El Madrid lleva unos años absolutamente histéricos en los que puede anunciar fichajes para la siguiente temporada hasta el 31 de Agosto. Pero los clubes civilizados, los clubes normales, no hacen eso, sino que realizan sus contrataciones entre los meses de Marzo y Mayo, es decir el momento en que nos encontramos actualmente. Sin embargo, tenemos un grave impedimento para hacer esto, y es que no sabemos quién nos va a entrenar el año que viene. Por ello, sólo quedan dos posibilidades para hacer fichajes: que los realice el club por su cuenta y riesgo o simplemente dejarlos congelados, perdiendo así cualquier ocasión de comprar a precio ventajoso.
Estan saltando varios nombres en los últimos días: Pedro León, Di María, Pajero… pero en caso de que estos rumores sean ciertos, ¿quién ha autorizado los fichajes? León y Pajero parecen jugadores para un esquema cono el de Pellegrini, mientras que Di María es un futbolista del gusto de Mou. ¿Está fichando el club un ramillete variado para que esté quien esté encuentre jugadores a su gusto? No parece lo más racional, desde luego. En el caso de Canales, ¿cómo decidir si se incorpora este año, si no sabemos qué opina el entrenador de él? Además, en esta situación no sabemos si hará falta un efectivo más para ese puesto o no. Fiarlo todo a las decisiones del director deportivo, que a la hora de la verdad no pinta nada en el césped, es apostar de nuevo por la bicefalia y por configurar una plantilla blanda y coja.
Existe el rumor, cada vez más fuerte, de que Pellegrini sólo seguiría en caso de ganar la Liga. Si esto es cierto, el club está mucho más enfermo de lo que pensábamos. Sano no podía estar, puesto que se empezó el curso con un entrenador en el que probablemente el presidente no creía en absoluto, y además se tomaron una serie de decisiones calamitosas. Éstas fueron adoptadas no con la loable intención de triunfar deportivamente, sino debido a unos tristes malabarismos políticos y por los lastres contractuales del pasado. Pero una vez que admites que has metido la pata, sólo quedan dos caminos: o ser consecuente con lo decidido (mantener al entrenador) o realizar un cambio pero con la regla de oro de escoger a alguien en el que creas ciegamente, no a la primera medianía que te endilga el esbirro encargado del trabajo sucio.
Por degracia parece que no vamos a hacer ni una cosa ni la otra, sino a esperar a si entra la pelotita, en una nueva reedición de la sempiterna caspa. ¿Y por qué actúan de forma tan poco seria? ¿Acaso piensa el presidente que ganar la Liga otorga un aura victoriosa al entrenador, la cual le premite realizar su trabajo con mucha mayor competencia y eficacia? ¿Es acaso por el prestigio social del título, resultando insoportable que un club con tanto bombo no tenga un entrenador con la «vitola de ganador»? (¡Como Lillo!). ¿O se trata quizá de una guerra de directivos, con una facción minoritaria a favor del chileno, a la que se le habría prometido reconsiderar su cese en caso de ganar la Liga? En todo caso, cada día que pasa es un día de trabajo perdido para fichar bien. Y esperad al Mundial, porque raro será que no se despilfarre en alguna estrellita emergente que destaque en Sudáfrica.
No sabemos qué pasará, pero que Pellegrini está en grave peligro es seguro al 100%, tras oir las declaraciones de Valdano el otro día: «El debate llegará a final de temporada para tomar una decisión, ahora no.» Pues se equivoca por enésima vez, señor Futbolecciones: si el entrenador va a ser Mourinho, el Madrid tendría que estar cerrando fichajes ahora mismo, y las bajas estarían también decididas. Y si va a ser Pellegrini, habría que trabajar según sus directrices y zanjar de raíz cualquier rumor de cese, en vez de fomentarlo con declaraciones ambíguas y poco contundentes. Pero desengañémonos, realmente parece que están esperando a ver qué pasa con la Liga, haciendo gala una incompetencia que dilapida el enorme apoyo social del presidente. Así, si finalmente llega Mourinho lo hará por motivos erróneos, pero paradójicamente será el propio portugués (un simple empleado, al fin y al cabo) quien deberá acometer la tarea de estabilizar al club deportivamente. Un mini-presidente trabajando en el césped, vaya, lo cual si bien sería una solución muy heterodoxa, al menos nos daría algo de descanso mental, sabiendo que como mínimo una persoma entiende de fútbol en el club.
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Un par de encuestitas sobre los vídeos:
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