Rappol
La tarde empezó mal. Todo fueron retrasos y malas noticias, asuntos enquistados y palabrería cerebral. Y aunque estaba claro que no iba a ser un partido fácil, los malos presagios —desde las 17:26—, se fueron cumpliendo sobre el céspett del Etihad. Tras el primer cuarto de hora el Madrid se vio sobre el alambre, y allí se mantuvo durante varios tramos del encuentro: todos en los que se vio dos goles por debajo en el marcador y a merced de la fortuna rematadora del equipo inglés. Menuda parejita hacían en el banquillo Pepita y Lilla. Qué hijasdeputa.
Creo que puede decirse que el City es el equipo más agresivo tácticamente con el que los blancos han jugado este año. Casi todo lo que chutaron entre los tres palos se fue para adentro, como si fueran ellos el Madrid y nosotros la Gutural Leonesa. Cierto es que defendimos fatal, en general, perdiendo también bolas muy calientes —casi de sorteo— en la salida y antes de cruzar el centro del campo (en esas recuperaciones, el City es tremendamente efectivo a la hora de generar ocasiones clarísimas). También es cierto que creo que Carlo habrá tomado nota, aunque barrunto que seguirá insistiendo en el 4-3-3 para el partido en La Mastaba (que esperamos que sea Masrabo). La final está en juego.
Por dura que se pusiera la cosa de Pep, el Madrid jamás tiró la toalla como si fuera Estiarte en una sauna. Benzema y Vinicius estuvieron inmensos en lo que tuvieron, y pienso que si Rodrygo hubiera tenido el día hubiéramos vuelto al menos con un empate. Porque el City, si pierde la bola en los mismos sitios donde la gana, sufre por los mismos agujeros que el Madrid, sangra si le pegas cuchilladas y, honestamente, tiene un portero bastante peor que Pijamita; aunque el belga ayer ejerciera básicamente de recogepelotas de la red. Hay que ser sublime sin interrupción, amigo Tibutú. Yo te perdono, como te perdoné el día que la Cespettneta se pensó que todavía había Liga.
Atrás anduvimos desastrosos, insisto. Alaba jugó mermado, Militao acojonado, Azulete bajo de revoluciones y Carcajal abonado a la camiseta. Con todo, él y Nacho (en su rato) fueron los menos desentonados; con la inestimable ayuda de Valverde (partido titànico) y Eduardito (también en su rato). Estos detalles tan visibles por groseros puede que hagan que Cariño Carlo haga la del Chelsea dentro de una semana. Sea como fuere, volveré a decir que la alineación no me gusta.
Sin embargo, me quedo con un detalle final. Benzema puso el 4-3 con un panenkita después de fallar una pila de penaltis últimamente. Un 4-3 que le supo a victoria al madridismo y a derrota a todos los antis y peplovers del mundo. Porque saben que si no mataron al Madrid en su casa, moriràn en la nuestra.
Y es por eso que el Madrid estará en la final, con quien venga.

…Potra.
El Socio
Quizá no tenga sentido intentar analizar al Madrid ancholotiano; es tentador pensar que colocando a Cachominga por Kroos seríamos un once equilibrado y casi imbatible, pero ese tipo de lógica raramente opera en el fútbol. El equipo tiene unas dinámicas casi esotéricas, de las que posiblemente formen parte la aparente incompetencia de Ancelotti y su empeño por respetar los rangos de los jugadores. Aparte de esto, cuesta imaginarse una defensa efectiva contra un equipo tan arrollador como fue el Shitty hasta el minuto 60, especialmente con el lamentable estado en que se presentó nuestra zaga, con Alaba medio lesionado y Militón empanado.
Se batieron algunos récords, el primero muy poco honroso, pues recibimos el gol más rápido en la historia de las semifinales, y también fue el partido de esta fase con más tantos, siete. No pasa nada por decir que hubo momentos para ponernos tres goles por debajo, ese terreno del que ya nunca se vuelve, pero Santa Potra apareció nuevamente para decir que seguimos siendo su equipo. Nuestros dos primeros goles surgen únicamente de un talento individual inmenso, con Benzema teledirigiendo mágicamente un centro cruzado lejano y Vinicius haciéndole un Bartra a Fernandinho. En el tercero sólo puede interpretar que Dios inspiró a Laporte igual que a Maradona, para que brotara penalti de una jugada con escaso peligro. Poco antes de eso el City había por fin renunciado al ataque a tumba abierta, un periodo en el que pudimos incluso empatar de no ser por el inoportuno 4-2.
Hablando de eso, se hace necesario dejar el cinismo ade lado y destacar la excepcional labor del árbitro István Kovács, quien nos recordó que un juez valiente y con buen entendimiento del juego puede devolverle el sentido del espectáculo a este deporte tan vapuleado por la corrupción y la incompetencia. Moviéndose con el aplomo de un Terminator e interrumpiendo las jugadas sólo cuando era estrictamente necesario, su aplicación de la ventaja en ese cuarto gol del City deja en evidencia a los lamentables arbitrajes que solemos presenciar. En otro lance, no dudó en dejar que Gabriel Jebluff se rebozara por el suelo durante medio minuto en cuantro comprobó que su vida no corría peligro. Tampoco dejó pasar las impertinencias de Pepi, y según recoge el acta, «en el minuto 54, se mostró tarjeta amarilla al técnico local Pep Guardiola, por maricón». Pese la podredumbre de la UEFA, darle partidos tan importantes a Kovács seguramente indica que buscan formentar su tipo de arbitraje, y es probable que pite la final.
Ya sólo queda superar un reto antes de plantarnos en ese gran evento que cierra la temporada, para lo cual necesitamos ganar en el Pipas como mínimo de un gol. ¿Lo intentaremos alineando un equipo construido con sentido común, o volveremos a tentar a la suerte una última vez?
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– BEP: 4
– Real Madrid: 3 (Benzema (2, uno de pen.) y Tobillos Sunormales)