Por Rappol
El primer partido medianamente serio del Mondialito para el Real Madrid acabó en victoria. Sin demasiada claridad, pero sin demasiados aspavientos. Es cierto que si Kulo Moaning no hubiera hecho el sobrado en la ocasión más clara de todo el partido, igual la cosa se hubiera complicado bastante. Porque la Juventus se defendió bastante bien casi todo el tiempo, y lo fió todo durante todo el partido a percutir a los blancos por la derecha, donde cualquiera ve que Arnold Layne, por el momento, está más a probarse braguitas y conjuntitos delante del espejo que a otra cosa. El malo de nuestros laterales se supone que está en el otro lado, sin duda, pero por allí no atacan tanto, ya que corre lo mismo en el minuto cinco que en el noventa y cinco; por más que parezca un recortador de esos que saltan toros y hacen otras divertidas cabriolas para que los niños se rían en las gradas. Menudo misterio. La ubicuidad de la sangría, supongo.
La primera parte fue un coñazo, esta es la verdad. El tal Yildiz se lo montó muy bien entre líneas mientras el Madrid intentaba ajustar la velocidad del juego a la de la poca movilidad del frente de ataque. Sin embargo, volvió a notarse que el equipo debe estar trabajando el balón parado, cuando Chochomenor (en progresión de utilidad) remató el aire después de un buen corner botado a pachas entre Arnold Layne y El Niño Autista. Layne, si ha demostrado algo hasta ahora, es que tiene buen pie, pero hay que correr un poquito más, hostias. Es que no parece ni que corra, cuando intenta correr: que está fuerísima de forma, vamos. Ahora, el pie lo tiene magnífico. Tiene un Beckham-Pie. Igual se lo folla.
De los que han llegado o aparecido en el Real Madrid, los mejores en mi opinión están siendo el «cool jazz» de Dean Moriarty y el clasicismo del 9 que aporta Gonlazo. El gol de la victoria fue de una plasticidad grecorromana. Precioso en su ejecución, el cabezazo, la pose… El chico parecía Michael Jordan antes de meterla para abajo. Qué golazo, chavales… Y ahí se quema la cinta, porque el centro pitagórico se lo pone al canterano el golfo de Arnold Layne, que corre menos que el caballo del Malo, pero tiene un pie casi élfico. Con estas contradicciones tiene que arar Galonso.
Vinicius bien, una vez vuelto a su ser capilar. Incansable e imperfecto, en este «todavía» que arrastra desde que Sincejas le arrebatara el Balón del Loro. A mí, y lo diré mil veces más, no me sobra este tipo. Es trabajo de Galonso hacer que el equipo en fase ofensiva aproveche el espacio que genera la cantidad variable de tipos que le ponen encima al brasileño dolido. Y si no, que pongan otro ahí, y que genere como mínimo lo mismo. ¿A que no hay huevos?
El Superior Player of The Nosequé fue para el único uruguayo sin huevos. El chiste se cuenta solo. Qué jugador, Valverde, Dios le conserve las rodillas. Qué partidazo jugó.
Y sí, bueno. Que venga Stiller. Pero lo esencial es que Ajensio se centre. Chochomenor es un jugador ascensor para Galonso. A mí me parece que Moriarty tiene mejor futuro delante de la defensa. Pero ahí hay petróleo, y es gracias a esa cualidad de ascensorista que cuaja ya en Chochomenor. El equipo lo notó durante la segunda parte.
Termino con El Niño Autista. Dicen que es turco. Espero que se retire como se ha retirado Modric. Sigue dándole minutos, Galonso. No te arrepentirás.
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– Real Madrid: 1 (Bluffzalo)
– Bluffventus: 0