Pa habernos matao

Custer

No vi el partido porque ya os comenté (aunque el Guardiópata no lo guardó) que el Madrid-Chelsea era un sufrimiento innecesario pero por lo que leo fue lo de siempre: Benzemá y sus amigos. No hay un 7 ni un 9. No hay ná. Ná de ná. El Niño de la Guerra y la Tita de la Paz funcionando a velocidad tortuga. Los pobres no pueden más. Hay que fichar a gente buena y como no hay pasta vendrán Payoyo y Pajarete. En fin… La Champion pone a cada cual en su lugar. Si el Chelsea es mejor equipo pues nada, chicos, a saludar como caballeros y para casa entonando hermosas melodías. Son más rápidos y más fuertes aunque siempre ocurren milagros. Es fútbol. A veces suceden cosas raras. Recomiendo sin embargo que Gagá empiece a pensar en la próxima temporada. Espero que el Madrid me haga caso y se fiche a Hans-Dieter Yoda de entrenador. Me ilusiona la idea. Odia al Bayern y eso es siempre muy buena señal. Se ha peleado con todos esos hijoputas dopaos. Veo en Hans-Dieter Yoda a un madridista de corazón. Venga, Dodotis, échale huevos y vamos por él.

Rappol

Suele decirse que lo que no te mata, te hace más fuerte. Y teniendo en cuenta que la actual heróica del equipo se reduce a echarle unos pulsos tremendos al azar, alineando unos laterales para pegarse dos tiros, una media que está tiesa y un par de delanteros-no-delanteros que tienen que correr cada partido más de lo que andaría un marcador persiguiendo a un Roomba que fuese hasta arriba de anfetas y éxtasis por la pista más rápida de Flushing Meadows… pues empate y gracias, que también se suele decir.

Los primeros veinte minutos fueron un suplicio. Entre la lluvia, Kanté, Grimo, el otro negro, y el canijo que acabó marcando (mal ahí toda la junta de culata del equipo, empezando por la ruptura de la línea de atrás, siguiendo con la salida precipitada de Pijamita y terminando por el aculamiento suicida de nuestros centrales), Zisú puso «hombres» en el buscador de Spotify y le salió la canción de Chiquetete, ésa de «https://youtu.be/KaJ7fVPJLlM». A la Puerta de Toledo (mare), Kroos corría patrás casi dando cojetadas, y el Morciégalo directamente es que no tenía bofe ni para tirarle una sandalia a cualquier jugador azul (¡ay, lo que se echó de menos a nuestro https://youtu.be/29NM6ySmwfQ)… Una cosa muy siniestra.

Sin embargo, el equipo se recompuso un poco ante la enoooorrme vía de agua que atravesaba nuestro centro del campo y, liderado por un enorme (próximamente legendario) Karim Benzema Golazo de Nueve, nadó el resto del partido en el mar del Di Stéfano, y guardó la ropa para el próximo hijo que tengan Pilar y Sergio. Porque el resto del minutaje fue un aguantar que se le pasara la ventolín-ventolera al Chelsea, para jugárnoslo todo en Stamford Bridge.

En consecuencia, nuestras opciones pasan por volver a catar la droga y esperar que recuperemos un par de jugadores (Pajarito y Azul), e incluso alguna canción de Torrebruno que pueda despistar un poco a los locales. Porque otro equipo con el colmillo más retorcido nos hubiera hecho el amor cariñosa y repetidamente sobre la hierba mojada de Valdebebas (un Jameson sin hielo, por favor), tanto como para que nos concedieran el título de familia numerosa extra-especial-obra-social-RealMadrid.

Y, sin embargo, estoy confiante. Porque si estos jovenzuelos entrenados por Truchel no nos han puesto mirando a La Meca de Ceferino esta noche, lo acabarán pagando caro. Ayer fue nuestra noche de cagar sangre en semis. Ya no quedan más. Dos partidos más, hijosdeputa. Dos partidos más.

El Socio

Sí, bueno, ¿no? Los chavales no podían con los cojones, hasta el punto de que sospecho que llevaban hueveras para sujetarse las partes. ¿Pulisía es el Capitán América? A mí me recuerda más al Chico Percebe. Benzema, el Gato bajo la lluvia, nos devolvió a la lucha por Lo Gordo con un gol casi milagroso por el momento del partido, lo difícil de su ejecución y venir de un gilicórner; casi lo había logrado un ratito antes con un trallazo que destruyó un micrófono. Uno se pregunta cómo habría sido su carrera de no tener que ejercer de sidekick de Cristiano, y hay que admitir que fuimos algo injustos con él, cosa inusitada en esta casa; casi dan ganas de perdonarle aquel pecadillo de la extorsión. El hálpitro sólo jodió metiéndose en medio, veremos en la vuelta. No querría dejar de mencionar el tercer partido de la eliminatoria de basket, que parecía iba a ser la melancólica despedida de la Generación de Oro y acabó siendo la enésima demostración de orgullo, con una remontada casi imposible en el último cuarto. Por estadística toca al menos un partido relativamente cómodo contra el Efes, lo cual nos llevaría al quinto asalto, un final mucho más digno para este grupo.

En medio de toda la putridez, la verdad es que ayer los dos equipos se ganaron los garbanzos. Pese a quien pese, seguimos vivos.

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– Real Madrid: 1 (Benzema)
– Chelsea del Pueblo: 1 (Pulisía)

Todo está podrido

El presidente de la UEFA, organismo que debería ser un simple coordinador entre los clubes europeos y estar permanentemente abierto al diálogo con los mismos, habla de «rebeldes» como un proxeneta habla de sus putas o como un narcotraficante de sicarios que han desertado a una banda rival. En el frente arbitral, se priva de la victoria a un Madrid exhausto y heroico merced a una línea del VAR que mostraba la posición manifiestamente legal de su delantero; una semana después, su máximo rival, convenientemente y por enésima vez, acaba contra diez por una entrada que apenas amerita amarilla contra el niño dorado e intocable de la LFP. Con esto no digo que los árbitros no nos favorezcan nunca; en ocasiones lo hacen, como al final de la pasada Liga, aunque pienso que más por incompetencia que por cualquier otra cosa; pero cuando se adivina intención o «tendencia» en los errores, el equipo beneficiado es siempre muy claro; las estadísticas de rojas y penaltis acumuladas a lo largo de los años son simplemente demoledoras.

La cuestión es por qué seguimos viendo este pantomima, y hay algunas respuestas bastante sencillas: la enorme fuerza del hábito, cuando no del vicio; los contados momentos en que la competición sí es digna de ver; el deseo de socializar mediante la identificación grupal, ya sea en el trabajo, con los amigos o en páginas como esta; etc. Sí, existen motivos comprensibles para seguir presenciando este espectáculo frustrante y corrupto, pero debemos luchar por alejarnos de él, y sobre todo impedir que otros se contagien. Uno puede asumir que el fútbol es una droga y que los yonkis no se desenganchan, pero por favor, nunca permitan que sus hijos adquieran una afición tan nociva; el «deporte rey» sólo les servirá para desperdiciar una infinita y preciosa energía mental, desvelarse por analfabetos multimillonarios a quienes la afición les importa muchísimo menos que cualquiera de los coches de su garaje, y marchitarse esperando que de un mundo colmado de intereses bastardos salga algo bello y justo.

Si encuentran a sus niños viendo un partido o colgando el póster de un futbolista, saquen el cinturón y quítenle a base de amorosos correazos cualquier idea de convertirse en aficionados a ese deporte. Anímenlos a que se dediquen a cualquier cosa más productiva, como el cultivo de lechugas, el coleccionismo de mariposas o el activismo por los derechos de los inmigrantes. Incluso si un día sorprenden a su vástago suyo siendo sodmizado por su compañero de instituto Kevin Stíven, piensen que al menos ha obtenido algo de placer, lo cual es mucho mejor que la sensación constante de que te están apretando los cojones con unas tenazas que experimentan la mayoría de aficionados futboleros.

Sobre todo, nunca, bajo ningún concepto, les enseñen que el fútbol puede transmitir valores, cultura del esfuerzo o una forma determinada de ver la vida, independientemente del equipo al que se siga. El fútbol transmite tantos valores como la NFL, la Fórmula 1 o el MMA: ninguno de ellos son deporte sino negocios turbios basados en el deporte, protagonizados por mastuerzos y dirigidos al mínimo común denominador. Sí, en tiempos pretéritos el fútbol, y en particular el Madrid, pudo ser otra cosa: un club surgido del desastre de la guerra, que aspiraba a ofrecer un espectáculo honesto y asequible a las clases populares, y que conquistó Europa con una camiseta de algodón inmaculadamente blanda. Hoy día esa camiseta publicita a dictadores árabes, el club expresa luto con Morricone y cinta aislante, y sus jugadores parecen salidos de correccionales. ¿Cómo cojones puede admirar un hombre de una pieza a personajes con la pinta de Ramos o Militao?

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Por supuesto, no digo que el Madrid no deba luchar hoy su semifinal contra el Chelsea, por amor propio y por todo el esfuerzo que ha invertido para llegar hasta ahí. Al equipo ya sólo le queda la dignidad, y si quieren masacrarnos arbitralmente, al menos que nos pillen en pie y mirándolos a la cara. No sé si ganar la 14 nos servirá de algo en esta lucha quijotesca, pero desde luego será mucho más útil que simplemente perder. Si aplastan nuestra ambición y nuestro afán de crecer, que al menos nos quede el consuelo de ser los mejores por enésima vez; los mejores, aunque apenas nos queden más valores que ese, y aunque nos rodee un inmenso océano de mierda.

Y eso sólo en el mundo del fútbol, claro, porque si saltamos a otros ámbitos… Derek Chauvin, el policía que tuvo la inmensa desgracia de cruzarse con el toxicómano y delincuente convicto George Floyd, acaba de ser declarado culpable por un jurado (¡¡la infinita sabiduría del pueblo!!) de no uno, sino de tres crímenes: asesinato involuntario en segundo grado, asesinato en tercer grado y homicidio en voluntario en segundo grado. No me lo invento: ¡¡los tres a la vez!! Un hombre que salió a la calle a hacer su trabajo, que lo cumplió con mayor o menor acierto, quizá con imprudencia, en una situación tan difícil como manejar a sospechoso histérico y con sobredosis, convertido según la «justicia popular» en un asesino y en el personaje más odiado de la nación más importante del mundo; además del oprobio, le esperan décadas de encierro, salvo que se cruce con un juez de apelaciones suicida. ¿A quién le cambió más el destino ese día? No importa, la turba ya está satisfecha; al menos hasta que otro desgraciado con uniforme llegue a una nueva situación límite con un miembro de la raza eternamente sojuzgada.

¿No estáis entretenidos?

Dando la batalla

En medio del caos posterior al anuncio de la Superliga, han menudeado las informaciones contradictorias, cuando no directamente falsas. Estas últimas se las podemos agradecer a las redes sociales, esa maravillosa herramienta que tanto ha hecho por la armonía y la comunicación entre las personas. Las dos mayores mentiras fueron, primero, la dimisión de Agnelli y luego la intención de los Glazer de vender el Manchester; no obstante, tanto el italiano como los estadounidenses siguen en su lugar, y no han expresado ninguna intención de marcharse.

La informaciones contradictorias conciernen a la indemnización que hay que pagar por marcharse de la Superliga: en un foro de fans (?), el CEO del Arsenal, Vinai Venkatesham, de Kroenke Sports & Entertainment, un megaconglomerado yanki defensor del fútbol modesto para los fans, afirmó que la indemnización «no se acercaba a los 8 millones de libras» que habían reportado algunos medios. Una frase interesante, porque su literalidad («nowhere near») puede significar que de hecho la cifra es mucho mayor.

Abundando en esto, el medio ultraprogre alemán Der Spiegel ofreció ayer información mucho más concreta, llegando a filtrar varias páginas del contrato de constitución de la Superliga. Hay datos muy interesantes, como la existencia de distintas remuneraciones según el club (Madrid y Barsa eran los mejores pagados, con 60 millones más que el segundo escalón), el derecho a emitir ciertos partidos en exclusiva y las famosas cláusulas de penalización, aplicables a los clubes que abandonen la competición antes de que esta cumpla tres años. Las sanciones consisten en devolver parte del pago inicial y la mitad de lo ganado en Superliga la temporada anterior, además de una astronómica multa de 150 millones de euros.

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Yeipi Morgan: «Nos gusta la pasta».

Quiero poner ese número en cuarentena estricta, porque todo depende de la letra pequeña del contrato, siendo muy probable que las clásulas sólo sean aplicables si la competición llega a ponerse en marcha (ver las razonables dudas expresadas por los fans del Manchester). Desde luego, si fuera tan simple como que diez clubes le deben 1.000 millones a los cuatro que quedan, Florentino lo tendría facilísimo para salirse con la suya, simplemente amenazando con hacer efectiva la cláusula. Francamente, yo creo que no lo haría ni aunque tuviera la posibilidad real, pero sí es importante resaltar que legalmente no hay nadie desvinculado, y que, aunque todos se apresuraron a anunciar la defunción de la Superliga pasadas 48 horas, quizá aún quede una batalla larga y compleja. Es posible que Florentino, Laporta y Agnelli aún puedan jugar varias cartas, pero eso sí, jamás hay que darle la espalda al presidente culerdo, y cada vez que le des la mano debes comprobar que conservas reloj y cartera.

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Y en medio de todo esto, el equipo tiene que competir: mientras la mayoría de equipo Superligueros tropezaron en los partidos disputados tras la polémica, el Madrid demostró una sorprendente fortaleza en Cádiz, aislándose de todo el ruido y goleando. El partido contra el Betis es de una dificultad similar, y de ganarlo dormiríamos líderes. A reseñar en la convocatoria, la presencia de Carvajal tras los minutos disputados el otro día y el regreso del ignoto Hazard. Los 3 puntos son especialmente importantes por los partidos de mañana, un Villarreal-Barcelona y un Athletic-Atlético de Aviación que pueden ser absolutamente cruciales para decidir el campeón. Así que una vez más, y a pesar de todo, hay que ganar, cueste lo que cueste.

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Goles pal pueblo

Por Rappol

El día después del asesinato virtual de Florentino en el Senado del Fúpbol, un Madrid repleto de novedades obligadas —entre los que salen del campo por motivos varios, incluidas variantes quizás británicas del virus, y los que entran porque están felizmente curados— probó los compresores que había guardado el club para el estreno de la Superliga. Y soplaron de miedo. Los chavales se embalaban como interceptores quemando gasofa por carreteras australianas; y el Cádiz parecía jugar con once kichis y era superado constantemente en cualquier zona del campo por nuestros aguerridos muchachos, seguros de que nadie se ausentaría del campo faltando a la palabra dada. Es quizás lo más triste que deja la noticia de la Superliga De Los Dos Días, esa constatación de que a la gente le importa un pito lo que piensa y que basta una horda mediática de gentuza vociferante para que cambie uno de opinión.

Y a mí me toca un pie todo esto, pero esta vocación occidental para el suicidio por compasión, probablemente solo superada por las sandeces que dice Biden (es impresionante lo mal que está este señor mayor, y decían de Trump), no augura nada bueno. Porque la gente de bien se cansará un día, y la gente de bien está bastante más loca (cuando se pone) que toda esta jarcia pretendidamente beligerante. El trabajo de vaciado de la identidad común para sustituirla por una miríada de identidades difusas y, más que probablemente, parciales y falsas, no puede salir gratis. Porque en la naturaleza, nada es gratis. Y jugar la Champions, menos.

Pero, en fin. Volviendo al mundo real, un Cádiz impotentísimo vio cómo un Madrid solidario se lo merendaba antes de llegar el descanso, simplemente haciendo de todo más. Corriendo más, llegando más, luchando más, marcando más, y mostrando una solvencia en todas las líneas que permitió rarezas como un gol de remate de cabeza en el segundo palo del altísimo Ventolín. Es bello ver a un futbolista sonreír, aunque sea más malo que un dolor. Grandes sonreidores blancos fueron Gravesen (con sus imbatibles gestos técnicos casi incompatibles con la salud osteotendinosa), Macánaman (que era un inglés elegante y chistoso) y ya no me acuerdo de más (porque El Muro no sonreía mucho). Blanco se ve seriote, pero tiene buena planta y ese rictus de aspirante a bad motherfucker necesario para adueñarte de parcelas del campo con porte napoleónico. Me da que va a disponer de minutos próximamente, porque con los virus (y los ingleses) nunca se sabe.

Abundando en las buenas noticias, Limitao cuidó de Guaidó, Carvajal volvió sin incidencias musculares y nadie tuvo que abandonar el campo en camilla. Porque aunque hicimos algunas faltas más que los locales, sufrimos las típicas coces de la frustración que dan los equipos pequeños cuando descubren, tras haberlo olvidado, que tener otros ricos a los que adorar no hace que dejes de ser pobre, porque la pobreza no está en la cuenta bancaria, sino en el espíritu.Y en el fútbol, el pobre es el que no juega ni a las chapas, juegue en la competición que juegue.

En definitiva, el mundo (también el del fútbol) seguirá de nuevo su camino voluntariamente aceptado hacia la oscuridad, porque la existencia es cíclica, y el hombre no está hecho para aprender del pasado y no cometer errores. Al contrario. No habiendo depredador natural para el hombre, el hombre, cíclicamente, ha de volverse contra sí mismo en nombre de cualquier cosa. Conviene, pues, conservar el candil encendido y, si es necesario, prender fuego a quien se oponga a la luz pretendiendo convencernos de las bondades de la oscuridad. Y con Superliga o sin ella, con Liga o sin ella, o con Champions o sin ella, el Real Madrid siempre será luz.

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– Cai: 0
– Real Madrid: 3 (Benzema (2, 1 de pen.) y Odriolola)

Infierno de cobardes


Aficionados del modesto Chelsea declarando su odio eterno al fútbol moderno.

Probablemente ayer no fue el día más feliz en la vida de Florentino Pérez. A medida que iban pasando las horas, la contestación al recién nacido proyecto de Superliga iba haciéndose más y más fuerte, hasta que a última hora los seis equipos ingleses sucumbían a las presiones y anunciaban el inicio de los trámites para desvincularse de la competición, medida adoptada también por el Inter de Milán; es decir que de los 12 fundadores del domingo hoy queda un raquítico número de 5; independientemente de cómo termine toda esta historia, esto ya es de por sí un fracaso monumental.

A la luz de cómo se han desarrollado los acontecimientos, quedan meridianamente claras las debilidades del proyecto abanderado por Florentino, a saber:

.Una puesta en escena absolutamente deslucida y a destiempo, un domingo casi de de madrugada, con una web raquítica y sin realizar ningún tipo de comparecencia personal, ni individual ni colectiva. Un hecho histórico que exigía la presencia de los 12 presidentes fundadores se despachó con una página que podría crear un estudiante en un par de horas.

.Una presentación en sociedad al día siguiente similarmente desangelada, con Florentino exponiendo deslavazadamente el proyecto en un marco tan vulgar y obsoleto como El Chiringuito. Esto puede perdonarse si el proyecto es sólido como una roca y se desarrolla rápidamente en las horas posteriores, pero ciertamente no ha sido el caso.

.Poner de cabeza visible a una actor parcial como es el presidente de un club, en lugar de una figura neutral, de prestigio y sin intereses en la competición. Ni siquiera era necesario que fuera alguien relacionado directamente con el mundo del fútbol.

.Una imperdonable fragilidad estructural: donde se suponía que había clausulas blindadas que hacían imposible saltar del barco, más de la mitad de los clubes se borraron en apenas 24 horas, por el simple hecho de unas presiones sociales y mediáticas absolutamente previsibles, si bien agravadas por la desastrosa labor comunicativa. Cabe matizar, no obstante, que lo que han hecho los 7 desertores es sólo anunciar la intención de desvincularse. Falta ver las implicaciones legales de este hecho, y hasta qué punto el socio capitalista y los 5 clubes restantes pueden hacerles algún reclamo, si bien la posición de estos últimos se antoja francamente débil.

.Una patente sensación de proyecto improvisado: ausencia de patrocinadores, de operadores televisivos, de fechas fijas, de formas de seducir a los modestos, etc., etc. Por lo que se ha podido entender, los 12 presidentes ni siquiera han estado jamás juntos en una misma sala; pretendían crear la liga más importante del mundo vía zoom y firmas electrónicas.

Antes de pasar a otras consideraciones, y aunque como digo el proyecto es básicamente un aborto, me parece fundamental resaltar la desoladora respuesta del mundo futbolístico, mediático y político al único intento en más de medio siglo de dotar de autonomía a los clubes frente a organismos que básicamente ejercen de proxenetas de la industria. El despliegue de puritanismo, servilismo e hipocresía que hemos presenciado tiene pocos precedentes en la historia. Que futbolistas perceptores de varios cientos de salarios medios anuales por patear un balón gracias a las paradojas del deporte profesional protesten por la «codicia» y el «egoísmo» de una Liga que proponía el desarrollo lógico del modelo, resulta simplemente estomagante.

No es ninguna casualidad, por cierto, que quienes se hayan bajado primero sean los clubes de una Liga que impone antes de cada partido arrodillarse en señal de duelo por el supuesto racismo estructural de Occidente; digna de estudio la devastadora decadencia cultural del Reino Unido (por desgracia no única en el continente). Respecto a la reacción de los aficionados, cabe decir que lo único más tonto que un futbolero es otro futbolero. Los mismos aficionados que han sido tratados casi literalmente como ganado por la UEFA (destacando el expolio de las selecciones, el delirante calendario y la intolerable humillación que supone el reparto de entradas en las finales), se han erigido en viscerales defensores de la federación europea. Nada gusta más a los borregos que pastar en su redil, y toda maltratada te dirá que su marido le pega porque la quiere.

Como decía antes, habrán sido horas complicadísimas para Florentino, quien se ha llevado una inusual bofetada de realidad. Hay que alabarle la ambición del proyecto y el valor de ponerle cara, pero el desarrollo ha sido sonrojante, la obra inconfundible de alguien a quien nadie le dice «no» desde hace décadas (al menos en el ámbito futbolístico). La improvisación y la falta de atención al detalle son el eco de lo que vemos en un club que no sabe celebrar minutos de silencio homologables, tiene una TV de chiste y cuyos jugadores muestran luto con «brazaletes» de cinta aislante negra. El casi seguro fracaso de la Superliga hace un daño enorme, por reforzar dos entidades tan siniestras como FIFA y UEFA y por frustrar cualquier intento similar durante al menos un par de décadas. Sería incluso motivo razonable de dimisión, aunque ya os adelanto que no ocurrirá, porque como ya argumenté recientemente el Madrid y Pérez son actualmente la misma cosa, para bien y para mal. De hecho, si se celebraran elecciones volvería a ganar con un porcentaje abrumador.

¿Qué camino le queda al presidente, pues? Creo que no será demasiado imaginativo: inventará excusas para intentar explicar lo inexplicable, reduciendo al mínimo su culpa, y sobre todo se afanará en fichar, sacando el dinero de donde haga falta. Si algo le ha aterrado siempre es la falta de popularidad, y este patinazo, el peor de su trayectoria presidencial, erosiona enormemente su imagen. Tanto se obsesionó con ser Bernabéu que no quiso irse sin crear su propia liga, cuando probablemente las fuerzas y el conocimiento del entorno ya no le daban para ello.

Termino con las siguientes reflexiones:

.Florentino ha hecho el ridículo, sí, pero mucho más lo han hecho quienes han desertado en cuestión de horas, demostrando una falta de compromiso, valor y seriedad con pocos precedentes en cualquier ámbito. La podredumbre de la industria futbolística es en verdad insoportable, y termina de matar el poco interés que le iba quedando.

.Las fabulosas cifras que han divulgado respecto al nuevo estadio probablemente estén respaldadas por un estudio tan «sólido» como el de la Superliga. Tiempo habrá de sobra de analizar ese tema, pero conviene hacerse a la idea de que amortizar la inversión será un proceso lento, dificultoso y sin la abundancia bíblica que se prometía.

.Queda totalmente aparcado el debate de la viabilidad del fútbol profesional. Arrinconar la iniciativa de Pérez y cia ha satisfecho a la turba, pero eso no hará desaparecer las deudas ni los peligros de impago. Será muy interesante comprobar qué piensan dentro de un par de años los que tanto han bramado estos días si el castillo de naipes se viene definitivamente abajo.

La Superliga nos la da Don Florentino

https://youtu.be/e6OQLfpuaMo

Decir que la comparecencia de Florentino Pérez ayer en el Chirincirco despertó gran expectación sería quedarse muy corto, pese a lo indudablemente casposo del medio escogido (pero al fin y al cabo, igual que cuando acudía donde el Bizconde, Flópor va adonde le marca la audiencia). Durante algo más de una hora, el presidente del Madrid y ahora de la Superliga explicó con cierto detalle el proyecto de nueva competición, ante un Pedrerol que le apretó con ciertos temas pero que obviamente no lo incomodó en exceso. Se le ha reprochado a Floren que no se explicara bien, que se trabucara, que en ocasiones titubeara, y ciertamente es un hombre que nunca ha sido muy elocuente ni ha recibido clases de dicción, pese a llevar tantos años en la vida pública; sí, sus repetidos «pa salvar el fúrbol» perforaron mi alma de lingüista aficionado, pero todo eso era bastante irrelevante: lo que importaba ayer es que el directivo futbolístico más conocido y respetado del mundo saliera a poner la cara por el proyecto, a darle carta de naturaleza, y eso es lo que hizo, en mi opinión con bastante éxito.

La idea que más repitió Florentino es que el fútbol está perdiendo audiencia e interesando cada vez menos a la gente joven (pese a lo cual se sacó de la manga una hiperbólica cifra de 4.000 millones de aficionados a nivel mundial); y que esto, unido al Covid, ha dejado a los clubes europeos al borde del colapso. La pérdida de interés entre la juventud es un diagnóstico completamente certero, si bien no dudo que Pérez exageró un tanto la magnitud de la crisis para no decir demasiado abiertamente que lo que presenciamos es una batalla por controlar el calendario y los derechos televisivos del juego, desde hace décadas en manos de terceros parasitarios. Una y otra vez repitió Florentino que, o entra mucho más dinero, o el fútbol se muere; cuando Pedretroll le preguntaba qué incentivos tendrán los clubes fundadores para competir en sus Ligas al contar con un puesto asegurado en la Superliga, a Flópor le faltaron reflejos para decirle que esas plazas fijas para los grandes son precisamente el gran atractivo del negocio.

Las manifestaciones más duras del dirigente se produjeron cada vez que se mencionaba a la UEFA o a Tebas, escondiendo a duras penas su antipatía hacia ambos, si bien resaltó con acierto que él jamás sería tan maleducado como Robocop Ceferin lo ha sido con Andrea Agnelli y Woodward. Incidió una y otra vez en la necesidad de transparencia (en contraposición a la opacidad de la UEFA), preguntando por qué se conocía el sueldo de cualquier jugador de la NBA pero prácticamente ninguna cifra de la Federación Europea. Se defendió también de las acusaciones de insolidaridad, insistiendo en que los ingresos extra serían repartidos entre todo el fútbol europeo.

Sobre la cuestión clave de cuándo arrancará la Superliga, creo que el plan desde el principio ha sido ofrecer a la UEFA una temporada de transición con una postrera edición de la Champions League, pero que en caso de ruptura se está en disposición de montar todo en cuatro meses. En ningún caso habrá vuelta atrás, por más que algunos acusen al proyecto de fragilidad o inconcreción. Ya ha fracasado la propuesta de echar a tres de los cuatro finalistas de la actual Champions (abanderada por Jesper Moller, precisamente el tipo de federativo que produce repugnancia a cualquier aficionado), y previsiblemente cada día la UEFA hará una nueva cesión, hasta el inevitable acuerdo final. Y digo inevitable porque absolutamente nada puede cambiar el hecho de que las materias primas del espectáculo (los jugadores, los estadios y el público) las ponen los clubes. Queda todo por desarrollar, pero tengamos paciencia; algo que yo sugeriría es que, tan pronto como la Superliga sea una realidad, su cabeza visible sea alguien que no presida ningún club, pues al fin y al cabo esa será la persona  que entregará el trofeo. Ahora es el momento de que hablen los demás presidentes, de seguir concretando y de poner a los correspondientes guaperas a encargarse de la comunicación. Eso sí, Flópor alcanzó a dejar un par de detalles geniales, como señalar que Marca pertenece al presidente del Torino («me gusta dar información»), y preguntarle a Pedrerol «¿Me puedo ir?» cuando consideró que ya había dignificado demasiado tiempo con su presencia aquella covacha. Lo he criticado muchísimo a lo largo de los años, pero pese a su edad y sus conocidos defectos aún vuela en círculos alrededor de casi cualquier personaje del mundo futbolístico.

Por cierto, la ola de rechazo a la Superliga ha sido tan bochornosa como asombrosamente informativa, trazando una perfecta radiografía de hasta qué punto la mediocridad, la envidia y la pequeñez mental permean el viejo continente. ¡¡Y alguno aún piensa que podemos competir con USA y Asia!! Pero entre la larguísima sarta de sandeces que hemos escuchado desde el domingo, sin duda la mayor distinción la merece Gary Neville; el jugador inglés, activo hasta hace sólo 10 años, se embaulaba 60.000 libras semanales como futbolista (presumiendo del valor que generaba) y ahora un millón anual como comentarista en Sky, pero la búsqueda de nuevos ingresos le parece no ya inaceptable, sino directamente un «acto criminal» que traiciona las raíces obreras de los clubes; desde luego, es una verdadera oda al capitalismo que semejante imbécil pueda cobrar no ya un millón, sino cualquier tipo de cifra por sus opiniones. Pero permanezcan atentos: en las próximas semanas oiremos cosas y asistiremos a ridículos que jamás habríamos imaginado.

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https://youtu.be/qRQAU4t8o4I

Como síntoma meridianamente claro de todo lo que está mal en el fútbol europeo, precisamente hoy y mañana tenemos jornadas de liga, gracias a una desquiciante compresión del calendario; la calidad y el espectáculo de la competición quedan en segundo plano ante la simple aspiración de unos jugadores exprimidos de aguantar el ritmo de partidos y no lesionarse. Pero no quiero concluir sin recordar que hoy ADEMÁS empiezan las eliminatorias de la Euroliga (mejor evitar el anglicismo playoff), con los duelos Olimpia-Bayern y Efes-Real Madrid. Todos sabemos el sufrido camino que ha recorrido el equipo hasta esta fase, y podría decirse que a partir de ahora todo es una propina, pero no por ello se pierde la esperanza de que el equipo pueda sacar adelante el emparejamiento. Los turcos son un equipo fuerte, pero los nuestros están el línea ascendente y un equipo de Laso jamás se deja ganar. Una vez más, os dejo el análisis de Karusito y de Víctor Basket para una mayor profundidad. El partido empieza a las siete, y podéis seguirlo en la plataforma de transmisión habitual.

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