Ya es un clamor: el club está tieso como mi polla; no tenemos ni pa pipas, y eso siempre es grave en el Bernabéu. Pero no por ello vamos a renunciar a competir, porque afortunadamente el presi tiene un plan. Últimamente está recuperando la audacia de sus primeros años en el cargo y haciendo apuestas arriesgadas, como promover una Superliga uropea o rejuvenecer radicalmente la plantilla. Son estos jóvenes efebos, casi prepúberes, los que están destinados a salvarnos el culo en un futuro no muy lejano.
¿Pero realmente puede hacerse un cesto con mimbres tan tiernos? ¡Claro que sí! Basta con echarle güebos. Observemos la alineación que encabeza la entrada, la cual bien podría ser un equipo habitual del Madrid antes de 5 años. Sé lo que van a decir los amargaos de siempre: que con ese equipo nos ponen mirando a Cuenca. Aaamigos… ¡¡sois unos mierdas!! Lo cierto es que lo único que necesita un jugador con calidad por encima de la media para triunfar en un grande es fliparse, creerse un número uno. Basta con repetirle a estos chavales «¡¡eres la hostia!!», y la gran mayoría acabará rindiendo como si fueran fichajes de 150 kilos; al tiempo. Hombre, alguno saldrá rana como Ausencio, pero para eso está el Farsenal, el Milan y similares, para servirnos de vertederos, y encima pagando. Cuando unos falle se pilla otro jovenaso y a volar.
A alguno le llamará la atención que esté Lunín de titular en vez de Pichabrava, pero sinceramente, es muy probable que para entonces este último haya pillado la sífilis o similar, y no esté para muchas historias. Además, cualquier jugador que supere los 25 en el Madrid Jovenaso es una anomalía.
Lo mejor de todo es que es un equipo barato barato, con jugadores a coste cero o que habrán costado unos treinta millones de media. La excepción sería Frapé, que sí saldrá por un pico, pero una cosa es ser ahorrador y otra que te acusen de pobre; eso nunca. Qué queréis que os diga, me sale la ilusión por el ojete. Creo que Flópor tiene la idea de retirarse cerca de las 20 Chempions, y con este plan tiene muchas posibilidades de lograrlo. ¡¡Maricón el que no vaya a Tsibeles!!