Rappol
El hombre es un animal de costumbres, y nuestros hasta hace poco aguerridos y alegres muchachos tuvieron a bien recuperar las peores que les conocemos por lo visto durante los noventa minutos. A saber: resucitación de equipos y jugadores en racha negativa, vestimenta de poloflán, meloneo intrascendente, moñequismo en el remate, histeria desatada por llegar a la línea de fondo y pase-pase absurdo cuando tienes un tiro claro (efecto colateral del moñequismo).
Con todo, el Madrid arrancó muy centrado y hasta el minuto veintisiete de la primera parte no cedió en intensidad, acumulando varias ocasiones —dos de ellas muy claras, un moñequito de Benzema y un cabezazo de Casemiro a puerta vacía, cortesía del portero local—, y poniendo al respetable en el capítulo de la serie que ya conoce: nos iremos al descanso cero a cero y luego nos pondremos en modo cagaprisas.
Y al descanso decía yo que en el setenta iríamos dos a cero, pero al poco de iniciarse la segunda parte caí en la cuenta de que el intrépido Pijamita había decidido desafiar a la suerte con su indumentaria gafe por antonomasia. Entonces lo vi claro. No ganábamos ni de coña, como sucedió después.
Hernández Hernández (Xavi-Xavi, Céspett-Céspett…), que también es un ser humano, no escapa a la máxima costumbrista con la que comienzan estas líneas. Tacita a tacita fue cavando nuestra tumba, culminando con un penalti que convirtió en manos de Ramos. Es un personaje siniestro este Hernández Hernández, siempre con una sonrisita gangsteril y un abanico de movimientos despóticos que acompañan las decisiones que toma en el campo. Entre su actuación y nuestra ansiedad, se empezó a ir el partido a la mierda justo cuando Hazard empezó a cojear. Porque nuncaaaaa las desgracias vienen solaaaaaaas…oh…oh…oh…lalalalaaaaaaa…Danza Invisible, como la espalda de nuestros laterales.
En la cuesta abajo que no consiguieron remontar los cambios de Mizisú, el Jorobado de Notre Morales agarró una bola que venía bombeada en banda y se sacó un zurdazo que Pijamita midió mal en su movimiento para cubrir el palo (pensó que iba fuera, de ahí que bajara los brazos con el típico movimiento reflejo de «nopazaná-vajuéra»). Entonces, el Madrid se sentó a morir como el Capitán John Miller, mientras el tanque pilotado por Carlos Martínez pedorreaba extasiado los grandes éxitos de la culerada y los granotas perdían tiempo buscando minas en el césped. Un triste final para un equipo triste que pena de manera indecible cuando no encuentra el gol, más veces de lo que nos gustaría, por desgracia.
De este modo, nos vemos de nuevo en la encrucijada de jugarnos la temporada en los próximos días y ante las excrecencias del culerdismo. Y lo peor es que ahora mismo estamos mal, perdiendo fuelle en la media y con el punto de mira extraviadísimo arriba. Por destacar algo, citar a Isco, que parece poca cosa para lo que se avecina. Nos toca hacer un John Rambo de los buenos, porque casi sin darnos cuenta estamos ahora mismo justo como estaba él, acorralados. Nuestra última salida es matar. Punto.
Pablo
El tal Aitor que ayer parecía Buffon redivivo debe estar preparando ya su llegada a un grande, otro porterucho al que hacemos leyenda.
Segurito que Odriozola no se marcaba hoy un partido TAN malo como el de Carajal. Y MacSebo, pues, ya estamos todos de acuerdo en que lo mejor es que no vuelva a jugar jamás de titular y si acaso que tenga unos minutos contra el Granada para despedirse del Pipabéu, preferiblemente con el partido ya resuelto.
Jasar a ver cuándo volverá, justo cuando más lo necesitábamos se lesiona. Otro clásico más que probablemente tendremos sin jugar sin él, pese a que esos fueron los partidos para los que se pagó más de 100 millones por él, no para hacerle unos taconeos al Getafe. Ya empezamos a estar como el Peseyé con Neymar. Dupont-Cooper otra vez al rescate de la Farsa y BEP.
Estamos a un «jaja la gosadera» de otra goleada en el Pipabéu, para vergüenza eterna, con hac-trí de Messi incluido. Otra temporada «de transición» perdida, donde los culpables serán, por supuesto, Jovic, a quien lo soltarán 10 minutos a hacer el imposible milagro en el clásico, James, que ha jugado menos que nada, Mendy, linchado por los Custer del Pipabéu, y por supuesto, Mariano.
Os veo muy contenidos, es hora de soltar a los perros de la histeria.
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– Lefante: 1
– Mandril: 0