Antiguamente, en todo lo referente a exclusivas deportivas, el país estaba pendiente de José María García; ahora está pendiente de Ramón Puchimón Chimpokomón. Si me preguntan, no ha sido un cambio a mejor. Por resumir brevísimamente mi postura sobre el «Caso Negro»:
– Parece que quiere venir oooootra vez. Pues muy bien, es normal, pero tiene que arrastrarse mucho más.
– ¿Cuál sería la oferta justa al PSG? La misma que la de Michael Corleone al senador: nada. Pagar 200 por lo que dentro de un año valdrá cero, además a unos moros terroristas hijos de puta, es muy poco inteligente. Aparte de que el tío querría primas de fichaje y la hostia. Pues a chuparse otro añito en los aledaños de Saint Denis.
– ¿Dónde coño encajas al negro este? ¿De 9? Pues joder, menuda reconversión, ni la del hijo de puta de Felipe en los 80. No, miren, este puzzle es muy complicado, mucho más sin saber la digievolución definitiva de Rodrygo. Vamos a darle un año más al flaco y cuando sepamos seguro dónde rinde más ya veremos cómo meter a martillazos al Pesetas.
– Si sabemos seguro que el carabetún viene el año que viene, ¿habría que fichar a Hurricane? Hombre, no sé, igual queremos dejar la Champions otra vez a placer a la pepa. Yo digo traer al brit por tres años, que por más que luego llegue el otro (está por ver), nunca estorbará. Hágase con el dinero que ingresamos por la clausula de penalización que pagó el otro tonto por dejarnos tirados.
– Estaría bien una performance de Pesetas viniendo a pie desde París, llegando a Madrid con los zapatos destrozados y besando entre lágrimas los pies de Flópor a la entrada del estadio. Eso como priner acto de desagravio.