He tenido una efigenia de esas. Después de ser robados ooooootra vez en la pocilga que será próximamente demolida per secula seculorum gracias al buen hacer de los turcos, podemos por fin despedirnos de esa quimera de la liga y centrarnos en los títulos ganables. Para ello será especialmente importante poner finalmente a rendir los contratos de todos esos mastuerzos que están en el club llevándoselo calentito, ya sabéis a quiénes me refiero: Hazard, Odriolola, Vallejo, Mariano, Lunin… Estos once del patíbulo tendrán la sagrada misión de dar descanso a Los Buenos™ disputando el resto de jornadas de esta malhadada liga. Y Vinicius Tobías «tutilar» todos los partidos, por supuesto.
En fin, ¿qué puede decirse? Si las cartas están marcadas, al oponente casualmente le salen muchos pókeres. Lo que no saben estos tahures del Mississippi es que cuando te pillan acabas untado de brea y plumas y te arrojan al río, eso si no terminas haciendo el baile del árbol en el extremo malo de una soga. Que disfruten lo mal ganado, dentro de poco puede saberles a verdadera mierda cuando lo mezclen (oooootra vez) con jarabe de Champions madridista.
Un equipo se vuelve bueno automáticamente si nos toca en el sorteo. .
Hay una rama de la afición merengue que, a falta de nombre más sofisticado, podemos denominar «madridismo gay» que por lo visto hace su aparición cuando los sorteos de Champions nos deparan un rival de entidad mediana. Si nos toca una madre tipo Wolfsburgo, al menos se tiene la decencia de no darlo por favorito, y si nos toca algún coco casi todo el mundo expresa su confianza en la victoria. Pero ahora que nos ha caído un mediano «con nombre» como el Chelski, por algún motivo parece que estamos ante un escollo dificilísimo. Yo siempre he dicho que no entiendo de fútbol, pero tengo ojos y sentido común, y es mi deber declarar urbi et orbi que el Chelsea de esta temporada es una reputísima mierda.
Me baso simplemente en datos objetivos y difícilmente rebatibles: ruego que alguien me explique cómo es posible calificar de temible a un rival que en 26 jornadas de liga ha ganado diez partidos, empatado siete y perdido nueve; décimo en la tabla de la Premier, a siete puntos de la Europa League. Un Chelshit tan caótico que echó a su entrenador (el muy trucho Tuchel) sustituyéndolo por Harry Potter, quien no ha sido capaz de lograr ninguna mejora significativa. Un Potter que quizá dentro de cinco años sea la repera, pero cuya experiencia hasta el momento se reduce a los «gigantes» europeos Ostersunds, Swansea y Brighton. He leído por ahí a panenkitas de la vida que este Chelsea tiene una defensaza porque sólo ha encajado 26 goles (7 más que el Madrid), aunque se les ha olvidado mencionar que han marcado… ¡¡27 putos goles en 26 jornadas, un balance ridículo de +1!! Si nosotros tenemos un problema con el gol (50 en los que va de Liga), lo suyo entonces es un verdadero drama.
Reitero, necesito que alguien me explique qué parámetros objetivos indican que estemos ante un rival con posibilidades serias de eliminarnos, más allá del cague de maricón y de generalidades como que «son muy físicos» que o «tienen calidad». Nos ha jodido, después de gastarse 600 kilos, como para no tener algún mastuerzo que sepa tocarla. Pero vaya, con todo ese físico, calidad y dinero no les llegó para evitar palmar en casa con el colista Southampton hace un mes. Un equipo que en lo que va de año ha disputado 14 partidos y ha sido únicamente capaz de ganar 4, uno de ellos el lamentable robo en Stamford Bridge contra el Dortmund. Pero venga, que sí, son «muy físicos», o mejores que un Nápoles o un Benfica que tienen sus dos mejores equipos de los últimos 25 años. Don Benito Floro (probablemente robado en Tenerife por Negreira) se avergonzaría de vosotros.
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Este domingo hay otro partidito con repercusión, que se jugará en la pocilga conocida como Kampf Nou, y os adelanto que la experiencia será muy desagradable. Cuando el gorrino Juan Lapuerca habla de «pasar al ataque», obviamente se refiere a acciones propagandísticas, las cuales veremos en abundancia durante el denominado Clásico: esperen abundancia de tifos, pancartitas y berreos caracterizados por el victimismo y la falsa dignidad de los ladrones. Será como trabajar en una fosa séptica donde la mierda te llegue al cuello, un trabajito que difícilmente va a compensar por su penosidad.
Ahora bien, ¿se puede ganar? Por supuesto, si se sale con una alineación racional que sepa explotar las innumerables debilidades culerdas, esas que les han llevado a ser eliminados de Europa cuatro veces en poco más de un año. Si jugamos rápido y agresivo, sabemos explotar el desborde de Vini y el árbitro frena un poco la «intensidad» de matarifes como Gavi, perfectamenete podemos llevarnos los tres puntos, aunque luego nos dejemos la Liga tocándonos los huevos por ahí o con los ya institucionalizados robos arbitrales. Así que yo digo: sí, vayamos a por el partido, aunque sin olvidar que tenemos preocupaciones más elevadas en este mundo del fúrbol.
Ayer estuvieron todos muy bien. Destaco a Nacho, que secó a Salah y encima se llevó un buen pisotón de regalo, a Camavinga y a Rúgider, que no comandó, pero mandó. Los demás son fueras de serie en lo suyo cuando el equipo trabaja como hoy. Militao, mariscal. Pijamita, muro. Valverde, bomba de racimo. Los viejos dando clase y los jóvenes sacando nota sin copiar. El bloque, espectacular, sin especular y sólo guardando la ropa después de meter el único gol del partido.
El Liverpool, un equipo venido a menos en Europa, con auténticos acabados como ese del pelo recogido, Salah, Milner, Robertson, Firmino, Fabinho… también mala segunda unidad; y tipos graciosos con apellidos largos con guión. Magnífico traje se llevan para su casa Konaté y Alexander-Arnold, que follará con muchas zorritas pero lo del fútbol de hombres le viene más bien grande. Salió uno que se apellidaba Oxlade-Chamberlain, que es como apellidarse Mbongo-Miscojones… Nada. No hay más que verle la cara a Klopp. Fin de ciclo para los coloraos.
De pasada por el Yoya… ¿Es el Negreirona el nuevo Arleti? Sí, es el nuevo Arleti. Pero anoche la gente —el fútbol es de la gente, dicen—, pudo ver fútbol. Y ver fútbol se ha vuelto cada vez más difícil. Con todo, siempre tuvimos la humildad de no decir nunca que el Real Madrid inventó el fútbol. No. Porque no lo inventó: el Madrid es el oscurísimo centro blanco del fútbol. El resto da vueltecitas alrededor de él, haciendo aspavientitos, reclamando relecturas de la historia, ganando de vez en cuando cosas, o tratando de comprarlas… para acabar siempre engullidos por el Agujero Blanco, el único ojo del culo más reluciente que el mármol de las esculturas de Bernini. ¡Qué grandes esculturas hubiera hecho Bernini con todas nuestras leyendas!
¿Pueden volver a hacerlo OTRA VEZ? Sí, ¿por qué no? Claro que pueden volver a hacerlo. Pero antes pueden perder el domingo en el Spoti-Poti, darle una Liga que apesta como nunca al Negreirona, y luego irse de parón a esperar a que lleguen los nuevos cruces de Champions. Y puede que sea lo más probable, porque hay que ser magnánimo con el débil, perdonar sobre el campo la vida del ladrón. Porque la batalla y la gloria están siempre en otra parte. Lo demás son instintos bajos y bufidos lacrimosos por una gloria más falsa que un lingote de poliuretano. La historia está muy bien como está. «Factis eorum cognoscetis eos». No hase falta disir nada más.
Hoy es un partido para estar muy relahaos, excepto si el Madrid practica su especialidad en los partidos de vuelta a los que llega con ventaja: a saber, dejarse meter un gol prontito por una cagada defensiva. En esas situaciones aprieta el ojete, cunde el nerviosismo un rato e incluso pueden clavarle el segundo. ¿Recuerdan aquella eliminatoria con el Farleti de hace unos años? Esa dinámica. Luego Benzema les hizo un siete, les pusimos la minga en la cara y no sólo pasamos la eliminatoria sino que ganamos esa Champions. La estadística de los cruces y nuestro desempeño en la competición nos dicen que es casi imposible que palmemos, pero ya sabéis, el equipo se debe a su público y ha de entretenerlo.
Si esta noche se confirman los resultados lógicos, tendremos unos octavos con menos gallos que otros años, pero con dos tapados como Benfica y Nápoles, ojete con ellos. Nos conviene cualquiera de los milaneses y el blandito Chelsea. Bayern y Shitty deberían encontrarse entre ellos, porque si hay algo entrañable en Europa es un choque entre ingleses y germanos, aunque luego el que limpia la sangre quede todo pringado.
Sí, bueno, ¿no? Ayer vi el encuentro contra el Caspañol en el estadio (la primera vez en muchos años que ocupaba mi abono), ¿y qué puedo decir? Fue uno de esos partidos en los que debería hacerse algo, cualquier cosa, para que la acción fuera interesante: obligar a que los equipos tiren a puerta, poner juveniles… precisamente la mayor atracción, que era Alvarito, no jugó apenas merced a los designios de Ancianotti, así que nos quedamos un poco chof. Caraminga parecía muy perdido en el lateral, y en el gol se lo mearon como quisieron. Vini por su parte es puro madrilismo, cargándose al público a sus espaldas. ¡Qué negro tan blanco!
El césped está horrible, con un montón de surcos y pisadas marcadas nítidamente, y en algún momento habrá que dejarse de excusas esotéricas de virus y similares: la hierba no agarra por falta de suelo debajo y es un problema estructural de la famosa «cueva». Hay que afrontar la realidad y atacar el problema de raíz (nunca mejor dicho), lo cual seguramente implique meter aún más millones al invento, y ojalá la solución sea tan fácil como esa.
El público está algo más rejuvenecido y modernizado que en décadas anteriores, creo yo. Se confirma que una víctima definitiva del covid fueron las pipas: hizo falta una pandemia mundial para erradicar esa costumbre arraigadísima en el gradería merengue; tan sólo quedan unos irreductibles piperos, fáciles de localizar por la montañita de cáscaras que dejan a sus pies; ¡no son japoneses precisamente! En fin, partidito funcionarianal, de esos en los que marca gol Asensio, pero es cierto que la gente no pide mucho más.
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– Rhodesia del Sur: 3 (Vini, Militón y Asencio) – Caspañol: 1
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Hoy se reúne la dinojunta para decidir si le da la puntilla al bueno de Laporc personándose en la causa de la Fiscalía cntra el Barcas (la reunión es un trámite: lo harán). Desde fuera da la impresión de que han demorado la decisión hasta el último minuto, tratando de dar oxígeno a los culeros por eso ya tan manido y cansino de la sociedad en la Superliga, pero llegados al punto de la judicialización realmente teníamos más a perder que a ganar. A decir verdad, no esperaba que el club se personara, y pensaba que se limitaría a pedir justicia, pero dar este paso es coherente, por ser parte perjudicada de la trama.
Desde ahora entramos en territorio totalmente desconocido, pero resulta casi imposible que el Barsa acabe saliendo indemne, como aseguraron tantos agoreros y profetas de barra de bar. En España sin duda menudean el abuso y la impunidad, pero cualquier odre acaba reventando cuando simplemente no le cabe una gota más. Desde luego aún estamos muy lejos de tener una competición limpia e interesante, pero hay pocas dudas de que este terremoto cambiará el fútbol español para siempre.