
Aunque a menudo el baloncesto madridista se ha visto aislado de su hermano de los pies, lo cierto es que ambas secciones han llevado vidas bastante paralelas. Tanto es así que ayer ganamos la liga 34, que se corresponde casi exactamente con las 33 fútbol; en Copas del Rey el balance es 27-19 (¡hay que ganar esa vigésima de fútbol), y en Copas de Europa, 10-13. Por supuesto, este nuevo título es un gran éxito de Pablo Laso, cuestionadísimo a lo largo de la temporada pero que con este doblete histórico (lástima perder la Copa contra un Parcas en derribo) se consolida definitivamente como el «coach» para muchos años. A estas alturas conocemos bien sus defectos, pero nadie puede negar que su método da resultados, y por fin tenemos una plantilla equilibradísima, que incluso puede permitirse prescindir de jugadores a priori estelares como Rainbow Randolph.
El calendario del basket es muy caótico, y realmente las ligas deberían cerrarse antes que la Euroliga, pero como este año hemos conseguido los dos títulos no importa. Es especialmente importante haberle ganado el campeonato al Tau Ceti y además en su casa, porque todo apunta a que será nuestro principal rival nacional en los próximos años; con un Valencia muy venido a menos y un Barcelona sin plantilla, sin entrenador y sin cojones, el proyecto vitoriano parece el único que nos puede hacer cosquillas, más en una temporada donde albergarán la Final Ford. De ahí a importancia de hacerles ganado la Liga a domicilio, un precedente que puede pesar mucho dentro de once meses.
Entramos en la era post-Doncic con un justificado optimismo: Campazzo y Llull son garantías absolutas para cubrir los minutos del esloveno, y el resto de la plantilla está bien engrasada, incluyendo a veteranos que aún forman parte de la crema europea (Rudy, Felipe, Carroll). Es una lástima que Liga y Euroliga sean dos estructuras francamente arcaicas y con sin apenas empuje económico (su inexistencia televisiva es simplemente letal), pero el Madrid vuelve a estar por encima de las circunstancia de su entorno. Siguiendo este camino es inevitable la llegada de más éxitos.
https://youtu.be/34KSGXT44J0
En fúpgol me ha encantado el fichaje del portero ucraniano, porque desmonta muchas teorías canallescas (desde Curtuá al conflicto por Keylor) y porque decididamente apunta a un modelo de fichajes mucho más racional que el tradicional, una política a la Monchi. Traer un portero joven y prometedor que pueda ser suplente pero también coger la titularidad en cualquier momento es simplemente la elección perfecta; el Madrid de los jovenasos ha venido para quedarse. Además es un meta alto y extranjero, ni siquiera latino, todo un anatema para los piperos, tan obcecados en el arquetipo «portero español de 1,85».
Ojo, que igual todo ese dinero se va luego al papel albal y se nos queda cara de gilipollas, pero por una vez es un placer ver gastar al Madrid comedidamente y con inteligencia. Otro par de fichajes sub-50 de estos, esquivar la bala Neymar y nos habrá quedado una pretemporada de lo más apañada; sincemente, dudo que Lopetegui pueda quejarse del material con el que va a trabajar.