Los fanscistas que a diario visitan esta página nunca se han avergonzado de su homosexualidad; es más, hacen gala de ella. ¿Orgullo gay? Lo inventamos aquí. Es por ello que presenciaron con singular gozo el despliegue que el Real Madrid realizó ayer en Torino, plaza grande europea en la que varios de los nuestros salieron con sus atributos al aire, homenajeando a nuestro aceitado director de relaciones internacionales, Emilio Butragueño. Como soy un gran amante de la organización, os propongo algo: Voy a ir poniendo en fila a varios jugadores del Madrid, y vosotros, en riguroso turno, les vais chupando la polla, ¿de acuerdo? Escupir o tragar ya es elección personal.
– Isco. Desde mi perspectiva profana, la verdad es que tampoco se le vio muchísimo, pero creó la jugada más importante de todo el partido, la que nos ponía por delante en el minuto 3 y hacía que pedaleáramos durante toda la eliminatoria cuesta abajo, no cuesta arriba. Suyo es el primer rabo que los fanscistas deben pulir.
– Keylor. Firmó la segunda jugada más importante, el sublime paradón a cabezazo de Higuaín que habría supuesto el empate al poco tiempo de adelantarnos. Parada de máxima dificultad y de valor incalculable, realizada por un portero al que se le han reprochado dos cosas: haberse lesionado un hombro y haber encajado goles este año (al parecer es el único meta europeo al que le ha pasado). Curiosamente, el adorado abandonahijos Curtuá ha tenido que encargar uan sotana, mientras que el creyente y ejemplar padre de familia Navas hizo la parada del año. ¿Casualidad o causalidad?
– Yitán: ¿Cuántas veces se la han chupado en la vida a Cristiano? Pues sin duda habrá perdido la cuenta. A estas alturas debería tenerla como una ciruela pasa; agotada, exprimida, pero no, el tío siempre vuelve a por más y más. Quizá por estar tan reciente y por haber sido «sólo» en cuartos, aún no nos damos cuenta, pero su gol será sin duda uno de los más recordados de la historia, y será la imagen indeleblemente asociada al jugador, como aquel brinco célebre de Di Stéfano. Esa chilena (el gol del año, de la década, del siglo) tiene cualidades hipnóticas y puede ser vista infinitas veces desde múltiples ángulos. El primero que cayó bajo el influjo fue Buffon, que en lugar de salir en la foto con cara de «gñé» intentando pararlo, prefirió posar para la historia.
He criticado la personalidad de Cristiano por su rocambolesco concepto de «familia», pero algo que le alabaré siempre es que no tiene la falsa humildad que tanto afectan los futbolistas actuales (y la verdadera, tampoco). Nada más meter el gol que ha buscado toda su vida, no puso expresión de «¡qué contento estoy, por fin lo conseguí!», sino que se fue directo al córner con cara y pose de Mussollini, como diciendo «eh, soy la polla». El público, que quizá pensó estar viendo al Duce redivivo, no tuvo más remedio que aplaudir al unísono, hecho totalmente insólito, muy por encima de la anécdota con Ronaldinho en el Bernabéu; aquella vez fue un señor con bigote y su hijo, mientras que ahora ha sido un estadio entero en medio de una eliminatoria europea que aún estaba en plena disputa.
Casi mejor que CR no marcara el tercero, que le quede algo de hambre para las semis. A todo esto, ¿estamos ante el mejor jugador de la historia? Ya lo discutiremos en su propia entrada.
– McCelo. Es vago, es gordo, no defiende ni sus derechos. Todo esto es cierto, pero también es uno de los jugadores de banda con más talento que ha habido. Su gol, que se perdió un poco en medio de la euforia, lo logró gracias a un toque de primeras acojonante, de infinita sutileza al alcance de muy pocos. Y fue importantísimo, porque cerró la eliminatoria. Un jugador, con todos los reproches que se le puedan hacer, totalmente diferencial en Champions.
Y luego ya cada uno puede mamar a quien quiera. Alguno cogerá la minga arrugada pero sabrosona (minga Reineta) de Modric; otro irá directo a por Ramos, siempre «jerárquico» en estos partidos; no faltará quien se la chupe con fruición a Casemiro, el tipo que insufla tranquilidad cada vez que recibe la pelota; otros sin duda preferirán el rabo mulato de Varane, que por fin está dando su mejor nivel. Los amantes del white power prefirán chupar la solvente polla de Kroos. Y también la de Zidane, claro, que no se me olvide Mr. Chance, que a lo tonto va camino de una hazaña inaudita, las tres Champions League de corrido (o de corrida). ¿Y Benzema? Francamente, no creo que nadie se la chupe excepto algún parafílico, pero podemos adjudicarle dos virtudes: una, que es una especie de talismán con patas para el maniático Ronaldo, y otra, que no se pone nervioso en estas ocasiones de máxima exigencia. De hecho, es probable que no se ponga nervioso nunca, con esa horchata que le corre por las venas.
En fin, muyayos. Contra el PSG podría argüirse que tuvimos suerte, que ellos fallaron varias claras, que a la abuela le mola el Winston… pero no, hay un patrón claro: otra ida de dificultad suprema, otro resultado aplastante. Por cierto que son curiosos los paralelismos: los tres goles, la expulsión del «estilista» del rival… Cierto que no faltó la suerte ni entonces ni ahora (Chiellini cometiendo el error que propicia el segundo gol, la falta de Dybala que no entra de casualidad, Cuadrado fallando esa última ocasión…), pero la superioridad madridista fue indiscutible. ¿Qué amargor puede quedarnos? Lo de Bale, claro. No darle ni un minuto fue algo muy duro, un nueva confirmación de que está fuera, y aunque seguramente sea titular en la vuelta, quizá se quede tocado anímicamente. ¿Pero quién sabe? Quizá sea muy importante en las semifinales; si algo ha demostrado Zipayo, es que sabe cómo aprovechar la plantilla.
¿Y la yshteria? ¿Nos la han matado? En absoluto. A partir de ya mismo, serán más de uno los fanscistas que digan que mucho ojito, que la relajación es mortal, que había que haber metido el cuarto, que como la Shuve marque pronto se mete en la eliminatoria… Al tiempo.
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– Juventus: 0
– Real Madrid: 3 (Cristiano (2) y Marcelo)
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