– En un club como el Real Madrid, que por desgracia carga habitualmente con una serie de cuerpos parasitarios, el aficionado no puede evitar preguntarse por las atribuciones exactas de cargos de los que se sabe poco más que la existencia (¿Divac?). Tal era el caso de Gaspar Rosety, ex lacayo de García, de quien sabíamos que cobraba del club pero no a qué dedicaba su precioso tiempo. Ahora ya tenemos una idea mucho más clara: De él fue la brillante idea de endosarle una camiseta del Real Madrid al corruptísimo y decadente presidente de la Federación en el acto del otro día. ¿Qué pasaba exactamente en el cerebro de don Gaspar en el momento de concebir tan brillante idea? ¿Es que tanta inactividad le ha embotado el entendimiento? Por cierto, al parecer durante esta surrealista comilona, se discutió el «futuro apoyo del Real Madrid al presidente de la Federación». ¿Hasta tal punto hemos degenerado? ¿Se puede poner más el culo y encima sonreir? Aprovechando que también andaba por allí Lourditas García Campos, y muy guapa además, podríamos haber aprovechado para ficharla y darle la patada a Rosety. Al menos habríamos mejorado en imagen.
– Sueldo de estrellita: La semana que viene es el momento escogido (si se gana algún partido, claro) para firmar un nuevo contrato vitalicio, en este caso el de Puti. Ya ha trascendido el modesto sueldo que percibirá: 4,5 millones anuales limpios. ¿Existe algún motivo en el mundo para justificar este cifra exorbitante? ¿Es que alguien iba a fichar a Guti? ¿Algún equipo estaba dispuesto a pagarle siquiera la mitad? Que alguien de la cara, si piensa que no se le va a caer, y explique esta política estratégico-económica que está sangrando paulatinamente la tesorería del club. Que nadie pierda de vista que este sueldo es totalmente excepcional para un jugador de fútbol. Apenas una veintena de jugadores en Europa alcanzan unos salarios similares. ¿Pero cuántos jugadores hay más decisivos que Puti en el continente? Me atrevo a decir que varias decenas. ¿Qué puede pensar exactamente Ramos al ver que este personajillo cobra el doble que él? ¿Y qué se le premia exactamente a Guti: la inconstancia, las expulsiones absurdas, el no haber mantenido como titular ni una sola temporada de las más de diez que lleva en el club? Al parecer, se trataba sólo de una carrera de resistencia. Puti ha podido comprobar que lo ha hecho bien hasta ahora, por lo que es de esperar que se reafirme en su conducta y rendimiento habituales.
– Guardiola, el dopado: Durante el día de ayer, algún miserable de los que entran de vez en cuando aquí intentó hacernos creer que Josep Guardiola era inocente del dopaje por el que había sido sancionado en su etapa como jugador del Brescia. Como prueba, aportaba un par de escuetos enlaces a diarios electrónicos (¡si lo dice internet…!). Vamos a aclarar unos conceptos para que no quede lugar a dudas: Guardiola se dopó, tal como demostró el análisis y el posterior contraanálisis, realizados EN DOS PARTIDOS DISTINTOS, SEPARADOS POR DOS SEMANAS, y que arrojaron un resultado de 11 nanogramos de 19-norandrosterona (nandrolona) por mililitro de sangre. La reglamentación permite un MÁXIMO de 2 nanogramos, que en cualquier caso sólo se producen en condiciones excepcionales. Es decir que Guardiola dio más de cinco veces el nivel que se considera en el límite de lo aceptable. Un 500% más, lo cual tan sólo es posible mediante el uso de anabolizantes. El cuerpo es tan incapaz de producir esos niveles sin ayuda externa -como se alegó en el caso Gurpegui- como lo sería de cagar bolas de oro.
Sabiendo la imposibilidad de rebatir los resultados de los análisis, los deportistas sorprendidos se refugian en el «defecto de forma» o en alegaciones fantásticas como la citada «producción endógena» (no probada jamás en ningún ser humano). De este modo, los recursos por dopaje buscan la más mínima incorrección formal en el proceso para intentar obtener una falsa declaración de inocencia. Que si la muestra se analizó con X días de retraso, que si se rompió la cadena del frío, que si la abuela fuma… todo tretas de dudosa legitimidad moral para intentar salvar la cara. Y este fue precisamente el proceder de Guardiola y de su equipo legal, comprensible teniendo en cuenta que dicha sanción perjudicaba gravemente la imagen duramente labrada durante años por el catalán de «buen muchacho» (ya saben, de los de ni una mala palabra, ni una buena acción). Y había otra cosa más grave en juego: una condena de siete meses de cárcel en caso de que se confirmara la sentencia. Las alegaciones de «Pep» fueron desde la célebre producción endógena a que la nandrolona se había producido «debido a la metabolización de alimentos o un excesivo estrés psicofísico.» (¡hasta un 500% por encima de lo considerado humanamente posible!). Tras invertir muchos años y un buen montón de dinero, Guardiola consiguió que se admitiera una de estas triquiñuelas, obteniendo una dudosa absolución. Al parecer, la alegación aceptada fue que el juez que había emitido la sentencia no era de carrera (circunstancia inusual pero legal en Italia). Sin embargo, nunca sabremos toda la verdad, porque el asunto se ventiló con una escuetísima nota de prensa (de forma interesada, por supuesto). Sin embargo, ante los hechos conocidos, para cualquiera con un mínimo de sentido común la cuestión está más que clara: Guardiola hizo trampa. Por cierto, un último y curioso detalle: Durante sus alegaciones al tribunal, Guardiola aseguró que en España lo llamaban… ¡el mito!
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