Por Rappol
En Fans estamos acostumbrados a poner la herida antes que la venda, y habida cuenta de los muchos éxitos recientes de la LFP, del CTA y del JÓDT (Lamingamal), todo invitaba a pensar que la visita al Levante no podía ser otra cosa que el típico «partido trampa» (de manuanal) que pudiera servir para que la antisfera pudiera ocultar el reguero de éxitos democráticos que, con tanta constancia, representa el equipo de los palcos BEP. Nada más lejos de la realidad por más que, en cualquier caso, el exquisito respeto por las tradiciones dignifique culturalmente a este espacio virtual por encima de cualquier otro lugar del espacio-tiempo en el que se hable del Real Madrid. Aquí se respetan los usos y costumbres de «undergroundismo blanco». Y si no, te pegamos con una bandeja de metal en el jeto hasta que decidas embarcarte en un esquife-chunda-chundero para salvar al mundo de sí mismo.
El partido en su arranque tenía el típico aspecto de partido que se juega ante un equipo muy menor en la zona del levante español, aquejada de pequeñez futbolística desde hace muchos años, salvo en una aldea que resiste irreductible en la tierra de los supermercados rentables. Preocupaba, si acaso, Etta Yong, un viril negro rematador con sangre y aspecto de querer quedarse en España (le pega el Atlético de Madrid) o pirarse a las Islas Británicas a confraternizar con el «funny crowd» que tienen montado allí. «Que no se lesione nadie» (y nadie se lesionó), «que Vinicius levante cabeza» (y Vinicius la levantó), y «que Franco fusile» (y Franco, al fin, fusiló). Porque «que marque Siquesá» parece que ya ha dejado de ser noticia.
El equipo estuvo muy bien (Galonso dixit); pero sin belleza no hay bien, ni equipo, ni nada luce para poder ser perforado. Vinicius —que parece que se empieza a tomar en serio su renovación—, comenzó a menear el frente de ataque ante una incierta flaccidez siquesiana y el espíritu percusivo de Franco, que estaba loco ya por fusilar de una vez por todas una red contraria. El resto de las líneas se acompasaban sin muchos aspavientos, destacando los chispazos que le pegaban al Bombero Torero, loco de alegría por su titularidad.
[Hay que hacer notar que el rol de Galonso como gestor de plantillas se va aquilatando. Tan malo es tener demasiadas inercias, como una plantilla descompensada o una plantilla amplia y talentosa, como es el caso. El trabajo que Galonso hace para que «todos estén enchufados» está resultando fructífero, por el momento]
De esta guisa, y después de que el equipo probara algunas veces al cancerbero local, Vinicius agarró un balón por la derecha y metió un gol cremoso y dilatador; un gol de una plasticidad exquisita, como si estuviera en una playa de Copacabana chutando un balón de playa (hay una repetición por ahí en diagonal desde el palo largo, y… ¡boah!) «Opening the can with art», con bailecito incluido y… en fin, este sí es Vinicius. Y si tiene que ser tonto y bocazas, pues bienvenido sea. ¿O acaso no estamos en un país inclusivo, como le gusta tanto repetir a la chusma política de izquieda? La inclusión, amigos, se demuestra incluyendo…
A partir del gozoso exterior de Vinicius, el partido entró en una fase en la que se palpaba el «os vamos a follar el culo, levantinos», y Franco se puso a probar el paredón local con gracia y voluntad, pero sin éxito. Hasta que Vinicius (otra vez) montó una contra por la izquierda (traidora siempre para las defensas laxas) y sirvió una pelota deliciosa al espacio para que Franco, por la derecha, Franco, que es el más tantuono de todos los tantuonos pelotudos argentinos que hayan pisado el Madrid desde Di María… para que Franco, digo…para que Fran-co, a-fir-mo… corriera hacia la portería y fusilara con un buen tiro en carrera por la escuadra del palo corto, sin excesiva violencia, como pegándole un tiro en la cara al portero, cuidando de ponerle una almohada delante antes. 0-2 y galones de Sargento Primero para el chaval.
Soltados ya un par de buenos mojones mediáticos —porque la prensa tampoco es tonta y juega al mismo juego que se juega aquí pero con las cartas marcadas y la propiedad exclusiva de todas la barajas—, el Real Madrid apuró las copas de blanco para irse al descanso esperando el plato de la segunda parte.
En el segundo acto, el Levante se estiró un poco y comenzó a financiar esféricamente un poco a Etta, que andaba por el momento más perdido que Patxi López en la clase de 5 años de una ikastola. El ataque de orgullo local tuvo su premio en una jugada defendida con cierta parsimonia por Piterjausen (tres semanas puntando mal en mi Fantasy, le voy a bajar el rango SS), y manejada de forma bastante sospechosa por Pijamita, que seguro que lleva a Etta en su Fantasy… 1-2 e incertidumbre…
Ni de coña. Siquesá en un par de jugadas consecutivas dejó claro que ahora mismo es el atacante más en forma de Europa. Rascó un penalti de listo (el penalti que se saca a los defensas tontos), lo clavó tranquilamente a lo Panenka; y acabó con un gol estilo Manada Nazario, tras magnífica combinación entre Carreritas y Gooler (otro partido más de crecimiento para el turquito) que fue quien sirvió la asistencia para desatar la Estampida Siquesiana.
Finalmente, El Comandante Morales salió a pasear ojeras, y Galonso repartió golosinas y cambios motivadores para la tropa de segunda y tercera unidad. Está la titularidad cara ahora mismo en el Real Madrid, y las rotaciones están a la orden del día. Con buena polla, bien se folla, que diría Bordalás. De «Sweaty Divorced» hablaremos otro día.
18 de 18. «First in the ass, then in the cunt».
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– Levante: 1 (?)
– Real Madrid: 4 (Puficius, Francisco Franco, Mepajeé (2, uno de pen.)