Las dictaduras molan

No es cierto que a la gente le molesten especialmente los regímenes antidemocráticos; por lo general, el común de los mortales (la gran masa no politizada) sólo quiere tener dinero en el bolsillo y que lo dejen en paz. Y si no puede tener lo uno ni lo otro, se conforma con que lo convenzan de lo bien que va todo; y si tampoco tienen eso, simplemente se encogerán de hombros y seguirán adelante como puedan. Pero por lo general, todo perro se conforma con un hueso para roer, tenga más o menos carne.

Veamos el ejemplo del socio del Madrid, que hace como que somete a votación las ocurrencias de Florentino Flópez, pero simplemente las acepta tal cual vienen. Remitiéndonos a los tres puntos de la asamblea extra-ordinaria del pasado domingo:

1) Nombramiento de José Martínez Pirri como presidente de honor. Aprobado por el muy democrático método de la aclamación. Medida de muy mala leche, por condenar al bueno de Pirri a un cercano deceso (la tasa de supervivencia tras ser nombrado presidente de honor es inferior a cinco años), pero como la idea fue del ser superior, palante.

2) Endeudamiento brutal para pagar el mecano más feo de Europa: 1.569 votos a favor, 25 en contra; y esos 25 encontraron la cabeza de su mascota en la cama al día siguiente. Vamos, que el 99,8% de los compromisaurios no vio mayor problema en echarle otros 370 kilos a la sima sin fondo de la reforma del estadio. Y si hubieran sido 1.000, igualmente los habrían arrojado, como un sacrificio a la diosa Kali. De nuevo, esto es así por venir la propuesta de donde venía («¡seguro que lo ha calculado bien!»). De haberla hecho cualquier otro, un Calderón de la vida, incluso por una cantidad muy inferior, probablemente se la habrían tirado abajo.

3) Renombramiento de la Ciudad Deportiva a «Ciudad Flopertino Flópez». Otra vez por aclamación. Por supuesto, entre las protestas del autócrata, que como sabemos carece casi totalmente de ego y no tenía absolutamente nada que ver con tan espontánea proposición.

¿Y en la política nacioanal ex-pañola? En fin, qué decir. Podríamos debatir si fueron antes los 12 millones de hijos de puta que votan a una casta de políticos miserables o si esos miserables son los que corrompen a millones para que los voten, pero este tipo de ciclos o círculos viciosos sólo se rompen mediante acontecimientos disruptivos (una guerra civil, volar un convoy de trenes…).

A nivel puramente institucional no hay nada que hacer, simplemente porque no nos hemos dado ningún mecanismo de control efectivo contra la tiranía. Los sociatas y adláteres simplemente utilizan los instrumentos que pone a su disposición nuestro muy democrático sistema: si puedes presentarte a las elecciones de un país que deseas destruir, ¿por qué no lo vas a hacer? Si puedes gobernar a golpe de decreto de ley, saltándote ese engorro del trámite parlamentario, ¿por qué no lo vas a hacer? Si puedes aprobar leyes inconstitucionales simplemente dándole el sello de aprobación de organismos en tu nómina, ¿por qué no lo vas a hacer? ¿Realmente pretendemos meter a un zorro en un gallinero y que tenga un comportamiento ejemplar porque es un animal caballeroso?

Alarma social ha habido, pero en realidad bastante reducida para lo que está pasando. Los millones de HDPs mencionados están perfectamente contentos porque «han ganado» (mentalidad futbolística), varios otros millones del otro lado tienen sus esperanzas en ganar ellos el siguiente «Clásico», sin cambiar nada más del sistema, y el resto nos movemos entre la resginación y la indignación de los que salen a la calle, en un esfuerzo fútil en tanto que los mencionados movimientos disruptivos siempre son tremendamente violentos o tienen un gran poder detrás, condiciones que no se cumplen.

¿El rey? Estuvo veinte años preparándose para su trabajo, pero siempre dándose por hecho que la travesía cruzaría un mar en calma chicha. Ninguno de su clan tiene la inteligencia ni el coraje para detener una verdadera crisis: la intervención de JCI en el 23F fue indiferente y calculada, cuando el golpe ya había fallado de facto, y habría sido de signo contrario de haberse enfrentado a un alzamiento bien organizado. La de Felipe (Sexto) en Octubre de 2017 fue su último golpe de testosterona antes de cerrar definitivamente la pichulina, curiosamente un gesto muy similar al de Baúl haciendo callar al Camp Nou: ambos fueron puntuales, probablemente crearon algo de remordimiento en sus autores y, por supuesto, jamás se repetirán. Los monárquicos, una variedad de españoles especialmente cándida, siguen esperando desde entonces a que el coronado (pero no con una corona precisamente) detenga el golpismo negándose a firmar leyes sin auténtico fundamento jurídico (por ejemplo, un indulto implica obligatoriamente el arrepentiemiento del condenaco) o con una nueva declaración institucional. Pero no, el hijo de Juan Carlos es una máquina de firmar papeles y aguantar pitadas. Cualquier otra cosa iría en contra de su carácter, del de su mujer y de lo que vio en su padre.

En fin, hay tiranías por todos lados e, insisto, en general se aceptan con mucho menos disgusto de lo que podríamos creer. Basta con no usar palabras como «dictadura»; la alemania del otro lado del muro era «democrática», y seguro que la constitución de Corea del Norte dice que el poder emana del publo. ¿Un último ejemplo? Nuestra queridísima FIFA, que nos acaba de mandar dos jugadores fundamentales averiados por varias semamas o meses. ¿Le pone alguien algún problema? Para nada: pos jugadores están encantados de ir, porque esa verbena del Mundial es «la competición más importante», y los clubes callan como lo que son: putas. Cuando hubo un intento de romper este ciclo infernal, se abortó en 48 horas porque «habría acabado con el fútbol». El único que se lo creyó durante ese periodo fue Flópor, quien pensaba que en el mundo real todo era como en su asamblea de sumisos compromisaurios.

¿Chei? No, chinco

Cuando ya íbamos 4-0, el estadio cantó «Cómo no te voy a queréin», lo cual indica un estado de relajación extrema, casi como el que debía tener Florentaino Pérez en su atril cuando sometió a votación endeudarse en otra verdadera carretada de millones. «¡¡Será por dinero!!», le faltó por gritar desde su puesto, y seguramente algún compromisaurio lo hizo, no tan por lo bajini.

Lo que demuestra el partido de ayer es que cuando un rival es muy mediocre, da igual todos los hálbitros diabólicos que nos pongan y la yshteria de la siempre sabia afición, si tienes un poco de suerte (por ejemplo, marcar en el minuto 3), les acabarás ganando fácil e incluso goliándoles. Cuidao, que Vecinius y Loldrygo han recordado cómo meter goles. ¿Quiere eso decir que no hay que venderlos? Pueeees… no sé, lo consultaré con los posos del café; eso de perdonarle las malas rachas a los jugadores me parece de muy maricón.

Ah, ya sé lo que algunos están pensado: ¿por qué cero al Rayo y cinco al Violencia, y encima el Rayo ha perdido en casa con un «pequeño» como el Chirona? Pues porque el fúrbol no tiene sentido, hombre, creí que eso ya lo sabíais desde hace años. Que se lo digan a Arda Gulas. O al que programa los parones de seleccoones.

·····

– Real Madrid: 5 (Carcamal, Stefan (2) y Loldrygo (2))
– Violencia: 1 (Huevo Duro)

Hagas lo que hagas, ponte bragas

Madridsxxi

No hay manera. Si perdemos o empatamos, porque perdemos. Si ganamos, el rival era muy malo. Si le ganamos al Barsa, es por los pelos. No hay forma de que el Madrid haga un partido satisfactorio.

Carleto dimisión. ¿Dimisión por qué? ¿Por ganar? Iros un poquito a la mierda. Yo sé que esto del fútbol es algo infantil e irreflexivo, y que una semana hay que renovar por cien años a los jugadores y a la siguiente hacer La Limpia (Tm) y echar hasta al que limpia las pipas del suelo del estadio.

Pero, joer, disfrutad un poco, ved fútbol, que es un entretenimiento en teoría. El otro día no jugamos mucho peor que ayer, pero no marcamos gol. Igual que podría haber pasado anoche. No sé las ocasiones creadas en ambos partidos, pero deben ser bastante parecidas. En uno se echó espumarajos por la boca, y ayer todo fue bien.

Os merecéis 20 años de Presidente Sánchez, así os lo digo.

El Socio

Sí, bueno, ¿no? La victoria siempre es un bálsamo en el fúrbol: hace olvidar que el equipo juega regu, que el estadio es un mecano milmillonario, que jugamos la liga Negreira y que también tenemos una democracia Negreira. Un aspecto muy positiffo del partido es que reivindicó a cuatro chavales que andaban de capa caída: Mustafá Ibrahim, Vecinius, Loldrigo (con una gran definición) e incluso Lunín, que no sólo jugó sino que paró un panal; ya tiene algo que contar a sus nietos, sin duda un mejor recuerdo que reventar en una trinchera porque Biden dice que le puedes ganarle la guerra a Rusia, que sigas ahí aguantando unos años más.

¿Y el Gulas? Seguramente esté entre algodones, no tengáis prisa porque Ancholoto disfruta demorando el debut de los jóvenes, recordad lo que pasó con unos tales Casemiro y Odegaard; gran ojo clínico el del italiano, concretamente el de la ceja espasmódica.

La cosa es que estamos ya en octavos, casi seguro primeros de grupo tras la cagada napolitana, y tampoco es cuestión de ponerse a pensar cómo habría sido el partido de haber entrado ese panal. Así pues, ya sólo queda esperar qué segundo nos toca. ¿El PSGay? ¡Podría ser! Se trataría del enésimo recordatorio a Meforré de que no es un jugador al estilo clásico, de los que buscaban gloria y dinero (al estilo Bellingham), sino una especie de marca comercial afiliada al estado francés y a la cité de París, esa jaula ya no tan dorada desde la que verá ese extraño fenómeno del Madrid, el club inexplicable, ganar una Champions tras otra.

Por cierto que Rafaela Sal y Pimienta, la representante de Haaland, estuvo en el Balay viendo en el partido. ¿Significa eso que Orzowei está buscando un cambio de aires? No, amigos, olvidaos de eso, estamos fuera del mercado de los juguetes más caros. Sólo nos queda, como tantas otras veces, intentar ser los más listos, o al menos los que la gente no ve venir.

– Real Madrid: 3 (Ibrahim, Vini y Loldrygo)
– Bragas: 0

Ni huevos, ni juego ni gol

Qué vergüenza (vergogna). Jamonetti ha reaccionado a esta nueva crisis estrenando jamón nuevo, con un cortador profesional que ha ido a su casa a hacerle lonchas finitas finitas. Esa es su preocupación actual, junto con encontrar un casoplón tó guapo en Río de Yaneiro, eso sí, rodeado de ametralladoras para que no se le acerque un solo negro indeseado.

¿Qué podemos decir del Madrid actual? Que anda colgado de Bellinhgam, uno de los pocos tipos puros que quedan en el fútbol contemporáneo, por lo que, cuando lo que colgó ayer fue el hombro del susodicho, volvimos a la más completa mediocridad, ramplonería e ineficiencia. ¿Vecinius? Se ha vuelto loco. Le advirtieron que la máquina que te convierte de Urken a Stefan te hace patinar las neuronas, pero le dio igual: se metió una y otra vez, y ahora no sabe ni con qué mano se agarra la polla al mear, una mosca lo desquicia. Cuando vuelve a casa se pone a bailar polkas hasta la madrugada y llega al entrenamiento en condiciones lamentables. ¿Qué hacer con él? No sé, habrá que preguntar a Carl, que es su figura paterna más definida.

En fin, estamos como aislados en otra época. No podemos pagar 15 millones netos a tuercebotas, ni comprar álbitros porque somos muy finos, y nuestras droguitas seguramente no sean mejores que las de las demás. Encima Flópor está chocho y hemos construido un mecano de 1.500 millones de leuros. Sólo podemos apelar a lo de siempre, a un milagro. Tanta planificación, tanto siglo XXI y tanta polla para terminar arrodillados delante de un altar. Pos mu bien. Sería peor un meteorito. O no.

King Flópor

Este domingo, antes del partido contra quien toque, se celebrará la enésima asamblea de compromisaurios (oficialmente, «socios representantes»), que en los tiempos de la Pax Floperiana básicamente es una reunión para aprobar las últimas ocurrencias del don, sean buenas, malas o regulares. Si el don dice que hay que restringir el gasto, se aprueba; si el don dice que hay que endeudarse, se aprueba; si dice que hay que hacer una gira por el África meridional, se aprueba; si dice que hay que hacerla por Canadá, se aprueba también. A estas alturas estoy bastante convencido de que si propusiera jugar de verde en lugar de blanco, perdería sólo por un estrecho margen; eso en caso de que perdiera…

Por supuesto, esto también es aplicable (hola, Ang-L) a todo el tema del estadio, que lleva ya ocupándonos una década. Flópor se dio cuenta hace tiempo de que el club necesitaba urgentemente ingresos nuevos, y de que el método principal debía ser a través del estadio. A partir de ahí había la opción de hacer algo totalmente nuevo y revolucionario, o seguir el dogma religioso de permanecer en Castellana, la zona mágica que convierte en oro toda estructura edificada sobre ella (ya se sabe, lo que importa es el precio del metro cuadrado). Y claro, se optó por lo segundo, por ser más «barato» y «práctico», todo ello por supuesto aprobado hace años por abrumadora mayoría; si lo proponía el Rey Tut Flópor I tenía que estar bien.

1.500 millones de euros después aquí estamos, con un estadio que estéticamente es… por decirlo caritativamente, no una de las grandes obras de la modernidad, y con una rentabilidad que, bueno, hace parecer la quimera del oro de Chaplin una iniciativa empresarial hermética. No nos confundamos: en realidad ninguna inversión futbolera se rentabiliza por sí misma, empezando por los jugadores (un tipo nunca va a generar 150 kilos netos él solito), pero todos los conceptos suman para que los ingresos totales logren de alguna manera tener al club en números negros. Este es el mismo principio que se ha aplicado a la reforma del estadio, esperando obtener no sólo ingresos directos (museos, entradas, eventos…) sino indirectos (aumentos de patrocinios y derechos de TV). El problema aquí es el coste de oportunidad: el retorno de esos mareantes 1.500 millones de euros contando los intereses, a devolver en varias décadas, puede muy difícilmente justificar no disponer de ese dinero para realizar otras inversiones. Siempre recordaré el día en que Flo revertió a los tiempos pre-euro para decir que gastar «10.000 millones de pesetas» en un pabellón de baloncesto estaba poco justificado; sin embargo, por lo visto 250.000 millones de pesetas son un riesgo totalmente razonable.

Cómo habría sido un estadio totalmente nuevo en la «inaccesible» Valdebebas queda para las mentes más audaces. Curiosamente, se justifica la godzillesca inversión alegando que aunque se tarde 15 o 20 años todo el dinero volverá al club, pero no se admite el desarrollo que tendría la zona de la Ciudad Deportiva durante el mismo periodo si se situara el estadio ahí; por lo visto la zona quedaría paralizada en el tiempo, no habría nuevos accesos, inversiones, desarrollo urbanístico… para un hombre que siempre dice pensar «lo que haría Bernabéu», su proceder ha sido totalmente antibernabeusco. Se puede alegar todo lo que se quiera de que «son otros tiempos» y -de nuevo- las propiedades mágicas de la Castellana, pero el fondo de la cuestión el mismo: no se ha tenido el valor de dar el salto a un territorio inexplorado, en el sentido real y el metafórico. Por supuesto, nunca falta el socorrido principio de autoridad: «algo sabrá Florentino de contrucción»; «algo sabrá Florentino de negocios»; cuando la lógica del plan flaquea, basta con parapetarse en el saber del que lo ha pergeñado, sin mencionar nunca los factores del ego y el conservadurismo de esa misma persona.

Evidentemente, todo esto da igual: se aprobará la nueva partida de 370 millones, igual que se aprobará renombrar la Ciudad Deportiva a «Floperburgo», sin duda entre las protestas del humilde mandatario. Y si inmediatamente después Flo propone hacer un trenecito de conga a todos los compromisaurios que estén aptos físicamente, se hará. Es todo ello una «fiesta de la democracia» que le ha funcionado bastante bien al Madrid hasta ahora, aunque un servidor, tan poco amante de las imposturas, preferiría prescindir de toda la ceremonia. Cuatro años siendo partícipe de esa pantomima fueron un factor determinante para convencerme de que sería mucho mejor una presidencia autoritaria de ordeno y mando, sin el espectáculo lamentable de 1.500 ancianos amodorrados haciendo como que «dirigen el destino del club». Otra cosa que lamentablemente Florentino no ha copiado de Bernabéu.

Bellingham o el caos

Por Rappol

#ElClásico fue #ElCodroño, un partido de fútbol democrático, inclusivo e igualitario: aburridísimo y de ritmo coma inducido que el Dios del Fútbol quiso que se decantara hacia el lado en el que jugaba el jugador con más ánhe actualmente en el mundo: Jude Bellingham. Un Jude tocado, desaparecido, como al borde del vómito en cada jugada exigente; un mediasrrotas, un arrastrocele, un jugador tan distinto y tan lleno de esa fe del moribundo, que si hubiera durado el partido dos minutos más, hubiera sido capaz de vomitar un coágulo de sangre que entrara por la escuadra y, VAR biológico mediante, se tuviera que conceder gol para que la antimadridista masa vociferante comenzara a arrancarse la carne a bocados. Lo de este tipo comienza a ser vagamente bello y siniestro. ¿Con quién ha hecho tratos para soportar tanto en tan poco tiempo y, además, salir airoso?

El Madrid tiró a la basura la primera parte. Por blandenguería física y mental, por conservadurismo táctico, por cuestiones políticas… Mendy fue un ejemplo claro de negro integrado, de negro venido a menos, de negro institucionalizado. En la paradoja, los blanquitos (Carvajal y Kepaquetoncio) sostuvieron al equipo en los peores momentos; esos en los que Juan Feliz (lejos del Cholo) le hacía trajes a Rúgider, El Cyd pensaba en lo que su abogado le ha dicho que le cuesta el divorcio para salir del armario, y Vinicius pedía 4 faltas, que eran 2 y hasta dejaba que el Subnormal Profundo Hernández le pusiera las manos encima. Tontísimo Javier Hernández. Tan tonto que perdió el partido él solito con sus apabullantes lecturas erróneas del juego. Pero eso vino en la segunda parte.

Tuvo el Madrid cinco minutos de 90bpm en el arranque de la segunda parte, con Valverde más tirado al extremo y los brasucas más centrados en crear espacios para Jude. A Mendy se le rompió un condón y Camavinga le trajo un test para el Covid. Con todo (Cancelo, gracias por ser más chupón que Cristiano), la banda no se rompió hasta que el misilazo de Jude (Terrestreguen, gracias por palomitear siempre a mano cambiada) hizo que Javier Hernández se cagara en los pantalones y metiera a sus Súperpuñales: Rapiña, el estafador, y Lamina Atumadre Yamal, que es el Fermín moro, el Ferrán moreno, el Bojan del Atlas y la Masía (marca de aceite del montón) PSOE, la Masía Mena, la mentira de Catalana Occidente.

Pero no contento con eso, nos regaló a Oriol Gravesen en la media para que, en fin, Modric estuviera ya a placer y pudiéramo robar y percutir por todos los carriles del campo.

Y luego dijo Terresteguen: hemo meresido ganá, poque el segundo gó es de rebote: como el primero vuestro, hijodeputa. Que el de Jude te rebota (te dobla) la manopla cambiada de subnormal que gastas; y el segundo (oh, también de Jude) te rebota en los huevos colgantes que tienes, bazofia, cuando te la mete entre las patas de banco germánico que tienes.

Y eso es felicidad. Jugar un mal partido y que un Cristo Redentor haga de Tribunal Supremo. Que J.H. vista de escarabajo vulgar y coma de su propia mierda. Que Carvajal esté a gran nivel y que Kepa parezca empezar a tener pelos en los huevos (aunque no deje de ser un Casillas con algo más de envergadura). Que Rúgider (buena segunda parte) le lea la cartilla a Lewandoski en cuanto salta al campo. Que Fermín se llame Fermín, que Gavi haga de nuevo el ridículo, que Balde no sea Garrincha, que Lamal… Pero vamos a ver: ¿esta purria con quién cojones ha empatado para que haya que regalarles 45 minutos de juego efectivo?

Y esa es la buena noticia. Un Madrid gris, plastoso, un PP Madrid, al tran-tran, con el agua colándosele por las lamas, levantó el partido con su nuevo predicador: El Padre Jude. Un gol de Flak y otro de jugador ubicuo. Todavía habrá quien diga “No sé, Rick…”, pero a mí me parece que el chico está comenzando apuntar a leyenda blanca.

Jódete con tu posesión, Hernández. Jódete con tus pajas, mamón. ¡Hala Madrid!

·····

– Negreirona: 1 (Gordogán)
– Real Madrid: 2 (Bellingham)