Once años haciendo el tolai

madrid
Perdido para siempre.

En esta ocasión no voy a hacer una de esas autoentrevistas tan amenas, sino una pequeña reflexión personal. Hace 11 años empecé Fans del Mandril, y hace 16 me di de alta como socio del club. Hoy día, sinceramente, no sé si haría una cosa ni la otra, por varios motivos. El Madrid se ha empeñado tanto en decepcionarme que me cuesta realmente encontrar motivos de identificación, y no me refiero a las derrotas, o no sólo a ellas; al fin y al cabo, el Madrid gana muchos títulos (he visto cuatro Champions), y en la naturaleza de la competición está el perder.

Quizá el problema está en mí, pues no es que creciera con un Madrid muy ejemplar (el de Mendoza), pero casi nada de lo que veo se parece con lo que algún día soñé. No veo clase, ni elegancia, ni un sano orgullo, ni ambición, ni imaginación, ni diferenciación: sólo veo tatuajes y peinados ridículos, publicidades de emiratos siniestros en camisetas clónicas, futbolistas paletos convertidos de facto en los amos del club, periodistas paletos metiendo la cuchara, horarios demenciales, un rival desleal e insufrible convertido en punta de lanza de un régimen segregador y odioso, un presidente conservador y decadente y una afición endogámica y autodestructiva, que sólo sueña con preservar sus obsoletos mantras hasta el final de los tiempos.

Imagino que al aficionado de cualquier equipo, mientras la bola siga rodando de un modo u otro, todo esto le trae exactamente al pairo, pero lo cierto es que me he cansado del fútbol: me parece un fenómeno demasiado alienante, está demasiado desvirtuado y, como reza el dicho, es un deporte para caballeros jugado por burros. Ciertamente el objetivo de estas palabras no es que dejéis de ver fútbol, para empezar porque sé que no lo haréis; más bien es una llamada a relativizar, a no llevarse disgustos por ningún partido y desde luego a ocupar nuestras vidas con otras cosas, cuantas más mejor. Según se van cumpliendo años, dos horas son muuucho tiempo, y hay cosas mejores que hacer con ellas que ver a unos tipos correteando; no pasa nada por perderse uno o varios partidos. También me permitiría sugerir que no inculquéis el futbolerismo a vuestros hijos: sinceramente, no sé qué ventaja puede aportarles en la vida, más allá de cargarles con aún más de nuestros prejuicios y manías. Si tienen que aficionarse, ya lo harán ellos solitos, y seguramente sean del equipo de sus padres. O quizá no sean de ningún equipo: a lo mejor les gusta sólo jugar.

En fin, pese a todo esto Fans sigue, porque si algo tengo claro es que los fansistas son mejores que los madridistas, y aquí seguirán teniendo un refugio para compartir, más que la visión sobre algo tan limitado como el fútbol, una particular óptica sobre la vida (sin por ello dejar de ser un grupo muy heterogéneo). Y aunque no me gusta exagerar la importancia de los aniversarios (al fin y al cabo para cumplirlos sólo hay que dejar pasar el tiempo) seguir tantos años en activo tiene sin duda su mérito, y todavía seguiremos algo más por aquí. El que no haya donado, que done, y al loro: en rincones de la red como éste perviven algunos puñados de hombres buenos.

Funding Fortnight!

taberna

Sí, amigos, hemos llegado al final de otra temporada llena de éxi… bueno, al final de otra temporada. En fúrbol no nos comimos un cagao, pero hay que congratularse por el excelente ambiente que se vivió en e la plantilla y por la consecución de ese trofeo de repercusión huniversal, el Mundialito (Yeeeeaaaah!!). Además, en blásket nos llevamos la mayor alegría de los últimos lustros, con la consecución de la ansiadísima Novena, y vamos camino del triplete (¡al loro, que no estamos tan mal!). Ya sé que a algunos os sabe a poco, que querríais llevaros un título gordo de fúrbol todos los años y poder simpatizar con los jugadores de la plantilla, e incluso admirarlos; tener once modrics o tonikrosses. Pero desengañaos: nos hacemos más viejos y más cínicos, y según pase el tiempo los jugadores nos parecerán cada vez más malcriados y cabezahuecas, y en general los odiaremos más que los amaremos. ¿Títulos? Hombre, seguirán cayendo por goteo como hasta ahora, pero no contengáis la respiración esperando dobletes y tripletes; más bien hemos adquirido cierta maestría en la consecución de nadapletes.

Sin embargo, aquí en Franks del Mandril tenéis vuestra fiel taberna donde compartir inquietudes y penas con vuestros semejantes, cagaros en toda la plantilla uno por uno, comentar lo mal que va el país y reafirmaros en que son todas unas putas (¡brindo por eso, hermano!). También podéis pelearos con el pesado o con el loco del bar, porque al fin y al cabo somos onvres y llevarse todos bien es de maricones. No os preocupéis por la hora, siempre andará por aquí el Socio vigilando el local, Erik libando segoviano o Lucas contando las perras de sus negocios.

Es un establecimiento de 24 horas y gratuito, pero con un bote de propinas que se abre dos veces al año, y al que quitamos la tapa para esta «Funding Fortnight» de Junio. Si no os suena el palabro, «fortnight» significa quincena, que será el tiempo durante el que la página reducirá un poco su actividad y se recogerán vuestros generosos óbolos. Cada uno en la medida de sus posibilidades, claro: si tienes 1000 lauros que te sobran por ahí, ¡mándalos a Franks! Si lo que te sobran son 5 lauros, pues manda eso. Todos ellos serán gastados con justicia y prudencia, y compensarán la ingente cantidad de horas que le come al autor esta péich que está a la esquina de su 11º aniversario. Si tenéis algún negocio y preferís donar en especie (jamón, vino, libros, putes…) podéis escribirme a correo@fansdelmadrid.com y os diré dónde mandarlos. Como siempre, podéis usar Peipal o transferencia (consultar cuenta en el mismo correo). Así que nada, a cargar las pilas, que la temporada que viene sin duda estará cargada de… emociones. Sí, eso; emociones.
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Para que el mal triunfe…

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La cita de Edmund Burke sigue siendo igual de cierta 250 años después. Y el principal motivo para que el mal ondeara ayer sus estandartes en el estadio olímpico de Berlín ha sido la desidia y el agotamiento del jefe de las fuerzas aliadas, el sr. Flóper. Mientras la tropa oscura aprovechaba la fuerza que sólo concede la total falta de escrúpulos, don Flóper andaba discurriendo cómo echar al cáncer calvo del Madrid asumiendo un coste personal y económico cero, es decir hacer la tortilla sin romper los huevos; será que se han acabado los huevos en Chamartín. Quiso ser estricto y a la vez dulce como la sra. Darling, y ha acabado teniendo una autoridad que se basa únicamente en la ausencia de alternativas y la costumbre del poder. Mal, Floper, muy mal.

Pero aunque el presente sea lúgubre, el presidente podría hacer muchas cosas desde hoy mismo: para empezar, promover de una vez unos protocolos antidopaje propios de un continente y unas competiciones profesionales que se respeten a sí mismos. Ya no le pido ni cortar la vía intravenosa con UEFA y FIFA – esas organizaciones mafiosas- sino que, mientras estemos dentro, exista alguna semblanza de competencia limpia, donde no ganen los mejores especialistas en «medicina deportiva» ni los que tengan los mejores «dietistas» en pueblos perdidos de Italia. Esto lo digo tanto los años que perdemos, como éste, como aquellos en que ganamos.

Pero sobre todo, Floper debería ir preparando un delfín, uno que sea bueno bueno, tipo Flipper, aunque no es que debamos albergar muchas esperanzas a este respecto: se habla de Fernández de Blas, que al menos es uno de los junteros menores de 70 años (risas), pero si Floper se ha pasado 15 años pensando «qué haría Bernabéu» (convirtiéndose por ello en una triste copia), De Blas seguramente haría lo propio con Floper. ¿No tendrá esta gente algún sobrino joven, listo y descarado al que el florentinismo -no digamos ya el piperismo- le huela a naftalina? Pero ná, los jóvenes brillantes españoles están interesados en cosas distintas que un club que ha vinculado su futuro -como dijo explícitamente el presidente- a la endogamia; un completo sinsentido. Para eso es mejor irnos a la S.A.

Lo más curioso de esta historia es cómo el Barsa ha cambiado el paradigma sobre cómo ganar títulos: se lleva Ligas, Champions y hasta tripletes como si no costara, con presidentes delincuentes y poniendo como entrenadores a bultos sospechosos como Rijkaard, un tipo con cero partidos en Primera como Guardi -cuya aura queda ahora fuertemente en entredicho-, gente con graves problemas de salud y triatletas a los que echaron  de ligas menores por inútiles. Los únicos patrones reconocibles son gastos descomunales en jugadores (aunque sea estafando a sus dueños), una ascendencia institucional más que notable y dietistas, muchos dietistas; la importancia de las dietas en el fútbol. Yo no pido al Madrid que emule ese modelo de mierda, sólo ser la mejor versión de sí mismo posible; y hoy día está demasiado lejos de ello.

No llores, coño

Pues nada, se consumó el tema Benítez, y… no tengo mucho que decir, la verdad. Apenas he visto unos segundos del magno espectáculo, porque no sé qué podría aportar ahora mismo a mi vida, especialmente las palabras Floper, cuyas intervenciones parecen un copia/pega desde el año 2000. Cada vez que presenta a un entrenador, dice «Tenemos el convencimiento de que…», pero ná, no es verdad, Floper: no tienes el convencimiento de nada, porque sabes que acabarás echando al nuevo entrenador a la papelera, como hacía Jesús Gil en los sketches de Arús. Ha aseverado también «se conoce a Benítez por el brillante planteamiento de sus partidos»; joder, entonces cómo planteará los partidos la pléyade de entrenadores que llevan ganándole durante los últimos años. Así vamos, de lugar común en lugar común hasta el bostez final.

¿Del entrenador qué decir? Que está muy gordo y que tiene una cara muy cómica, la que él mismo se ha labrado a base de mucha comida, poco ejercicio y una perilla que ya estaba anticuada en tiempos de Quevedo. A mí no me parece mal que un técnico se emocione al ser presentado, ¿pero hasta el punto de que se te salten las lágrimas y no puedas hablar? Dan ganas de hacer un «doblaje» de los de Kojiro en twitter, y poner en su boca «Hostia, hostia, ¿de verdad puedo entrenar aquí?» Benítez recordaba sobre todo a un Carpanta (bueno, más bien un Protasio) que no acababa de creerse que, por fin, iba a mover el bigote. Lo veo en una posición de gran debilidad psicológica y no parece que pueda servir ni de aperitivo para los exquisitos antropófagos del vestuario.

Por supuesto, siempre quedará un sector de «madridismo japi», al que por ahora no hay especial motivo para contradecir. El inapelable tiempo acabará diciéndonos si esta etapa benitesca tiene algo de aprovechable o si se convierte la enésima celebración del caos. De momento, RB ha dicho que quiere a Bale jugando en su sitio y que le gusta Keylor Navas, dos cosas que si llega a plasmar en el campo ya serían una mejora notable sobre el agotado Carlo, quien ya está tomándose su segundo año sabático consecutivo. Pero estamos al principio de todo, y antes de tácticas y similares nos queda pasar por las impepinables semanas de calciomercato.

¿Benítez el ejecutor?

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Esta noche, tras ver una peli cojonuda, tuve una especie de epifanía sobre todo el «affaire» Benítez. Fue concretamente al observar la portada de Macarra de hoy, en la que se anuncia «Oferta millonaria del Besiktas a Casillas»; un titular raro, pues las portada de este tipo suelen ser del estilo «Equipo de élite ofrece pastizal indecente a jugador acabado por el privilegio de verlo con su camiseta» (ejemplo claro aquí). Quizá me estoy engañando, pero al ver una portada donde dicen «el Besiktas [es el único que] quiere a Casillas», el mensaje que me llega es que el Madrid quiere largar a este tío.

Pero en la práctica esto es algo muy difícil: Florentino, que es ante todo un presidente cobarde y populista -como casi todos los que hemos tenido, en realidad- no está dispuesto a asumir el precio político de dar la patada en el culo al insufrible ex-portero de Móstoles. Su esperanza la temporada pasada era que Ancelotti hiciera este trabajo sucio, pero no fue así: seguramente molesto porque no se fichara al portero alto que reclamaba, Carlo pensó que, siendo Casillas y Navas de características similares, no le compensaba la impopularidad que le habría supuesto poner de titular al desdichado costarricense. Era un círculo vicioso: Ancelotti pensaba: «Si quieres que siente al topo, dile que está fuera», y Florentino pensaba a su vez «si quieres que lo eche, siéntalo». Entre todos, la casa sin barrer.

La cosa acabó como tenía que acabar: con la despedida de un Carlo al que todos los jugadores quieren, pero no lo bastante como para dejarse los huevos por él. Florentino se encuentró entonces con que necesitaba un entrenador, pero sobre todo resolver el problema que tiene en el vestuario, y muy principalmente la cuestión Topo. ¿Pero quién querría torear ese bicho? ¿Un Zidane bisoño que además jugó con el mostoleño? ¿Un Klopp que sólo sabe decir «servesa»? ¿Un Emery que aún no ha entrenado a un grande? Parece injusto cargarle a un entrenador esa resposabilidad -más bien institucional-, y Mourinhos no hay muchos.

Aquí es donde entra Benítez, que ha fracasado sin paliativos el Nápoles (en Liga, 3º a 26 puntos del líder en su 1ª temporada, y 5º a 24 puntos en la 2ª; en Champions, dos eliminaciones muy prematuras). En ninguna cabeza normal entra que sus menguadas capacidades como técnico sean las adecuadas para reflotar al equipo. ¿Pero y si fuera ésa la ventaja? Benítez llega sin nada que perder, y todo el desgaste que pueda sufrir por sentar al Topo, cambiar de posición a Ronaldo o disciplinar a Ramos no perjudicará su ya mermado prestigio ni lo amargará especialmente; al fin y al cabo, la alternativa es el West Ham. ¿El juego? Bueno, seguramente Floper piensa que con que jueguen once futbolistas aptos ya estaremos mejorando; este año fuimos una casa de putas y tuvimos opciones en Liga y Champions. Para mí esto tiene una pinta enorme de proyecto a un año, con la consigna principal -muy limitada, ciertamente- de reinstaurar un cierto orden en el vestidor, y que quien llegue después se encuentre un ambiente saneado. Si cuando arranque la Liga tenemos en la portería a un tío sin injertos, significará que he dado en el clavo.

Laso, majete, nos debes un triplete

urocopas
Sólo falta un toquecito para el año perfecto.

Mentiría si dijera que nuestra victoria contra el Granca en el primer partido de los playoff fue una sorpresa; al fin y al cabo, somos los campeones de Europa, los putos amos, los dueños de la pista, ¡¡los uan!! Pero no queremos ser como el puto equipo de fúrbol y ganar Copasduropa para luego dormirnos en el torneo de la regularidad. Eso estaría muy feo. Por eso, hay que ganar esta jodida Liga y hacernos con el primer triplete desde tiempos de Carracuca.

Y eso pasa, claro, por ganar a la puta Farsa. El eslógan de los playoff de la ACB es «Todo es posible», pero esto es una puta mentira, claro. De hecho, la final es Mandril-Farsa en 9 de cada diez ligas, y ningún directivo de la ACB se va a jugar las pelotas a que pase algo distinto (hay unas semis de por medio con Bilbao o Valencia, pero será como fichar en la ofi). ¿Y cómo se gana a la Farsa? Fácil, jugando como en la Final Ford, donde alcanzamos un pico de juego óptimo: por fin equilibramos el interior con el exterior, y hasta convertimos a Kentaki Pollo Frito en un jugador válido para la élite, fazaña digna de una Euroliga por sí sola. Hemos sufrido muchas lolasadas en tres años, pero al final valió la pena.

Ganar la liga es importante porque significará que podemos mantener este nivel durante mucho tiempo, y liar una muy gorda en Europa sólo con meter algo de pasta en la sección. Incluso puede que montemos un equipo al que se le quede pequeña la actual Euroliga, y a algún gerifalte le dé por mover las neuronas y reorganizar de una vez este deporte a todos los niveles. Hay quien piensa que el basket europeo no tiene mayor interés existiendo la NBA, pero eso no es cierto, y voy mucho más allá: cuando nos dejen jugar la NBA también acabaremos ganándola, como hemos hecho con todas las competiciones que nos han echando a la cara (menos la Recopa, que era de maricas).

Liga ACB, cuartos de final, 2º partido: Granca-Mandril Teka, 12:40.

Y mientras tanto…

coche

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