Los desafíos floperianos


Enjuto Mojamuto.

Las presuntas elecciones fueron un visto y no visto, tras el cual Flópor se encuentra con otros cuatro añazos por delante en los que no está muy claro si sabe lo que hacer. ¿Cuáles son los grandes retos que tiene este cuatrienio?

El estadio-mausoleo

Se puede hablar de la Superliga todo lo que se quiera, pero su gran obsesión ha sido siempre el estadio: ponerle un gran condón metálico a la reforma de Mendoza, rematarlo con un techo, excavar una Batcueva debajo (solución sencilla, práctica y económica) y empezar a dar conciertacos para que la reforma se pagara sola.

«Eso no es exactamente lo que pasó», diría algún personaje de película. Desde luego, aquí hay una parte subjetiva: hay a quien el condón, rejilla o lo que cojones sea eso le parece bonito, y hay un segundo grupo (básicamente aquellos con un mínimo sentido de la estética, el buen gusto y la armonía) a quien le parece una colosal horterada a medio hacer, que ni siquiera cumple su principal objetivo: tapar el edificio antiguo. Para cualquiera que se moleste en levantar la cabeza cuando pasa bajo el horrísono sofito (sofrito), todas las tripas del complejo mendoziano están a la vista en su dudoso esplendor (Mendoza vive, la lucha sigue). Pero dejando de lado esta parte visual, como digo, subjetiva, lo cierto es que Don Flo nos ha atado al solar de la Castellana por lo menos hasta 2054, año en que se pagará el último plazo de esta asequible obra que se fue de los 575 millones a los 2.000 por «desajustes». Pensadlo bien: muchos de nosotros estaremos muertos antes de que se liquide ese crédito, imagino que con los ingresos de muuuuchos conciertos de Karol Yí y estrellazas similares.

¿No resta eso un poco de coste de oportunidad al club? ¿No nos pasarán al lado como aviones estadios construidos desde cero en estas tres décadas en que tendremos que seguir viendo las lamas de los cojones, que ya parecían desfasadas el año pasado?. No me malinterpreten, el ojo humano puede acostumbrarse a cualquier fealdad (ahí está San Siro, sede de no uno, sino de dos clubes pu(n)teros europeos), pero quizá al señor Flo se le fue un poco la mano con su apuesta «a largo». ¿O será quizá que el plan es hacer ooootra reforma allá por el 2040, con el fin de acondicionar la Catedral Pipera para el ecuador de la centuria? Tampoco sería tan grave; total, unos cientos de millones más…

Superpolla

Sí, ese es uno de los desafíos de Flo mientras siga vivo: convencernos de que el mecano va a ser rentable (150 millones de ingresos anuales nos decían… poca cosa). Luego, claro, está la Superliga, de cuyo anuncio en el programa de Pedretroll (quizá el acontecimiento más costroso de la historia del deporte) hace ya, a lo tonto, casi una década. ¿Quiere Flópor hacer una Superliga? Pséeeeee. ¿Puede hacer una Superliga? Eeeeeh… Yo creo que le da mucha pereza a estas alturas. De vez en cuando vuelven a atracarnos arbitralmente y piensa «¡Yo quiero una Superliga!», pero luego ayuda a Laporta a inscribir a un jugador fraudulentamente y se le pasa («ya he hecho la buena acción del día», reflexiona).

A ver, que síiii, hay cuatro papeles por ahí firmaos, y un modelo televisivo pajillero sin suscripciones, en el que todo se paga vía publi; ¿pero realmente hay un estudio de viabilidad de eso? ¿Los cartelones de Heineken y la Pleisteishon van a financiar un negocio de miles de millones anuales? Suena complejo. Pero si lo tienen tan claro, deberían anunciar la desconexión para un año de estos. ¿A qué esperan exactamente? ¿Al 2054? ¿No será por un casual que quien ponga el dinero de todo esto ha dicho que sin los clubes Premier no hay producto, y precisamente los clubes Premier no quieren saber nada? Los putos chinos son hoy quienes pagan todo, porque es el papel que les hemos dado; no queríamos industrias manufactureras, que contaminan mucho, no queríamos centrales nucleares, que matan a los gatitos, no queríamos una clase media fuerte y enriquecida, sino viajera y estéril; y ahí está, un puto amarillo micropene dictando las políticas de contenidos a nivel mundial. ¿Se acuerdan de las protestas de Hong Kong de hace unos años? Algún mono de la NBA (por ejemplo Lebron James), después de arrodillarse rememorando al narcotraficante George Floyd, expresó su enérgico apoyo hacia las mismas; pero llegó el chino micropene, le recordó al puto negro quién pagaba las facturas y de pronto Lebron se convirtió en un absolutista de la diversidad de opiniones políticas, empezando por las del PCCH, claro.

Así pues, está «en chino» la cosa. Claro que imagínense la sociedad que puede formarse con Laporta, Cerezo, Al Khelaizi y los amarillos, yankis y moros que se van turnando en la propiedad de los clubes clásicos europeos, como juguetes de los que se cansan tras unos lustros. Un ejército de Pancho Villa con demasiados odios internos y mezquindad como para enfrentarse a la malvadísima oligarquía UEFA, tranquila sabiendo que el público, ya sea europeo, chino o follacabras, es cautivo, y tampoco se piensa tres veces quién le ofrece el jaco mientras pueda seguir metiéndoselo regularmente.

Tebas, la España fea y la Liga Negreira

Luego tenemos el tema peculiar del presidente de la LFP, el tocacojones profesional Javier Tebas. ¿Tenemos alguna posibilidad con él de que nos pongan mejores horarios, o de alcanzar un buen acuerdo televisivo? No, por supuesto que no, porque el tipo sabe que nos la puede clavar hasta la empuñadura y el resto de clubes (que vive de facto del Madrid) lo jaleará. ¿Empezarán en los campos de España a aplaudirnos y a darnos las gracias por elevar esta mugrita y arruinada Liga? No, no y no, porque la España fea odia todo lo grande y bello. Peeeero crear la Superpolla sí podría dejarla herida de muerte. Quién sabe, incluso podría cumplirse el sueño de jugar la liga caspañola con suplentes, el desprecio absoluto (¡¡y ganarla!!).

Respecto a los árbitros… en fin. Digamos que si no acabamos con una roja y un penalti en contra todos los partidos ya podemos darnos por afortunados. Es un sistema absolutamente corrupto que sólo podría sanarse con una desinfección total, un reinicio desde cero, algo muy por encima de los poderes floperianos. Nada que hacer por ahí.

Entonces, ¿qué hacer?

Yo le diría a Floper (el floperiano) que fuera estos cuatro últimos años a calzón quitao. Ya la ha fastidiado con el estadio y nos ha endeudado hasta mitad de siglo, ¿qué más da rizar el rizo un poco más? Que empiece la Superliga sí o sí, con quien se apunte, y que no tenga horror vacui: la competición molona será donde esté el Madrid, ya irán los demás con él. ¿Los ingleses? Nunca tuvieron clase, brillaron un poco en los 70 y 80 pero la cagaron con Heysel; que mamen del más grande. Debe ser una Superliga sin ninguno de los hálbitros españoles actuales, y en la que se tenga a raya al Carcelona y al Paleti; yo exigiría un cambio directivo a la Far$a si quiere entrar (no puede estar ahí el presidente que pagaba a Negreira), y el Paleti tendría que echar al infecto Frente, con una norma antihooliganismo. Tenemos que ser los papitos de Europa, en definitiva, o los Padrinos, si se prefiere.

En cuanto a lo de abolir las fechas FIFA… No, creo que eso ya es demasiado pedir, porque a Flópor, el Gran Pipero, le gustan las selecciones, la parecen la salsa del fútbol, y no le importa que le traigan un jugador desgraciado porque piensa que le compensan los ingresos publicitarios que generan jugar bolos de mierda en los momentos críticos de la temporada; o al menos eso demuestra con sus palabras y acciones. Por ahí no hay solución posible, pero pese a todo Florenpipas puede hacer muchas cosas en este mandato. Si no se queda dormido en el despacho con un hilillo de baba, claro.

Cerámico coñazo

Por Rappol

Llegaba tarde a la cita para ver el partido con mi señor padre, y ahora que ando leyendo a John Densmore, dudaba entre poner los Doors o la retransmisión del partido en la radio. Al final no puse nada, pero casi llegando me dió por darle al botón y justo se cantaba el gol del argentino picnoléptico para adelantar al Mercarreal a la salida de un corner que se intuía embarullado. Otro día más en la oficina.

Ya con los muñecos animados a la vista, el que parecía un oficinista del gol era Siquesá. En un ratito le dio la vuelta al partido, el francesito. Vamus vamus. Un poquito jodidos, sí. Pero vamus. Y también el árbitro iba, con las faltas 10 a 1, a sacarle la primera amarilla del partido a Chochomeni, que ayer volvió a la línea trasera del equipo para perrear un poquito a ver si Pijamita le hacia casito. El tal Baena, para terminar el cuadro, llevaba entonces, él solito, cuatro faltas; y creo que se fue limpito a su casa a comerse un showarma después del partido. En fin, otro día más en la oficina.

El Madrid no pasaba muchos apuros, esta es la verdad, pero se empleaba sobre todo en trotar y practicar un lada a lada como de niño sordo en una tienda de discos de las de antes. Fiambre Vázquez no daba un pase a derechas, ni en salidas ni en entradas , y Fran Sangría era de toditos el que más corría. Es el Chicho Terremoto de este equipo. Habrá que ver si su juego mejora el día que le toque una linier en su banda. Sin embargo, los blancos sabían dónde estaban: otro día más, en la oficina.

Tras la homilía del Padre Marcelino durante el descanso, los cerámicos apretaron un poco en el arranque de la segunda parte. Pero poca cosa. Tienen un pack de negros pintones de planta y rabo, aunque arriba la meten menos que Ábalos sin pagar. Luego unos pocos canarios, algún mirlo viejo y una grada bastante acomplejada. Más que un estadio, una pajarería. Más que un equipo, una bandada. Y los blancos no se arrastraron tanto como para que los tomaran por gusanos. No había motivo para ello. Eso sí, nos sacaron como trece corners.

Los cambios del enólogo Carlo no trajeron grandes sorpresas, quizá porque no había ya a quien sorprender. Guler zascandileó un poco, Modric entrenó un rato y el Brownie no tuvo bola. Vinicius anduvo comedido, y me pareció algo barrigudo. Nos quedamos sin leer el Vamus Vamus en sus labios.

Fue aburrido, pese a que se ganó sin demasiadas complicaciones. Fue como ir a una oficina con los azulejos muy horteras. Un gris coñazo, funcionarial y repetitivo. Marcelino dirá mañana misa a las 10:00 en la parroquia de su barrio, mientras sus negritos baratos pasan el cesto. La mejor Liga del mundo. Sí. Vamus Vamus.

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– Preyslerlanosa: 1
– Real Madrid: 2 (Negro Pesetas)

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Donaciones Chempions – El mejor método de desencadenar la psicomagia

El partido más fácil de la década

En el fútbol las tradiciones e inercias tienen una gran peso, y a los equipos les resulta difícil sustraerse de ellas: el Negreirona roba, el Madrid se relaja, y el Paleti… pierde. Los indios son integrantes del no muy prestigioso club que acoge a esos equipos semigrandes que tienen exactamente cero Copas de Europa, compartiendo este dudoso honor con clubes como el Arsenal y el PSG. Es fácil imaginar la angustia que, para alguien que viva mucho el fútbol, debe tener estar por debajo en el palmarés de clubes como el Celtic de Glasgow, el Aston Villa, el Estrella Roja de Belgrado, el Hamburgo o el Steaua de Bucarest. Claro que lo del Paleti es especial: han convertido el perder en un sutil arte sadomasoquista, en el cual inventan formas cada vez más rocambolescas, ridículas y crueles de palmar, casi siempre contra el gran protagonista de sus pesadillas: el Real «de Madrid».

Es imposible empezar mejor un partido de vuelta: gol en el tiempo en que te lleva subir el balón hasta la portería contraria. Uno de esos tantos tan tempraneros (y trempaneros) que llevan a las teles y radios a buscar estadísticas chorras: si ha sido el más madrugador en un derbi, o en eliminatorias de Champions, etc. Debió además disfrutar el aficionado colcholerdo de los primeros 60 o 70 minutos, con el muro simionesco frustrando una y otra vez las intentonas de un Madrid en una de sus noches impotentes, frustrantes, al ralentí; una obra maestra mierdera de Angeloti, tanto más olorosa comparada con el espectáculo que ofrecieron Loserpool y PSGay el día anterior. «Este año sí», decía una pancarta que desplegaron los del Aleti al principio, y probablemente la grada lo creía; un gol del Madrid parecía tan imposible como Pdr diciendo una verdad, algo inconcebible.

Los aficionados blancos, por su parte, no tenían otra que mirar el partido; una eliminatoria Champions contra el puto Atleti, era impepinable verla, pero vaya experiencia: bajón desde el minuto uno, frustración, aburrimiento… Caras lechuguinas en todos los jugadores, nadie sabía qué coño hacer; Ancholoto mirando la tablet como si estuviera ahí la ecuación de la victoria. Una retorcedura de huevos, vaya. En la mejor tradición anchelotiana, ni un cambio al descanso, y uno pensaba que, si el Madrit iba a palmar, era una forma bastante jodida de hacerlo, sin goles, sin ocasiones, sin oasis de esperanza. Eso cambió, claro, con el panal a Mbappé, tras un raro chispazo que le permitió colarse con peligro en el área. Claro que la atmósfera era tan plomiza que el fallo flotaba en el aire, como en aquel penalti de Figo contra la Juve hace ya la tira de años. Vini fue con cara de fallarlo, y lo falló en la más rancia tradición ramesca; no había manera de sacudir la nube ominosa.

Cierto que con Cachominga al Madrid se le vio algo más de presencia y llegada, pero tiros, lo que se dice tiros no había. A esto se unía la fatiga cada vez más visible, con las inevitables bajas de jugadores completamente follados. Jugársela a los penaltis podía parecer un mal menor después del gol precocísimo, pero también era una forma especialmente mierdera y agónica de perder; ni el alivio de una muerte rápida se nos concedía. Cuando se confirmó la tanda, Lucas escogió que el Madrid tirara el primero, al contrario que Modric al principio, quien renunció a la primera posesión, con consecuencias desastrosas. Dejar que los penaltis se tiraran en la portería del Frente Homicida era un riesgo, pero creo que Lucas quería sacudirse esa losa de ir por debajo todo el partido; además, ya se sabe que si marcas primero le pasas la responsabilidad al otro equipo. Sin embargo, nada de eso facilitaba especialmente una victoria del Madrid.

Hasta que entramos en la «zona Paleti», claro, en la que sólo cabe la derrota humillante y dolorosa. Lo de Álvarez fue… singular. Hemos visto fallar penaltis de todas las maneras imaginables, desde poner el balón en órbita a levantar un terrón de medio kilo de césped o tirar un Panenka a las manos del portero. Lo que nunca había visto ni creo que volveré a ver es que se dé un penalti por bueno y luego se anule retroactivamente, sobre todo por un motivo esotérico como un doble toque imposible de apreciar en el plano lejano de la tele. Fueron necesarias las reclamaciones blancas y el uso de la manoseada tecnología VAR para revisarlo. El desconcierto y las dudas de los aficionados se mantuvieron durante horas, hasta que vimos el plano bueno, el frontal, donde se aprecia que el balón «rueda» sobre el pie de apoyo tras el remate; supimos también que el balón Champions lleva sensores que detectan el más mínimo toque; su función principal es asistir en las decisiones de fuera de juego, pero también resultan útiles en casos como este: sin duda la gráfica del invento registró los dos (o incluso tres) toques de Álvarez, de ahí que se tomara una decisión de forma tan relativamente rápida.

Por si no fuera lo bastante rara la situación tras este lance, con la mitad del estadio preguntándose por qué coño el Paleti tenía un penalti fallado en el marcador, el héroe Lucas dio otra vuelta de tuerca fallando su lanzamiento; ¿el Madrid tenía buena suerte, mala? ¿Estaba nadando tanto para morir en la orilla colcholerda? Tuvo que ser Llorente quien volviera a desequilibrar la balanza emocional, como si ello estuviera sólo destinado a quien hubiera vestido alguna vez la blanca; trallazo al poste y penalti potencialmente ganador para el loco de la colina, Antonio Rudiger, que sabíamos que podía meterlo o fallarlo, pero que lo haría sin arrepentimientos. Y el bueno del alemán negro firmó el final que merecía todo aquel dislate, tirando una mierda de penalti cuántico, que estaba fuera y dentro a la vez; pero al final volvimos a la física Newtoniana, donde sólo hay dos tipos de penaltis: los que entran y los que no. Este fue de los que entran, y el Madrid ganaba.

Una victoria de este tipo libera muchísima tensión, y los jugadores recorrieron el campo de un extremo a otro berreando como bestias, ante una hinchada colcholerda que se pellizcaba; el gol del segundo 30 parecía marcado décadas atrás. Por supuesto, la alegría y la satisfacción no borran las verdades tácticas del partido: Angeloti es un hijo de puta y el Madrid carece de recursos para contrarrestar un cerrojazo. No obstante, hay algunas buenas noticias: su fondo de armario aún es lo bastante amplio como para poder meter jugadores que en su mejor versión decantan partidos, como Brahim y Caraminga; Mbappé definitivamente es un jugador de raza (negra) y nunca bajó los brazos pese a su mal estado físico, como demuestra ese barrido en las postrimerías del partido; y el cambio de un Vinicius ido demostró que Angeloti está gagá pero aún no ha fallecido; siempre mejor un vivo acartonado en el banquillo que un fin de semana con Bernie. Y por Dios, que le pongan un psicólogo o un etólogo al Malcolm X de Hacendado.

El post fue muy divertido, claro: mientras los jugadores del Madrid celebraban eufóricos, el inimitable Simio One alzaba los brazos para animar a una afición que no tenía el coño para faroles; el argentino no se había enterado aún de que todo había acabado. Luego, en rueda de prensa, el míster del club que se tomó la molestia de redactar una cartita para apoyar a los HDPs de los árbitros españoles, de repente creía en una gran conspiración en su contra: ante una sala vacía, clamaba: «¡quien haya visto el doble toque que levante la mano!» Quizá los cuatro monos que quedaban (cinco con él) no lo vieran, pero las cámaras y los sensores del balón sí. ¿Le sirve la excusa a él y a su tribu? Por supuesto: el Madrit para ellos no es el equipo que mejor compite del mundo, sino que sólo se dedica a robar, aunque al parecer no de forma tan sutil como otros que llevan décadas pagando a los del pito.

El cruce de cuartos es muy bueno; no visualizo de ningún modo al Arsenal, equipo blando y cagón donde los haya, eliminando al Madrid, así que el hueso nos lo encontraremos en las semis, PSGay con toda probabilidad (aunque quién sabe: ¡está ahí el Aston Villa buscando la Segunda!). Serán días para volver a cagarnos en Ancholoto, pero al menos no tendremos que volver a pasar por el dolor de huevos colcholerdo.

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– Patético de Madrid: 1 (Rory Gallagher)
– Real Madrid: 0 (Angeloti)

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Donaciones Champions – Una excelente oportunidad de ayudar a un amigo, ¡o de cumplir con el ritual europeo de victoria si se cree en eso!

La Edad de Hierro, 8 de Marzo 2025

Introducción

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Bloque 1, Política – Conversaciones de paz. ¿Por qué la gente creía que Ucrania podía ganar?

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Bloque 2, Más política: Expolio del erario público español por parte de los mediocres y caraduras. ¿Quién es David Azagra?

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Bloque 3, Literatura y cómic: Terminando de leer «Los Miserables». Libros de LF Baum. Cibercafé a la deriva

Bloque 4, Cine. Críticas de Love Actually, Los Intocables, Mufasa y La Sustancia.

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Mensaje sobre donaciones.

Cuando el hálpitro no es la excusa

Euler
No hay que darle más vueltas al partido. Que parece que nos estuviéramos jugando algo.

Con siete puntos de ventaja, estos son los partidos que pierdes cuando tienes que medir energía mental y física ante una eliminatoria de Champions, y el rival paleto va descansado y jugándose el partido de la temporada.

Visto lo visto en los mangazos sufridos y ayudas a la Farsa, hay que tomárselo como lo que es. Entrenamiento, y clasificación para la Champions.

Hoy no han necesitado hacernos un mangazo. Pero me juego la polla a qué si es Cubarsí el que hace el penalti al Betis, aquí no ha pasado nada. Tal cual.

Jugar contra eso, contra un CTA en plena forma, es un desgaste absurdo, teniendo el objetivo Champions.

Hasta RMTV está ya tranquila y relajada en esta liga mugrienta.

Redeus
Adquirieron 7 puntos de ventaja para esto, y se los quitaron de aquella manera. Ahora, sin Ceballos, Bellingham, Valverde y Asencio es más difícil.

Vinicius está mejorando en varios aspectos del juego, pero empeorando más deprisa en velocidad. Lo que le pasa es que no corre tan rápido, ya lo apunté aquí. Y no es algo coyuntural.

Me bajo de Arda, no se qué le pasa a este chico. Es un replicante de sí mismo, pero en la versión menos actualizada. Tarda una eternidad en tomar una simple decisión de pasar un balón poco comprometido. No digamos ya el resto de acciones más complejas como dribblings o conducciones. Hasta para sacar un corner se reconfigura demasiado, si fuera tenis le indicarían un warning.

A Mbappe le sacan una muela y se le viene el mundo abajo. Todo le afecta en su estado de forma y lo que ha ganado lo pierde a saco y vuelta a empezar..

Liga perdida. Está justificado, no nos vamos a engañar por todo lo que ha pasado.Pero la estadística es lo único que les jode el relato a los culés y en eso están.

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– Blasinfantianos: 2
– Real Madrid: 1 (Ibrahim)

Por qué el Madrid no se irá a ninguna parte

No dudo que las personas que en estos días especulan sobre si el Madrid abandonará o biocoteará la competición liguera lo hacen con honestidad, e incluso pensando que tal cosa puede llegar a ocurrir, pero mi deber es decirles afectuosamente que están totalmente desconectados de la realidad: el club va a seguir disputando la Liga exactamente igual que lo lleva haciendo casi un siglo, con cambios que todo lo más serán cosméticos y simbólicos. Y ello por una serie de motivos bastante sencillos de entender cuando se exponen ordenadamente.

Para empezar, el fútbol es una dinámica de hábitos profundísimamente arraigados, tanto desde el lado del aficionado como desde el de los clubes y cuerpos gobernantes: se juega semana tras semana, se completa una temporada, se descansa un poco y se vuelve a empezar, una y otra vez. Puede haber desacuerdos mayores o menores sobre cómo debe organizarse todo, sobre si a uno lo tratan con mayor o menor justicia, o sobre cuánto hay que pagar exactamente a los árbitros para obtener los resultados deseados, pero a la semana siguiente todos están ahí en la casilla de salida, ya sea jugando u observando el juego. Es ingenuo pensar que los dirigentes no son igual de adictos al fútbol que el socio más acérrimo de una peña, y también se debe entender que en este deporte hay un santo terror al cambio, ya sea en las estructuras o en las reglas (bueno, si una regla se cambia para empeorar el juego puede haber más diligencia).

Otro punto fundamental es que los clubes, hasta aquellos más ricos y mejor organizados, viven al día, dependen de competir constantemente para su supervivencia económica, y no pueden de ningún modo permitirse una ruptura chulesca, poniéndose el mundo por montera. Esas cuentas del Madrid que parecen tan sólidas y saneadas se acercarían peligrosamente a la quiebra con tan sólo perder seis meses de los ingresos obtenidos por participar en la Liga. No hay «hucha», y seguramente nunca la habrá, porque el deporte profesional no está diseñado para acumular capital, simplemente para dirimir «quién es el mejor», y cualquier ingreso se reinvierte en pos de ese objetivo. Un Fenerbahce o Olympiakós de la vida pueden permitirse muy ocasionalmente estas chulerías de abandonar un campo o no presentarse en el mismo, pero porque son entidades microscópicas comparadas con el Madrid, y con todo son plenamente conscientes de que cualquier exlusión sólo puede ser temporal, so peligro de desaparición del club.

Luego está la naturaleza de Florentino Pérez, quien de ningún modo tiene un espíritu beligerante ni rompedor. Ese es el aspecto en que más se diferencia de Bernabéu, y siempre ha dado una suma importancia a mantener esa bobada de la «normalidad institucional»; lo más fuerte que puede llegar es a decir, con un hilo de voz, es «a lo mejor hay que recordarle a esa gente quién es el Real Madrid», creyéndose por ello poco menos que el Cid a las puertas de Valencia. No ha tenido nunca carisma natural ni ha sido bueno con los medios, por si alguno ha olvidado sus repetidas y bochornosas apariciones en antros periodísticos como El Larguero o Punto Farlopa. Sus actuales «armas mediáticas» son la marginal Real Madrid TV y un portal de pajilleros medio opusinos, La Galerna, cuyo número de lectores coincide casi exactamente con el de redactores. Hablamos del hombre que tiene desde hace una década a Emilio Butragueño como portavoz institucional, y que ha escogido a la institución más rabiosamente antimadridista del planeta, el F.C. Barcelona, como su principal socio estratético.

En contra de lo que puedan pensar los acólitos del culto al dinero, los que piensan que Elon Musk, el «hombre más rico del mundo» (en papelitos) es un genio, Pérez no es un brillante estratega ni lo tiene todo planeado. Es un gestor aseado que ha acertado en ciertos puntos clave y que ha sabido cabalgar la ola espiritual del Madrid (un ente colectivo de mecanismos misteriosos); esto, por supuesto, lo coloca por encima del empresario o dirigente deportivo español medios, pero hay que admitir que no ese no es un listón excesivamente alto. Por supuesto, no existe ni atisbo de oposición: cuando surgió un think tank que amenazaba con provocarle algún apuro aunque fuera a nivel de discusión conceptual, le concedió una grada de animación y ahí acabó todo; grada que por supuesto es extraoficial y clandestina, para que quede siempre claro que puede desaparecer con una palabra del jefe. Por supuesto, es imposible obviar el affaire del estadio, un quiero y no puedo de 1.200 millones de euros que queda como un monumento a la horterada y la poca exigencia españolas, cuyo corolario ha sido el skybar, esa chapuza sideral (nunca mejor dicho) directamente achacable al club por querer ahorrarse cuatro cuartos.

No, estimados lectores: el Madrid no va a abandonar la Liga, ni va a sacar al equipo de ningún partido, ni va a alinear Equipos B. Porque en el fondo jamás se convencerán realmente de que la Liga está adulterada, y pensarán ingenuamente que la semana siguiente todo estará bien, que esta vez sí les arbitrarán con justicia; como cuando yo jugaba en un equipo aficionado que quizá era el peor de la historia y cada semana pensábamos que podíamos ganar después de haber recibido otro 7-0; este infantilismo es inherente al fútbol. Porque si piensas que la competición es corrupta, que no vale, ¿por qué la validas jugándola semana tras semana? Las cartitas de protesta deben resultar sumamente hilarantes a los dirigentes que ven cómo a la jornada siguiente el abajofirmante vuelve a por más, al igual que el aficionado. ¿Alguien cree seriamente que gente que ha tenido cuatro o cinco décadas el fútbol como entretenimiento principal va a abandonar el hábito para, qué se yo, ponerse a leer?

En suma, todo seguirá exactamente igual para el Madrid, con el asidero de las victorias en Champions como eterna reivindicación, hasta que Flópor se sienta lo bastante seguro para lanzar su Superliga; lo malo es que puede morirse antes de completarla, como le pasó a Disney con el EPCOT, que fue concebido como «la ciudad del mañana». El aficionado es libre de seguir viendo la pantomima liguera o librarse de esa tiranía, pero de ningún modo debe engañarse con posibles rupturas que a día de hoy no son sino ficción.