Mírate al espejo. ¿Qué ves? Seguramente seas un tipo feúcho y calvete, con patas de gallo, los dientes algo ennegrecidos y micropene. Es muy posible que tengas un trabajo más bien mierdoso, con un sueldo mediocre; incluso puede que no tengas estudios. Vamos, que probablemente seas una total medianía. Pero por poco que valgas, siempre habrá algo que te eleve unos centímetros sobre la masa y te acerque, siquiera mínimamente, a lo sublime: eres un mandril. Anoche el equipo blanco se desempeñó en Cardiff con la jerarquía de un Genghis Khan, y si la Juve albergaba alguna ligera esperanza de rozar el trono, enseguida entendió que tendría que intentarlo contra enemigos menos colosales.
¿Jugaron mal los italianos? Pues tampoco. De hecho, diría que se aproximaron bastante a su mejor versión, y si no hubieran tenido delante al Madrid hasta les habría llegado para ganar. De hecho, los vikingos salieron en modo «relahao» y a punto estuvieron de pagarlo caro. Pero enseguida salió a relucir el factor determinante de la final: la diferencia de calidad hombre por hombre era demasiado alta, y sin las ventajas tácticas del doble partido esto supuso un hándicap insalvable para los juventinos. ¿Cómo cortar la jugada del primer gol, con Kroos, Cristiano y Carvajal meándose a la mejor defensa del mundo a base de potencia, velocidad y primer toque? Buffon puede ser una leyenda, pero el remate de primeras y curvado de Cristiano resultó imparable.
Pese a todo, la Juve logró meterse en el partido con el golazo de Manchuki, pero a partir de ahí no ofrecieron mucho más. Les faltaba plan, calidad y pegada para enfrentarse a la mejor plantilla del mundo, que además estaba afinada e hipermotivada. Puede hablarse de suerte en el gol de Casemiro (sin ella, difícil marcar desde 35 metros), pero su remate fue excelente, con la fuerza y dirección necesarias para que cualquier rebote lo hiciera letal (gracias, Sami). Glosaremos durante muchos años el milagro de este mediocentro de clase mundial que surgió casi del éter. Con todo, el asesino del partido fue Modric, inventándose una ruptura por la esquina derecha (bien Carvajal devolviéndosela sin complicarse) y sacando un centro que sólo necesitaba un rematador como Cristiano, el que «nunca marca en las finales». Con ese 1-3, todo el mundo sabía que el partido había terminado.
Es un tanto chocante ver a un finalista de Champions bailar al otro cuando aún falta casi media hora para el final, pero el Madrid habría sido incapaz de encerrarse atrás para asegurar el título; nuestro jugadores son depredadores, olieron la sangre y su única opción era buscar el cuarto a base de florituras. Entró el ídolo local Bale, que completó la fiesta, y luego Asensio, que completó la goleada tras la expulsión de Cuadrado, redondeando una victoria inapelable, la más abultada en una final desde aquel 4-0 del Milan al Barsa en Atenas. Aquí tenemos las declaraciones exclusivas de un jugador juventino nada más concluir la final:
P: ¿Os esperábais un Madrid tan dominador?
R: Mimimí.
P: ¿La clave ha sido la famosa pegada del Real, o simplemente han tenido más fútbol?
R: Mimimí.
P: ¿Puede alguien ganar a este equipo?
R: Pupupú.
Así pues, el Madrid observa la creación desde lo más alto, con una supremacía brutal: saca 5 Copas de Europa a su más inmediato perseguidor y como mínimo dobla a todos los demás. Ha cerrado una simetría perfecta, con 6 títulos en su época clásica y otros 6 en la contemporánea. Lo ha hecho, además, restregando su enorme rabo en la cara de los «expertos» de la prensa mundial, que dieron preferencia a sus fobias sobre el análisis ponderado, dejándose por el camino cualquier credibilidad que pudieran tener. Ha sido una victoria tan rotunda, tan ejemplar, que algo ha hecho crack en el corazón de nuestros enemigos: el mismísimo Spork reconoce la justicia de nuestro éxito, y nos pone como ejemplo para el Parcas. Incluso en esa delirante dimensión alternativa llamada Yoyas han tenido que admitir la superioridad merengue, emitiendo un certero diagnóstico: «La tenemos muy adentro».
¿Y ahora qué? A seguir igual, por supuesto. Empieza el mercado de verano, y en 3 meses veremos con qué armas cuentan los equipos que participarán en la nueva contienda europea. Sería un error conformarse con la doble corona, pues lo que hoy parece excepcional, el tiempo lo relativiza. Por ello es necesario ganar todas las Copas consecutivas posibles, logrando un hito que realmente sea recordado durante generaciones. Pero tiempo tendremos para hablar de nuevos retos; por ahora, disfrutemos del éxito y de la pleitesía que la prensa mundial rinde al glorioso dodecacampeón de Europa.
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REAL MADRID C.F. – TIRANO DEL UNIVERSO
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– Señorito Iván: 4 (Ronaldo (2), Casemiro y Asensio
– Azarías: 1 (Manchuki)
Incidencias: Todos maman rabo merengue.
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