Mallorca, capital Saigón

Por Rappol

Antonio Raíllo es un cerdo. Jugadores de esta especie, deberían cargar con los costes de tener ahora parado a Rodrygo a saber cuánto tiempo, justo en el momento álgido de la temporada y cuando había explotado en los últimos partidos gracias a una potencia física aumentada; que al fin ha complementado la excelente calidad técnica y visión de juego que siempre ha tenido. Raíllo, cerdo, ¿cómo te atreves a declarar tras el partido que un tipo que sale del campo prácticamente sin poder andar te ha hecho falta a ti, mongolo? Qué vergüenza de deportista.

Cuestiones porcinas aparte, en su visita al refugio insular de tantos violadores, el Madrid planteó un partido seguro de sus virtudes y de sus prestaciones físicas actuales. Por su parte, los sobrasadas estuvieron recios y a ratos bastante cavernícolas, hasta que en la segunda parte su escasez de fútbol y posición en la tabla les pasaron la factura que no se atrevía a pasarles Sánchez Martínez. Decían que había neveras para árbitros hace no mucho tiempo. Debe ser que las tienen todas alquiladas los chinos para sus negocios y parafilias.

La primera parte tuvo algún susto para ese guardameta de segunda fila que es Tibutú Cortao, más conocido como Pijamita por estos lares. La dupla de ex-presidiarios que pululaba por la línea de tres cuartos intentando crearle alguna clase de peligro se desfondó rápidamente, teniendo que correr cada vez más para atrás y menos para delante; y aprovechando en ese volando-voy-volando-vengo para practicar el innoble arte de la coz, que en la segunda parte alcanzó grandes cotas de maestría merced a tarugos tarados como Antonio Raíllo. No quería repetirlo, pero qué cerdo eres, Antonio Raíllo.


Si er moreno te vasila tú te callah y lo asimilah.

Vinicius Jr volvió a jugar uno de esos ridículos partidos que tanto se le ven últimamente. Marcó el primero tras presión a la fofa defensa rojilla. Para el segundo hizo la tontería de robar otro balón, pero esta vez en el pico del área grande propia. Se deshizo en carrera —tras hacer una conducción circular—, de un par de tronchos, para lanzar el contraataque de Benzema por la izquierda. No contento con eso, se recorrió en sentido contrario todo el campo para acompañar la jugada y recibir un intento de asistencia de Benzema que acabó en penalty que, de nuevo, volvió a fallar Benzema para el 0-2. No sé. Yo me estoy cansando ya de este muchacho sonriente y de sus tonterías. Quizás un poco de banquillo le vendría bien. El fútbol es una cosa seria, y para triunfar en el Madrid no se puede estar marcando goles, dando asistencias, robando balones, presionando y sonriendo todo el día. Así no, Vinicius. Así, no.

Tras el momento triste de tener que ver a Rodrygo abandonando el campo en la sillita de la reina (Raíllo: cer-do), el partido se cerró con otro golazo de Benzema, que se hizo pupita (esperemos que nada serio) al caer tras rematar de cabeza un balón alto y estético servido por El Morciégalo. Anduvo bien en ese gilicorner el brasileño, poniendo un centro de lujo y, en general, sustituyendo con corrección a Mendy, que se tuvo que marchar antes del campo para ir a empujar la silla de ruedas del señor mayor francés ese que cuida por las tardes-noches.

En fin, 0-3, como los lesionados que se fueron del campo por cada equipo, ¿verdad, Raíllo? Cerdo.

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– Vietcong: 0
– Real Madrid: 3 Puficius y Benzema (2, 1 de pen.)

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La Leyenda se eleva

Por Rappol

Salvando las distancias entre la Real Sociedad y el PSG, futbolísticas y morales en menor medida, parecía que después del paseo militar contra los etarritas la receta para la remontada contra el multiculturalismo gabacho-mercenario pasaba por oxigenar el centro del campo e ir decididamente a por el enemigo. Sin embargo, el fútbol —lo que sucede dentro del campo, cuando se juega intentando solo matar deportivamente hablando al rival— no tiene nada que ver con la moral, ni con la retórica, ni con la filosofía, ni con nada de nada. Puede que no sea más que física y química. Y también fe, no necesariamente relacionada con la física, la química, la religión o la ciencia. El fútbol es un acto creativo. A veces sale bien, y a veces sale mal. Ayer por la noche, el Real Madrid volvió a demostrar que, cuando se trata de fútbol, tiene ese talento creativo que nadie más ha demostrado tener a lo largo de la historia de este deporte. Y cuando digo nadie es nadie. Nadie. Absolutamente nadie.

Imaginen que van conduciendo un auto de vuelta a casa un miércoles de Champions a las 21:00 horas, con dos niños detrás que acaban de terminar su entrenamiento de fútbol en un equipo de infantil de media tabla de 4ª andaluza, y van conversando inaudiblemente mientras en la radio atruena la retransmisión del Real Madrid-PSG con el resultado de 0-1 en el partido de ida. Imaginen que todo el rato que dura el trayecto no se oyen más que nombres de jugadores extraños que parecen dominar un partido que no tiene pinta de ir bien para los blancos. Quizás sea mucho imaginar, pero antes de ganar tienes que imaginarte que ganas, porque si no, lo que suele pasar es que pierdes. Vencer esa resistencia mental es muy importante para la victoria, Pochettino, ¿saes?

La fortuna hay que buscarla. Y al que la fía al dinero (ay, morito de mis entretelas), le suelen acabar enterrando en galufo. Ya tiene magia, justicia y su buena dosis de chufla que sea un francés inmigrante que vive la fe de Mahoma a su manera el que te dé tres paladas de bacon para enviarte a protestar a ni sabes dónde, jequecito alcohólico, que le das mucho a la botella, truhán. Que la clase no se compra con dinero, capullito. Y el fútbol, la esencia del fútbol, lo que te ha vuelto a pasar por encima, ooootra vez, tampoco, Nasser, corazón de galufito, payaso con billetes, ignorante de La Meca. En definitiva, pichafloja.

Volviendo al fútbol, el planteamiento inicial del Don no convencía —porque no podía convencer— al fansismo. Porque el fansismo puede saber más o menos de fútbol, pero comparte con el madridismo ese raro don que tiene el fútbol del Madrid. Competitividad, «creer», lo que les salga a ustedes del alma. Póganle el nombre que quieran. Había que salir con oxígeno y cojones, para crear el territorio Modric, el territorio Benzema, el territorio del talento, el territorio del gol, el territorio de la creatividad. Como fuera, sí, pero con un centro del campo que reventara pulsómetros, mejor.

Uno quiere ser amable con Carlo Ancelotti, que tiene la ceja pelada, que es historia del fútbol europeo e italiano… y pensar que sacó un once para ver qué pasaba. Con un pulmón uruguayo, sí, pero con la carretera perdida que es este Carvajal; casi lyncheano, cornudo futbolístico, brótola boqueando sobre la arena. Mbappé parecía un Mistery Man oscurito cada vez que la agarraba por la izquierda, más tranquilo que Pablo Iglesias volviendo a casa con la boca apestando a fluidos vaginales.

De esta suerte, al iniciarse la segunda parte, Dick Laurent estaba muerto y el partido, verdaderamente, comenzó en el minuto 57 cuando entraron Camavinga y Rodrygo (para mí este chico ya ha explotado) por Kroos y Asensio. La oscuridad en la piel dio paso a la luz en el campo. El Madrid comenzó a presionar como era necesario hacerlo en ese momento (¿Carlo?) y a robar pelotas en tres cuartos, terminar jugadas y encender la lámpara de la mesita de noche francesa en la que estaban las toallitas y los pañales. 1-1, con falta clara de Benzema, para mi gusto y apreciación. Pero qué cojones: había que darle un motivo a Nasser Galufito y a su mamporrero Mauricio (que nunca nos entrene ese tío, por favor, que solo aspira a ganarle al Barcelona) para cerrar el círculo del ridículo después del partido.

Después, hubo otro momento clave de magia del entrenador italiano, antes del 2-1. Lucas por Autobahn Carvajal, cerrando la izquierda definitivamente, y contando también con el trabajo titánico durante todo el partido de Alaba y Militao. El austriaco cogería una silla más tarde, como antes cogía la cabeza de Modric en el 2-1, como veremos a continuación. Estos tíos saben. Estos tíos están por ahí perdidos por el mundo y llegan aquí, al Real Madrid y entienden que esto es el centro mundial de la pelotita, el agujero negro, el kilómetro cero del fútbol de clubes mundial. Lo raro es que Alaba no le estampara la silla en la cabeza a Messi, a Neymar y hasta a ese Mbappé que ya tiene que tener muy claro qué es lo que tiene que hacer si quiere ser una leyenda del fútbol mundial.

El 2-1. Minuto 75. Un tipo de blanco agarra una bola en la derecha desde la línea de atrás del Madrid y monta un contraataque rompiendo líneas. Está fresco, cómo corre, cómo se le van cayendo los negritos alrededor… Ese tipo es Luka Modric, el mejor centrocampista que ha visto el Real Madrid moderno. La jugada parece morir en Vini (el bueno de Vini, este sí que es un jugador diferente), pero vuelve la pelota a Luka Modric, para que dé el pasecito perfecto para que Benzema marque el 2-1. Ahí se acabó el partido. Ahí se cagó encima el PSG como Layne Staley en sus últimos días. En la celebración aparece David Alaba y hace ese gesto de cogerse las cabezas sin casco con Modric, como si fuera fútbol americano. «Waaaaa, Luka, eres la polla, pero solo hemos empatado»- dice Alaba. Y Modric le contesta, «Waaaa. No te preocupes. Vamos a marcar otro más». Y le dice el negro, «Vaaaa. ¿Y si marcamos otro, qué voy a coger que no sea tu cabeza?». Y Luka le dice: «Coge una silla».

El jequecito todavía está buscando dónde queda La Meca.

Hala Madrid, jequecitos.

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– Real Madrid: 3 (Benzema, Benzema y Benzema)
– PSGay: 1 (Principito Blanco)

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Españoles: la Liga ha terminado

Por Rappol

Cuando puse el partido íbamos palmando. La repetición del penalty de Follarzábal fue lo primero que vi. Casi lo paraba Pijamita, pero en el siguiente plano se podía ver que, efectivamente, era gol. Mecachis, que diría Butragueño. Pero a continuación se veía a un Madrid fresco, como flor de almendro, con el cabrito de Carvajal hasta suficiente y —cómo negarlo— con la alegría negra de Camavinga y un Casemiro con el bofe mejorado y la coz fina (¿qué fue antes, el huevo o la gallina?). Esto constituía la mejor noticia. Porque con el oxígeno rampante en el medio y las vergas enhiestas, por fuerza de la ley natural del fútbol, todo se volvía territorio Modric.

Modric es, con toda seguridad, el mejor mediocentro que ha tenido el Madrid en toda su historia moderna (y dejo claro ya que incluyo a Zidane en el pack de comparaciones). Que yo haya visto jugar, superior en conjunto a todos los que quiera recordar. La conexión que este señor tiene con el fútbol, con el espacio y el tiempo del fútbol, con la profesionalidad, con la clase… con lo que les salga a ustedes de los cojones. Modric es puro Real Madrid.

El partido… Boah… Un Madrid con el físico al fin recuperado y con unas ganas bárbaras, pasando por encima de la Real Sociedad que parecía un equipo de ucranianos deprimidos por la guerra. Remontado el partido al descanso, los blancos no bajaron pistón y los Hijos de Pelé estaban a todas, con un Benzemá redivivo y la ya proverbial sensatez que destilamos en el centro de la defensa, que luce mucho más cuando hay qué hostias qué: oxígeno en la media, pene joven, cuerpos cavernosos a punto de reventar… espacio y velocidad… y una cabeza siempre levantada… territorio Modric.

Si las estadísticas las cargan Newtral (y Windows Mis Cojones en ESPN), el Madrid perdió una batalla en París; lo que históricamente está bien, porque los franceses no habrán ganado muchas batallas más en París en toda su vida, salvo las libradas contra ellos mismos y las que les ganaron otros. Con la Liga ganada —con permiso de los delirios de la Esquerra Republicana del Césped—, para la batalla del próximo miércoles tenemos a la tropa fresca y, sobre todo, al General Modric en estado de perpetua gracia. Carlo, no me seas capullo y ponle los dos pulmones de acero. Porque con los tres cuartos recuperados y con hambre, vamos a machacar a estos putos francesitos de nuevo cuño. E insistiendo en la jugada, quién sabe. Oxígeno en el medio, Carlo. Oxígeno, cabrón. No me seas cuckold…

Y batidos Shaktar Donetsk.

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– Real Madrid: 4 (Seedorf, Modric, Benzema (pen.) y Gaysensio)
– ETA Metralleta: 1

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Ancholoto y Capado están más pasados que el Charlestón

Rappol

El rearme del Madrid de cara al 9-M aprovechó la irrelevancia de un Alavés en descenso, que aguantó el tipo mientras los blancos no fueron a por el partido. Eso no pasó hasta el minuto 60, o por ahí, entre la espesura en tres cuartos y la frecuentemente errática salida de balón casemirista-carvajalista. Entre tanto, Valverde petardeaba con dinamismo pero sin precisión, Vini remoloneaba y los centrales parecían volver a ser junto con Pijamita los únicos empeñados en que nos pudiéramos ir a la cama con la satisfacción del deber cumplido.

La primera parte fue un tostón cesarvidalesco, aderezado con centros desesperantes de Carvajal y poca capacidad general para sorprender a la zaga proetarra. La bombilla de Benzema seguía mal enroscada, y Asensio y Vini mariconeaban en tablas como los toros que han visto algún programa de Jorge Ébola y han sentido que merecen algún destino mejor, como hacerse pajas mirando fotos de época de Ava Gardner. Había aburrimiento, pero al menos no miedo ni especial incomodidad para desbaratar los ataques alaveses, bastante alejados de la kale borroka y la bomba lapa, y más parecidos a petardos de peseta o bombitas de esas que de tiran contra el suelo y no explotan la mitad de las veces.

En consecuencia, el irrespetable comenzó a tomarla con los blancos en la segunda parte. It is called the run-run, y casi siempre consigue que suceda algo sobre el pasto. A veces que dos gacelas copulen, o que un ñú cante una saeta, pero ayer hizo que Asensio abriera la lata, aunque privándonos esta vez del disfrute de su torso apolíneo. No diría que el balear de enrabietó contra la grada en la celebración, pero su detallito contestatario (ejem) conectó conmigo. A ver si el muchacho se deja ya de fútbol queer y se instala ya donde debe, que es en la asunción de responsabilidad sobre el campo, un día sí y el otro también. Es este año o nunca.

Con la tranquilidad de la ventaja, vinieron los mejores minutos blancos, culminados por Vini en el 2-0, tras fabulosa combinación entre Benzema y Asensio y pícaro desmarque del brasileño. ¿Ha nacido la BVA? Casi un banco me parece, y diría que algo así es muy necesario para dentro de muy poco. Igual si le sumamos a Bale; Christian, quiero decir. Batman. Algo con la B…. ¿CeBallos? No lo sé, la verdad.

El partido murió con un penalty regalado que transformó en gol Benzema (de nuevo marcó nuestra dupla de presuntos delanteros). Tridentito, con Marco mascando chicle de Ancholoto mientras se echa aceite en los cojones pensando en los músculos de Adama Traoré.

Victoria y recuperación de algunas sensaciones. Necesitamos más.

El Socio

El Madrid de Ancholoto logró la hazaña de ganar en casa al colista cagango piedras, exprimiendo un poco más a nuestros titulares para dejarlos bien folladitos. Puede que el italiano semicatatónico llegue a ganar la liga, si bien lo hará con una de las peores gestiones de plantilla imaginables; supongo que uno tiene que estar 25 años entrenando para alcanzar tales sutilezas, o quizá es que con la jubilación tan cerca lo que quieres es hacer los menores esfuerzos físicos y mentales posibles.

Otro ejemplo de gente lista y competente es la dirigencia del inmueble sito en Génova, 13, la cual ha completado una semana fantástica durante la cual, recién salidos de una importante victoria electoral, se las han apañado para dejar el partido infinitamente peor que hace una semana, sin ningún tipo de contraprestación positiva, y por motivos absolutamente mezquinos. La trama cantinflesca urdida por Pablo y Teo los deja en tan mal lugar que la dimisión durante la semana entrante de uno o de ambos se hace imperativa si aspiran a aplicar un torniquete sobre la sangría de votos que asola el partido.

Díaz Ayuso, una mujer sin especial profundidad intelectual, sí tiene casi todas las herramientas que necesita un buen político, como el aplomo y la anticipación de movimientos; no hablamos precisamente de una medianía como la felizmente defenestrada Cristina Cifuentes. Sin tener que hacer especiales esfuerzos, Ayuso vio venir de lejos a los hermanos Malasombra y se las ha apañado para dejarlos en ridículo con una intervención pública y la exhibición de unos pocos documentos, junto con el decisivo apoyo del caudillo galego Feijoo. Se hecho justa acreedora a heredar el liderazgo del partido, y cuanto antes se produzca este relevo, antes iniciará su formación la compleja remontada.

P.D. En otras noticias, el planeta se ha vuelto prácticamente inhabitable, según The Guardian. Vean sino qué fotos tan convincentes.

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– Magrip: 3 (Gaysensio, Vinicio y Benzema (pen.))
– Alapiés: 0

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Contrato resuelto

El Petaculos del Paladium

Bueno, emocionante partido. Pero muy, muy mal el Madrid.

Menos futuro que Marty MC Fly en el presente distópico de 1985. Como si se tratase de la segunda parte de Regreso al Futuro con Biff Tannen penetrando a la madre de M.J. Fox, así nos penetró el PSG. Muy superior el moro-team. Lo único bueno que hicimos defender. Pero es que ni a la contra creamos peligro. ¿Cuántas veces tiramos a puerta? Recuerdo en todo el partido un disparo de Kross. Asqueroso partido del Madrid. Putísima mierda de partido. ¿Tan malos somos que tenemos aguantar así, sin crear una puñetera ocasión? A lo mejor si nos vamos para arriba nos meten 5. Muy inferiores, esto es lamentable. A ver este verano si podemos fichar y echar lastres. Si no es por Pijamita nos meten 8. Menos mal que Frodo Hormonón falló su penalti, sino tocaría aguantar su careto de bobo en todas las TV.

Ahora viene la pregunta terrible. ¿Tenemos equipo para jugar al PSG de otra manera? ¿ Tan inferiores somos? ¿Hay equipo, táctica, juego para remontar? Lo veo más negro que Vinicius en una peli de miedo. Bueno, ánimo y si no a tope con la Liga, mandriles. No hay otra.

Rappol

Tengo un amigo del que no sé nada desde hace casi veinte años que siempre que íbamos por ahí de farra y estaba ya en el culmen de la borrachera, me miraba muy seriamente y decía: «Mens sana in corpore insepulto». Ayer al Madrid no le llegó la mente más allá de donde ya podíamos intuir que no le iba a llegar el cuerpo. Pero lo cierto es que el equipo se marcó un partido lamentable, fofo, sinsustancia, chabolista, que hubiera llegado a ser desesperante si nos hubieran empezado a meter un chirlo tras otro. Porque no se podía esperar nada bueno ni del momento, ni de cómo llegaban algunos jugadores, ni de lo que empezó a verse por el streaming pirata a partir de las 21:00 horas.

Como polis con sobrepeso persiguiendo inmigrantes por las 3.000 viviendas, las evoluciones de nuestros muchachos eran costosas y costrosas. Había una incapacidad para el pase cercano, de media distancia, o para el largo y el decisivo, verdaderamente apabullante. Una movilidad así como de Ramón Sampedro mirando con los ojos una pajita en un vaso de Cutty Sark —el whisky venenoso más consumido del mundo—, unos movimientos espasmódicos… Eso por no hablar de las involuciones (Casemiro, Mendy y, sobre todo, Carvajal), y de la intrascendencia de la línea de tres cuartos, por unas y otras razones, todas ellas conectadas con el físico; ese físico tan necesario para aguantar una larga jornada de excesos sin más destino que llegar al fin de la noche.

Se puede pensar que el rol de Carlo, mi querido italiano mayorcete, se ha vuelto infame. Aunque es difícil cambiar intrascendencia y mal físico por más intrascendencia y mal físico. No hay mucha rotación posible, ahora mismo. Y cuando se te ha caído el equipo al pozo ese del caracol que subía dos metros para escapar durante el día, para por la noche escurrise uno hacia abajo, el panorama es el que se vio sobre el campo franchute durante los 94 minutos: el de un partido que con suerte empatabas y que con casi toda seguridad lo perdías. Como así fue, gracias a un destello mágico del francés deseado.

Estoy con los que opinan que no hay ningún motivo para la esperanza en el partido de vuelta. Salvo que en La Mastaba se nos aparezca el espíritu de Amón-Ra (Drope-Sán) con los perros de la histeria galopando incansables sobre el césped, descuartizando pesegeros, mordiendo pollas y escupiéndolas… porque entre las bajas y las altas, el lápiz del italiano se ha despeñado ya por el filo de la libreta, mientras Pintus pide otra Guiness. Algo triste, sí. Pero real.

Si este PSG no nos elimina dentro de unos cuantos días, no sé cuándo ni qué tendrá que fichar para poder hacerlo. Quiero creer que queda algo para caer, al menos, dando la cara. Sin embargo, ahora mismo no tenemos ni la mente ni el cuerpo para poder plantearnos algo distinto a la eliminación de Champions y, ya por fin, al entierro definitivo de una era. Solo tienen qué decidir cómo quieren que sea el sepelio.

El Socio

Ancholoto vino, comió jamón y perdió (oooootra vez). El conmovedor homenaje que Flóper quiso hacer a los trabajadores jubilados cuando lo trajo a principio de curso no ha resultado. Su contrato está ya «resuelto», lo de menos será cuándo se anuncie. Perder siempre es peor que empatar, pero que nadie dude que el 0-0 se habría vendido como un gran éxito tras el peor partido europeo del Madrid en bastantes, muchos años. Con la derrota, quizá el jubilado varíe un poco su alineación de álbum de cromos, cromos ya cuarteados y oscurecidos por el pegamento seco.

Neymar es otro que también se ha jubilado, pero aún lo sacan al campo porque los moros horteras siempre tienen que presumir de sus posesiones. Mensi, por su parte, ya sólo sirve para llevar el balón cosido al pie y tirar los penaltis al centro de la portería. Claro que los dos parecen jugadores cerca de su pico si se los compara con Carvajal; ¡qué derroición! Meflippé chapurrea español dignamente pero tiene voz muy rara, como de mantero mozambiqueño; costará hacerse a ella, pero si se la saca como ayer nos acostumbraremos, como con Rober Tocarlos.

La vuelta podría ser una bonita carga de la brigada ligera, pero más parece que será como un rebaño de vacas Angus cruzando parsimoniosamente el Pecos. Dudo mucho que el tema le quite el sueño a Ancianotti.

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– Putas: 1 (Meflippé)
– Maricones: 0

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El Madrid-polvete: 10 minutos de gustillo

El Petaculos del Paladium

Tres puntos de oro. Oro del que cagó el moro (Benzemá). Impresionante chicharro el primero y muy oportuno el segundo. La primera parte excepto el primer cuarto de hora no la pude ver pero he escuchado que sensacional, pues bien. La segunda concedimos demasiadas ocasiones y nos faltó un tercero que diese tranquilidad.

Lucas Vázquez, al muchacho no se le puede pedir mas. Hasta ahí llega, pero es frustrante el que en ataque siempre haga la misma jugada, centrito a media distancia, sin llegar a línea de fondo ni encare. Cachominga bastante bien. Valverde es un pulmón y cómo saca la pelota corriendo. Vinicius pues creo que lo ha hecho bastante bien pese al hijoputa del comentarista que cree que Jabba lo ha hecho mejor. Pues vale. A Fatzard en la segunda parte no le he visto nada, no sé la primera qué tal ha estado. A ver si mete algún golito bueno y hacemos unos Youtubes para vendérselo a alguien por ahí. Otra opción es editar los goles que metió con el Chelsea con algún programa y cambiarle el color de la camiseta. A ver si cuela y lo vendemos a Al-Ojal o algún jeque poderoso.

El negro pelocho que ha salido me parece que tiene una buena p… esto, salida de balón, y hay que darle minutos. Parece de perogrullo pero hay que pensar en cansancios, lesiones, coronavirus y demás, y tener una plantilla amplia y eficiente.
Espectacular Madrid, a ver si aguantamos este ritmo, ahora a descansar, a atiborrarse de turrón, ojete Jabarz el Hutt o Mc Celo (¿sigue en el Madrid?).

Enhorabuena, campeones de Invierno. A Cibeles.

Rappol

Mientras en los dominios de Huelemierda I los zagalitos culerdos se tomaban sus pastillas de vitamina D y pintaban con corrector blanco (estáis jodidos de por vida, qué le vamos a hacer) sus test de antígenos positivos, el partido adelantado de la ETA contra el Madrid con ausencias más o menos notables por ambos bandos gracias a la enfermedad de la chifladura (no estamos en 2019) arrancaba con, efectivamente, adelantamiento y un fútbol estético, fulgurante, atrevido, varonil… y tres goles en nueve minutos, dos de ellos de muy bella factura. Luego la trempadura se fue por donde había venido, pero volvió a dejar al Madrid impoluto frente a las contingencias del fútbol bravo. Marcelino, gracias y de nada.

La bella chaladura duró cuarenta y seis minutos, y luego los entrenadores se dispusieron a jugar la partida de manera más pausada. En este punto, al Madrid se le empezó a ir el partido hacia el minuto sesenta, sin que a Ceja Peleona se le mudara el gesto hasta mucho más tarde, dando entrada a Mariano Mariano, AA Jovic y Peter González de Marconi (gracias Erik), espadachín nada contrastado y falto de grasa capilar. La anterior trabajera de las bandas dio paso a sendas y despilfarradas llegadas para tratar de matar definitivamente el partido, que el imberbe porterillo vasco resolvió con la solvencia que da tratar en el mano a mano (paja) con aquellos que consideras tus iguales.

Con todo, 1-2. Sin tirar un córner, con Chopped de lateral, con Camavinga de Casemiro, con Vini alicatado, con Hazard tratando de correr y con orden y sacrificio, que Nacho no es Alaba aunque se le agradezcan tanto sus servicios al club. Coño, que hasta jugamos contra el hermano de Iñaki Williams, que solo parece un poco más vasco que él por lo de los colorines en el pelo y el agujero del pendiente. Las vascas que sonrían, como sonríe Montana Fishburne cuando se mete la flauta.

¿Partido engañoso? Partido engañoso. Pero que Pijamita no tuvo demasiado trabajo, aparte del imposible tiro de Sancet que pegó en el palo en el minuto 9 para colarse y hacer que alguien gritara en La Alhóndiga mientras miraba la pantalla del ordenador. Para mantener un 1-2 desde el 9 hasta el 97 en Eta Morhen hay que tener arrestos y orden, y otras pocas cosas más, que un nabo vasco negro siempre te puede dejar incomodidades a la hora de montarte en el coche.

Notable el trabajo de Camavinga –porque entre negros anda el juego del fútbol moderno–, Militao, Nacho (nada negro) y Benzema. Karim te estafa, te extorsiona, te mete dos goles en siete minutos y se va, con su mano vendada a que otras manos le den consuelo si falla en la oscuridad. Los golfos geniales, siempre en mi equipo; como los incorruptibles trabajadores. Al genio se le debe un respeto siempre, desde hace dos mil años.

Es Navidad, compadres, cuates, parceros, parejones. No se miren las mascarillas. El Madrid termina el año en lo más alto de la tabla liguera, contra todo y contra todos. Así que sonríanme un poco, y si tienen que mirar al mundo desde sus ventanas, piensen siempre que podría ser peor. Que podrían estar protagonizando una película de Vigalondo. O de Pedro Sánchez.

Feliz Navidad, madridistas.

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– Etarras: 1
– España: 2 (Benzema)

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¿Prefieres un mundo covídico o un mundo fansista? ¡Pues ya sabes!


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