Cristiano Ronaldo dos Santos, para mí el mejor jugador de la historia, se merendó ayer él solito Suecia en una espectacular eliminatoria de repesca para la Copa del Mundo 2014. Concidiendo con su escandaloso estado de forma, la FIFA ha ampliado por sorpresa el plazo de emisión de votos para el premio Balón de Oro, que designa al mejor jugador del año. El motivo oficial, «garantizar la representación de todos los medios y selecciones», es más bien difuso, y malamente justifica una decisión tan poco seria. Mi pálpito es que está más bien relacionada con los problemas de Josepp Blatter, factotum de la FIFA, en la cuerda floja desde la surrealista elección de Qatar como sede del Mundial 2022, y en sus horas más bajas desde el ridículo protagonizado en Oxford, mostrando su preferencia por Messi sobre Ronaldo, en probable estado de embriaguez. La ampliación del plazo de votación (que muy bien puede favorecer a Ronaldo) seguramente sea un intento por parte de Blatter de mejorar su imagen y la de la FIFA, tratando de corregir el patinazo de Oxford y de evitar la impopularidad que acarrearía no dar el premio a un jugador que ahora mismo se sale del mapa.
Pero el problema del Balón de Oro no es realmente su plazo de votación, sino que, como todo lo que toca la Federación Internacional, se ha convertido en algo corrupto e inservible. Cuando el premio era entregado por France Football había polémica muchos años, pero al mismo tiempo existía un patrón reconocible, y el ganador siempre se había llevado ese año alguno de los trofeos internacionales importantes. Al mover el peso de las votaciones de la prensa a todas las selecciones del mundo (votan sus capitanes y entrenadores), el premio se ha convertido en un ridículo concurso de popularidad, donde cuenta más la propaganda, las relaciones públicas y las apariciones televisivas que el mérito futbolístico real. Con la mano en el corazón, yo daría el premio este año a un jugador del Bayern de Múnich, que se llevó un triplete de títulos la temporada pasada. (¿Ribery, Müller, Robben? Ahí ya no entro). Y no digo que Cristiano no merezca dos y hasta tres balones de oro, pero este año no, y muchísimo menos Messi. Bueno, he leído a muchos culés que su 10 sí se lo merece, pero ya sabemos que el barcelonismo es más una secta que vive en una realidad paralela que una afición futbolística normal, así que no tomaremos esto en serio.
¿Cómo se puede regenerar el Balón de Oro? Pues del mismo modo que las Ligas nacionales y la Copa de Europa: rompiendo casi por completo los vínculos con la corrupta y arcaica FIFA. Las votaciones se deben reequilibrar, y yo eliminaría los votos de los capitanes de selecciones, dejando sólo a los seleccionadores y los corresponsales de France Football. Incluso podríamos sustituir a los seleccionadores por los místers de los clubes más destacados del mundo, los que realmente trabajan todas las semanas. Como mínimo, habría que combinarlos. Y desde luego no deberían votar representantes de países futbolísticamente irrelevantes; ya me dirán el valor que tiene un premio donde no vota el míster del Manchester United, pero sí el de la selección de Samoa. Por supuesto, habría que valorar temporadas, no años naturales, y no estaría de más establecer una puntuación previa en función de títulos (Liga, Champions, Mundial, etc). Un enfoque más radical sería olvidarse por completo de los títulos, y dejar que cada votante escogiera simplemente al que considera mejor jugador de la temporada. Tan sólo así el premio -o uno equivalente- sería significativo, dándole la racionalidad y transparencia de las que ahora carece por completo.