
Por Mo El Haddad
Sí, amigos, aún recuerdo esos amargos años donde comenzó la persecución, la captura y la ejecución de millones de hombres inocentes. Caian como moscas, desde los que ayudaban a subir una maleta (pobre diablo aquel de A3) como los que aplaudian a destiempo. Cedian cada vez más, pero las sacerdotisas eran insaciables y demandaban incontables sacrificios para contentar a los dioses. No había descanso, desde el hombre de la calle hasta el enchufado o mandamás de turno. Se comian a sus propios hijos si era necesario y vendian a sus hermanos a la nueva Stasi para medrar minimamente, hasta acabar cayendo ellos también.
Para nuestra fortuna todo aquello estaba por cambiar. Mientras su objetivo seguia siendo unicamente el heterosexual blanco, otras huestes iban poblando Al Andalus al ritmo de los versos del libro sagrado. Intocables y consentidos, nos fuimos adentrando en todos los rincones y estamentos de la península y las islas, establenciendo aliades en los puntos clave. Agentes dobles que tragaron sapos y culebras de consignas lobistas para medrar politicamente y hacerse con las riendas de hordas orcos abducidas por ficciones como La pasión turca.
Gracias al deficiente sistema democratico español, conseguimos 2 diputados que fueron esenciales para que Perro I fuera reelegido por cuarto mandato consecutivo. No hizo falta forzar el cambio cultural ni en las islas ni las ciudades autonomas: ya se había logrado en la decada anterior gracias a la invasión silenciosa de muchos de nuestros hermanos. La unificación de ideas y el objetivo claro vino a través de la cada vez mayor influencia de nuestros hermanos árabes, que ayudaron en el traspaso judeocristiano de las empresas de mayor calado a nivel nacional. Hasta la liga de Arabia logró mayor repercursión que aquella estupida rivalidad territorial de Madrid y Barcelona, el Sodoma y Gomorra de la epoca pre andalusí.
Con Perro y su harem de gobierno bien limitado para conseguir apoyos, no hubo problema en introducir múltiples cambios a todos los niveles: eliminamos la usura del sistema financiero, establecimos los impuestos al diezmo que corresponde, establecimos la quíntuple llamada a la oración, eliminamos las prebendas de una iglesia catolica ya moribunda e impulsamos el velo a nivel institucional. Este último punto tuvo gran acogida entre unas mujeres que confundian la libertad de su cuerpo con la baja higiene diaria, lo que derivó en graves problemas de autoestima. El niqab fue ampliamente solicitado y festejado.
Debido a la buena marcha de los nucleos donde gobernabamos, fuimos ampliando presencia a nivel nacional. La lucha de sexos continuaba entre los infieles, aderezada por cualquier idiotez que les indicaran sus cada vez más escasos medios de propaganda. Convetirmos en cooficial el árabe en las ciudades autonomas y en las Canarias, con aprobación uniname de las cámaras regionales.
Alguno se preguntará qué hacía el resto de Europa a estas alturas, así que os recuerdo brevemente que la Union Europea habia quedado reducida a 10 miembros; principalmente Francia y Alemania, que seguian echando la culpa de los males del mundo a los ya exmiembros Polonia, Hungria, Dinamarca y Austria. Mientras eso sucedía, las calles de Berlin y Paris eran una mezcla entre Burkina Faso, Malí, Gabón y Argelia. Eso sí, tanto ellos como la idea que quedaba de España seguían rindiendo pleitesia a las banderas multicolores cada vez con más asiduidad.

Creo que el peor momento llegó cuando más creciamos: no logramos ganar las elecciones y quedarse en la oposición fue duro. Muchas de las cosas que habiamos conseguido estuvieron a punto de irse al traste. El lobby había decidido marcarnos como enemigo, pero era demasiado tarde, teniamos gente importante en puestos clave. Los fondos saudíes, los jefes de partido y las mareas de la calle hicieron exactamente lo que los imanes dijeron que había que hacer. Creamos un crisis que amenazaba incluso a los que confiaban en tener comida en la mesa todos los días. Sólo los sitios en los que teniamos competencias y las mezquitas se salvaban, así que la respuesta parecía lógica:las conversiones se multiplicaron y las afilicaciones también. Algún verso suelto incluso declaró la guerra santa a lo que quedaba de esa nacion de naciones. No hizo falta; las cosas terminaron cayendo por su propio peso. La enseñanza coránica y las madrazas llevaban bien asentadas 20 años. La moción prosperó y el gobierno cesó. Se convocaron elecciones para legitimar el nuevo gobierno y el resultado fue aplastante. Fueron la últimas elecciones que se celebraron.
Así pues, Al Andalus completa el sueño de nuestros antecesores, al oeste y al norte hasta los Pirineos, y al sur en las costas frente a nuestro hermano bienamado Marruecos. Un pais fuera de la UE que mira al futuro, al Magreb y a Oriente. Nuestros hermanos árabes nos venden petroleo barato, nuestros amigos argelinos el gas, la mano de obra nos llega desde Libia, Indonesia, Bangladesh o Pakistán, y la fruta vuelve a brotar de nuestros campos. Nuestro inmenso terreno permite recoger la fuerza del sol y del viento. El emir creó un plan de aguas para hacer retroceder al desierto allá donde avance. Las familias están seguras, los nacionales reciben un sueldo fijo y no necesitan trabajar si no quieren. Los delitos se castigan severamente, así que las ciudades también están seguras. Y qué decir de nuestras mujeres, son las más felices cuidando de nuestros hijos, al igual que nosotros alejados de tentaciones carnales. Las mezquitas se llenan y la gente profesa la fe con ardor. Nadie se tiene que preocupar por la politica nunca más, mientras el pais avanza hacía un futuro esplendoroso gracias al emir y al todopoderoso.
PD: Es cierto y conocido por todos que con suficiente dinero e influencia puedes sucumbir al pecado y no observar los mandatos del profeta sin repercusión ante la ley, pero esa es una vida para aquellos que nos mandan con sabiduría y generosidad, y el perdón es uno de los rasgos que debemos de observar para llegar al paraiso si Dios quiere.