Sí, bueno, ¿no? El Mabrit se encuentra (deportivamente hablando) en una situación grave, límite, crítica. No jugamos un carajo y vamos avanzando por las competiciones aprovechando los pecados de los rivales; una situación insostenible que requiere medidas contundentes, implacables, ejecutivas. En otras palabras, largar a Ancholoto, gran responsable de la derroición que presenciamos semana tras semana. Pero si esto se lleva a cabo, conllevará la gran pregunta: ¿quién puede tomar las riendas de un equipo llamado a las más altas tareas, que el curso que viene contará con el mejor jugador del mundo? (No es Messi.) Existe una rama del mabrilismo convencida de que sólo un personaje con poderes sobrenaturales puede sentarse en el banquillo blanco, pero no soy de esa opinión; ¡será por entrenadres! Así de primeras, se me ocurren al menos… dos… o tres. Veamos:
– Julián Nalgasmán. Algo le ha pasado en el Gayern. No le caen bien los jugadores, o a los jugadores no les cae bien él, que parece más probable; recordemos que ya largaron a Hans Flick pese a que les dio una Champions (ni Flick, ni Flock). Es bastante probable que agradeciera un cambio de aires el año que viene, así que, ¿por qué no al Mandril? Si la leyenda es cierta, el club ya quiso contratarlo cuando era «el alemán de 30 años», y entonces el tipo dijo que no estaba preparado. Ahora ya lo estará, ¿no?, después de un lustro entrenando en Bundesliga y dirigiendo a uno de los grandes del Continente. ¡Pues venga, pa dentro! Probemos por una vez con un tío joven que maneja métodos más sofisticados que el «árbol de Navidad» y el «Kalima a la espalda».
– Moñeco Gallardo: Lo ha ganado todo con River Plate y luego lo ha vuelto a ganar; todo menos el Mundialito de clubes, claro, seamos serios. Se habla de él como un técnico innovador, ofensivo, a quien sólo le falta probarse entre los grandes de Uropa. El inconveniente: es sudaca, y la particular idiosincrasia futbolística del coño cono sur raramente se trasplanta con éxito a la cuna de este deporte. ¿Valdría la pena probar? Pues hombre, si hemos tenido a Lolari, Lolpetegui y al propio Ancholoto, por qué no a este, que parece un tipo ambicioso. Total, si no resulta se le «resuelve» en Navidad, se pone a… ¿Baúl? y rememoramos los tiempos entrañables de López Caro y similares.
– Thomas Truchel: Tenía un aura de «loser» importante hasta que ganó sorpresivamente la Chempions del año pasado con un Chelsea ordenado y muy físico. No se le niegan los conocimientos tácticos, aunque parece el típico técnico que los jugadores churruscan y se comen con patatitas en cuanto se aburren un poco de él. Claro que esto podría evitarse con un inequívoco apoyo del presidente, pero… bueno, en fin. A lo que voy es que si se puede ganar una Chempions con Pulisía de hombre-gol, mucho más con Mbappé y Benzema. O qué.
Hay otros, claro: por ejemplo Ali Cate, del Ajax, pero este ha quedado muy desprestigiado tras su eliminación contra el Benfica, y tiene una cara muy rara; Xabi Slownso, opción «de la casa» a quien le caen muy bien los trajes; Kloppo si se aburriera del Loserpool (no parece el caso); o quizá alguno que se escape a mis limitados concimientos del fútbol europeo. Sin embargo, no querría levantar falsas esperanzas: lo (muy probable) es que siga Ancheloto, por dos motivos principales:
1. Flópor está acostumbrado a su careto.
2. Ver punto uno.
Es lo que hay, chavales… Pero al fin y al cabo, ¿cuán a menudo hemos necesitado un entrenador para pasarnos a casi todos por la piedra?