Sí, bueno, ¿no? Ayer se empata por dos motivos principales: Angeloti hijodeputa (siempre) y defensa homosexual. Si estás en el minuto 93 de un partido defendiendo una ventaja, basta con tener seis o siete hombres de pelo en pecho, ni siquiera once, para defender esos dos minutitos. Pero no, lo que teníamos era un puñado de sarasolas, empezando por los dos dizque centrales, siguiendo por unos centrocampistas preocupados principalmente de sacar la pelotita jugada y terminando por un portero que mide uno noventa y tantos pero que por actitud en el área parece Alfredo Landa. Creo que la culpa le corresponde sobre todo al ucroniano, por no salir ahí con el puño fuera y reventar la bola. No es la primera vez que vemos con esos complejitos a este portero alto pero muy menor. Marikón.
¿Los penaltis? Me cago en mi puta vida, dejad de llorarlos como mujerzuelas, tened al menos esa dignidad; me recordáis al «hombre light» de la Trinca, pero cambiando «light» por «gay». Mirad, el penalti es una jugada que no debería existir, excepto en casos muy muy extremos como que te agarren o te tronchen la pierna cuando vas hacia una portería sin guardameta. ¿Qué es eso de regalar un gol porque te hacen una faltita dentro del área grande? En último término son dádivas de los árbitros, y si no te los dan te jodes y sigues adelante; mete un cañonazo por la escuadra y no tendrás que esperar a que la cucaracha de turno esté de humor para favorecerte. Más bien habrá que reclamarle a Borrachoti por hacer cambios según «jerarquías» y quitar a nuestro delantero más inspirado.
Y esa es la buena noticia que deja el partido: 40 años después del debut en «Cai» de Butragueño, tenemos un jugador que emula su espíritu tanto en el regate como en su forma de combinar. «El niño» es ahora un anciano acartonado, pero Ibrahim (desde ahora Ibragueño) lo representa espiritualmente haciendo así y así con ese característico «regate en una baldosa». Es un jugador al que siempre apoyamos en Fans (?), y reclamamos que se le iguale en la «jerarquía» con Rodry el de los tatus y la esposa chupóptera.
En fin, un poco lo de siempre. Hay que darle la vuelta al equipo como un calcetín, pero el presidente está muy tranquilo, mirando la costra esa que le han puesto al estadio e intentando autoconvencerse de que es bonita. Si el Negropé no le vuelve a pasar la polla por la cara, se lo soltará a la afición y entrenador como quien tira un hueso a sus perros, y dirá «ahí os las arregléis».
·····
– Pudrit: 1 (Ibragueño)
– Farleti: 1