Parte 1. El partido
En mi análisis de los hechos acaecidos ayer no profudizaré en los aspectos tácticos, pues hay gente que lo hace mejor y podéis leerla aquí mismo, en twitter o sus propios blogs. Sí me gustaría dar, no obstante, dar una visión general y aportar perspectiva en estos momentos en los que todo se juzga en caliente y la irracionalidad encuentra un campo de cultivo ideal. Lo primero, mi impresión del partido, como siempre guiada por sensaciones: creo que mentalmente el Madrid estuvo un escalón por debajo del Barcelona, y sin embargo no había motivos para desquiciarse: se hizo muy buen encuentro en Madrid, y aunque ayer necesitábamos ganar un gol nos bastaba. Pese a ello, nos faltó pausa casi siempre, escogíamos mal y nos acelerábamos. Nuevamente ejercimos muy bien la presión, pero eso no fue suficiente. Y sinceramente, sin querer pasarme al bando del tiki taka, creo que este Madrid tiene más recursos que los pelotazos largos de Pepe. Eso cuando intentaba pasarla, claro, porque otras veces directamente se limitaba a patear el balón tan lejos como pudiera. Creo que hay que hablar con este hombre y pedirle que se centre; no caigamos en la autocomplacencia.
Hay otros jugadores que necesitan un toque de atención, como Cristiano: en situaciones como la de ayer se le apaga la luz y le entra el complejo de héroe. No sé cuántas veces pasó la bola a un compañero, pero me parece que fueron bastante pocas. Ser el líder del equipo no significa hacer la guerra por tu cuenta. Luego está el tema de las entradas: soy el primero que aboga por una defensa contundente, pero no se puede ser tan aparatoso: la mayoría de las veces resulta innecesario, y da la excusa perfecta para que nos saquen tarjetas. Con todo, si los chicos estuvieron dispersos hay que tener algo de comprensión: en ambos partidos el Barsa marcó en el minuto 45 en ocasiones salidas prácticamente de la nada, y lo normal es que esto te joda mucho, te entrene Mou o Bill Shankly. Tenemos un equipo llamado a revertir el ciclo farsante, pero que aún les queda un poco para creérselo.
Al margen de todo esto, claro, se vivió un verdadero infierno arbitral. No me refiero tanto a decisiones concretas como al incalificable criterio general de los árbitros españoles, que está asesinando este deporte. Les es indiferente parar el juego 40 veces contadas en cada mitad, porque son absolutamente incapaces de entender su esencia, y ellos están ahí «para pitar cosas». Es repulsivo, y sólo la afición arraigadísima a unos colores puede justificar el sufrimiento de un espectáculo tan lamentable. Visto que el mínimo forcejeo con un jugador del Barsa se consideraba falta, era obvio que los goles del Madrid sólo podía llegar por jugadas limpias, inmaculadas, sin el más mínimo resquicio para que el árbitro soplara el pito por sexuagésima vez. Teniendo esto en cuenta, y que el Madrid no estaba precisamente en su día más lúcido, nuestro empate me pareció prácticamente un milagro. Y es por cierto una gan noticia que Benzema empiece a meter goles de ratonero, y que se acostumbre a metérselos a la Farsa; ya lleva dos o tres, si no me equivoco. Al final simplemente fuimos pardillos, y nunca debimos encajar un gol así, pero ésas son cosas que se pueden mejorar. Eso sí, el no tener que soportar otra media hora de Fdez. Borbalán, a la una de la mañana, quizá me salvó de renegar del fútbol para toda la vida.
El resto, la tangana, las tarjetas, el dedo en el ojo, es puro ruido para Pedreroles, Roncerdos, Barcelós y cia, me interesa cero. Eso sí, la acción de Marcelo fue poco inteligente, pero hay cientos de entradas en tijera al año, que casi siempre se resuelven con amarilla y punto. La costumbre que ha aquirido el Barcelona de salir con su banquillo al completo a rodear al árbitro es repugnante, auténtico pandillismo de banda. En cuanto a lo de Mou, sólo se han mostrado imágenes muy parciales, obviamente algo pasó antes; digamos que era una acción evitable, pero si el fútbol no estuviera totalmente desquiciado estas cosas serían anecdóticas. Por cierto, me gustó la espontánea indignación de Özil, un alemán al que probablemente no le gusta ni un pelo el disimulo; éste no es ningún pechofrío.
Parte 2. ¿Qué debe hacer el Madrid?
Nada muy distinto que hasta ahora: simplemente, creérselo, y no irse nunca de los partidos. No es inferior a absolutamente ningún equipo, e incluso tuvo opciones para ganar ambos partidos sin forzar la máquina al máximo. ¿Que jode perder la Supercopa? Pues sí, pero en tres semanas no se va a acordar ni el Tato. Si era una cuestión de honor, éste está más que salvado. Sobre todo es fundamental no creer que ellos tienen no sé qué poder mágico o «arma nuclear», y nosotros no. Esto es fútbol, y a veces las ocasiones entran y otras no. Ayer marcaron Cristiano y Benzema, precisamente los que tenían que hacerlo, ¿qué más armas letales quieren algunos? Resulta ridículo que por ese centímetro que llevó el trallazo de Cristiano al larguero y no a la red estemos lamentándonos por no tener a Agüero. Si ayer Kun hubiera jugado con nosotros, podría haber ocurrido que metiera cualquiera de los goles que marcamos y que perdiéramos igualmente. Si necesitamos algo es un delantero de complemento, no otro tío de 45 millones de euros.
Y Messi no es infalible, ni un «arma nuclear». Es un crack, sí, en un gran momento de forma, pero tiene vulnerabilidades como todo jugador. No hace ni un mes, pudimos ver en Argentina los kilotones que gasta esta «arma nuclear» cuando sale de la atmósfera exacta en la que puede rendir. De hecho, teniendo en cuenta su perfil psicológico e intelectual, estoy convencido de que Cristiano está bastante más capacitado para jugar a su mejor nivel en situaciones desfavorables (si se centra, como he dicho antes). Rodeados ambos de los mismos 10 jugadores y arbitrados con el mismo criterio, apuesto a que el portugués sería superior ocho de cada diez veces. Alguno ha olvidado muy pronto que el año pasado marcó más goles que nadie en 80 años de Liga, o sólo recuerda los tantos al Almería, olvidando los que dieron títulos a sus equipos. Cuestionar a Cristiano es perfectamente legítimo; dudar de su capacidad es absolutamente necio.
Por último, el Madrid debe, claro, mejorar su posición en el entramado federativo, aunque una cosa es eso y otra el problema que vamos a examinar en el próximo punto.
…Pero cómo sufre el muchacho, por Dios.
Punto 3. El terrible fútbol español
El fútbol patrio se ha vuelto, lisa y llanamente, insufrible. Si bien el reglamento de este juego se puede interpretar de muchas formas, por desgracia en España se aplica la interpretación que lo hace más lento, tedioso y castrante. Todo gracias a un legión de funcionarios del silbato absolutamente mediocres y sobre todo a las cabezas (por llamarlas de alguna forma) que los controlan desde arriba: Sánchez Arminio y Villar. Alguno pensará: «ya, éste quiere que abitren a favor del Madrid». Pero no, no se trata de eso, y si ayer hubiéramos ganado el partido habría sido igualmente un bodrio inaceptable. Ya me da igual ganar o perder de siete, pero lo que no puede ser, bajo ningún concepto, es que lo que debería ser una experiencia placentera y emocionante se haya convertido en un verdadero test a la paciencia. Que no hace tanto tiempo (hasta finales de los 60 aproximadamente) que, excluyendo los saques de banda, el juego se paraba dos o tres veces por mitad, como máximo; el que no me crea que vea los partidos de la época. El fútbol ha de ser balón en movimiento, un equipo atacando y otro defendiendo, dinamismo, ritmo. Ya, ya sé que el juego ha evolucionado, y no estoy pidiendo volver a los años 50, pero me conformaría con tener partidos parecidos a los de la Premier y la Bundesliga.
Para esto es impresindible un giro radical de la cultura abitral, y la única posibilidad de que eso pase es la caída del intolerable autócrata Villar. Necesitamos árbitros españoles que amen el juego y que entiendan que su misión es intervenir sólo cuando es absolutamente necesario. Es necesario también algún candidato a la Federación dispuesto a impulsar esta nueva cultura. Y también dispuesto a ayudar a los colegiados, claro: la tecnología es una necesidad imperiosa. Al menos tenemos un árbitro en Primera División, Mateu Lahoz, que posee esa lucidez y respeto por el juego, pero es imperativo que gente como él sea el modelo, no la excepción. Esto no es baloncesto, los forcejeos no son faltas, los agarrones leves tampoco; en caso de duda, debe prevalecer la continuidad de la jugada y la posesión del atacante. Hay que desterrar de una vez a esos árbitros que esperan medio segundo -a ver cuánto protestan los jugadores- antes de pitar, como hizo ayer Borbalán toda la noche.
Y por supuesto, es necesario cambiar la mentalidad de los jugadores también: desterrar de una vez las faltas y agresiones fingidas -que despiertan un rechazo absoluto en otras ligas-, así como la cultura de la protesta y el bracito levantado. No digo que esto se convierta en una orgía de patadas y juego duro, pero lamentablemente nos hemos ido al otro extremo, pitando todo y cercenando un gran abanico de posibilidades de juego. Cuando un equipo es realmente rudo, resulta fácil frenarlo con un uso inteligente y justo de las tarjetas. Es muy curioso que el equipo al que nunca se le cae de la boca la pureza del juego sea quien más esté contribuyeno a pervertirlo -dejando en mantillas a los italianos y agentinos más trileros- en cuanto en cuanto su plan de acción se tuerce mínimamente.
Y ya pueden venir tres millones de culerdos a decirme que lo que quiero es carta blanca para nuestros carniceros, que sólo podemos parar a su Farsita a base de violencia y bla bla bla. Me interesa tanto como la vida sexual de sus putas madres: cualquier persona mínimamente honesta y que haya disfrutado en su vida con esto del fútbol tiene que reconocer que esto ya no hay Cristo que lo soporte. Y puesto que desgraciadamente somos adictos y es casi imposible que nos desenganchemos, debería haber almas caritativas que garantizaran que la mierda que nos metemos cumple unas mínimas condiciones de calidad.
Nada más. Si algo ha demostrado la Supercopa es que aún queda bastante trabajo por hacer, pero que podemos aspirar a absolutamente todo, especialmente cuando hay jueces neutrales sobre el campo. Dentro de un par de semanas, ya con la plantilla totalmente cerrada, empezará lo verdaderamente serio.
– FC Vahídos: 3 (Iniesta y Messi (2))
– Real Madrid: 2 (Cristiano y Benzema)
Incidencias: España.
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