». Claro, dos expulsados justos en el Camp Nou, ni lo más viejos del lugar recordaban algo semejante; normal que lso culés estén desconcertados. Pero cuidao, que ni perdieron el partido ni pasaron excesivos apuros ni nada. Sin embargo, el de arriba se indigna por una «campaña intolerable» y el de abajo dice que «les perjudicaron notablemente. Veremos qué ocurre cuando por esas cosas de la vida el Farsa palme siquiera un punto: van a oirse los alaridos hasta en Pernambuco. Y en caso de que uno de esos errores influya para dejarlos fuera de algún título, la Champions mismamente, prepárense, porque puede haber avalancha lacrimógena y conspiranoica para todo un lustro (y me quedo corto). Entonces alguno se soprenderá al ver que el gen victimista no había tomado el puente aéreo, sino que estaba debajo de la alfombra con el resto de la porquería. ¿No me creen? Al tiempo.
P.D. Coño, acabo la entrada y veo que el Macarra ha hablado de lo mismo. ¡Mala suerte!