Qué gente más hortera, joder.
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Sí, bueno, ¿no? Xabi Slownso ya está aquí, dispuesto (esperemos) a darle la vuelta al Madrid como a un calcetín. Confieso que no he visto ni leído ni una sola declaración suya, apenas he alcanzado a ver un puñado de fotos con el Ser Superior y con la Sra. Alonso, siempre vigilante y ultracelosa según nos cuentan. Tampoco sé qué sistema va a usar, ni lo entendería: yo lo que veo son moñecos en el campo, y sé cuándo un equipo domina y cuándo es dominado, y cuándo se llega mucho a puerta y cuándo el portero rival está de espectador privilegiado. Lo que me interesa es que con Slownso demos sensación de dominio, que lleguemos mucho al área rival y que ganemos, a ser posible, todos los partidos, o que al menos no perdamos ninguno, como en la mismísima Liga de Alfa Centauro.
Existe la especie, muy extendida, de que el Madrid no puede tener un equipo muy trabajado, y de que a lo más que puede aspirar es a equilibrar la labor defensiva de unos cuantos con la genialidad de los que resuelven arriba. A mí eso me parece falaz, y una simple excusa para buscar el camino de menos resistencia, aunque claro, la tesis sale reforzada por el extraordinario éxito cosechado por el Madrid en la Champions durante la última década. Y llenar las vitrinas de «botijos» está muy bien, pero hay formas ilimitadas de ganar, y si en los últimos años lo hemos hecho sobre todo a base de calidad y esfuerzos concentrados en los tramos cruciales, también podemos hacerlo con un trabajo sostenido durante todo el año, que nos lleve a tener una manta que tape todo el cuerpo, o sea que no descuide el ataque ni la defensa.
¿Esto cómo se consigue? Con trabajo y disciplina, claro, dos palabras que para los jugadores del Madrid parecen como el crucifijo para Drácula. Y lo peor es que la afición lo justifica: «no puedes poner a estrellas mundiales a trabajar, hay que darles libertad». Esto es falso, y tenemos ejemplos abundantes, desde los Milanes de Sacchi y Capello a la Juve de Lippi y cualquier equipo de Van Gaal, pasando por el City de la maricona mala. Lo que pasa es que hacer trabajar a mastuerzos que se creen la última Coca Cola del desierto desde antes de cumplir los 20 supone un desgaste psicológico extra, y muchos entrenadores simplemente renuncian a ello, buscando obtener el rendimiento por caminos menos perfectos pero más sencillos.
No obstante, cualquiera que haya trabajado con jóvenes sabe que no es imposible disciplinarlos. Hace falta un periodo inicial de dureza, sí, pero una vez que los metes en vereda ven el esfuerzo como algo normal, e incluso lo convierten en un hábito difrutable. Reconozco que para mí todo lo que no sea entrar en el vestuario como el Sargento de Artillería Highway en el barracón me resulta un poco blof, pero puedo conformarme con algo menos. Aunque sería maravilloso que Slownso abriera la puerta con una coz y le gritara a ese grupo de niñatos y negratas «¡¡Vais a necesitarme hasta para haceros una paja!!», me vale con que les enseñe el valor del sacrificio, el sudor y el sufrimiento en el campo, que acaban llevando al éxtasis. Me paso por los kojones eso de «ej que si te pasas el partido corriendo luego no estás fresco para definir». Eso se llama mala preparación física, también conocida como «fútbol Messi», y sólo vale para vagos, maricones y downs hormonados con ultraprotección arbitral. La ética del trabajo es la única ética válida, la que te lleva a salir a los partidos de Copa sabiendo que vas a meterles cinco, porque además de ser mejores que ellos has currado mucho más. Eso y no otra cosa es lo que espero del tolosarra (que hasta que se demuestre lo contrario rima con etarra).
Slownso llega con una enorme cantidad de «goodwill», lo que vendría a ser expectativas positivas: no es un «uno di noi» al estilo megapipero de Baúl, pero se le considera lo bastante propio, y quien más quien menos está hasta la polla de los entrenadores «manga ancha» como Ancholoti y Zipayo, y también de los tácticos sin huevos como Losertegui y Betínez; digamos que tiene el punto justo como para que por lo menos se lo tomen en serio. Otra cosa, claro, es el resultado en la práctica, pero no creo que sea el típico técnico que se desinfla como un suflé. Los de su equipo tienen una pinta pseudomodernilla bastante hostiable, pero bueno, qué le vamos a hacer. Nos jugamos bastante con Slownso, porque como salga mal el experimento creo que intentarán clonar a Florentino y a Zipayo e implantar su modelo per secula seculorum, hasta que el sol sea una gigante roja.
¿El Mundial? Hay que ganarlo, por supuesto. ¿Que habrá poco tiempo de preparación? Bueno, tienen todos cojones y piernas, ¿no? Quien no se sienta listo que no entre en las convocatorias. Yo no quiero ganarlo porque sea algo «histórico» ni nada de estilo (ni siquiera tengo muy claro que la competición vaya a consolidarse), sino simplemente porque jodería a mucha gente, y ese debe ser el principal objetivo de un madridista además de ganar cosas. Así que ya sabes, Slownso: ponlos a currar hasta que echen la primera papilla; esos hijos de mala madre no merecen otra cosa.