Para un madrilista las emociones nunca cesan, ¿y qué puede haber más emocionante que Fríker Pajillas, el mismísimo Tópor, optando a dirigir el máximo órgano del fúrgol español? Ignoro exactamente lo que se cuece en las entrañas de tan venerable institución, pero puedo intuir que tras la marcha del sideralmente ignorante, incompetente y corrupto Villar, junto con su lugarteniente Arminio el Hutt, aquello quedó como una ciudad abandonada repleta de tesoros por rapiñar. El no mucho más cultivado ni competente Rubiales (alias Filemón) lleva un tiempo hozando por ahíí, pero por lo visto carece de las influencias y dominio de los resortes de su antecesor. Esto ha hecho que sus enemigos (intuyo que deben ser unos cuantos) hayan montado una candidatura alternativa para sacarlo de ahí lo antes posible.
El problema de este plan es que los federativos futboleros son personajes oscuros, incluso para los dirigentes regionales que tienen que elegirlos, así que quien quiera esté detrás de la candidatura alternativa necesita a alguien con ciertas características, a saber: tonto, popular y fácilmente manejable; por supuesto, nadie aglutina mejor tales atributos que nuestro simpar Tópor, quien además necesita un sueldito ahora que se ha retirado. También había sonado Rajoy, lo cual acaba de confirmarnos el tipo de candidato que se buscaba: sin huevos y con poco apego al trabajo.
La Federación maneja poquitas cosas, pero de cierta importancia: la selección española, la Copa y, sobre todo y ante todo, los árbitros. ¿Y cómo sería una Federación con Íker al frente? Si algo tuvo claro desde muy pronto el personaje, es que en España hay que pedir perdón por ser del Real Madrid, pero si lo haces y al mismo tiempo logras agradar a tu público, te espera una carrera extremadamente cómoda. Agradar lo logró enseguida (portero prodigioso en los reflejos, pronto entró por los ojos a la piperada, pese a ser pésimo en todo lo demás), y en cuanto a pedir perdón, tampoco tardó demasiado; un poco de convivencia con Xavi Céspet lo puso en la «onda correcta» para los restos, premio Príncipe de Asturias incluido. Así pues, si ahora los arbitrajes y el VAR os parecen ladinos y lesivos para nuestros intereses, bajo el mandato ikerino puede que lleguemos a echarlos de menos; si no directamente por sus decisiones, por las de quien maneje hilos.
Este drama se resolverá muy pronto, pues las elecciones son este mismo otoño. Elecciones, por cierto, con una mecánica ridícula y anacrónica, pues al presidente lo eligen las irrelevantes federaciones regionales: en pleno 2020, el voto de la federación extremeña o canaria influirá decisivamente sobre si en los próximos años al Madrid lo arbitrará un tipo que quiera putearlo. Personajes tan influyentes como Tebas ya se han pronunciado claramente contra Filemón, por lo que podemos estar asistiendo a sus últimos meses; si finalmente cae, puede que el lampiño personaje, que con tanta chulería y arbitrariedad fulminó a su seleccionador nacional nada más llegar, empiece a creer en el karma.