San Sebastián (Don Hostia), como ya he dicho en otras ocasiones, es una puta mierda de sitio: está gobernado por la ETA (intenten descifrar la página de su ayuntamiento); tiene las viviendas más caras de España merced a una burbuja creada por el «concierto fiscal» y decenas de miles de puestos funcionariales; alberga el festival de cine más cutre del mundo, en el que se mendiga todos los años a una estrella de relumbrón -o a una que pase por ahí- que vaya a recoger el premio Don Hostia (una farola patatera), y donde el mundo de la «cultura» ha reivindicado toda clase de mierdas (Prestige, Irak, etc.), pero jamás dijo nada contra la ETA; y por último, tiene a ese encantador equipo, la Real (?), que juega en una mierda de estadio con pista de atletismo y cuyos jugadores apoyan manifestaciones a favor de (¿lo adivinan?) los «presos políticos» etarras. Eso sí, Don Hostia tiene una playa muy bonita y se come muy bien. Un sitio cojonudo para vivir si no hablas de ciertos temas «incómodos» y aceptas con resignación el statu quo.
Pero bueno, como no les han tirado una bomba atómica bien gorda, hoy nos toca jugar ahí. Y lo hacemos sumidos en el caos, que es la situación más divertida para el Mandril. Lo más interesante es que a día de hoy sólo tenemos 18 jugadores de campo, lo cual es cojonuo porque supone todo un reto en el año post-Décima, y además nos ahorra tener a tíos amargados todo la temporada viendo el fútbol desde el banquillo. Aquí va a jugar todo Dios, y si llegan reventados a final de curso, ¡¡¡que se jodan!!!, que para eso cobran sus buenos millones. Incluso habrá que tirar del bulto sospechoso Illarra, que hoy quizá se reactive con los efluvios de su terruño. Esto no quita para que yo desee algún fichaje e última hora: tanto «Negrero» como Falcao satisfacen mucho mis gustos piperos, y si llega también un centrocuentista tanto mejor. Pero nada de parches, por favor: Pablos Garcías nunca mais.
Lo que está claro es que necesitamos una victoria como el comer. El ambiente está cuando menos enrarecido, y todo lo que no sea ganar (y ganar, y volver a ganar) va a enmierdarlo aún más si cabe. Jugaremos sin Cristiano -que ha parado sólo cuando ya está al mismo límite de romperse del todo- pero con el toportero, por lo cual no veré el partido, porque uno llega a una edad, señores, en que se cansa de ver espetáculos grotesco-patéticos, como los que se producen en cualquier corner que defendemos. No obstante, el equipo cuenta con mis simpatías, y ustedes también, por supuesto. Espero que venzamos, porque si no muchos niños con sus camisetas fucsias se llevarían un disgusto, y hay que pensar en los niños.