Empiezo diciendo que no tenemos ni puta idea de lo que pasa en el club, y si llegamos a tenerla será dentro de mucho tiempo, seguramente años. Pero creo que es bastante seguro que una relación como la del Real Madrid y la de Cerre7 no se rompe por un calentón, ni de forma unilateral. Como en casi toda relación, las cosas llegan a un punto de ruptura, y en ese momento ambas partes dicen «tú por aquí, y yo por allí», con niveles variables de cordialdiad o animadversión.
Cristiano Ronaldo se ha sentido «triste» varias veces a lo largo de su estancia en el Madrid, una tristeza que se curaba en cuanto era tratada con el mejor antidepresivo, la eurina. El Madrí no ha tenido inconveniente en administrarle este portentoso fármaco repetidas veces, además de poner el club a sus pies, porque lo del portugués era prácticamente una vicepresidencia. Y ahora el club ha decidido cortar el grifo, por motivos que podemos deducir con un mínimo de imaginación.
Seguramente la principal cuestión sea la pasta. Tener una superestrella en plantilla siempre es un riesgo económico, porque es un activo que puede quedar fuera de servicio en cualquier momento pero que cobra su mensualidad religiosamente. En caso de haber accedido a las nuevas pretensiones del jugador todo indica que nos habríamos ido a los 60 millones brutos anuales por un jugador de 33 años y medio. Cierto es que aporta ingresos por publicidad, pero no tantos como podríamos pensar: Ronaldo se embolsa entre 25 y 30 millones anuales por publicidad (fuente 1 y fuente 2), por lo que hablaríamos de unos 10-15 millones anuales para el Madrid antes de impuestos; otra cosa es el incremento en el valor de marca, pero desde luego no es un contrato que se pague solo.
En cualquier caso, ¿puede permitirse el Madrid pagar 50-60 millones a un futbolista? La respuesta es rotundamente sí, pero el punto clave es que Ronaldo no es el único jugador de plantilla, y por más que sea la estrella llega un punto en que da demasiado el cante que el primer sueldo sea más del doble que el segundo, y todo quisqui empieza a decir «qué hay de lo mío». Yo, que he criticado a Flópor hasta la extenuación y lo he puesto de senil para arriba, no puedo más que apoyarlo decididamente en esto: la contención salarial es la piedra angular que sostiene al club actualmente, y puedo apostar vacas contra pajaritos a que ningún jugador que venga va a cobrar más de 25 millones netos.
Pero dudo que haya sido sólo una cuestión de dinero; el Madrid podría haberse sentado con el jugador como otras veces, hacerle una subidita por aquí, darle una prima por allá y todos contentos. Pero creo que Flópor simplemente se ha cansado del mamoneo, y otra cosa que hay que elogiarle es que nunca ha tenido a jugadores a disgusto en el club: la puerta está siempre abierta. CR por su parte también se ha cansado del Real, no sólo por el tema del dinero sino porque la garganta profunda que le hace el club no llega aún a la campanilla; probablemente esté sorprendido de que la directiva no le agradeciera el privilegio de tenerlo con nosotros mientras le firmaba la mejora. Que se vaya, que se vaya a ese estadio de 41.000 espectadores, a afrontar el reto de ganar la 8ª liga consecutiva de la Juve y a ganar más que Griezzman, que al fin y al cabo es lo que importa; por Dios, no le privemos por nada del mundo de esa felicidad.
Queda la cuestión de la despedida/homenaje. Por mí pueden sacarlo bajo palio del estadio o de una patada en el culo, sinceramente me la suda; el término «leyenda» me parece algo pueril aplicado al fútbol, aunque si alguien se acerca a merecerlo es un calvo que se fue hace mes y medio, no una señorita con problemas hormonales; personalmente me resultan irritantes las personas que no respetan los contratos (aunque jamás aceptarían una bajada salarial) y que no aprecian el disfrutar de un buen entorno para desarrollar sus capacidades. La cuestión delicada es cómo vender que no se va por dinero, cuando se va principalmente por eso. Si yo fuera Florentino le dejaría despedirse como le saliera de los cojones; eso sí se lo ha ganado, y cualquier otra cosa sería antinatural. Con Tópor ya se intentó algo parecido y fue un verdadero desastre.
Pues eso, que tanta gloria lleve, etc. Aquí la leyenda-leyenda es el club, y estoy convencido de que abandonar la grandiosa-opresiva sombra del portugués le permitirá iniciar una necesaria renovación, probablemente titubeante y con altibajos, pero llevando en su interior la semilla de glorias no muy lejanas.