
Por Julien Jarroson
Me encontré con la retransmisión del Real Madrid – Español en un bar casi por azar y no lo dudé. Tenía mono de Real. De este Real. Y como broma macabra la retransmisión de Canal+Sport abrió su panorámica del estadio con unas imágenes durísimas a la vez que graciosas. En la grada, un tío entre la treintena y la cuarentena con perilla y gafas; gordo, deglutía pipas o bocadillo con una camiseta del Schalke. Bienvendidos al Santiago Bernabéu, el templo del madridismo. Había pocas cosas que señalar, algunas desagradables, como la presencia en la alineación de Lass Diarra, un futbolista con un juego indefinido y epiléptico que me pone peor que nervioso, y otras mejores, como Casillas, que por fin se decidió a jugar con la bonita camisola verde en lugar del penoso pijama de Springfield que ha estado usando hasta ahora. Lo demás: lo normal.
El Madrid empezó el partido queriendo mandar, con pases a distancia pero precisos, como largos trazos de lapicero sobre un bloc de dibujo. Lo peor, iba a adivinarse pronto, en los movimientos defensivos: el equipo estaba totalmente partido, en un 4-2-4 que hacía daño a los ojos, como si volviéramos a épocas pasadas de superpoblación ofensiva e infrapreparación técnica y táctica. Desconozco -aunque me extrañaría- si es una licencia de Mourinho para el Bernabéu. En el apartado de buenos propóstitos señalaremos las maniobras de los centrales sobre los delanteros cuando el centrocampista se dispone a pasar. Mou busca la superioridad. Con el central asfixiando al delantero (adelantándose unos pasos cuando el rival arma el pase), se forma un triángulo de presión sobre el pasador. Esos detalles se vieron sobre todo al principio.
Antes de que pasaran 5 minutos el Español tuvo su primera ocasión. Un balón llovía salpicado de alguna parte y terminó cayendo a la derecha, donde Ramos tenía descubierto su flanco. Ramos poquísimas veces se fija en el delantero en este tipo de jugadas dentro del área. Hay que mirar al balón, cierto, pero también es bueno saber dónde se encuentra el rival. Ramos, acto 1. Por arriba -nada podemos comentar del medio porque no existía- Özil y Di María eran lo mejor, y lo más bonito. Özil, al revés que Benzema, es un delantero -ubicación espacial- con cualidades de centrocampista y siempre busca la asociación, ya que le separan 20 metros de Alonso y su mayordomo. A los 15 minutos ya echaba de menos a Khedira y su juego de hilandera a un pase o dos, su trote pesado pero compacto y su omnipresencia. Con sus pases cortos y al pie favorece la circulación del balón, la posesión y la elaboración de la jugada.
Otra pizca de mourinhismo en el equipo son las presiones en la salida del Español. En el pasado régimen eso sólo podía ser soñado. Además de Özil, Di María comenzaba a soltar su fútbol de barrio en una jugada en la que se fue de cuatro. No marcó, pero tampoco se lesionó. El fideo coge carrera para dejar a Robben a un lado. Luego vino el penalti, la repetición, la polémica, es, no es, de lo que sinceramente pasé un poco. Si no se pitaba el penalti, se marcaría de otra forma.
Ramos, acto 2. De cuando Ramos dio la exclusiva a as de los marrones, y Schuster dijo: «Ramos ataca mucho, que no es lo mismo que atacar bien.» Ramos hizo gala de una ligerísima mejora. El sevillano centrando es como cuando yo juego al golf en la wii: cuando le doy fuerza no le doy la dirección apropiada, cuando oriento bien el centro no mido las fuerzas. En un centro hay potencia y dirección. Ramos las practicó por separado. Al tercer día, la rosca. Al cuarto, renovación.
El Madrid quiso hacer un último esfuerzo finalizando la primera parte e hilvanó un par de jugadas combinativas y aceleradas. Las gallinas periplanéticas de Osasuna ya son canes uniformados de circo que responden con buenos gestos y estímulos a las palmadas de Mou. Imaginad cuando dentro de 5 años el que dé las palmadas desde el banquillo sea el indeseable Garrulo. Aprovechemos estos últimos coletazos de un madridismo libre y universal. Es deber señalar también la buena disposición de Cristiano, que pudiendo ser uno de los mejores jugadores del mundo se estaba convirtiendo en el más irritante. ¿Cuánto pagaríamos por ver la charla entre dinosaurios portugueses? Participativo, generoso y determinante en los últimos metros, ésta es la orientación que creo mejor puede venirle a Cristiano y al equipo.

La segunda parte empezó con Casillas de actor secundario, con una bonita parada minutos después de estirar su musculatura intercostal volando a pocos centímetros del suelo ante un tiro españolista. Entretanto, los jugadores madridistas nos mostraban lo mejor y peor de su catálogo. Di María las rabonas, el gambeteo y breves seminarios sobre gamberrismo en el césped, y Lass sus pases hacia atrás al delantero contrario, al estilo del 2-6. En el 60′ expulsaron a Pepe, y yo vi pocas veces las repeticiones, porque ese fútbol me hastía un poco, pero la sensación era que con el Ujfalusi-gate van a caer tarjetas en packs de 12. Así fue, pocos minutos después.
Higuaín mientras tanto deambulaba por el terreno como deambulan los delanteros, con poquísima repercusión en el juego, si acaso en la salida rival del balón. Como su estado de crisis permanente parece que no pasa y lo señala todo el mundo, me gustaría señalar la facilidad que tiene para hacer controles orientados, que le dejan en posición franca para el disparo. Sólo una pierna kilométrica, una maraña de defensores o una parada pueden evitar el gol. En este caso, Kameni evitó un precioso gol. Higuaín, antes de aparecer para marcar, hizo dos bellos controles, aunque a mi me sigue preocupando esa losa post-lyonesa.
Tras la expulsión de Pepe, Mourinho dio entrada al Opositor y a Sami Khedira, el hombre con futbol subterráneo e intrahistórico. El Madrid pasó a un 4-3-2 y parece ser que la «entendida afición del Bernabéu» runruneó con el cambio. Para la próxima vez que nos quedemos con 10 en el 60′ con un equipo en construcción ganando 1-0 sacamos a Sandro, a Guti y a Pedro León, no te jode. Cómo odio a los putos piperos. Fue tras la expulsión de Pepe cuando Alonso se dignó a aparecer en el partido. Con el equipo más agrupado, Alonso dio consistencia al grupo.
Comienza a gestarse un importante movimiento antialosista -a mi me llega vía twitter- y sinceramente, aunque reconozco que Alonso está mal, el resto me parecen alucinaciones premenopáusicas. Nos hemos pasado 8 años vagabundeando por Europa y buscando como muertos de hambre un centrocampista, y cuando lo tenemos, resulta que es lo peor tras Raúl. Pregunto por soluciones viables a los iluminati antialonsistas. Eso excluye a Gago y a Lass casi por definición -en estos momentos prefiero al argentino-, y Canales tiene 19 años. Delirante. Por último, Alonso nunca ha sido un creador, sino un distribuidor. No es lo mismo.
Salió El_Opositor con los apuntes de centros bien aprendidos, y el en 69′ y a la primera dejó en ridículo a Ramos, en un balón que el propio sevillano remató. Ramos, acto3. En este momento me gustaría romper una lanza -meramente futbolística- a favor del 4, ya que de lateral juega fuera de lugar (en cierta medida le pasa lo que le ocurrió a Puyol). Urge que pase al centro lo antes posible; de 2, para emergencias. Poco después el siempre bienintencionado Duscher se tatuó los dientes de Higuaín en el codo, e imagino que le caerán de 4 a 12 partidos y toda la prensa socialdemócrata llorará sangre viendo las imágenes del olécranon de Duscher incrustado en la boca de Higuaín.
Marcó Higuaín, como marca él, con terquedad y sequedad, al palo corto, con la izquierda, a pase de un valioso Cristiano. Parece misión imposible, pero si Cristiano integra su juego en el equipo, será por fin el jugador total. Y para el final, la guinda: jugaban Marcelo y Lass en el costado, el francés -no se cómo- avistó a Karim, que había salido a pasear a sus dos perros al pasto del Bernabéu, hizo amago de tirarles el palo y le regaló la pelota al Español de la forma que más le gusta a los delanteros. Bellísimo.
Cuarto partido de liga (un gol en contra). Inquietarse con este equipo y este entrenador es propio de dañinos o ignorantes; si no, no hay motivo. En cuanto las ocasiones entren, se definan los 16 titulares y se memoricen movimientos ofensivos y defensivos, seremos la antítesis de la propuesta buenista, perroflaútica y tikitakera de la periferia. Seremos una antipática máquina de matar; y estaremos orgullosos de serlo. ¡Hala Madrid!
– Real Madrid: 3 (Cristiano Ronaldo (pen.), Higuaín y Benzema)
– Español de Farsalona: 0
Incidencias: Nuevo concierto de la filarmónica zombi en la grada. El árbitro le daba al jaco.
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