Tras un largo y cálido ver-ano (al que aún le queda, en realidad) vuelve el vértigo de la competición oficial, con dos títulos que muchos consideran menores -Supercopa de Europa y de España- pero que no obstante quedan anotados en el palmarés. Quiero ser totalmente claro a este respecto: los seis trofeos que hay en juego este año no deben verse como premios individuales, sino como un único título -llamémoslo sextete o como quedamos-, por el que debemos luchar con todo nuestro ahínco mientras sea posible lograrlo. Realmente hay que ser muy gayer y resignado para decir que no pasa nada por perder un título, como si nos sobraran. ¡¡Nunca!! Cada vez que alzamos plata al cielo, aparecemos en los periódicos de todo el orbe, y en algún rincón del mismo, un tipo de exótica raza piensa: «¡¡Coño!! ¡¡Necesito ser Mandril!!» Nuestro negocio es el imperio, y de ningún modo podemos mostrarnos torpes en este aspecto que la Far$a manejó con maestría.
Pero además estos partidos son un gran test deportivo: seguramente no en lo futbolístico ni en lo físico, pero sí en lo mental. Pese a lo temprano de la temporada, no hay excusa ninguna para no tener, desde ya, la concentración máxima, esa que se necesita en los partidos más exigentes y en las finales. Si no salimos con una actitud avasalladora en estas dos Supercopas, ya podemos olvidarnos de rendir cuando llegue lo gordo, a menos que nos vuelva a asistir Santa Potra, la patrona del club. Los rivales ciertamente son asequibles: el Cerdilla es un equipo de barrio, y una victoria en Cardiff hará de Gales una región madridista para los restos. En cuanto a los colchoneros, nuestras putitas, será especialmente satisfactorio volver a someterlos: debemos mearles en la boca, que se lo beban y nos den las gracias. Y si se resisten, será en su cráneo seccionado donde meemos.
El tema más que candente, por supuesto, será la portería, debate teóricamente cerrado para Cardiff por la anunciada titularidad del Topo. Pero cuidado porque, dicho anuncio pudo ser una maquiavélica treta de Ancelotti para no aumentar aún más el caos. Lo cierto es que mañana puede poner a quien le salga de su italiano nabo, y de hecho una mayoría de encuestados fansistas piensan que será Gaylor Navas el titular. Sería una gran forma de señalar al mostoleño lo que le espera esta temporada, ahora que la defenestración de López es un hecho. El gallego ha sido el último de una larguísima lista de víctimas de los caciques del vestuario, criaturas despiadadas que exigen continuos tributos de sangre durante los últimos años de su carrera. Lástima que al Madrid le guste tanto criarlos.