Bueno, bueno, bueno, uno de esos días en los que no pasa nada, como aquel que dice. En los Yesei, 250 millones de gringos con derecho a voto se la juegan entre mantener lo que les queda de libertad individual y económica o pasar a una dictadura suave donde la narrativa izquierdista, el control estatal, el expolio fiscal y el victimismo de las minorías dominen la vida del país. Confío mucho en el carisma y poder de convicción del tito Trump, pero a decir verdad han movilizado tantos recursos en su contra que es difícil estar plenamente convencido de la victoria. Los malos se lo juegan todo (prestigio, dinero, poder, carguitos a repartir), y además se consideran justificados por la «misión divina» de deponer al malvado Trump, por lo que absolutamente ninguna trampa ni triquiñuela es descartable. Los halcones guardianes de la democracia deberán estar ojo avizor, y en caso de detectar cualquier posible fraude actuar con la mayor contundencia.
Si gana Tromp, seguiremos jodidos pero aún tendremos una oportunidad de luchar, tanto en el terreno de la libertad de expresión como en el económico. Si sale la marioneta de los que manejan el cotarro, preparaos para la sonda anal de Google (próximamente en todos los culos), confinamientos hasta la parusía y una situación económica tan boyante como la de Bosnia Herzegovina en 1995. En caso de que ocurra esto último, os recomiendo vender vuestro pisucho e iros a una casa en el campo con una despensa enorme, llenarla de toda clase de productos no perecederos y cerrar bien todo el perímetro. Comprad armas, un generador eléctrico, un depósito gigante de gasolina y parapetaos ahí dentro, porque vendrá un invierno laaargo y bien jodido; si veis a alguien acercarse, gritad «¡Viva Biden!», y si responde «¡Viva!», le voláis la cabeza. Así hay que gastárselas en esta nueva normalidad.
¿Y en fúrbol? Pues nos visitan unos italianos maricones que quieren echarnos de la competición que nos pertenece por derecho: la Champions, conocida en la época covídica como Copa Johnny. El equipo empezó la temporada mal, con peor cara que Pedro Sánchez delante de un polígrafo, y aunque es cierto que vamos recuperando el pulso, quizá hayamos llegado tarde. Superado el compromiso ante el Huesca, en este choque es de esperar un once más ortodoxo; competitivo sí, ¿pero lo suficiente? Perdida la fe en las carreras hacia ninguna parte de Vinicius 6 palotes, nos toca fiarnos a la calidad pringosa de Hazard, el talentino zampabollos. No es que sea el único que puede marcar, pero digamos que el resto de efectivos atacantes no está causando mucho terror en las defensas contrarias.
Aún queda mucha fase de clasificación, pero una derrota hoy combinada con victoria del Donetes nos dejaría en una situación… incómoda, por no decir que en la puta calle. ¿Cuándo fue la última vez que el Madrit no pasó a las eliminatorias de Champions? No lo sé, pero seguro que el mundo era un lugar más estable y ordenado que ahora. Hoy día, semejante descalabro (daría igual quedarse fuera de todo que ir a la infamante Sevilla League) haría derrumbarse el último muro de contención de la patria, especialmente si llega junto con una victoria de Joe Bidet. Las consecuencias incluirían la segregación de Catalufia, la proclamación de Pdr como presidente interino para tres décadas, el nombramiento de Óscar Camps como ministro de Exteriores y un sex tape de Dolores Delgado con Baltasar Garzón. Dicho de otro modo: si el Madrid es el último estándar que queda, imaginaos lo que pasará si desaparece.
En fin, que eta noche podemos irnos a la cama diciendo «¡al loro, que no estamos tan mal!», o teniéndola muuuy adentro y contando las horas de existencia que nos quedan. Pero oyes: al fin y al cabo, ¿qué es eterno en este cosmos?