https://youtu.be/tm7Abe4fJC4
Dentro de dos semanas llega la aventura definitiva de John Rambo, pero mientras tanto tenemos la estupenda posibilidad de revisionar en cines el origen del mito: First Blood, osease Acorralado. Se trata de una versión en 4K escaneada desde el negativo original, y que estrictamente hablando no es muy novedosa, pues ya se editó en Blu-Ray en enero de este año (aquí la reseña para quien esté interesado). Lo bueno y nuevo es poder verla en sala de cine, lo cual es mejor siempre que esta cuente con un buen proyector (lo cual a veces no es el caso).
Como conté recientemente, Primera Sangre fue la primera novela del profesor de literatura David Morrell, y pasó una década hasta que fuera adaptada al cine. Morrell recibió el consejo de gastarse 100$ en un abogado que negociara los derechos, y tras la firma el letrado le informó emocionado de que había logrado asegurarse un porcentaje sobre cualquier mercadería y secuelas que aparecieran; el escritor pensó que quién coño iba a hacer productos sobre un veterano tronado, y qué secuelas podría tener una historia donde el protagonista palmaba… ¡¡qué cosas tiene la vida!! Desde luego, Morrell no es el único que ha vivido bien de Rambo: Stallone lo incorporó de forma indeleble a su persona cinematográfica, e incluso algún cómico como Santiago Urrialde exprimió el concepto (al menos hasta que el «simpático» Pepe Navarro lo fulminó de su programa por hacer galas fuera del mismo…)
La de Rambo, como la del Madrí, es una historia de incomprensión: te piden que seas el mejor, invencible, que mates más que nadie… y cuando lo consigues, se horrorizan y reniegan de ti. Si el Madrí pierde, la gente se ríe, y si gana le dicen que es prepotente, o que triunfa sin brillo; es un soldado sin aliados. Cada estadio que visita es una selva llena de trampas y túneles; cada partido en el Pipabéu, un Saigón. Ni siquiera contamos con un coronel Trautman, sino un Zipayo que nos dice que vayamos de lada a lada… Con todo y con eso, ¿se puede ganar hoy al Lefante? Hombre, claro, es un equipillo, pero ojo con las minas y los huecos del suelo… puede que te trinchen las bolas con bambú, o que no encuentres las piernas del compañero. Asumámoslo, estamos rodeados de charlys y nuestros «Rambos» andan muy cascados, con fatiga de guerra y el cuerpo lleno de metralla; muchos no están aptos para el combate.
En fin, pase lo que pase, como el partido acabará a las dos se puede dedicar la tarde a ver «Acorralado», en V.O. o incluso doblada, pues en el 82 el mítico Ricardo Solans estaba en plena forma, no como ahora, que suena como una imitación de sí mismo. ¿Serán las 79 castañas? La pena es que los jóvenes espectadores, una vez más, no entenderán a Rambo: se preguntarán por qué no se metió a hippy tras volver de Vietnam, o por qué mataba chinos para el imperio, o por qué come ciervitos en lugar de hierbas. No quieren ganar la guerra, sino que imaginan que a base de desearlo muy fuerte puede haber un mundo sin ella; por eso siempre necesitarán a un Rambo que los rescate.