Las cosas de Traidorín

Le tocó hablar a Higuaín hace un par de días en rueda de prensa, y como era inevitable, surgió el tema de su frustrada salida del Madrid. En una situación como ésta, en la que es imposible salir airoso digas lo que digas, hay que intentar minimizar daños, pero el Pipa prefirió huir hacia adelante: no sólo no reconoció culpa aguna sino que intentó ponerse medallitas, con frases como «Me quedé por nuestra afición», «el proyecto del Madrid me ilusiona» y otros lugares comunes muy poco convincentes. Esto lo hizo con la connivencia del Diario Macarra, que al día siguiente le dedicaba casi toda la portada loando su indudable madridismo: «¡Rechazó una oferta mareante!». Portada que, por cierto, se unía a la de hace unos días, que nos hablaba del «desafío de Higuaín«. Ya vale de tanto paripé, hombre, vamos a hablar claro.

Higuaín se quería ir del club y si no lo ha hecho es porque las cosas no le salieron bien. Ciertamente es la primera vez que ocurre esto con un jugador, pero en su caso dio mucho el cante, debido tanto a sus declaraciones de fin de temporada («estos cuatro meses me centraré en el Madrid») como a las constantes filtraciones de su entorno (Pipa senior). Si padre e hijo hubieran sido discretos, igual no nos habíamos olido nada y ahora estaríamos todos tan felices, pero ambos se encargaron de prácticamente radiar la salida del jugador. Sin embargo, los planes se torcieron: nadie estaba dispuesto a pagar un precio fuera de mercado (más de 50 millones), y el Pipa volvió con el rabo entre las piernas. Olvidó el principio de los monos: no puedes soltar una rama hasta tener otra agarrada.

Ahora nos encontramos con una situación incómoda. Quizá no para entrenador y plantilla, pero yo como aficionado siento que el tío es un jeta. Su respuesta a Rosell en la rueda de prensa fue cojonuda, pero eso por ahora no me basta. Esta mala impresión se agrava porque creo que el jugador se está comprando una campaña de limpieza de imagen: ojo a Marca en las próximas semanas, sospecho que habrá contrapartidas en forma de entrevista exclusiva o similar. Eso que sepamos, porque las filtraciones del vestuario suelen gestarse en casos así. Hombre, quizá es casualidad que Higuaín sea el único jugador madridista, a excepción de Íker y Jesé, al que Marca ha dedicado la portada (y dos veces) desde el final de la Eurocopa, pero en estos temas creo poco en las casualidades. Lo de la «heroicidad» de «rechazar» 7 millones de la Juve me toca mucho los cojones, sobre todo porque los turineses nunca tuvieron el dinero para ficharlo. Higuaín siempre ha tenido un rendimiento notable, y seguramente este año también sea así, pero su actitud y entorno me hacen pnsar que podría surgir un problema de «feeling» con el club más pronto que tarde. De momento, papi ya ha ido a preguntar por lo suyo.

Dejando aparte el «affaire» Higuaín, hay calma chicha en lo relativo a fichajes. Nos cuentan que se podría cerrar ya mismo el pase de Gago al Violencia por 8 millones, y habrá que estar muy atentos, más que nada por si hace falta que algún aficionado lo lleve hasta allí por el medio que sea (moto, coche, vespino, patinete, a caballito…). Modric estaba a dos millones del Madrid hace cuatro días, y parece que todavía no han aparecido esos dos kilos. Habrá que vender unos miles de camisetas más. En cualquier caso, parece que en club hay un hermetismo total, porque es el verano más tranquilo que recuerdo, y parece que no se repetirán escenas de puro bochorno como la de «Sólo falta que pague el Madrid«. Y casi mejor, porque estas cosas pueden acabar muy mal, como ilustra la viñeta de OH! Si nos dicen hace unos años que íbamos a meter en vereda a la prensa no se lo habría creído nadie, ¿eh?


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¡Ya están aquí!


– ¡Hola, Lass!
– Hola, culitos tiernos. Os veo en las duchas.


– Coño Sahin, ¿qué te ha pasao?
– Es que al año pasado compartí cuarto con Callejón y…


– ¡Qué pasó, pibes!
– ¡Coño, Traidorí
n!


– Y pensar que mi pelo es de los más discretos este año…


– Snif, snif… chavales, ¿no huele un poco a cadáver?
– ¡Chsssst, que no te oiga Kaká!


– Exijo tu alma. Ahora.

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Más sobre la chapuza del Bernabéu


Gráfico publicado por el diario ABC.

Hoy ABC amplía cosas sobre el proyecto del estadio, que será aún más cutre de lo que vaticinaba ayer (ver informe completo aquí y aquí). Curiosamente, han publicado un gráfico muy parecido al que yo ofrecía ayer (si fuera cierta paginilla, diría que «me copian», je je), gracias al cual conocemos nuevos datos. Resulta que de los aproximadamente 72 metros disponibles en el lado de Castellana, sólo hay autorización para construir… ¡en 24! Incluso aunque se aprovechara el espacio de los actuales pasillos del Bernabéu (unos 7 metros de anchura), huelga decir que estaríamos ante un centro comercial bastante limitado. Auténticas virguerías arquitectónicas habrá que realizar para dar un ambiente «de lujo» a unos comercios situados en un pasillo más bien estrecho.

Si hemos de creer el gráfico de ABC, el edificio de la tienda quedará también albergado bajo la cubierta (una de las dudas que expresaba ayer), teniendo el conjunto una nula simetría. También quiere construirse un hotel, aunque no tengo muy claro en cuál de las dos fachadas iría. Para mí lo más lógico sería añadir alturas al edificio de la tienda y poner el hotel en los últimos pisos, pues si se hiciera en el lado de Castellana sería imprescindible subir notablemente la altura de esa fachada (la idea es que se puedan ver los partidos desde las habitaciones). Sería una obra más complicada de lo que ya es, que además haría que el conjunto pareciera cualquier cosa menos un estadio, y privaría de más luz solar al sufrido césped. Sin embargo, añadir pisos a un edificio es muy sencillo, seguramente quedará mejor y se perdería menos luz solar. Aparte de todo esto, se confirma la ampliación del aofro en 10.000 localidades, el único aspecto sin pegas de todo el proyecto. El conjunto debería estar concluido para la campaña 2015-2016.

Llama mucho la atención la segunda página del informe, firmada por un tal Tomás González-Martín, que aún se debe estar quitando restos de lefa de Floren de entre los labios. Si hemos de creer su texto, éste es el proyecto arquitectónico más inspirado desde las Pirámides, marcará todo un hito y cambiará para siempre la forma de concebir los recintos deportivos (como si en América no llevaran casi 20 años haciendo pero bastante mejor). Ni una pega, ni una duda sobre el más que dudoso resultado estético, sobre el escaso espacio disponible y sobre lo engorroso de construir sobre una estructura ya parcheada. Por supuesto, Moneo y Foster son la créme de la créme, unos visionarios listos para asombrar al mundo con su interpretación del madridismo. La idea es que «un aficionado pueda quedarse a vivir ahí si lo desea» (Toñín, ¿ a qué esperas para pedir la concesión de una taberna?). Sólo queda aplaudir con las orejas, y preguntarnos cómo habíamos podido vivir hasta ahora sin este mamotreto multicapa.
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Bernabéu: el engendro que viene


Pinchar para ampliar.

Desde hace tiempo, Florentino Pérez tiene el propósito de maximizar los ingresos que proporcionan las instalaciones del club, sin duda animado por los datos de otros clubes europeos, los cuales consiguen financiar gracias su estadio buena parte de su presupuesto anual. Con este objetivo, hace ya más de un año que se presentó un proyecto para la enésima remodelación del Bernabéu, que consitiría en colocarle una enorme cubierta encima, creando un amplio espacio interior que albergaría un centro comercial y también posiblemente un hotel. La propuesta, ya aprobada en Asamblea Ordinaria de Piperos, venía acompañada por una presentación gráfica puramente conceptual, con unos diseños que imitaban el del Allianz Arena de Múnich. La prensa española, con su rigor habitual se apresuró a presentar dichos gráficos como el diseño definitivo, dando por hechos detalles ni mucho menos decididos como la superficie luminosa.

Lo cierto es que el concurso del proyecto no se presentó hace hace apenas un mes, y ya se ha realizado una criba de los candidatos. Pero antes de pasar a eso, primero voy a analizar la viabilidad la obra. Para mí uno de los problemas de querer poner una especie de cáscara gigante al estadio es el escaso espacio disponible alrededor del mismo. En el lado más depejado, el que da al paseo de la Castellana, si se eliminan los «Jardines del Mundial 82» habría 72 metros entre la fachada y la Castellana, un espacio no excesivo pero sí suficiente para un centro comercial de cierta entidad.

Sin embargo, como puede verse perfectamente en la foto área, el espacio disponible en Rafael Salgado y Concha Espina es mínimo, contándose únicamente con los aproximadamente cuatro metros de anchura que ofrece la acera. Parece casi inviable la construcción de cualquier espacio comercial en tan estrecho pasillo. En cuanto al lado de Padre Damián, el actual espacio ocupado por la Esquina del Bernabéu ya ha sido comprometido para una zona verde, por lo que no habría ninguna instalación ahí, mientras que el edificio ocupado por la tienda de Adidas y las oficinas podría seguir ahí, incluso con más altura, pero sería imposible taparlo y que la cubierta tuviera cualquier aspiración de simetría. Así pues, la única opción de tener zonas comerciales en ambos lados del estadio y cubiertas bajo el mismo techo sería tirar también ese edificio, aunque en ningún caso el lado de Padre Damián tendría la misma anchura que el opuesto, por falta de espacio. Las últimas posibles remodelaciones serían gran aparcamiento subterráneo en el lado de Castellana y un techo que casi seguro no se hará, por el poco uso que se le daría y su gran costo.

Otro problema importante a resolver es qué hacer con la fachada actual del Bernabéu. Si el interior del nuevo centro da directamente al muro del estadio tal como está ahora, será una vista decididamente bizarra, como lo sería la de cualquier edificio dentro de otro edificio. En principio, lo más lógico sería cubrir el exterior con alguna clase de material que hiciera menos brusca la transición entre ambos espacios, una especie de muro encima del muro. Pero esta operación no resultaría nada sencilla, puesto que la actual fachada del Bernabéu es cualquier cosa menos lisa: no sólo aumenta en anchura según vamos hacia arriba, sino que tiene unos enormes pilares incrustados alrededor de toda la estructura, además de otros mucho recovecos y espacios. En suma, todo un desafío, que obviamente se deriva de la irreductible insistencia del presidente en permanecer en la Castellana, en vez de empezar de cero en Valdebebas, con todo el espacio y facilidades del mundo. Pero la cosa ya parece inevitable , y por lo que sabemos los dos últimos candidatos que optan a firmar la remodelación son el español Rafael Moneo y el británico Norman Foster. Vamos a repasar someramente las principales características de su obra.

Rafael Moneo: Al parecer, quedó traumatizado en su juventud por ser incapaz de resolver el Cubo de Rubik tras diez años intentándolo. Desde entonces, se dedica a construir cubos, o cuando no le es posible, cualquier poliedro lo más parecido posible (ejemplos aquí, aquí, aquí y aquí). Si vas por cualquier ciudad del mundo y ves un puto cubo marrón, lo más probable es que sea un edificio de Moneo.  En caso de que alguien se pregunte cómo este pavo ha conseguido colocar sus mier, éste, edificios por todas partes, han de entender que el mundo de la arquitectura -mucho más emparentado con el del comercio de arte que con el de la ingeniería- es extremadamente siniestro, y el tráfico de influencias es cosa común. Eso posibilita sembrar el globo de basura susceptible de derribo siempre que se esté convenientemente relacionado. Una ampliación del Bernabéu diseñada por Moneo sería algo soso, con muchísimos ángulos, probablemente con ladrillo visto y, en general todo un incentivo para sacarse los ojos.


Cualquier parecido NO es coincidencia.

Norman Foster: El principal servicio de Foster a la gloriosa nación española está ubicado en la «Cuatro Torres Business Area». Se trata de la Torre Caja Madrid, más conocida como el abrebotellas, un auténtico espanto en medio de lo que es un conjunto elegante y armónico. Foster tiene un estilo algo más variado que el de Moneo, aunque tampoco mucho. Sus edificios se dividen en dos tipos principales: los que tienen forma ovoide y los formados por rectángulos verticales. Pertenecientes a la primera categoría son el Reichstag alemán, el City Hall de Londres, la Free University de Berlín o el Edificio Gherkin, también conocido como «La polla». En la segunda categoría están la sede del Commerzbank, la Century Tower de Tokyo (quizá su edificio más feo) y el citado abrebotellas. A veces se reinventa y prefiere usar triángulos, como en la torre Hearst (con escalofriantes resultados) o plagiar la Opera House de Sidney como hizo con el auditorio de Glasgow (también conocido como «el bicho bola«). En general, si el edificio tiene mucho placas de metal bien visibles y vidrio azulado, Sir Norman se da por satisfecho.

En honor a la verdad, también ha tenido algún momento de inspiración, y sus edificios suelen ser muy bonitos por dentro, pero a mí desde luego no me conmueve generalmente. Decir que Foster ya ha diseñado un estadio de cero, el nuevo Wembley, que a mí me parece una puta mierda: un centro comercial totalmente genérico con un campo de júrgol en el medio y un arco en lo alto, por el módico precio de 950 millones de euros. Como nota curiosa, Foster está casado con la psicóloga española Elena Ochoa (sí, la de la tele) y vive a cinco minutos de Bernabéu. Esto puede significar bien que le tiene cariño al recinto y pondrá sus mejores esfuerzos en mejorarlo o bien que lleva años dando vueltas alguna idea grotesca que nos pondrá los pelos como escarpias. Foster es mejor que Moneo, y seguramente el favorito para ganar, pero también una apuesta arquitectónica casi aleatoria. Veremos con qué sale.

En cuanto al dinero, las obras, en principio presupuestadas en 250 millones de euros, se retrasaron debido a la falta de financiación, y ahora el coste se ha rebajado drásticamente, hasta los 100 millones, lo que sin duda una dificultad añadida. Me reservaré el juicio hasta ver el diseño definitivo, pero ahora mismo no espero nada bueno; más bien una obra complicadísima y unos resultados estéticos y de usabilidad muy cuestionables, que para colmo tendremos que comernos unos 15-20 años como mínimo. Sinceramente, ya que vamos a hacer este dislate de la cubierta, yo tiraría por un diseño que representara los verdaderos valores de la afición y lo que pasa en el estadio en cada partido, y eso es lo que le pedí a Quim Pons, que me mandó la imagen que véis bajo estas líneas. El diseño es brillante, pero podría llevarse más allá con la tecnología: por ejemplo la cubierta podría cambiar de colores acompasada con los pitos de los aficionados, creando así una gloriosa sinfonía audiovisual pipera. No sé si sería un estadio bonito, pero al menos dejaría claro a todo el planeta qué entienden los biempensantes oficiales como «el verdadero Madrid».


Diseño de Quim Pons (pinchar para ampliar).
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O tempora! O moros!

Los moros están invadiendo de nuevo Europa, pero no mediante Tariks ni Almanzores, sino con un montón de petrodólares para comprar equipos de fútbol y jugadores en tierra de infieles. Poca oposición están encontrando en un continente en el que casi nadie tiene cash para nada, mucho menos para gastarlo en tíos corriendo en paños menores. Así, tenemos ya a varios clubes que han aumentado su potencia económica en distintas medidas gracias a estos capitales exóticos, como el Manchester Shitty, el Málaga o el París San Yermón. Hay a quien esta «invasión» no le hace mucha gracia, pero en cualquier deporte profesional las inversiones son una bendición, el combustible que hace girar todo el negocio.

No es sólo que el dinero fomente la movilidad de los jugadores y la calidad de la competición, sino que afecta a la percepción de este deporte por parte del público: operaciones espectaculares como la de ayer del PSG, comprando dos futbolistas por 62 millones, llaman la atención de todo el mundo, y el aficionado tiene la sensación de estar siguiendo una competición «la hostia de importante». Incluso la gente no futbolera, a nivel de la calle (amas de casa, obispos…) acaba enterándose del asunto y dando su parecer. El fútbol gana, y rechazar a los moros por el hecho de que sean feos, huelan mal y quieren comprar a nuestras mujeres a cambio de camellos sería profundamente racista. No hay que temer una pérdida de identidad: en los 80 los japoneses se compraron medio Hollywood y siguieron haciendo las mismas pelis sobre nazis que producían los antiguos propietarios.

No obstante, yo propongo a estos empresarios árabes que le den otra vuelta de tuerca al espectáculo, y alguno asuma el control total de su club, sentándose no sólo en el palco sino también en el banquillo. Se realizaría así el viejo sueño de Dimitri Piterman, ese visionario a quien la España futbolística, siempre profundamente paleta, fue incapaz de entender. Yo digo que el que pone la pasta manda, y si le apetece jugar al PC Fútbol en la vida real, ole sus huevos. De hecho, creo que el entrenador-presidente sería una figura que podría acabar generando mucha simpatía. Y ya puestos, incluso podrían hacerse ficha de jugador, ¡¡con dos cojones!!

La otra cara de la moneda son los clubes tradicionales, algunos de los cuales están quedándose con lo puesto. Da un poco de penilla ver al Milan imperial, que en sus tiempos fichaba todo lo que se movía, vender jugadores como un Sporting de la vida para equilibrar los números. Pero bueno, que se jodan, el tío Berlusca no puede quejarse: hizo lo que le salió de la polla con el club durante muchos años, y también lo que le salió del mismo sitio en sus bunga-bunga de Arcore. Ahora llega de hora de plegar velas, abuelete. No es único el caso del Milan: en la Farsa tampoco hay un chavo para fichar, por la falta de crédito y por la nueva normativa «Fair Play», que pone un límite al porcentaje del presupuesto que un club puede dedicar a salarios. Muchos tendrán que vender si quieren comprar, o vender a secas si no quieren ser sancionados o desaparecer. De hecho, al pobre Glasgow Rangers ya le pasó el carro por delante de los bueyes, y se vieron obligados a disolverse tras más de un siglo compitiendo.


El magnífico Etihad del Manchester Shitty.

Sobre el PSG, está muy bien que tenga pasta y se refuerce con ambición. Tiene que haber al menos un club emblemático en cada país europeo, por lo que añade de internacionalidad y glamour a la Champions. Se reverdece además el recuerdo de aquel PSG pujante de los 90, que tanta guerra dio a un Madrid menor, y en el que militaban figuras como Ginola o aquella máquina de fútbol llamada George Weah. Ahora, con Ibrahimovic, Silva, Lavezzi o Pastore son una fuerza muy a tener en cuenta. No deja de ser un milagro que el minúsculo Montpellier les birlara la Liga. Por cierto que Ibrahimovic, culo inquieto, debe ser de largo el futbolista que más ha generado en traspasos de la historia del fútbol. ¡Es un activo con patas! Recuerdo haber leído en los 90 que los representantes de Ronaldo Nazario querían hacer lo mismo con su pupilo, aunque al final Ronnie no se movió tanto (ellos tampoco: acabaron en la cárcel).

Por mí, pueden seguir llegando todas las grandes fortunas de oriente medio a comprar clubes. Para nuestra agonizante Liga, sin ir más lejos, sería una noticia excelente que entrara capital en más equipos, y quizá así se restablecería una semblanza de competitividad. Otra posibilidad sugerente sería que los nuevos petro-clubes formaran una especie de nación de islámica futbolística (un G-14 a lo moro) y derribaran a la UEFA para formar la Superliga europea, visto que los presidentes nacidos aquí no tienen cojones para enfrentarse a un trilero como Platini. Que continúe la invasión y revitalice el cuerpo de esta Europa amuermada y esclerotizada. Allah’u Akbar!!
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Crónicas Piperas

Antes que nada, debo aclarar que soy de Facundo mucho más que de Churruca, el Piponazo o cualquier otra mierda moderna. Las pipas españolas han sido, de toda la vida, las del toro y el «Siento dejar este mundo sin probar pipas Facundo», las que compraba en el remoto pueblo de mi madre durante las vacaciones veraniegas y tanto solaz daban a esas calurosas tardes. Hace unos días contacté con la fábrica de Facundo, en Palencia, y les pregunté por su formato más grande, que resultó ser unos sacos de cinco kilos. Encargué dos. Estaba dispuesto a devorarlos en cuanto me llegaran, porque el verano es la única época en que me permito atiborrarme a pipas, pero aunque ya los tengo en casa la verdad es que ni siquiera los he abierto todavía.

Y es que me falta algo, un fichaje, o al menos un rumor «caliente caliente», algo que me permita hacer volar la imaginación y fliparme con un equipo madridista imbatible que siempre el terror el año que viene. No siento nada, como dijo el caradura de Bilardo cuando vino a entrenar al Sevilla. Cierto es que se ha «sorteado» el calendario de la Liga, pero francamente, a quién le importa: el campeonato nacional se jodió hace mucho, y además el Madrid lo va a ganar de calle. La resurrección del fútbol semanal pasa por un improbable cambio del reparto televisivo o por una Superliga europea, que necesitaría un caudillo con cojones para derrocar a la FIFA y la UEFA. Pero lo más parecido que hemos tenido a eso en los últimos años ha sido el presidente del Sión, que salió trasquilado. ¿Madrid-Valencia en la primera jornada? Pues muy bien, les meteremos siete e iremos a por al siguiente (con un puto partido de la Coja entre medias, por supuesto).

Escruto (¿escroto?) las noticias, aún en busca de algo que me conmueva. En Farsalona andan indignados por el «indulto» a Mourinho, que por lo visto dejó tuerto a un segundo entrenador en la Supercopa del año pasado, o le arrancó el hígado o cosa parecida (ya no me acuerdo, la verdad). Esto de sembrar la crispación y el hooliganismo más costroso todos los días del año debe ser un trabajo realmente gratificante, seguro que los redactores de Spork y Mundo Repulsivo se van a  la cama contentos por su servicio a la sociedad. Ah, pero ver la prensa catalana sí hace correr alguna chispa por mi cuerpo: ver lo perdidos que están sin sus dos gurús (Lapuerca y Guardiola), la rebaja de sus aspiraciones en fichajes (ellos, que siempre han querido presumir de estrellas, pese a la milonga de la cantera). Primero vendieron la quimera ridícula de Bale, luego la de Thiago Silva, después Javi Martínez, sin pagar la claúsula y pidiéndole cobrar menos (!!!). Ahora ya parecen conformarse con recuperar canteranos por cinco kilos. Casi me darían algo de pena, si no supiera la clase de alimañas que son. Este años nos vamos a cobrar todas las facturas, con propina.

Aún sigo mi periplo por la prensa… En Boca montan, ¡manifestaciones!, para que no se vaya Riquelme. Joder, eso sí que es estar mal, Argentina parece definitivamente irrecuperable; Drogba, «mejor goleador del siglo XXI» según la IGSXJSH, también conocida como «la fábrica de estadísticas estúpidas e irrelevantes»; Mancini renueva cinco años con el City (tal como adelantó Siro López). Pero de mi Mandril, nada de nada. Bueno, sí, que Morata será interor izquierdo. Interesante, pero no lo suficiente para abrir mis sacos de Facundo, que siguen esperando, del salón en el ángulo oscuro. Joder, ya sé cómo se sienten los directores de los deportivos madrileños, sin una mala filtración que llevarse a la boca, sin carnaza que arrojar a las masas famélicas. Florentino, Mourinho, sois unos cabrones: nos habéis robado el verano.
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Hagamos una escuela de hombres

https://youtu.be/S8it1Q1IlVA

Si con algo se ha  hecho demagogia en la historia del Real Mandril es con la cantera. Que si más cantera y menos de fuera, que si la Quinta del Buitre, que si Baúl, Puti y Pajillas… al final, parece que hiciera más mal que bien la cantera de los cojones. No iré hasta el extremo de decir que habría que prescindir de ella, pero sí que habría que reformarla en profundidad. No me refiero únicamente a reducir al mínimo el nivel de amiguismo que ha imperado tradicionalmente en la misma (ex-jugadores entrenando y sus hijos jugando); tampoco estoy pensando en el repugnante Ramón Martínez y sus trapicheos con Carvajal y García Quilón (aunque yo lo largaría ipso facto). No, me refiero a hacer un servicio a la región de Madrid y sobre todo a nuestra gloriosa nación, España (¡¡viva España!!). Y ese servicio, amigos, debe consistir en purgar a nuestra juventud de esa especie dañina y pestilente que la está pudriendo desde su mismo corazón: los canis.

Sí, amigos, según datos del IEMC (Instituto Estadístico de Mis Cojones), al menos cinco de cada diez madrileños menores de 23 años son canis, un tipo de joven urbano caracterizado por su procedencia de barrios casposos, su escasísima cultura y una estética que hace sangrar los ojos. Y desgraciadamente un altísimo porcentaje de los canteranos actuales del Madrid pertenece a esa especie. Voy a ser totalmente sincero: si un tío, aunque tenga más calidad que Maradona y Zidane juntos, me hace sentir vergüenza ajena viendo las pintas que lleva y cómo habla, prefiero vendérselo al Paleti por diez euros. Sí, soy un radical de la clase, el glamur y el saber estar. Para lograr este nobilísimo objetivo tenemos que revertir los efectos del calamitoso sistema educativo español, sin duda el peor de todo occidente, y  tomar una medida extrema: educar nosotros mismos a los chavales.

Esto puede parecer una quimera, pero puede lograrse materializando por fin el viejo proyecto de tener una residencia para canteranos. Antiguamente, cuando fichábamos a algún paletillo de provincias lo llevábamos a una pensión de mala muerte en un barrio de putas, imagino que para que aprendieran lo que es la vida. Aunque no le niego al método cierta eficiencia, al final sólo servía para que muchas promesas ni se plantearan fichar por el Mandril. Luego Ramón Calderón -ese hombre- comenzó a construir una residencia, pero en terrenos prohibidos, por lo que hubo que derribar todo lo que se había hecho. Ahora, por fin, se está levantando una nueva, que debemos aprovechar para el citado objetivo educativo. En aras de esta meta, sería imprescindible convertirla también en una escuela de mandrilismo a la que todos los chavales, madrileños o de fuera, acudieran a diario para recibir al menos dos horas clases. En ellas se inculcarían los siguientes principios y reglas:

– Un jugador no es más por ser canterano. De hecho, es un mierda que le está costando dinero al club y debe dar las gracias todos los días de tu vida por poder lucir ese escudo sagrado.

– Todo chaval que firme por el Mandril tendrá terminantemente prohibido hacerse tatuajes, en lugares visibles o invisibles. La ruptura de esta norma implicará la expulsión del club hasta que el tatuaje desaparezca.

– Lo mismo se aplicará a los peinados extravagantes o las mechas. El que rompa el código de cabello deberá raparse la cabeza por completo si quiere volver a entrenar.

– Todo aquel que comparta cualquier tipo de comida o bebida con un periodista o dé una entrevista que no sea a la web del club, será expulsado del mismo seis meses. También se les dará una lista de representantes incompatibles con la condición de canterano madridista.

– Se impartirán clases de cultura general y de historia del mandrilismo, desde los hermanos Padrós a Florentino, pasando por Bernabéu, Saporta, Ciriaco y Quincoces, el 11-1 a la Farsa, Ricardo Zamora y la madre que los parió a todos.

– Asimismo se darán clases de urbanidad y comportamiento en público. Se prohibirá terminantemente escupir o vaciarse la nariz en el campo, así como simular faltas. Se darán unas mínimas nociones sobre cómo hablar ante un micro y se eliminarán feos vicios del habla como el ejqueísmo y las coletillas.

Inculcando estrictamente todos estos principios es posible que algún día, dentro de aproximadamente una década, los jugadores de la cantera realmente den un valor añadido al club y sean hombres hechos y derechos. Hoy día se habla mucho de valores, palabra bajo la cual se disfraza la hipocresía, la demagogia buenista y un claro empeño en crear jugadores insulsos; si realmente se pensara en los niños, nadie pondría de ejemplo a un descarte genético como Andrés Iniesta. Vista la situación, el Madrid debe responder a esta ofensiva propagandística formando a sus jóvenes en principios de auténtico valor y utilidad, tanto para el club como para la patria: los valores mandrilistas.


Me cago en los tatuajes de Jesé.
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