Rojillos pintados de blanco

Por Rappol

El fútbol del norte de España, con sus toscas ética y estética, siempre me ha parecido un poco —por casualidad y paralelismo— como Peter North tratando de dramatizar o actuar para parecer algo más que un tipo que se corre como un pony, y ya. Lo recuerdo con su aspecto de soldadito venido a más, que se siente muy incómodo fuera del campo de batalla. Y aunque resultaba mucho más pintón en las películas con cero diálogos o voces en off (Andrew Blake style), lo cierto es que tenía una dotación muy madridista y dejaba con facilidad a dos mujeres como el loro de doble pletina de un pintor amante del rap. Limpio pero tosco, de verbo rudo y cadereo caprino. El fútbol norteño, a veces se corre un poco sobre el Madrid, aunque esta noche tampoco fue.

En el resumen oficial del canal de Youtube de la competición, se ve casi todo el rato a unos de rojo persiguiendo a otros de blanco que llevan el balón, y que no rechazan el contacto físico, la tarascada ni el restregar sus cuerpos cavernosos contra tatuajes, estilismos capilares extraños y caras angulosas, blanquecinas y poco capacitadas para la expresión artística. Estéticamente contrastan mucho en lo facial estos tarugos colorados con la gracia apolíneamente homosexual con la que Asensio se cubre la cara con las manos cuando casi mete un gol (habiendo anotado ya el segundo, pleno de cabrioleo varonil y rabia jorgejavierana). Tremparon un poquito los locales con Budimir, pero se quedaron con el mismo dolor de huevos que Benzema, secado hacia dentro y tirando dos penaltis calcados en lo mal lanzados (y van tres, en los últimos tiempos). Antes percutió Alaba —que esperemos que esté bien para ir a Manchester—, con ese empuje azul y esa calidad que se le inflan más cuando juega en el lateral. Inercia, física y mental.

Sin tener que entrar en trance, el Madrid barrió rojillos, pudo poner culos como la bandera de Japón y vino a confirmar que tiene a todo el personal enchufado para pintar de blanco hasta el último resquicio de la piel de toro. Con elegancia, gallardía, buen fútbol y una plétora de vergas enhiestas que cubren la gama cromática del blanco al azul, pasando por el negro. Que pase la siguiente radio.

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– Puta Osasuna: 1 (Un etarra)
– Real Madrid: 3 (Alaba, Asencio y Lucas)

¿Por qué hay tantos etarras en Navarra?

Tele ETA

Esa es una buena pregunta. Primero existió el Reino de Navarra, pero los Reyes Catódicos lo integraron en la gloriosa nación española y Santas Pascuas; los navarros contribuyeron al escudo con las cadenas y todo el mundo estuvo de acuerdo con que esa era buena compensación por perder su entidad jurídica e integrarse en un proyecto universal. Varios siglos más tarde, con el caudillo Generalísimo Franco ya muy pachucho, un grupo de vascos rojeras, curas y carlistas (!?), profundamente aburridos y muy borrachos, tras interiorizar la obra del protonazi Sabino Arana, decidieron que querían resucitar el reino de Navarra, pero siendo vascos; o sea que el plan (más o menos) era independizar el País Asco y luego anexionarse Navarra, un delirio que sólo podían vomitar los cerebros de estos despojos humanos.

El resultado: 40 años de sangre y crueldad absolutamente inútiles. Cuando la banda fue indultada, blanqueada e integrada en las instituciones por la PSOE, que de hecho la tiene de actual apoyo parlamentario, pareció que el capítulo etarra quedaría cerrado sin mayores alharacas (qué más dan 1.000 muertos arriba o abajo… hablemos más bien de las cunetas de la Guerra Civil), pero la cosa en cierta forma aún colea. No tanto en las provincias vascongadas, donde la mayoría de quinceañeros sólo tiene una vaga idea de quiénes eran los chicos del asesino frustrado Otegui, pero sí en Navarra.

Resulta que a los navarros más cretinos y radicales (ese fenotipo, por algún motivo, abunda por el Norte peninsular) les quedó cierto complejito de no haber sido los malos malotes durante todas esas décadas siniestras, y ahora quieren ser los más abertzales, como diciendo «eh, nosotros no matamos pero porque ya había otros haciéndolo, pero como nos toquen las narices…». No sé, quizá les da rabia que, siendo el origen todo el follón, no llegaran a poner ni una bomba lapa (o al menos no se les atribuyó ninguna, porque etarras navarros hubo unos cuantos). En definitiva, resulta que los Indar Gorri de los cojones seguramente sean mucho más proetarras, cafres e hijos de mala madre que cualquiera de los grupos ultra que adornan con su presencia las gradas de San Mamés o Anoeta. Y es por ello que abogo respetuosamente, después del partido de esta noche, no por tirar un pepino nuclear en Pamplona, donde al fin y al cabo manda «la derecha», sino por un par de bombitas de racimo sobre El Sadar (o como cojones se llame ahora), y posteriormente esparcir sal en el cráter. Una simple cuestión higiénica.

Asco y éxtasis en Sevilla

Euler

Los del robo de los árbitros al Sevilla, probablemente además de ser antimadridistas, les faltó oxígeno al nacer. Si quisieran robar el partido al Sevilla, no anulan el gol de Vinicius, en el que hay que imaginarse la mano con muchas ganas para pitarla después de ver decenas de imágenes en el VAR. Eso por sí solo anula cualquier teoría gilipollas de robo merengue. Mucho más sencillo favorecer al Madrid ahí que en la supuesta segunda amarilla de Caraminga, una jugada rápida donde no hay VAR. Y ojo, para, pitar una segunda amarilla hay que pitar la primera, que tampoco es una amarilla «de manual». Anda que no vemos a árbitros comerse esas amarillas en los inicios del partido.

También hay que ser retrasado mental para ver la mano clara de Vini, y a la vez no ver la mano del gol anulado al Chelsea. Estos retrasados lo consiguen. Y para remate, no les falta jeta para afirmar que la mano de hoy del Sevilla «es posición natural», pero la que nos pitaron en año pasado contra el Sevilla en Valdebebas no. Esa malo de Militao era antinatural. Lo dicho, les faltó oxígeno al nacer.

Lo de ayer se lo explico yo a estos retrasados: el árbitro se come la amarilla de Caraminga. No quiere joder el partido, porque no tiene muy claro que por esas dos acciones deba expulsar. No es que quiera favorecer al Madrid, sino que no quiere ser el protagonista.

Pero claro, le remuerde la conciencia con la presión del público y de los jugadores. Lo mismo alguien en el vestuario le ha dicho que lo de Caraminga era falta, y ahí cambia de tendencia. Y decide que no quiere ser protagonista de jugadas dudosas favorables al Madrid. Y de ahí su decisión ridícula en el VAR. Ni madridista, ni anti. Árbitro malo, y con remordimientos de conciencia estúpidos, puesto que una injusticia no se arregla con otra. Pero en el arbitraje muchas veces se hace así. Igual que su compensación le ha hecho descontar casi diez minutos.

Y ya el colmo del lloro maricón es Lopetegui. Que te quejes de que «es que tenían que haber jugado con 10», cuando te han metido CUATRO goles en la segunda parte, jugando 11 para 11 y sin nada arbitral que alegar, sólo significa que eres un loser y un pedazo de mierda, que con razón fuiste limpiado de nuestro banquillo en menos de media temporada. Eres un loser, calvo y perdedor de mierda, Goletepi.

Rappol

Ser antimadridista debe ser durísimo. No sólo porque odiar es un trabajo que consume mucha energía, sino también por el añadido de tener que estar siempre retorciendo la historia y tratando de transfigurar la realidad. Quisiera poder entenderlo, y conozco a gente inteligente que es antimadridista. Pero la conclusión a la que llego siempre es que, en este punto, ser antimadridista equivale a ser un tonto futbolística y deportivamente hablando. Punto.

El Perrosanxe Pizjuàn lucía como siempre que le toca al Real Madrid ir de visita, con la variante del olor a incienso y cera consumida. Gotepeli planteó bien el partido en el arranque, con presión alta, juego subterráneo y una especie de premura basada en la seguridad que tienen los palanganas en casa, y en que a partir del minuto cincuenta su equipo se suele desfondar físicamente a estas alturas de la temporada. Había que abrir hueco en el marcador, y los sevillistas lo consiguieron empezando por abrirlo en una barrera que aprovechó Rakitic para sorprender a un Pijamita que no estuvo muy allá durante toda la noche.

Al Madrid se le hacía un parto lo de salir desde atrás, salvo cuando Camavinga la pillaba y atravesaba la telaraña lotepeguiana con la sana energía de su juventud azul y aterciopelada. Tiene calidad y ganas el muchacho, pero debe controlar sus erecciones para que no le cuesten demasiado al equipo. Hay que aprender a contemporizar, Eduardo. Tener el pito como un centauro no significa que tenga uno que ir metiéndola por ahí en cualquier agujero. Ten calma, chaval., que llegarás más lejos.

Sin ritmo en la salida, con lada-lada en las transiciones de ataque y con un tono bajo en general, los robos del Sevilla daban mucho trabajo a los de atrás, y culminaron en el 2-0, tras empanada de Militao, salida lenta de Pijamita y retorno de chiste de la línea de medios para tapar a los corredores ex-presidiarios de Guelotopi. Dos tiros y dos goles. Parecían el Madrid.

En la segunda parte, Carloancho sentó con buen criterio al acelerado Camavinga y sacó al campo al Sr. Goes. Por ahí comenzó a cambiar el partido, por la derecha y (atiende, Eduardito) con un jugador que viene trabajando ya varias temporadas para poder haberse convertido en lo que ya es sin posibilidad de dudas, un Vinnie Johnson de cojones para revolucionar partidos. El microondas, le decían al de los Pistons. Rodrygo salió, marcó, asistió y anduvo por el frente de ataque haciendo posible que el franco dominio de los blancos durante toda la segunda parte se fuera materializando en goles con los que levantar el partido para hacer que Tolipegui se acabara hundiendo en su banquillo en el tramo final del encuentro. Pobre Guetipoli. Le puso el Madrid un poco de azúcar y el equipo y el plan se le desmayaron. Hace falta más, mucho más, Logipeti.

No vamos a decir nada de Cuadra, salvo que lo intentó y que es muy malo. Igual es antimadridista, aunque prefiero pensar que simplemente es malo de solemnidad, y que la grada le achantó lo suyo. Porque es difícil creer en la resurrección, aunque sea Semana Santa. Por eso los antis se llevan tan mal con la fe; y aunque la estadística les demuestre una y otra vez que el Madrid siempre vuelve, se atragantan siempre con las resurrecciones blancas. Que fuera en esta semana no es más que una coincidencia. Todo cuadra, cuando se trata del Real Madrid. Dejen de hacer el tonto, antimadridistas. O aténganse a las consecuencias de ello.

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– Cerdilla: 2
– Real Madrid: 4 (Rodrygo, Vinicius, Nacho y Benzema)

¿Qué es ser el námber uan?

Los grandes clubes europeos viven tiempos convulsos: El Calcio, esa liga que dominó el continente con puño de hierro durante los 90, es un cementerio de elefantes, donde al Milan apenas le alcanza para pelear por el liderato, el Inter sigue en su crisis perpétua y la Juve anda entre la lucha por entrar en Champions y evitar un nuevo descenso administrativo por falseamiento de cuentas. El Alemania sólo hay un grande realmente, el Gayern, al que todos rinden pleitesía pero que anda dando bandazos desde que ganó la Chempions, competición de la que acaba de ser apeado por un tercera espada. Francia es la pocliga de Qatar, con el PSG como grano purulento que repugna a todo el continente por la obscenidad de su financiación ilegal, por su frívolo dispendio en estrellas decadentes y por sus repetidos fracasos.

La Premier es supuestamente la luminaria, pero no está exenta de ridículos profundos, como su impostada lucha contra el racismo, con un gesto de arrodillamiento tan absurdo como fútil, y tan insincero como las tímidas protestas de la NBA contra la represión del régimen chino, extinguidas en cuanto el que ponía el parné dijo algo así como «que esos negros callen la puta boca si no quieren que cortemos el grifo». Es muy bonita la Premier, muy bien organizada, no hay pistas de atletismo y los estadios se llenan, pero estrictamente en el plano deportivo, ¿qué grandeza hay? ¿La de un Manchester United totalmente desdibujado los últimos diez años? ¿La de un Liverpool que se tira décadas sin ganar una Liga? ¿La de un Tottenham y un Arsenal que son simples comparsas? ¿La de un Chelsea que ascendió con el petróleo y se ahogará en él? ¿O la de la sucursal inglesa del PSG, el Manchester City, con una financiación tan inmoral como la parisina, pero además timoneada por un maricón y perdedor crónico, la calva de Sant Pedor? No, señores, muy poca sustancia hay en esas islas.

¿Y qué decir de España? De los tres «grandes», el Paleti es adicto al almizcle del fracaso, arrastra profundos traumas y ha creado toda una mística alrededor de la derrota y el juego suburbial. El otro, el Barcas, tiró durante tantos años de cantidades monstruosas de dinero prestado, propaganda goebbelsiana y arbitrajes «comprensivos» que realmente pensó que la orgía nunca tendría fin; pero cuando en la caja no quedaron ni telarañas y las termitas comenzaron a comerse el estadio, comprobaron que su tradicional amistad con los trencillas no iba a bastar para sacarlos del pozo de mierda que ello mismos alimentaron y fermentaron. Pero pese al hostión de realidad europea que acaban de recibir, siguen fantaseando con Levandoskis y Jálans, con que las pocas estrellas que les quedan renovarán y con que los chavales que más o menos despuntan son ya Top 3 mundial en su puesto. Porque los culeros, afición más acomplejada del mundo, prefieren vivir una delirante fantasía antes que aceptar el papel de segundones al que han vuelto por sus propios y reiterados errores.

¿Y el Mandril? Es la gran paradoja, el Eterno que, pese a presidentes con obvios defectos, pese a devorar a sus entrenadores con ansia saturniana, incluso en sus épocas más oscuras llegó a ganar las Ligas de cinco en cinco y a alcanzar finales europeas, ganando alguna que otra. Es realmente el alfa y el omega, el que estuvo ahí desde el principio y permanece ahora, desafiando a todo el que se cruce en su camino como los Palmerines de las caballerías. Se trata de un fenómeno deportivo sin explicación clara, más allá de cierta ética de trabajo y de la mística de una camiseta que es tan esotérica como real. ¿Puede estar la clave en la fuerza que encuentra quien se ve constantemente cuestionado, relativizado y menospreciado pese a sus evidentes méritos? ¿Puede ser eso que hemos comentado a menudo de que en casa nos maltratan tanto que cuando salimos a jugar en Europa es casi como dar un paseo por el parque? No lo sé, probablemente sea una mezcla de todo eso, pero no se me ocurre otro puto club deportivo en el mundo que pueda exhibir semejante trayectoria, y por eso hoy tenemos que rematar esta jodida liga, añadiendo más lustre si cabe a nuestro nombre.

Vamos, que pinchamos fijo.

Real Madrid vs Ancheloti

Gran Torino

Cuenta Bosco Gutiérrez Cortina, arquitecto mexicano secuestrado, que sus captores quisieron levantarle el ánimo cuando le vieron sufrir quince días en estado catatónico, ofreciéndole la comida o bebida que quisiera. Don Bosco pidió un whisky caro, en vaso de cristal y con un solo hielo, recalcando que no se molestaran en traerlo sin cumplir todas las condiciones. Tras el “ritual del whisky”, oliéndolo y observándolo unos minutos, decidió no bebérselo y tirarlo por el retrete.

Y es que según sus palabras había encontrado en ese preciso momento ese irreductible núcleo dentro de él que era su propia libertad. Un “hasta aquí hemos llegado por mucho que me hagáis sufrir”. De ahí en adelante se fijó en la pequeña pero inevitable capacidad de maniobra y decisión que siempre hay, por muy jodidas que estén las cosas. Aguantó meses hasta que encontró y aprovechó su momento de escapar.

El partido del Real Madrid solo se entiende desde un encuentro con uno mismo de este tipo. El secuestrado lo hizo a través de su Fe religiosa, pero es que hay muchos otros caminos, no solo el religioso. El Madrid tienen uno que no abandona jamás, y hace de esa fe su copyright.

Con tantas libretas, análisis de datos, tiki takas y otras formas de búsqueda de la identidad, se agradece algo tan básico y tan equidistante a la razón y la fe como este Madrid crepuscular.

Además, para añadir épica al asunto, está dirigido por un entrenador obsoleto y con tal artrosis en la pizarra que es incapaz de variar los partidos si no es correcta la tecla inicial que elige.

El Chelsea es un equipo exuberante. Muy poderoso, muy automático y muy anglosajón. Ni ellos, ni Qatar, ni Barcelona entenderán de esa fe que no consiste en convencerte a ti mismo de ser un elegido, en que vas a ganar porque lo mereces más que nadie. Está basado en la exploración de los limites reales, no los que te pone tu mente.

El partido no acaba hasta que se pita el final.

Rappol

12 de abril del 2022, hola-chata-cómo-estás… Envolviendo en papel film del que no sirve para proyectar películas alguna clase de alimento de los que dicen que alarga la vida, pero que no deja de ser más que una ilusión que te vendes, envuelta en un plástico que mata tortugas y pececitos. Porque no vas a vivir más porque quieras vivir más. Porque tú no decides nada, ni para bien ni para mal. Salvo que te eches al monte o a la ciudad, bien decidas emular al Unabomber o a Breivik, o a tantos otros… Las mujeres andan bastante atrasadas en estas lides. De momento sólo han conseguido que Will Smith le dé una torta a no sé quién, y se hable de un rapero muerto que ahora sale en las camisetas del Pull&Bear. Joder. Para lo que has quedado, Tupac.

Seguramente un mundo gobernado por mujeres haría mucho el bien. Mientras tanto, Irene, cómprate un rifle y súbete a algún campanario que no sea el de tu barrio, y a ver a quién te apetece disparar, ¿vale? O sea. No te voy a decir a quién tienes que disparar, ¿vale? Porque, o sea, yo no te lo voy a reconocer, ¿vale? Te compras un dron, si eso. Pero si ves a un hombre rubio, enjuto, vestido de blanco, y con el número diez en la camiseta, apunta hacia otro lado. ¿Vale? Porque puede que sea Luka Modric. Sí. Un enemigo tuyo, un hombre, padre de familia, que juega al fútbol; un tipo hecho a sí mismo, ¿vale? Un violador potencial, quizás. Un asesino vicario en potencia, tía. Súper mal. Un follador potencial, porque ya tiene hijes, tía. No me preguntes cómo ha podido hacerlo, ¿vale? Porque es desagradable. Pero cuidadito con él, porque puede pegar y maltratar con el exterior del pie derecho, que tiene más vicio que una garrota. Es mala gente, porque siempre quiere ganar. Un tipo que toma decisiones. Muy mala gente. Pero un artista de verdad, o sea. Y si no pregúntale a Penélope y a Javier, ¿vale?… Vuestra puta madre… Es cansino leer a tanto miope, y tener que repetir partido tras partido que cada día que pasa, cada partido que se juega, hablar de Modric es como hablar de Dios. No hace falta ni mentarlo. Él está siempre allí. Basta con que haya tres o cuatro que crean sobre el campo para que el milagro se obre. Pasa que a veces hay que ponerle más o menos sudor. Y hoy tocaba sudar como cuando está uno jarto de éxtasis.

Tuchel es un hijodeputa muy listo. Cuando le dejamos el culo calentito en la ida corrió presto a decir que no veía factible meterle un par de goles al Madrid en La Mastaba, pero sabía que sin Militao tenía mucho que rascar por alto, entre otras cosas. Tuchel tuchelizó el arriba-abajo-y la banda de Cartojal, para meter tres, y blindar la verbena que tiene atrás con peña en el centro del campo. Casi mató a Kanté, que cuando fue cambiado parecía al borde de la lipotimia negra… Kroos lo dijo muy claro: «si estoy jugando bien». No, hijoputa. Estás para descansar un mes, lo menos. Porque Casemiro podrido todavía te siega, te empaca, y te protesta tres faltas claras. No te saca un puto balón con criterio, pero está donde hay que chocar y segar, para luego fumarse las pipas de Gandalf y de los hobbits, cabrón.

El plan parece que era que Valverde corriera durante setecientos ochenta minutos. Y que cuando todos se fueran a la mierda, los buenos (Modric, Benzema y Vinicius), rascaran. Al final, de un modo u otro, sucedió tal cual: Modric en modo ubicuo, Benzema para golear y Vinicius para asistir. Rodrygo pasaba por allí, como Camavinga, pero aprendieron ayer. Carlo parece que cambió a cuatro, y Tuchel a cuarenta y cuatro. Pero Valverde no paraba de correr. Puede que todavía siga en el campo corriendo. El hijodeputa. Qué partidazo se cascó para que luego nos acordemos del centro con el exterior de Luka y de la única clara que tuvo Vini para dejarle el gol en bandeja a Benzema. Puta violencia vicaria futbolística, Irene. Llama a María Gámez mañana, antes de que vaya a la pelu. Porque en semifinales puede morir más gente. Y si muere gente, son menos votos. Llama a la Guardia Civil y que se pongan la gorra como Tuchel, que es lo verdaderamente peligroso.

Fue la hostia, tíos. No puedo decirlo así, ¿sabes? Pero lo fue. Tenía los cojones llenos de amor mientras veía al Morciélago, a Chopped y a su puta madre dándolo todo por el pase al semifinales, sabiendo que con Militao hubiera sido un paseillo tranquilo. Y kanté en familia todos los putos goles como si no hubiera mañana y estuviera viendo el partido en Mariupol. Porque ahí está el asunto. El fútbol para el Madrid se acabó hace ya mucho tiempo. Modric y tres más están ahí a lo suyo. Y aquí estamos los demás a lo nuestro. Y una noche como esta es para disfrutarla, y punto. Es un recuerdo en el que los ingleses, los americanos, los franceses y los alemanes pierden. Y el Madrid, gana. Y tres españoles se van a la cama con una sonrisa. Y a la mierda lo demás.

El Real Madrid va a ganar su decimocuarta Copa de Europa. Da igual lo que hagas, Irene.

El Socio

No tengo el menor reparo en decir que cuando el Chelshit marcó el 0-2 me levanté del sofá y salí a dar una vuelta. No porque pensara que la eliminatoria estaba perdida (aunque pintaba muy mal), sino porque simplemente han dejado de interesarme los partidos del Madrid en los que se hace todo chapuceramente y no se cumplen unos mínimos; cosa que suele ocurrir porque el entrenador está más pendiente de sus tablas de Excel con los minutos que puede jugar cada futbolista según su «jerarquía» que de aprovechar al máximo los recursos a su disposición. Me emocionó lo mínimo la remontada contra el Pesegué, y esta directamente ni la vi. No me interesaba la «épica» ni pasarme 40 minutos más de agonía/abulia esperando que el mascachicles se atreviera a quitar al repeinao (que lo mandó a tomar por culo cuando por fin se produjo la sustitución).

Al Madrid no se le pedía ayer nada excesivamente complejo, tan sólo administrar una ventaja de dos goles que poquísimas veces se ha remontado en una eliminatoria europea, menos ahora sin la regla del valor doble. Un partido que te organiza cualquier técnico de Primera División: cerraditos atrás, contemporizando y a lanzar contragolpes para dar la puntilla. Pues de ni eso fue capaz Ancholoto: como la CMK + Valverde salió bien en la ida, pues exactamente igual en la vuelta, porque asumió que Tuchel era un puto vago como él y no iba a encontrarle las costuras a su hallazgo táctico. Resultado: un 0-3 en el minuto 72 que se remonta porque tenemos cuatro-cinco tíos Top 3 mundiales en su puesto, pero no por nada que emanara del banquillo. Para cuando los goles de Rodrygo y Benzema, yo estaba paseando tranquilamente en la soleada tarde americana, y al volver no me pareció que me hubiera perdido ninguna gran experiencia. No sé, igual soy mal madridista.

El Mabrí ha alcanzado su décima semifinal en 12 años, un registro que te habla de un club que vive cómodamente en la estratosfera, pero en este punto de la vida yo pido algo más que emociones resultantes de hacerlo todo mal y de milagros en la hora 25. No sé quién será el ungido que puede hacerse cargo de esa establo, pero tampoco le pido demasiado: que no le tiemblen las canillas porque un tipo a dos años de retirarse lo mira feo, que sea un estudioso del juego y que no falle en lo básico, como al portero se le pide que no meta las que van fuera. Ahora probablemente nos toque la Pepa, y os adelanto que si el tragasables también nos pinta la cara volveré a darme un garbeo por ahí, porque sinceramente, no estoy ya para gilipolleces.

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– Pudrit: 2 (Loldrygo y Benzema)
– Chelshit: 3 (quién sabe)