No tengo ni pajolera idea de tácticas, en eso me parezco mucho al aficionado medio. No obstante, sé reconocer dinámicas, tendencias y actitudes, pudiendo decir que las del Real Madrid actualmente son poco halagüeñas. Soy perfectamente consciente de que en Champions el equipo se pone el traje de Champions y es una cosa distinta a la de los demás torneos, como si se moviera en una dimensión paralela, pero a la hora de la verdad quienes saltarán a la cancha se componen de la misma carne y la misma tela que los que pisotearon el césped de La Cerámica el pasado sábado. Y claro, la pregunta inevitable es cómo vas a ganar en París con los que no pudiste hacerlo en Villarreal.
La respuesta para mí es fácil, y ruego me perdonen por la simpleza: con el escudo. Esto parece contradecirse con el primer párrafo, pero no es así, al enfrentarnos a un equipo como el Paris Saint Germain, engendro artificial sin corazón ni cabeza que desagrada profundamente al elusivo pero (casi) definitivamente existente dios del fútbol. Cualquier familia de «dinero viejo» reconoce inmediatamente al nuevo rico: el que llega a la urbanización de lujo en un Bentley tuneado y se instala en el chalez unos bafles de 20.000 decibelios para poner temazos de J. Balvin, Ed Sheeran y Andrea Bocelli. Eso es el PSG, que se ha comprado las Nike más rechulonas de la tienda por 500 pavos, unos pantacas de cuero «tó guapos» por 800 y unas cadenazas de oro con diamantes por 3.000. Con tales aditamentos creen ser los más elegantes del barrio.
El Madrid suele cargarse a estas criaturas con una facilidad llamativa, probablemente ayudado por el hecho de que en la liga española juega con hándicaps arbitrales y de dureza de los rivales; estas escapaditas a campos de equipos con mucho colorín pero poca enjundia son casi un descanso para ellos. Faltará Ramos, jugador que entregó sus últimas onzas de energía en Madrid y ahora disfruta de una baja remunerada en París; quizá faltará también Benzema, a quien más le vale reservarse si no quiere terminar igual. Pero vamos, si quiere jugar infiltrado por mí bien… al fin y al cabo los jugadores son como caballos de carreras. ¿Mensi? Paquetino flipó al recibir a un jugador que llevaba cinco años sin entrenar, y tras una cuidadosa rehabilitación ha conseguido meterlo de aquella manera en la dinámica del equipo, soltando gotas de calidad (14 partidos y dos goles en Ligue 1). Si ahora digo que no está ni entre los 20 jugadores más peligrosos de Europa, espero no ser tachado de chulo. ¿Y Meflippé? Que meta un gol en propia.
En fin, un partido entre dos equipos bastante sinsustancia y no especialmente sólidos, que se inclina claramente hacia el Madrid por el simple hecho de ser verdadera nobleza europea y no unos horteras de bolera financiados por una dictadura teocrática. Si queréis algo más técnico y más guay, aquí tenéis un hilo de Andrés Onrubia que puede ser un certero análisis o una calentura de cabeza, según gustos. Espero que al menos esos cabrones ofrezcan un decente espectáculo.