Decía Zipayo antes del encuentro en el Porcelanosa que ese partido era «el más importante del año», dando a entender que permitiría ver si los jugadores querían volver a ser un grupo competitivo o si dejarían pasar otro año a título de inventario. Dicho y hecho, a los 12 minutos cagadón de Ramos y gol en contra. Luego a sudar mierda, empate y gracias. ¿Qué pasó, los jugadores se despollaron en la cara del míster? Pues a ver, tampoco: yo creo que lo intentaron sinceramente, pero me parece que Zipayo quiere aspirar y sorber al mismo tiempo; es decir tener un equipo con garra de juveniles pero poniendo a tipos que no es que estén de vuelta, es que se han vuelto a ir y ya están en el chiringuito de los jubiletas, escuchando al Consorcio, a Cantores de Híspalis y la lambada.
Dejarte los huevos cuando ya tienes la vida hecha es muy, muy difícil, casi imposible, por antievolutivo: ese esfuerzo implica desgaste y riesgo, algo que no te importa cuando tienes 20 años y todo por conseguir, pero que importa y mucho cuando los trofeos desbordan la vitrina y los billetes la cuenta bancaria. El Madrid de Lolari, que no era nada del otro jueves, transmitía porque tenía varios jovenasos sin nada que perder y reivindicándose en cada jornada. Reguilón diciéndole a Mensi «Pulga, ¿qué te pica?» me aporta más que diez partidos «aseados» de Tita Kroos.
Así las cosas, ¿puede Zipayo hacer jugar a su Madrid como un equipo de jóvenes aspirantes? Se antoja muy complicado, pero no sería la primera vez que ha roto los pronósticos, y parece justo darle 15 partidos para lograr la cuadratura del círculo. Eso sí, vienen partidos contra Cerdilla, PSG y Paleti que no son exactamente aptos para probaturas… ¿Sería posible que en un momento dado entraran varios jovenasos al equipo? Eso va contra los instintos zipayiles, la verdad, pero alguno podría tirar la puerta, a lo mejor Vini si aprende a chutar a ídem. Pero mientras no ocurran semejantes portentos, parece que nos vamos a hartar de ver los onse cabrones.