Por fin han terminado las putas ligas (y copas) de fútbol. A espera de petardazo final de la Champions, hagamos un rápido repaso de lo ocurrido en el viejo continente esta temporada:
Italia:
Fue una temporada poco convencional, hasta cierto punto. El Inter empezó muy fuerte, pareciendo incluso que lucharía por el título, pero se hundió muy rápido; finalmente se conformó con entrar en Champions de milagro, remontando a la Lazio (que también tuvo una breve efervescencia) en la última jornada. Así, la Serie A volvió a ser un duelo entre Juve y Nápoles, ganado por los turineses pese a algunos tropiezos finales. Los bianconeri siendo un excelente equipo, que ha ganado ya 7 ligas consecutivas (para llegar a 34), pero que ha tenido la mala suerte de topar con un Madrid imperial; sus dos solitarias Copas de Europa parecen una anomalía, y sin duda volverán a volcarse en la Champions la temporada que viene, la primera post-Buffon. En la final de Copa vapulearon 4-0 a un Milan que casi da pena; comprado por un chino sospechosísimo, sin dinero y sin figuras, el único consuelo de los lombardos es haber vuelto a la competición continental, aunque sea por la puerta de atrás de la Europa League. Además de por la retirada de Buffón, la temporada se recordará por la llegada de la Roma a semifinales y su remontada contra el Parcas. Terceros en liga, los romanos podrán intentarlo de nuevo el año que viene, aunque difícilmente repetirán un año así. Otra anécdota es el ascenso del Parma, refundado hace unos años y que ha ido subiendo sin fallo desde la Serie D.
Francia:
Absolutamente ninguna historia. El Lyon soñó con hacer algo tras ganar en el Parque de los Príncipes, pero se hundió poco después. De este modo, el monstruoso PSG ganó la liga con «sólo» 13 puntos de ventaja sobre el Mónaco, y eso porque no ganó en ninguna de las 4 últimas jornadas, cuando ya eran campeones. También se llevaron la Copa contra un Tercera. Las dos grandes incógnitas de los parisinos para el año que viene son quién los entrenará y si podrán mantener a sus dos super-fichajes del año pasado. Habrá culebrón.
Inglaterra:
Pepi sumó 100 puntos por primera vez en la historia de la Premier, con un equipo mínimo, hecho de retales. Sacó 19 puntos al Manchester, en la que fue seguramente la temporada más aburrida en la historia del fútbol inglés. Mou está en plena decadencia, pero pese a todo logró la mejor clasificación del United en mucho tiempo, y no se cuestiona su continuidad; si finalmente se lleva a Bale, el año que viene podría hacer algo importante. El gran damnificado fue el Chelsea, fuera de la Champions pese al consuelo de ganar la FA Cup, una competición cada vez más intrascendente. Wenger se despidió de forma patética, dejando al Arsenal fuera de Champions, un triste final para un hombre que tuvo su momento pero que debió salir hace al menos tres temporadas; ni siquiera pudo ganar la absurda Copa de la Liga (0-3 contra el City). Y si los «gunners» buscaban a un motivador para su nueva e histórica etapa, desde luego Emery no parece la elección idonea.
Alemania:
Otra temporada infumable, con el Bayern a 21 puntos del segundo clasificado, un Schalke que se plantó ahí a última hora. Tercero fue un Hoffenfeim que será el «Wolfsburgo» de la temporada que viene en Champions. El Dortmund, con 55 paupérrimos puntos, ni se presentó a la batalla, pero salvó los muebles con el cuarto puesto. La revelación del año pasado, el Leipzig, se quedó fuera de Champions por dos puntos, y se conformará con la Europa League el año que viene, quizá una competición más acorde a un proyecto tan joven.
En la final de Copa, el Bayern hizo el ridículo más absoluto, perdiendo 3-1 contra el Eintracht e intentando escudarse en una jugada mal video-arbitrada en el minuto 94. El histórico equipo de Hesse logró su primer título de los últimos 30 años.
España:
Paseo militar para un Parcas al que le valió una especie de media inglesa (ganar o empatar) para apuntarse la Liga con «sólo» 93 puntos. Muchas risas, eso sí, con la forma en que perdió la imbatibilidad. El Paleti quedó en su puesto preferido (segundos) y sumó otra gloriosa Uropa Lij. El Madrí bien, jugando la Champions. Perdieron la categoría el Dépor y los equipos de dos vendeburras: Las Palmas (Jémez) y Málaga (Míchel).
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En fin, así se cierra el curso en los grandes campeonatos. Las Ligas centroeuropeas, con sus sistemas de playoffs, aún continúan, y las del Norte empiezan ahora, aunque pronto se verán interrumpidas por el Mundial. ¿Cuál es la conclusión principal? Que las únicas ligas grandes con una semblanza de competición son la española y un poquito la italiana, motivo por el cual estos países dominan la Champions. El fútbol inglés sigue con su habitual blandura, y lo de Francia y Alemania es una cosa tistísima; aunque el Bayern sigue siendo competitivo a nivel europeo, parece claro que cada vez tiene menos nervio y callo; veremos en qué estado queda cuando se retiren sus veteranos. Vale la pena resaltar la creciente importancia de la Champions, una competición en la que sólo participar ya vale más que ganar la Copa de cualquier país; realmente las Federaciones y Ligas deberían ponerse de acuerdo para premiar con Champions al podium de la Liga y al campeón copero, lo contrario es convertir las Copas en un pesado lastre para jugadores y público.
Examinando un espectro temporal algo más amplio, resulta innegable que España es la gran dominadora del fútbol en el siglo XXI, en clubes e incluso en selecciones. ¿A qué se debe esto, después de décadas de frustraciones? Una respuesta cínica sería decir que tenemos la mejor mandanga, y probablemente ese sea el caso, pero necesariamente hay algo más. Los hechos apuntan a importantes mejoras en los sistemas de cantera, la calidad técnica de los jugadores y los sistemas tácticos de los equipos. Con todas sus taras y miserias, el fútbol patrio está ahora mismo por encima de todos, y parece que seguirá ahí durante unos años más.