A lo largo de la historia, conservar la vida ha tenido quizá menos valor de lo que normalmente imaginamos, ya que la gente se ha lanzado a morir con relativa facilidad, o sus dirigentes la han mandado a hacerlo sin excesivos miramientos. Quizá sea que llega un punto en que no te importa tanto si vivir o morir; veamos si no a esos jóvenes ucranianos que no desertan del frente (aunque muchos otros sí los hacen) y esperan con paciencia a que un obús los despanzurre o los mutile. Una cosa aterradoramente fascinante de nuestra era digital es que podemos ver tales atrocidades prácticamente en directo, con canales temáticos dedicados a las mismas. Hace poco pude ver cómo unos soldados ucranianos habían sido reasignados a la batalla como operadores de drones, después de perder extremidades, asumiendo este destino con estoicismo. Hay otro canal de cobertura bélica llamado Parabellum, bastante más siniestro y dedicado a la propaganda proucraniana más desvergonzada, donde se llama a Rusia «Mordor» y a los soldados rusos «orcos», celebrando cada uno que muere; más de cien mil personas están suscritas a este «medio informativo» que deshumaniza al otro con total naturalidad.
Claro que se nos podría acusar de algo parecido en el conflicto palestino-israelí, o por ser más exactos iraní-israelí, o qatarí-israelí. ¿Cómo resistirse celebrar que salten por los aires personajes decididamente execrables como los que encabezan Hamas? La verdad, no dan muchas ganas de humanizarlos cuando uno de los ingenios enviados por el Likud los licúa. Pero pensaría que hay una diferencia: la maldad de estos terroristas árabes es bastante más descarnada y concreta que la que pueda tener un Putin que guarda los recibos de los desplantes de la OTAN a través de las décadas. Por cierto, es curioso cómo los pro-rusos son casi siempre rabiosamente anti-israelís (vease las comentaristas Nahia Sanzo y Liu Shibaya), como si ambos conceptos formaran un paquete ideológico indisoluble, similar al formado por ser anti-Musk y anti-Trump (dualidad muy notable en los foros de Reddit RealTesla y EnoughMuskSpam). ¿Por qué es esto? ¿Por qué opinar de determinada forma sobre un tema debería llevar aparejada una postura de determinado signo sobre otro? ¿Tanto nos cuesta alejarnos de los frentes monolíticos?
Lo que sí debemos agradecer a Palestina es ser un detector de tontos infalible: He llegado al convencimiento total de que no es posible estar bien informado, ser inteligente y al mismo tiempo apoyar con fervor la «causa palestina», sea lo que sea eso: si lleva la kufiya de los cojones, y no digamos la banderita palentina, es un tonto a las tres (y a las cuatro, las cinco…). Al igual que los tatuajes, estos símbolos se convierten en prácticos marcadores de una idiocia probablemente irreversible. Pero claro, si el ciudadano medio (ese que vota y elige presidentes) es incapaz de plantearse las diferencias que existen entre las distintas civilizaciones, especialmente entre el islam y el resto, ¿cómo podemos esperar de ellos una composición de lugar mínimamente válida? Por decirlo de forma menos florida: ser occidental y al mismo tiempo apoyar al islam es ser un puto gilipollas. A menos, claro, que lo hagas desde un punto de vista cínico y ultratradicionalista, que te haga ver con simpatía la incomparable sumisión de los musulmanes a sus líderes políticos y religiosos, y su estricto mantenimiento de la mujer como madre y cuidadora del hogar, siempre sujeta a la voluntad del esposo. ¿Quién sabe si muchos conservadores europeos en realidad serían más felices como súbditos de un ayatolá?
En fin, el bueno de Tran no ha sido capaz de acabar con lo de Ucrania ni de construir su resort en Palestina. Imagino que cerca de cumplir los ochenta estás ya muy espeso; eso sí, aún viejo y decadente sigue haciendo bailar a todos los tontos que lo rodean, al igual que cierto militar y político español, y sólo eso, no podemos negarlo, produce cierto gustillo a los que estamos ya un poco de vuelta y no contamos ver grandes mejoras en lo que nos falta de vida; por lo menos podemos reírnos un poco.
Dentro de mis bajas expectativas, yo me conformaría con que se redujera el número de tontos en el mundo. El problema es que hay muchos, muchísimos, se «informan» todos en las mismas partes y por parte de los mismos (hola, Ányels), y están enormemente satisfechos de las tonterías que creen. Así que probablemente nos acompañen durante mucho tiempo, incluso después de la primera tirada de ruleta del Trump Resort Gaza.