Por Rappol
Se quejaba el personal por aquí de la absurdidad de la NFL en el Bernabéu, refiriéndose estrictamente a que el fúrgol americano es un deporte entre meh y bluff. No sé. A mí me pareció que el partido entre Washington y Miami estuvo bastante bien; incluso apunté que fue infinitamente más divertido que bastantes partidos del Real Madrid de esta temporada. En general, también es cierto, el fúrgol americano es bastante más divertido que la Liga Tebana y, sin lugar a dudas, que el actual Real Madrid: es un dolor ver al equipo y no ver prácticamente nada. Y por apuntar algo positivo, no se puede hablar ni de equipo en construcción, ni de equipo en destrucción. El equipo es como una de esas instalaciones caras y fofas de cualquier museo de arte contemporáneo del mundo. Pasa uno al lado de ellas y, si tiene la desgracia de que no va como hay que ir a los museos, a pecho descubierto, sin guías, ni audioguías, ni pollas en vinagre (porque basta sólo con leer la breve plaquita informativa que se suele ubicar al lado de la obra), cualquier comentario, explicación o ditirambo sobre lo que está viendo no puede más que apartarlo de la realidad de la obra. La realidad del cuadro del Real Madrid de este inicio del período Galonsista es la de mierda bamboleante sobre lienzo de retales, con brochazos, desproporción, asimetría, pereza en las líneas, indolencia en el trazo, incompetencia para el contraste; parálisis del color y de la forma, blandura en la textura, aspereza y falta de luminosidad, amalgamiento, ausencia de fondo, inconsecuencia del tema… sinsentido. El Madrid se ha vuelto un claro sinsentido que no llega ni a garabato futbolístico en cuanto se le juntan cuatro delante con un plan y, simplemente, una cierta carga de esperanza. Es tétrico. Es aburrido. Tremendamente aburrido.
Dimensionando las cosas, el entrenador del Elche, que no sé como cojones se llama, ni me importa, que iba con el elástico de los calzoncillos por encima de la cintura del pantalón, le pegó un baño al Mago de Leverkusen. Pero un baño de cojones. Febas, Glebas, Brevas, Paquito, Martín, Josefo… ¡y el Toro Bullfright, que pareció Haaland el rato que estuvo en el campo! Absolutamente esperpéntico. Pero sí. El Elche olía a polla y el Real Madrid olía a culo, o a ese olor indeterminado que aborrecía Umbral en los maricas que se cruzaba por la escalera.
La alineación de Galonso fue toda una declaración de intenciones. Y el equipo estuvo a la altura demostrando que ni tiene primera unidad, ni segunda, ni tercera, ni cuarta, ni quinta, ni sexta. El equipo no tiene nada reconocible, salvo a Pijamita (que, por cierto, se jamó bien el tiro de Toro Bullfright para el 2-1). Es todo muy triste, esta es la verdad. Ver tanto talento desperdiciado. Es como si hicieran una escultura sólo con el molde de las tetas de la Sweeney. Una broma de mal gusto.
Le faltó todo a este equipo… ¡en Elche! Y le faltó todo porque le falta todo. Porque no es nada. Demasiadas señales se acumulan ya para seguir pensando que esto de Galonso puede llegar a algo. No va a llegar a ninguna parte. No hay plan, ni autoridad, ni nada. Un puñado de buenos jugadores, eso sí. Pero nadie al volante, ni fuera ni dentro del campo. Pareciera que no hay nada en lo que creer. Y eso es lo verdaderamente grave.
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– Elx: 2
– Real Pudrit: 2 (Jausen y Bluffingham)
