Nos hablan los alegres cronistas de un «valle pintusiano» para justificar la deplorable actuación de nuestro equipo en la provincia ultramarina. ¡¡Valle mis cojones!! Lo que hay es un grupo de golferas montados en la chepa del abuelete italiano que tenemos de entrenador y tomándoselo con calma hasta los cuartos de final de la Champions. Por eso nunca hemos ganado un triplete, porque a estos capullos no les gustan los esfuerzos sostenidos. ¿Hay una solución? Sí, poner a un hombre a entrenarlos, ¿pero queda alguno de esos en el mundo? Probablemente no: sólo hay nenas, mediocres e iluminados, nadie con el talento, la visión y la voluntad necesarios para poner a estos tíos a rendir de forma acorde a su sueldo.
Ganar a trancas y barrancas contra el Palmas… no era esto, no era esto. Podemos congratularnos quizá de recuperar un poco a Chuchumeni para la causa, ¿pero cuánto tiempo seguirá creyendo en ella? ¿Quién de la plantilla piensa que el equipo aspira a otra cosa que a ir ganando titulillos contra rivales de tercera categoría (Farsa, Paleti) o mediante esfuerzos concentrados? Eso no es perseguir la gloria, ¡es ser un funcionario del fúrbol! Tan sólo Bellingham tiene esa luz en los ojos, pero no estamos proporcionándole el entorno necesario. El anciano, apurando las heces de la dolce vita, deja hacer a los muchachos a su antojo, «gestiona egos» y genera un fúrbol ramplón. Lleva semejante sindiós en su debe, este tipo que supuestamente nos ha dado tanto y que gana una de cada cinco ligas.
Dejando eso aparte, quiero aprovechar la oportunidad que me brinda mi propia página para despedirme de Safi, la leyenda con el carisma de una acelga. Safi e Iiestra de mi vida, me habría gustado ver a dónde habrían llegado esos dos pazguatos sin Negreirina y sin la otra pócima que los tenía robando balones divididos a Drogba. Safi vino, vio y cagó: se llevó una Liga por incomparecencia del Madrid, pero ya han caído las caretas: es una mierda de entrenador; no sólo eso, es un tío bastante tonto en general, hasta el punto de que probablemente valdría para político del PSC. Al verlo hoy encarar la cámara (reclamaba una mano pegada al cuerpo) me he asombrado del careto mustio que tiene con 44 años, de tío soso, inoperante, superado; que haya sido ídolo de alguien sólo se entiende en el contexto de esa particular secta que es la Far$a. ¿Qué les queda ahora? Yo creo que nada, sólo esperar a que llegue el dinero moro y se limpie el ano con sus venerados «valores». Por supuesto, los culeros, empezando por los yayos, seguirán pegados a la pantalla cada semana, porque de lo contrario tendrían que encontrar algo constructivo en lo que ocupar su tiempo, y eso es algo que supera con mucho su capacidad espiritual e intelectual. Hasta ese momento, y quizá también después de él, seguirán atrapados en su infierno de imposturas, despilfarro y trampas.