Apoteosis mbapiana

Sí, bueno, ¿no? Embapé vino, vio, saludó, y todos los canis de Madrid fueron a verlo a él, como moscas a la m…iel. Este acto tan folclórico y tan en la tradición merengue nos recordó que al común de los mortales no le importan los politiqueos, ni en la vida pública ni en el fútbol. Por eso hay muchísima gente que no vota, y otra tanta a la que se le da una higa lo que Negropé hiciera o dejara de hacer en ese pasado remotísimo allá en Francia, donde jugó para clubes insignificantes. Ahora está en el Mandril, lleva la blanca y eso es lo que cuenta.

Como casi todo lo del fútbol me produce hastío (una excepción es el fútbol femenino, fenómeno particularmente cómico), apenas he visto nada del evento, pero sí me llamó la atención que el negro hablaba español algo toscamente pero muy de corrido, lo que los periodistas suelen llamar atrozmente «un perfecto castellano», como si estuvieran escuchando a Dámaso Alonso. Esto indica básicamente que el tipo es aplicado y con alma de líder; ambas cosas son buenas, porque lo último que necesita el fútbol es tontos y timoratos.

Estos actos, en el fondo, siempre se hacen a la mayor gloria de Florentino, quien pronuncia el discurso más anodino y previsible que pueda concebirse y se lo pasa teta. Se aprovecha también la ocasión para pasear a los monumentos vivos del club, y por ahí apareció Pirri y también Zidane, quien sigue siendo quizá el hombre más hortera de Europa, claramente vestido por una mujer que se considera estilosa, pero lleva sus trapos como si fueran elegantísimos, lo cual lo redime un poco.

En fin, llegó Embapé, el fichaje cocido con más lentitud en toda la historia del Madrid; a su lado, lo de Di Stéfano parece una transacción rutinaria y amistosa entre clubes. Se dice que su renovación con el PSG le hizo perder dos años de su carrera, y posiblemente sea cierto, pero al Madrid le vino de perlas, criando en casa a un crack mundial como Vinicius y añadiendo una Champions a las vitrinas para llegar a esas deslumbrantes 15. Ahora todo está en los pies de Negro Pesetas, a quien le toca demostrar que hasta en un club repleto de títulos se puede tener hambre y buscar el más difícil todavía. El triplete y el sextete real, esos unicornios del madridismo, pueden ser una buena brújula en su camino.

Pidro lo vuelve a hacer

Por Mari Kong, enviada especianal

Lo que no puede ser, no puede ser, y además es imposible. El sistema necesitaba a una Coja campeona, y la Coja ganó. ¿Inglaterra? Están fuera de la UE, son unos apestados, además de losers profesionales. En cualquier caso, buscar una lógica futbolística en estos torneos veraniegos es un ejercicio ocioso; podrán comprobarlo en un par de meses, cuando los «campeones de Europa» se conviertan en futbolistas del montón en sus respectivos equipos.

Se sentaban en el palco William of England y Felipe de España, genuinamente interesados en los que ocurría sobre el terreno de juego, mucho más que en cualquier devenir político de sus respectivos países durante la última década. Por fin sentían algo, después de mucho tiempo… ¡y sin las mujeres al lado! (o quizá precisamente por ello). Felipe se fue a casa pensando que Dios aprieta pero no ahoga… ha firmado las leyes más humillantes que se puedan imaginar para un rey (con minúscula), pero por fin tiene un título de selecciones, ¡como papá!

Por supuesto, Pedro gana, como siempre. Laespaña denosequé es campeona, y eso es un triunfo de la democracia (es decir de la izquierda), de los valores (de izquierda) y, por qué no, del feminismo; alguna forma encontrarán de relacionarlo si se ponen. El paro está más bajo que nunca, la economía como un tiro (en la sien), la diversidad está en cotas máximas y seguimos siendo potencia en derechos (sobre todo de los violadores). Nada puede detener este tren hacia el futuro, meta que se parece sospechosamente al acantilado de Thelma y Louise (¿lo ven? ¡Ahí está el feminismo!).

En fin, hay que celebrar; miren a esos colombianos, amargados por perder su final continental. ¡¡Ojalá pudieran ser tan felices como nosotros!! Pero no, no todo el mundo puede disfrutar de tales dones, hace falta haber nacido en la España del siglo XXI. Demos gracias.

La Coja será el final de España

En conversaciones con un emisario estadounidense, San Francisco Franco (AQESTESG), preguntado sobre qué acontecería en España tras su muerte, dio la siguiente respuesta: «Democracia, pornografía, droga y qué sé yo». Vease que, con la gran sabiduría que lo caracterizaba, ponía los tres fenómenos al mismo nivel, y vaya si acertó: llegó la democracia, por supuesto la droga, también la pornografía, y con el tiempo costó distinguirlas entre ellas; quizá por eso la PSOE quiere abolir la última, porque se ha quedado obsoleta.

En cualquier caso, con la llegada de la democracia empezó el gradual desmantelamiento del edificio social que el franquismo había construido meticulosamente, en un proceso que recuerda a aquel que decía José Mª García (alias Butano) del Real Madrid y Mendoza, quien primero iba a dejar sólo el solar de la institución, y luego ni siquiera el solar (es curioso que García siga renegando de Florentino, quien tiene al club más saneado que el opus y ha ganado ya más Copas de Europa que Bernabéu).

Para cuando llegó el 11-M, la ciudadanía estaba madurita madurita para iniciar la fase final de demolición. Se dice que aquel infausto acontecimiento mató el espíritu de la transición y provocó una ruptura irreversible, ¿pero no veníamos ya de una sociedad totalmente disfuncional? ¿Cómo puede calificarse de otra forma a un país donde media población odia cualquier símbolo nacional, donde en una de sus principales provincias existe un enorme apoyo a una banda terrorista, donde la discordia y la agitación sectaria del pasado es un deporte morboso? En medio de tal atmósfera, a ZP le cayó del cielo una herramienta propagandística de primera para aparentar normalidad y «paz social»: la Coja.

Partiendo de la inocente intención de Luis Aragonés de identificar a la selección nacional con un color concreto, al modo de «i biancoazzuri» y «les bleus», se aprovechó el pretexto para extirpar de las retransmisiones la palabra odiada, «España», sin renunciar por ello a infundir un muy vago sentimiento identitario en la nación donde se investiga si el abuelo de tu vecino fusiló al tuyo. «¡¿Cómo que no hay cohesión en España, con tantas banderas en los balcones?!» Claro que ocho años después las banderas que se colocaron fueron las de Ucrania, y algo antes de eso se salía a esos balcones a aplaudir un toque de queda totalitario. Quizá a eso se refiere la expresión «tonto con balcones».

Tan cohesionada quedó la España de Zapatero tras el Mundial que poco después se produjo el golpe de estado en Cataluña (uno de verdad, no el del hombre-búfalo de Trump) y Bildu comenzó un meteórico ascenso, hasta quedar a décimas de hacerse con el gobierno vasco. ¿Cuánto más cohesionado puede quedar el país tras el inevitable triunfo de la Coja en la Euro 2024? Se puede empezar por la aplicación efectiva de la amnistía, y luego el infierno es el límite. Dijo ayer uno de los escribas de Pedro J., en un símil repulsivo, que los menas de hoy pueden ser quienes violen las porterías rivales del futuro; hace falta alguien tan singularmente cretino y desconectado de la realidad como Exuperancio para expeler semejante vómito, pero no crean ni mucho menos que es una postura aislada: gran parte del espectro político social, especialmente aquella que en su vida sólo verá a un «mena» por la tele, la comparte fervorosamente.

Sí, la Coja pasará por encima de esos pazguatos ingleses, quienes llegan por primera vez en la historia a una final fuera de su país, y Pidro usará la victoria como un símbolo de su portentoso gobierno y su «milagro económico»; no descarto para nada que, aprovechando la coyuntura, además pida el indulto para los latrocinos de su cónyuge y algún otro botín de guerra. Aceptando resignado esta circunstancia, me atrevo sólo a pedir que se fusile a las decenas de miles de caspañoles que en estos días repetirán la falsa cita de Blas de Lezo sobre mear mirando hacia Inglaterra. Total, por cargárnoslos la crisis poblacional no va a ir mucho peor…

La Coja nos arrebata la esperanza

Sí, bueno, ¿no? Tal como pronostiqué, la Coja se ha convertido en una fuerza sorda e imparable, al estilo de La Nada de Michael Ende, ante la cual ni las selecciones con más solera pueden plantar resistencia. Ganarle a una Alemania anfitriona no es poca cosa, y sin embargo los de Luis de la Calva lo lograron sin especial esfuerzo, haciendo así y así bajo el liderazgo de Dani Olmo, no precisamente un aspirante al Balón de Oro.

Fue el último partido profesional de Toni Kroos (ya figura como ex futbolista en wikipedia), el jugador favorito de los panenkitas, aunque para mí es el señor que lleva un tatu de su hija pequeña con gafas de sol; esa cosa tan peculiar de las percepciones. Dice don Toni que se va a quedar en Mandril a enseñar a los chavales, y mira, eso está muy bien, a ver si nos salen muchos chavales que soben bien la bola. Gracias por los servicios prestados y por prestar.

El fúrbol se parece a los toros en que los momentos de belleza son cada vez más escasos y espaciados, pero ayer vimos uno de ellos: el espectacular cabezazo de Mikel Merino, a todo el estilo Bakero, movimiento cuyos detalles fueron captados plenamente por la tecnología moderna. Se da además la circunstancia casi prodigiosa de que el papá de Mikel, Miguel Merino, marcó en este mismo estadio con el Osasuna hace décadas, y lo celebró de una manera muy original, rodeando el banderín de córner. Mikel imitó la celebración de su progenitor, hecho si cabe más bonito por el muy improbable cúmulo de circunstancias que lo propició. La red, siempre rauda en sus reacciones, incluso ha creado un remedo del logo de Air Jordan, bautizándolo Air Merino. Claro que quizá lo más asombroso de todo sea que Rivero fuera el comentarista de ambos partidos, el del padre y el del hijo… ¡casi 40 años chupando del bote!

¿Entonces qué hacer con esta Coja del muy católico e hijo de perra Luis de la Calva? Nada, relajarse y disfrutar. Francia, con un Mbappé enmascarado que no puede ni con los huevos, caerá sin excesiva resistencia. Sería un error pensar que Von Rothbart es el único maestro con dominio de la psicomagia futbolística, y parece que un gurú poderoso está trabajando para la selección, con tácticas tan diabólicas como sentar en el palco a Pidro Sánchez, el mismo día en que su mujer declara en el juzgado custodiada por 25 lecheras. Realmente hay que reconocer que el tipo es el puto amo, va a durar más que Felipe, ante la complacencia de la España rumiante y lanar. Ni siquiera descarto que el muy cabrón se suba al «utobús» de la celebración llevando la copa en mano. Es mejor, en suma, ir haciéndose a la idea de que el único futuro que nos espera como país es el turismo y los títulos de la Coja.

Doitschland ubres alles

Antiguamente se decía «el fútbol es un deporte donde juegan 11 contra 11 y siempre ganan los alemanes». Luego la disciplina se volcó más hacia el profesionalismo de los clubes y hubo que cambiar el final por «siempre gana el Real Madrid». Esto no obsta para que los «alemanos» sean de lejos la selección europea más exitosa, pasando repetidamente su rabo por las caras de los rivales en diversos eventos de estos que juegan las selecciones, con momentos tan destacados como el «Maracanazo II» en aquel mundianal de hace exactamente diez años.

Pero nada permaneces, y en fútbol menos, y la escuadra germana ha dado signos de debilidad y amariconamiento en las últimas citas, como ese Mundial de Cagar donde andaban tan preocupados por los derechos gueis. En estos cuartos de final contra la Coja (ex España) tienen la ventaja del anfitrión, pero también pueden ser víctimas propicias de una fuerza en alza, purgada de madrilismo y de Rubialismo. Una Coja multicultural, humilde, sin estrellas, sanchista.

Hay que decir que en estos tiempos de «gran reemplazo» futbolístico, Alemania se las ha arreglado para no ser muy negra, teniendo sólo a unos pocos negros carbón como nuestro Runigger, si bien muchos de sus componentes son moros o pseudomoros. Para una composición racial más pura hay que irse a la selección de bolleras, como puede verse en esta foto, pero estas muchachas no suponen una esperanza de nada, pues les encantan las tijeritas, tal como indica el brazalete arcoris portado por la capitana, totalmente injustificado en un evento como la Nations League.

En fin, el mundo está en una decadencia imparable. En EEUU manda ViejoUS, si gana Tran no nos salvará de nosotros mismos, Xiyipín se descojona de todos los demás y Púchin nos ha dado por imposibles. Si la I Guerra Mundial fue desencadenada por algo tan aparentemente intrascendente como el asesinato del archiduque Francisco, la victoria de la Coja la Euro podría ser la que desatara la III.

La Coja es imparable

Por Panke Mao, enviado especianal

De forma poco ceremoniosa arrasaron los pupilos del señor calvo español a los primos de Edward Shevardnadze, prócer georgiano. El sabor de moda en la «piel de toro» es Nico Williams, un señor con pinta y apellido de vasco de toda la vida, a quien el Barcelona ficharía muy gustosamente si le quedara algo más que vender. Andan preocupados mis colegas españoles porque el muy probable triunfo español en esta Euro consolidará la dictadura pedrosanchesca, pero quiero tranquilizarlos: en China, una vez entendimos que la «dictadura del proletariado» duraría 200 años tirando por lo bajo, todo el mundo renunció a cualquier fútil rebelión y gracias a ello se implantó el capitalismo más cafre, gracias al cual podemos mirar por encima del hombro a los europeos y americanos, a pesar de nuestro micropene.

Como mencionó mi colega P.O. John, el éxito de una selección no tiene mucho que ver con su nivel de juego, sino que se trata de dinámicas (en buena parte mentales) que llevan a ganar muchas cosas seguidas. Es por ello que esta Coja tiene algo de inexorable, como Thanos, y los pobres alemanos no tendrán nada que hacer contra ese colección de morinegros. Quedará así validado no sólo el sanchismo, sino las acciones de la RFEF tras el caso Jenny Hermoso, por lo que también ganará el feminismo ultramontano español.

¿Es todo esto malo? No lo sé, pero es inevitable, como el Madrid cuando juega la Champions. Y ese es el consuelo que le quedará a los aficionados españoles no cojistas: que tienen un equipo igual de capaz de dar la matraca. ¿Qué pasaría si esos dos se enfrentaran entre sí? Quizá alguien debería organizarlo…