Por el Mastuerzo
Si algo tengo claro, es que el Madrid ha llegado a tal nivel de podredumbre y desvirtualización que se ha convertido en algo totalmente irreconocible, respecto a aquel referente de excelencia y seriedad que fue en los lejanos años 50. No se trata de que yo sea un abuelo Cebolleta (me puedo follar a diez putas en un día, y también a tu hermana), sino de que aquel Madrid era, objetivamente, mejor. Rebelde, puro y duro; lo contrario de hoy, donde es poco más que otro engranaje del sistema; engranaje incómodo, sí, odiado, sin duda, pero engranaje al fin. Es triste que aquel Mandril que se sacó de la manga la Copa de Europa (uno de los mejores inventos de la puta humanidad), rompiendo todas las concepciones conservadoras de la época, hinque ahora la rodilla de forma servil y patética ante auténticos sátrapas parasitarios como Séptico Blatter, el analfabeto funcional Villar y el peor de todos, Platanín, que pasó de obrero a capataz sanguinario sin el menor esfuerzo, acostumbrándose en «cero coma» a todas las purpurinas del Poder.
El Madrid actual es una mierda, sí; y comete el mayor de los crímenes: desaprovechar sus dones y capacidades (no en vano la PEREZA en un pecado capital, que garantiza la condenación eterna). El Madrid podría sacarse una polla de 15 kilómetros y mearse o lefar (según conviniera) a todos los agentes que tratan de destruirlo o desprestigiarlo; podría también limpiarse desde dentro regularmente, purgando todo lo que le sobra (que es mucho), pero no lo hace por simple acojone y por una degeneración progresiva de su masa humana: si hay 78.000 socios, 70.000 son estúpidos, maricones o abúlicos. Alguno dirá «pero 8.000 buenos son muchos». Sí, quizá para un Leganés, pero no para un Real Madrid; no suman la suficiente masa para contrarrestar toda la mierda.
Dirigentes profundamente incompetentes y fofos como Florentino Pérez no dejan de ser reflejo de los grandes «líderes» mundiales de la actualidad, como Baraka Obama (márketing puro y duro), Fransuá Holande (trilero únicamente preocupado por su pichita) o Angelina Merkel (dominatrix malfollada). Si hay un hombre que ha salido ser un LÍDER y estar a la altura de los tiempos, es sin duda Vladimir Putin, presidente de la madre Rusia. Pseudodictador, sí; cabronazo nostálgico del comunismo, sí; pero a la hora de la verdad el único DIRIGENTE del orbe mundial capaz de detener la ola de degeneración moral que asola el planeta. Sí, sé que esto de la «degeneración moral» suena a risa, y que las depravaciones son consideradas por muchos como simples avances sociales. Pero la humanidad tiene unos mecanismos subyacentes de autoregulación que se sobrecargan cuando el grado de gilipollez sube demasiado, y esas sobrecargas suelen degenerar en guerras gordas, tras la cual llega una regeneración, breve o o larga. Si no me creen, examinen la historia: el patrón se repite innumerables veces.
Obviamente, Putin se descojona cuando estos grandes «líderes» le amenazan con «severas sanciones» por tomar lo que es suyo: Crimea. No tienen ni los cojones ni la capacidad de sancionar a Rusia, a la que le basta con cortar un par de grifos estratégicos de gas para que todo el mundo le vuelva a comer los cojones por abajo. Ya puede patalear todo lo que quiera gente como Kasparov -metido a «hanalista» político ahora que es una vieja gloria del ajedrez, desplazada por mentes más vitales y brillantes como la del madridista Carlssen-, que no les servirá de nada. ¿Y qué haría Putin como presidente del Madrid? Muchas cosas: para empezar, no permitiría ni un puto cáncer como los que hemos sufrido en el vestuario durante las últimas décadas. A Baúl lo habría mandado al gulag (o a la liga qatarí, que es lo mismo) en el año 2006. Canelita habría durado tres temporadas en el club, tras comprobarse fehacientemente que es un puto imbécil. Pajillas habría salido hace 6 o 7 temporadas, rumbo primero al Farsenal y quién sabe si luego al Tottenham , Everton o similares, más acordes a su nivel. Y daría igual si estos caros finiquitos generasen unos leves números rojos en el club, porque al camarada Vladimir no le importaría cubrir ese déficit personalmente o cobrando favores a sus amigos oligarcas.
…«Voy a visitar unas redacciones para echar la tarde».
Desde luego, la exigencia deportiva crecería exponencialmente, y sería inadmisible estar 10 años sin oler una final europea cuando se dispone del mayor presupuesto y medios del planeta. Se buscarían mucho más perfiles de entrenador tipo Mou, Klopp o Messina y se despreciaría a los blandos y fracasados como Pellegrini, Angeloti o Lacasito. Los dobletes y tripletes en el Madrid no pueden ser una opción, sino una obligación. ¡¡¡Cómo cojones no vas a ganar todos los años a un Valencia, a un Paleti, a un Cerdilla!!! Y en caso de fracaso, los castigos serían mucho más severos: para una derrota normal, la rescisión de contrato; para una humillación, habría que contemplar penas más duras, como una fosa común en los Monegros, donde ya debería reposar toda la plantilla de baloncesto, y donde tendría que haber un hoyo preparado para la de fútbol. ¿Los socios? Los expulsaría a todos, empezando por peñas, delincuentes comunes (también llamados ultras) y retrasados mentales con montera. Se abolirían los abonos de temporada -creadores de castas- y cualquiera que saliera del estadio antes de finalizar un partido tendría vetadas las taquillas durante tres meses. ¿Periodistas? Vetados a perpetuidad. Todos. Comunicación institucional, con auténticos perros de presa como portavoces. Huelga decir que se cuidaría al máximo la imagen, con una camiseta inmaculadamente blanca, sin publicidad de dictaduras islámicas ni hostias; una blancura que reflejaría la excelencia moral y la disciplina de las que este club ha de ser siempre símbolo.
Institucionalmente, está claro que se habría roto con la UEFA hace por lo menos diez años, dejando atrás ese corruptísimo entramado que lleva décadas succionando la sangre del fútbol europeo. Putin fundaría una nueva liga europea o mundial, en la que el dinero íntegro de las transmisiones televisivas iría a los clubes, en la que se usaría la última tecnología para pitar y en la que se abolirían reglas obsoletas y absurdas, como la «acumulación de tarjetas». Tampoco estaría de más romper con la Federación Española, pasando a un sistema controlado al 100% por los clubes y expulsando a todos aquellos inviables económicamente y con estadios de mierda, regenerando la patética estructura arbitral y creando, por fin, una liga no ya tolerable, sino digna de ver e incluso espectacular.Y por supuesto, en cuestiones de fichajes se traería lo que hiciera falta y cuando hiciera falta, aunque fueran jugadores del máximo rival; es más, se primarían esos fichajes, como forma de guerra psicológica y despliegue de poderío. Si todo esto les parece una quimera, es que están ya demasiado acostumbrados a la absoluta mediocridad pintada de oro servida por Florentino I il castrato. Pero como a día de hoy veo una total quimera que el camarada Putin acceda a la presidencia del Madrid, propongo una solución más rápida y realista: UNA PUTA BOMBA ATÓMICA SOBRE EL BERNABÉU.