Por Rappol
Antonio Raíllo es un cerdo. Jugadores de esta especie, deberían cargar con los costes de tener ahora parado a Rodrygo a saber cuánto tiempo, justo en el momento álgido de la temporada y cuando había explotado en los últimos partidos gracias a una potencia física aumentada; que al fin ha complementado la excelente calidad técnica y visión de juego que siempre ha tenido. Raíllo, cerdo, ¿cómo te atreves a declarar tras el partido que un tipo que sale del campo prácticamente sin poder andar te ha hecho falta a ti, mongolo? Qué vergüenza de deportista.
Cuestiones porcinas aparte, en su visita al refugio insular de tantos violadores, el Madrid planteó un partido seguro de sus virtudes y de sus prestaciones físicas actuales. Por su parte, los sobrasadas estuvieron recios y a ratos bastante cavernícolas, hasta que en la segunda parte su escasez de fútbol y posición en la tabla les pasaron la factura que no se atrevía a pasarles Sánchez Martínez. Decían que había neveras para árbitros hace no mucho tiempo. Debe ser que las tienen todas alquiladas los chinos para sus negocios y parafilias.
La primera parte tuvo algún susto para ese guardameta de segunda fila que es Tibutú Cortao, más conocido como Pijamita por estos lares. La dupla de ex-presidiarios que pululaba por la línea de tres cuartos intentando crearle alguna clase de peligro se desfondó rápidamente, teniendo que correr cada vez más para atrás y menos para delante; y aprovechando en ese volando-voy-volando-vengo para practicar el innoble arte de la coz, que en la segunda parte alcanzó grandes cotas de maestría merced a tarugos tarados como Antonio Raíllo. No quería repetirlo, pero qué cerdo eres, Antonio Raíllo.
…Si er moreno te vasila tú te callah y lo asimilah.
Vinicius Jr volvió a jugar uno de esos ridículos partidos que tanto se le ven últimamente. Marcó el primero tras presión a la fofa defensa rojilla. Para el segundo hizo la tontería de robar otro balón, pero esta vez en el pico del área grande propia. Se deshizo en carrera —tras hacer una conducción circular—, de un par de tronchos, para lanzar el contraataque de Benzema por la izquierda. No contento con eso, se recorrió en sentido contrario todo el campo para acompañar la jugada y recibir un intento de asistencia de Benzema que acabó en penalty que, de nuevo, volvió a fallar Benzema para el 0-2. No sé. Yo me estoy cansando ya de este muchacho sonriente y de sus tonterías. Quizás un poco de banquillo le vendría bien. El fútbol es una cosa seria, y para triunfar en el Madrid no se puede estar marcando goles, dando asistencias, robando balones, presionando y sonriendo todo el día. Así no, Vinicius. Así, no.
Tras el momento triste de tener que ver a Rodrygo abandonando el campo en la sillita de la reina (Raíllo: cer-do), el partido se cerró con otro golazo de Benzema, que se hizo pupita (esperemos que nada serio) al caer tras rematar de cabeza un balón alto y estético servido por El Morciégalo. Anduvo bien en ese gilicorner el brasileño, poniendo un centro de lujo y, en general, sustituyendo con corrección a Mendy, que se tuvo que marchar antes del campo para ir a empujar la silla de ruedas del señor mayor francés ese que cuida por las tardes-noches.
En fin, 0-3, como los lesionados que se fueron del campo por cada equipo, ¿verdad, Raíllo? Cerdo.
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– Vietcong: 0
– Real Madrid: 3 Puficius y Benzema (2, 1 de pen.)