Glen Johnson Belausteguigoitia

Hace unos días, una web italiana avisaba del posible interés de Javier Clemente por Glen Johnson, jugador del Chelsea. Para un lector italiano no avisado la noticia es perfectamente ignorable, pero para alguien que conozca los criterios étnicos del Athletic es difícil no volver la mirada sobre un texto así , ¿tendrá Glen Yonson un abuelo de Amorebieta? ¿Será como Deschamps, un vasco ancestral? Poco probable. Glen Johnson es así:

En alguna película se ha fantaseado con un Lehendakari negro, pero esto ya es demasiado. Se puede defender el euskopedigrí de un navarro, más difícil resulta en al caso con un riojano como Ezquerro o con un extremeño como Valverde -aunque a éste se le haya puesto cara de llamarse Txomin Muguruza y tocar el txistu eléctrico en Negu Gorriak-, pero esto no se arregla dejándose un mechón contracultural.

Así que, o el genetista de Lezama le ha hecho un análisis a fondo y ha encontrado euskogenes o esto es una bacalada que ni el AS en pleno agosto. En diciembre, cuando salga la convocatoria para el partido de la selección vasca, saldremos de dudas.

Hablando de básket

Fenomenal domingo para los madridistas. Gran victoria del filial, con descollante actuación de Juradín y con dos goles del borbónico Soldado. Ya le están cogiendo el aire a la competición y ayer fueron capaces de vapulear a uno de los favoritos para el ascenso, el Elche. Vayan a Valdebebas, merece la pena.

Y éxito de los gladiadores de Boza. Triunfo sobre Estudiantes, institución baloncestística subvencionada y amiga de lo público. Hay que felicitarse por el fichaje de Tomas, pedazo de jugador que acabará en la NBA. Tenemos un equipo joven, con clase y capaz de evolucionar. Y, pese a quien pese, en unos meses estará con nosoros ese alopécico entrañable que es Jiménez. Y digo lo de que «pese a quien pese» porque este fichaje está trastornando a más de uno.

Me permito un recorte de prensa extraido del AS, diario madridista sólo en la portada. A prueba de cala, así vive el baloncesto Juan Mora:

«Bueno, españoles tiene pocos. Que le valga, Reyes, ex del Estudiantes por cierto. Los demás jugadores los ha ido fichando Malkjovic allá donde se encontraran, porque en el Madrid, gracias al fútbol, siempre hay dinero. Hasta para tentar a Jiménez, pero eso sí, sin pagar la cláusula al Estudiantes aunque, la verdad, ha conseguido confundir tanto al jugador que su valor cae día a día y ya cabe dudar de si tendría sitio en el Madrid. Jiménez está triste y el equipo deambula por esta liga con mandíbula de cristal. Cuando se ve en apuros echa mano de Sergio Rodríguez y Carlos Suárez -19 años ambos- y el equipo paga cara su ingenuidad. Entonces el rival, ayer el Madrid, se crece y parece bueno y todo. Contra este Estudiantes ya podrá».

«El Madrid ha abandonado a Carlos Jiménez a su suerte.»

«Es una realidad que el caso Jiménez está desestabilizando al Estudiantes. Toda la plantilla se encuentra afectada por la actitud de quien fue uno de sus líderes y ahora muestra una actitud tan poco profesional. Se trata de una situación provocada por el Madrid, no con tal fin, pero cuya consecuencia es la apuntada. El Madrid no ha llevado bien el asunto. Quiere al jugador, pero no a su precio, le manda a la guerra contra su club al ver que no hay acuerdo, y cuando así tampoco llega el arreglo, lo abandona pues sigue sin querer pagar, quizá a la espera de que la situación se haga insostenible. Esta siendo una lucha desigual. El todopoderoso Madrid contra un club que, por muchas subvenciones que reciba, vive de la cantera. Demasiada prepotencia».

Así se opina de baloncesto en AS. Me he permitido estos recortes porque evidencian algunos de los tics del antimadridismo. Estudiantes es la integridad del baloncesto, el sentimiento, mientras que el Madrid es dinero, la frialdad del vil metal y el puro interés. Se utiliza el término favorito de los anti: la prepotencia; y luego aparece ese mecanismo mental que ya se vió el día del Atleti: «hombre, es que si juegas contra el el Madrid con uno menos no hay manera. Nos han fastidiado el derbi. Con la ilusión que tenía la afición…». Es decir, que el Madrid debe pedir perdón por ser superior y no poder satisfacer el deseo de la afición rival. El Madrid, para no molestar, debería jugar con handicap y el handicap se iría regulando en función del rival. Otro clásico de los anti es el tratamiento de los fichajes: cuando el Madrid ficha lo hace seduciendo, engatusando, con malas artes. Parece que Jiménez (o Zidane, o Ramos, o Ronaldo) sean adolescentes y el Real Madrid los enloquezca hasta hacerles perder el juicio. «Es que ellos no querían, es el Madrid que es un zorrón». No hombre, no es así, Jiménez ha seguido el camino que siguieron todos sus compañeros –incluido Orenga-, irse de un club que no cumple con sus compromisos. Y ha decidido irse al Madrid, en una decisión adulta, libre y, sobre todo, acertada. Y eso es lo que jode y el quid del asunto, porque aquí el camino inverso (Loncar, Iturbe…) no molesta, pero cuando es al revés ya entran en juego criterios morales. Venga, hombre, a otro con esa mercancía.

Divertidísima la alusión al carácter futbolístico del club. Sí, indiscutible. El Madrid es el mejor club de fútbol del mundo y sostiene, sin ayudas públicas, al mejor equipo del baloncesto FIBA. No hay nada malo en ello y me gustaría que reprodujesen ese argumento cada vez que el Barcelona gana la Copa del Tribulete de balonmano.

Es curioso todo esto porque ayer Orenga, en rueda de prensa, achacó la derrota -¡greatest hits estudiantiles!- al árbitro, pero Jiménez, al ser preguntado sobre la cuestión, negó tal argumento y prefirió no buscar excusas, «ya somos mayorcitos para esas cosas», afirmó. Y es que estando mentalmente fuera de Estudiantes, ha decidido abandonar también el clásico argumentario antideportivo y odioso de los pijos de la palestina. Yo creo que eso es lo que más les jode.

Muy recomendable también el articulo de Carazo en el soport -a veces, los lapsus calami nos llevan a verdaderos hallazgos-. Carazo, que tiene la misma cara que Leopoldo María Panero después del psiquiátrico de Mondragón, pide, en un alarde de mesura y altura de miras, que el Barcelona no sólo gane, sino que además se ensañe con nosotros en el Bernabéu.

Y Eto’o, Malcolm E, sigue hablando del encuentro del sábado. Hoy tiene entrevistas en radio Alpedrete, radio Cercedilla, la gaceta de Palafrugell y tele Villarrobledo. Se ha quedado sin mundial, le sobra el tiempo.

Vente a Alemania, Pepe

Luis Garcia
He drinks Sangria
He comes from Barca
To bring us glory

He’s five foot seven
He’s football heaven
So please don’t take our Luis away

Así jalean a Luis García en Inglaterra, pero a nosotros no nos pueden sacar del ¡Eppaña, Eppaña! porque somos minimalistas y repetitivos de puro modernos. Faemino y Cansado intentaron la revolución, pero sólo les salía ¡Eppañá, Eppañá! El español, cuando se pone a animar, llega a Manolo el del Bombo –al fin y al cabo, otra forma de ebriedad- o se queda en el alabim, alabam, alabimbombán o en el no menos lamentable aunque más voluntarioso “Este partido lo vamos a ganar”. Si tuviésemos talento para animar le podríamos haber entonado la canción del emigrante porque García se fue con el hatillo y ha sabido labrarse un capital como otros en las mismas tierras supieron montar su restaurante. Luis Garcia nos ha metido en el Mundial y de paso ha resuelto algunos enigmas; su partido -la más brillante demostración individual con la roja desde el Buitre- le regala la titularidad y con ella cierra el secular debate del sistema. Un 4-4-2 mondo y lirondo y que inventen ellos, que dijo ese extremo diestro del Athletic. Lo sentimos por Joaquín que debió dedicarse al flamenco, sector del show business, donde la gracia, la inconstancia y el derroche no están tan mal vistos.

Para un madridista sigue siendo posible hacer suyos, por un día, a los ídolos ajenos. Disfrutar con la elegancia de Pablo, con la manera de rumiar la jugada del gran Xavi -qué lastima que no pueda reprimir una mueca de asco cuando suena la marcha granadera-, con la potencia desbocada del niñato, con la seriedad de Albelda y, sobre todo, con el acrobático despliegue de Puyol, ese pedazo de tío al que yo, muy gustoso, sería capaz de aplaudir en Chamartín.

El Calderón y la selección hoy sí tenían alguna cosa inglesa, la variedad de banderas provenientes de todos los rincones de la España constitucional. Aficionados y peñas de mil lugares han dejado su rúbrica en las gradas -por una vez nuestras- del metropolitano. Es nuestra manera de decir que «tú no andarás sola, rojigualda».

Muy bonito todo, pero tengamos presente que no somos nadie y que el rival era una madre amantísima. No nos creamos que somos favoritos a nada. Rechacemos toda portada grandilocuente y soñadora. Somos buenos en hockey, en fútbol sólo ganamos si vamos de blanco. Vayamos a Alemania a ver gachises y a disfrutar de la segunda mejor Brasil de la historia.

Por cierto, ¿quién era ese señor alto y algo ausente que estaba al lado de Sánchez Arminio en la zona noble del estadio?

Uno más entre nosotros

Ronaldo ya es español. Hispanobrasileiro, matizan los chicos de la prensa. Ronie, a estas alturas, es de donde le sale del pijo. Floren diría que es patrimonio de la humanidad. De hecho, el día de su presentación alabó en él “esa universalidad que se contagia con sólo mirarle”. Ser universal es mucho, pero tener cara de universal debe de ser maravilloso, e irradiarla un don. Leí una vez que Ronie era amado en todo el mundo porque sus rasgos eran una mezcla de razas: ojos asiáticos, rasgos negroides, dientes de piraña biónica, un no sé qué mongoloide… Tiene sonrisa infantil, pero también pícara. Es un futbolista para todos los públicos. Un ídolo de los niños con cara de salido al que te puedes imaginar beneficiándose a una top model –probad a hacerlo con Ronaldinho: sale un tio con cara de calcamonia haciéndole a una chati el gesto del surfista. Ronaldinho es insoportablemente infantil-. Ronie es icónico y global como una botella de Coca Cola y su innecesaria españolidad alegra sobre todo a Luxa porque servirá para que podamos fichar otro brasileño. Más madera. Mais madeira.

Ha coincidido esta feliz nacionalización con una nueva objeción de la LFP a lo de Messi. La paletocracia del fútbol español y el tardofranquismo del cuñadísimo no son razones suficientes para unos clubes que se sienten traicionados. Y ya ha salido Eto’o (el Pi-Chichi), con la vieja y arbitraria autoridad que sólo tienen los ídolos culés, a sentenciar que Messi es español como Ronaldo y que debe ser dejado en paz. Ahora se supone que debemos decir “sí, bwana”. Veremos, en los próximos días, convertir un trato de favor en un nuevo martirio. Son únicos. Aunque no llegan al nivel del Ethnic Club. ¿Habéis oido a Heras decir que su cuerpo produce EPO? A Gurpegui le pillaron en un positivo colosal –ni todo un equipo femenino de la antigua RDA- y sólo se les ocurrió argüir que era endógeno. Es decir, que la producían sus huevos. Claro, hombre, y los mios destilan acido acetilsalicílico, no te jode. Y aún piden justicia, los euskachondos.

Y se van decantando las posturas de cara al clásico. Toma partido, nos dice la campaña de publicidad, mientras nos muestra una España de dos bandos. Y es mentira -el Barcelona no es la mitad de la afición de aquí, por eso el derbi es su gran promoción publicitaria-, y por eso los antimadridistas se van del lado del Barça, parábola balompédica de la Antiespaña. Así Josetxo Romero –cuyo nombre es, en sí mismo, todo un conflicto- se ha posicionado. “Voy con el Barcelona porque no me gusta el Madrid”, ha dicho el individuo. Profesionalmente le interesa el empate, y ni siquiera ha esgrimido una simpatía hacia el otro equipo. Todos tenemos antipatías, pero existen enormes presiones que nos impiden manifestarlas. Por eso mentimos o gastamos una inútil cortesia. En España, sin embargo, manifestar abierta hostilidad hacia cierto equipo de fútbol se ha convertido en algo chic.

Con este paisanaje sólo queda irse al otro lado del globo. Y allá va Floren, para quien el mundo es una enorme posibilidad de negocio, abriendo mercados como quien abre corazones (algún día tendremos un presidente chino). Tras el pelotazo de BenQ, el acuerdo con el gigante chino, y el lunes los muchachos retozando en Valdebebas. Nosotros, a lo nuestro.

La primera peña del Castilla

Se acaba de fundar la primera peña del Castilla. Hecho importantísimo, pues aúna tres de las cosas mas importantes del fútbol: las peñas, el madridismo y el Castilla.

El madridismo es una fe. Es, en términos teológicos, un carisma, al que se puede llegar, también, por la razón, el análisis y, sobre todo, por la comparación, pues siempre será mejor que cualquier alternativa. Pero bueno, sobre el madridismo nos estamos ocupando habitualmente.

El Castilla es el exponente de la cantera más importante de España. La que nutre en mayor número a los equipos de primera división y la que quizá presente en mayor medida los defectos y virtudes de lo que conocemos como “jugador español”. Produce la fábrica jugadores equilibrados, pero faltos del atrevimiento y de la espontaneidad del callejeo, del potrero, que dirían los argentinos. Uno tiene la impresión de que son como productos de laboratorio. Se aseguran de que los jugadores cumplan determinados parámetros, que alcanzen una sobrada medianía en todo. El más claro ejemplo, en mi opinión, es Víctor, actualmente en el Depor. Lo hace todo bien, correctamente. En todas las facetas del juego puede pasar por jugador de primera división, pero en ninguna sobresale. Es –y esto es el mayor punto en común de nuestros canteranos- un tipo muy razonable. Le oyes hablar y se parece a esos niños aviejados que no han tenido juventud; esos mozalbetes que a los diez años hablan como subsecretarios. Víctor, Pavón, Núñez y compañía parecen aplicados estudiantes de derecho que, los sábados, se reunen a jugar al fútbol. El Madrid, la fábrica, el vivero de la ciudad deportiva es una escuela de prudencia. Un colegio de jesuitas que produce excelentes futbolistas para el Zaragoza. Tipos honestos, sobrios, que saben tocarla, que son disciplinados y que meten cinco goles por temporada.

Ha habido casos raros. La rebeldía de Guti, que desde chico fue un poco por libre; la obsesión goleadora, un poco autista y, desde luego, egoista de Portillo y –hay que ponerse de pie- el canibalismo de Raúl. Un tipo que no salió con el sello que les ponen a todos los canteranos. Hay que reconocer que llegó demasiado tarde –a los quince, creo- y que fue el Bernabéu, más que la Ciudad Deportiva, el que le hizo madridista.

Nuestra cantera ha dado otro tipo de futbolista que, para la propia cantera, se puede calificar de puñetero. La flor tardía. Caminero, Cañizares, García Calvo, Rivera, el mismo Eto’o… jugadores notables a los que les faltó ese hervor o esa pizca de decisión –o fortuna- en su momento y que se tuvieron que marchar para demostrar su valía. Son casos complicados porque se crian en el Madrid, aprenden lo mejor del club y luego acaban aplicándolo en clubes rivales. Cañizares y Benítez, dos madridistas, han hecho más por la grandeza del Valencia que toda Paterna; Eto’o y Luis Enrique son nuestros peores rivales. En realidad, nosotros somos los peores rivales de nosotros mismos. No hay peor enemigo que un ex-madridista.

Hay que evitar esa fuga de talento porque con ellos se va un pedazo de historia del club. Se va lo que de diferente tiene el Madrid y no queremos que clubes tan indeseables como los antes citados aprendan a tener parte de lo que nunca tuvieron.

En la actualidad, destacan algunos jugadores. El portero, Palencia, Arbeloa, Tébar, De la Red, Balboa, Jurado y Soldado. Creo que todos los mencionados servirían para completar las fichas 15 a 22 del Madrid.

Mi debilidad es Jurado. Un futbolista artista que hace un fútbol desmayado, torerísimo, con la elegancia dejada, displicente, de Martín Vázquez. Tiene el mismo modo de caminar con el balón. Jurado no corre, Jurado avanza con el esférico. Torres, por citar a un gran jugador, corre con la pelota. Va trotando y lleva el balón como quien lleva un problema. Tiene Jurado, eso sí, el problema del físico. Es regordete y pequeño, y en eso, ay, recuerda a Sandro o al mismo Rivera. Por eso, por no tener la potencia fácil de un Balboa, sus regates deben ser obras de arte. Necesita burlar para avanzar, necesita el ardid y la prestidigitación. Pero tiene pase, visión de juego y un sentido del tiempo, una tranquilidad muy necesaria en el primer equipo.

Floro dijo de Sandro que era un jugador de futbito. ¡Error! Sandro es un jugador de fútbol en la era del doping, en la que los campos de fútbol están llenos de jugadores de futbito, cuando no de meros atletas, los deportistas inútiles, los predeportistas, pues el atletismo es el fundamento de los demás deportes, la introducción.

En realidad, Pelé no jugaba así y quizá los Guti, Jurado, Rivera no seaan sino el intento español de dar un jugador específicamente de aquí. Por eso salen abortados: o gordos, o inestables, o inmaduros o como un cencerro. Una ganadería tarda tiempo en lograr la depuración racial, la joya; la historia de la ciudad deportiva está repleta de cadáveres y proyectos de genios hispanos del balón. Jurado está cerca y esperemos que teniendo la condición de artista y futbolista le acompañe el físico.

De la Red, sin embargo, tiene un físico cuajado, planta de futbolista. Tener planta de futbolista es lo que tenía Míchel, y no debe confundirse con tener un cuerpo atlético. Los hijos de Sanz, por ejemplo, eran altos y fuertes, pero no andaban como futbolistas. A éstos, como a los toreros, se les pide un paso distinto –en realidad, cada especialización determina nuestro caminar-.

De las peñas hablaremos otro día, en esta especie de peña cibernética que ha montado el socio. De la cantera, por fortuna, se puede seguir hablando siempre. Como esos viejos que se pasaban la jubilación en la ciudad deportiva, auspiciando a los jóvenes prodigios.

La zamarra

La selección se ha convertido en una excusa para hacer negocio. Yo no sé quien se llevará la pasta –aunque puedo imaginármelo-, pero es obvio que en torno a este equipo hay siempre asuntos comerciales. Cada reunión es un spot.

Esta vez se trataba de la camiseta que llenaremos de sangre, sudor y lágrimas en el mundial de Alemania. Son muy optimistas los de Adidas. La zamarra recupera los tradicionales colores de España: el luminoso azul de nuestro cielo, el rojo sangre de toro y los ribetes amarillos. Está para hacerle un pasodoble y empezar a españolear. Se agradece la retirada de banderas, sin embargo. Durante la temporada de clubes hay un exceso de banderías y la selección no es oficial, no es España, aunque lo represente -el Estatuto de la selección es una cosa complicada, entre pública, privada y metafísica-. Además, así evitamos conflictos identitarios en algunos de nuestros chicos –bajadas de medias, arremangamientos vergonzantes…-. En tiempos de Clememte nuestros colores se oscurecieron hasta llegar a una especie de azulgrana. Eso casaba con el general desapego de la afición y con un aire entre siniestro y bronco del equipo. Ahora es de esperar que la alegría del nuevo equipaje traiga algo de ilusión. Los porteros, se me olvidaba, irán de un riguroso blanco, algo que no nos puede disgustar.

Hablando de porteros. Casillas, según la prensa, es seriamente pretendido por el Manchester. Dicen que Glazer –que hasta el momento no se ha gastado un euro en futbolistas- quiere comenzar un proyecto con Iker. La cosa es difícil de creer y más parece un señuelo, otro más, de Carvajal, representante del cancerbero, para meterle un mordisco a las arcas del club. Acordémonos de Abramovich, en su día perdidamente enamorado de Salgado… en fin, espero que Floren sea razonable.

Los periodistas estajanovistas que siguen la concentración de la selección –entre los cuales Pipi Estrada, pichabrava oficial y galán corresponsal, sobresale por su manera de arrimarse- han advertido cambios de sistema. Por lo visto, Raúl, Reyes y Torres estarán acompañados por Alonso, Xavi y Albelda, Trivote y olvido de las bandas, lo que parece dar la razón al maltratado y ya definitivamente incomprensible Luxe. Ningún gran equipo ha sido nunca simétrico –los jugadores grandes rompen los esquemas y los adaptan a sí mismos- y lo mejor que tenemos hasta que llegue la “mezcla” -término que Luis utiliza para aludir al mestizaje racial de nuestro fútbol- es esa colección de alfeñiques con poco gol, ningún desborde y gran capacidad para mantener la posesión del balón sin intención aparente de chutar. Eso es lo que hay. Los excluídos, Vicente y Joaquín, achacan su desventura a motivos diversos. El primero a las maniobras de la prensa madrileña –que ha preferido colocar al madridista Xavi-, el segundo a su condición periférica de Bético. Joaquín debería preguntarse si no ha sido precisamente su condición de andaluz la que le ha llevado al lugar de privilegio que ocupó. Etxeberría era de una regularidad anodina y todo el mundo se puso del lado de la alegría del gaditano. El regate le sale una vez a las mil, pero por lo menos le sale, dirá su padre.

Oremos para que Aragonés la organice de aquí al partido. Una concentración sin conflictos diplomáticos con Inglaterra es aburrida, por mucho que JJ abra su información con música de epopeya. Los periodistas andan ensayando todas las combinaciones posibles de culés y merenges para sus reportajes y algunos, los de Marca, perseveran en su intento de hacer de Torres lo que no será nunca. Aunque él y Raúl se complementan bien. Nuestro siete tiene inteligencia, astucia y clarividencia, pero le falta velocidad; Torres corre que se las pela, pero no es precisamente sutil. Juntos son un magnífico delantero.

Para terminar, una cita; de Camacho, filósofo socrático y exjugador de fútbol: “Torres se parece a Van Basten en el cielo de la boca”.