
El verano debería ser una larga canción de Hall and Oates. Mujeres y atardeceres panorámicos en los que el cielo se derrama entre colores pastel. Para algunos seres desdichados, o simplemente degenerados, el verano es un fichaje. ¿Recuerdas aquel verano en que fichamos a Ronaldo? Agosto languidecía y nosotros decidimos pasar su agonía pegados al transistor. Es lo que tiene el fútbol. Cuando la temporada termina hay quien no se decide a enfrentar el colosal vacío emocional que deja. Una zona cero sentimental. Un cráter. Y comienzan los fichajes. Cuando el presidente del Madrid dice que la semana que viene presentará a Kaká, Robben y Cesc uno no puede desconectar. Pero la semana llega y no aparece nadie y entonces el presidente insiste en que lo de Kaká se hará y que la semana venidera será definitiva. ¿Cómo no prestar atención a las noticias de deportes si esos fichajes suponen devolver al club amado a la élite? Pero comienza agosto y las noticias son inequívocas. No parece que vaya a llegar nadie. Uno entra en el foro del As, buscando comprensión, respuestas, cómo es posible, por qué nadie dice nada, se pregunta el forofo un poco aturdido, y entonces… entonces descubre una comunidad de aficionados cibernéticos. Seres que se presentan con nicks y avatares, como egos tuneados, como armaduras o prótesis. Hay gente como yo, piensa el forofo… bueno, no exactamente como yo, pero presos de una idéntica pasión. Son los días en que los trolls toman el pelo al madridismo en la red. Y el primer troll de todos es el presidente. Es entonces cuando el antedicho pega un volantazo y anuncia que seguirá los criterios deportivos y que por tanto no se incumple promesa alguna, pues esa era la promesa fundamental, la promesa primera y principal y las otras eran promesas secundarias. La afición es una mujer y Calderón un galán barato que promete, promete, promete… Relaño dice que es Capello quien desprecia a las estrellas, y que la responsabilidad es suya. Hasta el forofo se da cuenta de que Relaño no puede poner de manifiesto la mentira de Calderón porque él ha sido copartícipe. Él ha avivado la ilusión durante unos meses, sabiendo que estaba vendiendo humo embotellado. Kaká ha ayudado a vender muchos periódicos a costa de la imagen del club, de la paciencia y de las ilusiones de sus aficionados más fieles. Kaká ha sido el McGuffin del verano futbolero.
Cuando ese giro se da en el club, comienza a perfilarse el equipo que Capello tiene en mente, y el aficionado, lleno de amor y de voluntarismo decide caer en el autoengaño supremo del que quiere: un valdanista se torna en capellista, por ejemplo. Seamos capellistas, pero seámoslo bien. EL madridismo se ilusiona con algo distinto, con un proyecto menos ambicioso, humilde y el propio Capello afirma en una entrevista que «con un central esta plantilla es perfecta». Si el club se deja de grandiosidades y somos capaces de olvidar el manierismo de Zidane y recordar a Camacho, Juanito o el mismo Stielike la cosa puede ser hasta coherente, nos decimos. Las semanas, los días pasan y el central no llega. El club es linchado en los medios, desde Italia, desde Londres, y nadie lo defiende. Es más, Galliani es invitado al palco del Bernabéu junto a ciento cincuenta socios.
Bien, la historia la conoce todo el mundo. El último día resume todo. Por la mañana los medios deciden exprimir el limón hasta la última gota y avanzan cuatro operaciones. En el club, silencio. O son muy listos o muy tontos, pensamos, como se piensa de quien no acostumbra a abrir la boca. Cuántos ilusos habrán comprado el periódico, cuántos pinchazos en las webs, cuántos sms desquiciados a Radio Marca… La masa de seguidores del Madrid es un mercado maleable. El colmo es el programa nocturno del tal Castellote. Hay antimadridismo de muchas clases, el de Radio Marca no es tan evidente como el del Sport, pero es muuuucho más nocivo. La organización de defensa del consumidor debería decir algo contra este tipo de fraudes. Pero lo grave no es que los medios hayan tomado el pelo a su audiencia, y que encima lo hayan rematado con una orgía de antimadridismo (no nos van a respetar si nosotros mismos no nos respetamos), lo peor es que el primero en hacerlo ha sido el presidente. Por su propio provecho.
Cuando el Socio dice eso de que «Lo que hay es lo que hay», uno tiene que protestar. Ese es un título tautológico, un empate a cero lógico. Quienes decidieron regalar al madridismo a este individuo que nos preside con el argumento de que era el mejor proyecto deportivo tienen que retratarse ahora. Que esto es lo que hay es evidente, pero es un desastre y hay que decirlo. Y lo es por lo siguiente: porque la catadura personal del presidente ha influido en ello. En primer lugar, apostando de forma irresponsable e interesada por un proyecto sin futuro. Por jugadores mayores. En segundo lugar, por hacerlo por un estilo de fútbol que sólo se justifica si gana. Y en tercero, y fundamental, porque por mantener el engaño o intentar lo imposible con Kaká, Cesc y Robben (a partir de ahora yo prefiero hablar de KCR), el club ha perdido el poco tiempo que tenía. Tengo la impresión de que a mitad de verano se decidió cambiar los planes sobre la marcha. No había una prioridad clara. Creo que eso el asunto KRC ha influido en la confección del equipo, para mal. Baldini preguntando por Ayala el último día… ¿tengo que explicar hasta qué punto eso evidencia un desastre? ¿Alguien puede explicarme por qué Reyes ha sido tan importante este verano? Es incomprensible. Casi tanto como lo de la plaza de extranjero de Baptista.
No sé de fútbol y no voy a aburrir más con los pormenores. Con lo que ha pasado se podrían escribir cien entradas y aún quedaría lo del baloncesto, que a mí, personalmente, ya me deprime. Lo del baloncesto es una humillación que el propio club se inflige. En cualquier caso, vender a trece tíos por siete millones de euros no es un éxito. Regalar a Lendoiro media defensa no es un éxito, se parece bastante a un error que nos provocará serios problemas gástricos cuando visitemos Riazor y sus pancartas. Y es sólo un ejemplo. Sanear la plantilla no es mantener a Helguera, Salgado, Ronaldo y Raúl y renovar a los laterales izquierdos, «los patapalos».
La personalidad del presidente tiene mucho que ver en lo que se acaba haciendo. Calderón dejó claro, muy pronto, qué tipo de persona era, o mejor, qué tipo de persona había decidido ser. No tengo nada en contra de él, pero no me gustan sus maneras ni las maneras de quienes le apoyan. Yo nunca admitiría a Roberto Gómez como mi pelota oficial. Los medios del club se utilizan con un partidismo propagandístico de una grosería intolerable. Gestionan, no a favor del Madrid, sino para resultar menos ridículos. Para minimizar daños personales, pera que el ridículo (su ridículo) de la campaña electoral lo sea menos. Los calderonianos, además, se comportaron durante el periodo electoral como una especie de camisas pardas lelas denigrando a Villar Mir con argumentos a cada cual más inelegante y amenazando con caceroladas, presos de una especie de agresivo furor democrático, tan parecidos a…
La mentira no fue venial. Es más, de ese error de base nacen los demás. Porque tienen que maquillarlo y porque no ofrecen confianza. Y este modelo de club exige confianza, porque no juegan con su propio patrimonio. La trola fue determinante al decidir la presidencia del club y ha robado tiempo, claridad de ideas y energía a la hora de confeccionar la plantilla. Una mentira mantenida, sostenida, con frialdad asombrosa. El Madrid, tristemente, no tiene el equipo necesario para jugar como Capello quiere. No hay fuerza, no hay tonelaje suficiente. El equipo es un aguachirle, algo heterogéneo e incompleto, inacabado, una cosa desflecada. En realidad, somos lo de antes más Diarrá, básicamente. El central era cerrar la plantilla, blindar la defensa con Ramos en el lateral y satisfacer a Capello, al técnico. Cosa que no se ha hecho, incumpliendo, por pura ineptitud, lo que para Calderón era la promesa a tener en cuenta. El central era el quid del asunto.
Si yo fuese Calderón dimitiría; no lo hará, pero exigirlo es una obligación. Como una especie de regla de etiqueta democrática. No hay que alarmarse por ello. Tampoco creo que la crítica sea una moción de censura. Es aconsejable y para algunos de nosotros es hasta saludable. Ocho mil tíos han decidido lo que debe ser la primera marca española. Prefiero no pensar cuántos votaron pensando en los KCR. Yo propongo a los aficionados que animen incondicionalmente al equipo, pero que sean críticos y que manifiesten de algún modo su disconformidad. Que no lo pague el equipo, pero que se haga notar. Demasiado tiempo hemos sido una masa silente. Consumidores fácilmente manipulables. Quizá ya va siendo hora de que en torno al Madrid se forme algún foro, INDEPENDIENTE y no alineado, de debate sobre el club. Una plataforma de socios. Como una peña pero con más capacidad crítica e intelectual y una preocupación mayor por el largo plazo. Lo único que recuerdo es un engendro postsanzista de un tal Peña Abizanda (No Pena Madridista Abizanda, sino el señor Peña Abizanda), una broma pesada que pretendía defender el patrimonio del club del voraz Florentino. De chiste.
Yo propongo al aficionado que baje sus expectativas. No tenemos equipo para ser favoritos a nada. Podriamos esperar un buen central en diciembre, pero sería volver a caer en el error. A mí ya me han jodido el verano, quien quiera ver cómo convierten sus navidades en algo parecido adelante. Creo que un club está bien gestionado cuando el aficionado no necesita hacer mentalismo, fuerza mental, para tratar de reconducir las acciones de los rectores. Ya sabemos que ningún medio les exigirá ese fichaje.
Para el futuro deseo, aunque no espero, lo siguiente: en el corto plazo, que yo coloco en diciembre, un central e incluso el trueque de los dos garañones brasileños. A medio plazo (que colocaré en las próximas elecciones, sean cuando sean), un candidato prestigioso, señorial y con mejor aspecto que divida el club en dos, césped y oficinas, y que regale el poder absoluto en lo segundo a José Ángel Sánchez y en lo primero a Benítez. Es más, si yo fuese socio y millonario, comenzaría ya a llamar diariamente a casa del entrenador del Liverpool. En el largo plazo (lo situaré en el territorio futurista de ciencia ficción en el que algunos ya sitúan a Raúl), deseo que el Madrid se convierta en SAD y se desespañolice de forma casi total.
Personalmente, me voy a tomar unas vacaciones de fútbol. A ver lo que dura. Estoy hasta la polla. Son unos incompetentes y unos mentirosos. Uno no acostumbra a estar pendiente de gente así, y no creo que haya pasión alguna que justifique eso. Necesito un descanso. En el entremés surrealista de mis sueños han empezado a aparecer, como replicantes de no sé qué arcadia futbolística, nicks, avatares, enlaces a youtube, regates encapsulados de Cristiano Ronaldo, terroristas gramaticales con tan buena intención, metódicos asesinos de la hache (como García Márquez, pero sin ínfulas, internautas velando por la economía y la prontitud del idioma), culandras obsesivos con los ojos inyectados en sangre, trolls con informaciones de primera mano, calciotrolas, alineaciones ideales como declaraciones de amor… Recuerdas aquel verano en que casi fichamos a Kaká, me dirán. Sí, responderé: los atardeceres parecían la cara de un boxeador después del combate, y el rielar de la pantalla del ordenador daba a mis ojos un falso brillo de emoción.