
Ir a una asamblea de representantes es bastante cansado. Tienes que meterte un madrugón para estar en Ifema a las 9 o 10 de la mañana, y dispuesto a aguantar discursos y votaciones durante cuatro y cinco horas. Quizá sea por eso que más de la mitad de representantes, después de tomarse grandes molestias para ser elegidos, decidan quedarse en su puñetera casa. Nada más llegar, regalito: un bolso de tela negro bastante apañado con el escudo del Madrid, en cuyo interior se hallan las papeletas de voto (Sí, No, Abstención), una cartera obsequio del club y los pesadísimos volúmenes de la Memoria y las Cuentas, que ya nos enviaron a casa (un DVD-Rom habría estado bien). Cerca de la entrada están expuestas las maquetas de los cuatro potenciales Bernabéus futuros. Incomprensiblemente, no figuran los nombres de los arquitectos. Mi modelo favorito es el de «nave espacial» (¿Norman Foster?), al que algunos contertulios han atribuido cualidades «fascistas». Sobre la pregunta del millón (o los 250 millones) de qué proyecto será escogido, se nos dice luego que todos serán remitidos a una auditoría que hará un informe completo (económico, viabilidad, etc.), tras lo cual se hará la elección, presumiblemente por la directiva. No se menciona referéndum ni fórmula similar.
La media de edad de los asistentes, alta, demasiado alta. Me encuentro por allí con Ego Ruderico, que me ha reservado un asiento. La asamblea empieza con un largo discurso de Floper explicándonos que todo es bucólici y fantabuloso, y que votando a todo que sí lo será aún más. No se prevén medidas para sancionar a los socios ausentes, pese a admitir que según los estatutos tales casos deben ser sancionados. La mesa presidencial y el entorno imponen. Mucho. Pese a que me he llevado una botellita de poción mágica, pienso: «joder, ¿tengo que salir ahí? Eso va bastante más allá que el cumplimiento del deber. Nadie podría reprochármelo si decido pasar». Pero es inútil engañarse: ocho años de blogueo madridista se justifican y culminan en momentos como ése. Movido por tal pensamiento, me dirijo a la mesa de inscripción. Me detiene y saluda un tipo de veintitantos años muy simpático: es un fansista que lee todos los días pero que no participa, uno de los de la masa silenciosa. Al poco se acerca su hermano, que está en la misma situación. E incluso anda por ahí su padre. «Bien», pienso. «No estamos tan solos». Finalmente me inscribo. No puedes hablar de lo que quieras, sino que debes escoger entre temas de la asamblea ordinaria, de la extraordinaria o ruegos y preguntas, al final. Escojo la extraordinaria.
Terminadas las alocuciones de los directivos, llega el primer turno de intervención de los socios. Bla bla bla, Pipas, Viva el presi. Toñín the bullfighter. Sale Carlos Mendoza, presidente de la famosa asociación de los valores. Sorprendentemente, su intervención es muy seria y elocuente. Se nota que ha analizado las cuentas a fondo. Vivirá con sus padres, pero parece un madridista capaz, y eso es lo que cuenta. Se votan las cuentas y la memoria, unanimidad búlgara. Empieza la asamblea extraordinaria, donde explican que el único peligro que acecha al Madrid es que algún ser malvado, seduciendo a los ingenuos socios con su labia, se haga con el control del club. Para evitarlo es necesario exigir 20 años de socio, aval sobre el patrimonio personal, cartilla de vacunación contra todas las pestes africanas, carnet del Movimiento y carta de recomendación del Sumo Pontífice.
Segundo turno de intervención de los socios. Ya no hay tanta unanimidad. De hecho, varios expresan serias reservas, con argumentos de peso y bien expuestos. Otra buena intervención de Carlos Mendoza. Sube entonces al estrado un compromisario jovencísimo, que habla con aplomo y ofrece excelentes razones. Se llama Álvaro y es alicantino, ¡sólo 22 años! Entonces empiezo a venirme arriba: «joder, que tenemos un pequeño frente aquí». Dejo mi asiento y me acerco al estrado; cuando baja el chaval le felicito y le doy una tarjeta de Fans. Habla otro socio tras él, y después me toca a mí. Cuando me llaman no siento ya preocupación, sino alegría y ganas de aprovechar la oportunidad. «Mario Gómez García, socio 45.017». ¡Ya estoy arriba! A la derecha, la Junta directiva del Real Madrid C.F. Enfrente y abajo, 1.200 socios del más rancio abolengo. Chupao. Éste es un resumen muy breve y de memoria de lo que dije (por aquí salgo un momentillo):
«Muchas gracias por su atención y asistencia. Dejaremos para otra ocasión temas que estimo fundamentales como la Grada de Animación, y me ceñiré a lo que vamos a votar hoy. Señor presidente, debo pedir el voto en contra para esta reforma, porque en la práctica nos privará de las elecciones. Las elecciones, independientemente de la calidad de los candidatos, son una parte fundamental de todo organismo democrático. Son algo sano, necesario. Necesitamos el debate electoral y la confrontación de ideas, y por ello es un error estrechar el abanico de candidatos, cuando lo que necesitamos es ampliarlo lo más posible. Siempre decimos que el club es de los socios, pero si la elección se reduce a dos o tres multimillonarios, esa «propiedad de los socios» se queda en algo puramente retórico. Abundando en esto, debo hacer un llamamiento a que se abra el cupo de socios. Es trágico que los carnets pasen únicamente a los hijos y nietos, yendo totalmente contra el principio de universalidad del club. El Madrid no puede ser propiedad de 30.000 familias madrileñas.
Decía usted el otro día que si el Barcelona tenía 170.000 socios era por temas de nacionalismo (me interrumple Floper: «yo jamás he dicho eso»; le replico que no me lo he inventado, pero lo dejo pasar). Quiero darle unas cifras: Benfica de Lisboa, 230.000 socios; Bayern de Munich, 130.000 socios; F.C. Barcelona, 170.000 socios; Boca Juniors, 100.000 socios. Ud. ha dicho que el que se hace socio es únicamente para ir al fútbol; un presidente del Madrid no puede ni debe decir eso. Hay muchísima gente que estaría dispuesta a hacerse socio sin ir a los partidos, yo mismo no tengo abono hace tiempo. Abrir el cupo es la única forma de renovar nuestra base social, la sangre nueva es fundamental. Por todo lo expuesto, pido el voto en contra para esta reforma, muchísimas gracias».
Aplauso, satisfacción serena; después de la decepción del otro día, ¡subidón! Sin duda había cumplido con mi deber. Unas pocas intervenciones más, habla el último un socio muy anciano y sensato.Florentino responde: «hay que proteger el club, bla bla bla. El Madrid ha de ser necesariamente endogámico.» Llega la hora de votar. Algunas cartulinas verdes, un puñado de rojas, cientos de blancas. Un rato después tenemos el recuento: han votado en contra de la reforma de los estatutos, exactamente, 100 representantes. Una cifra redonda y mágica. Sólo 100, y nada menos que 100. ¡¡Los mejores!! Un núcleo suficiente para crecer y quizá, algún día, regenerar el madridismo. Más saludos: Madrizdisto, el abogado audaz, gran tipo. Manolo Matamoros, que dice que no ha salido porque prefiere hablar en foros más privados. La sensación al acabar es que ahora existe un poder inamovible, pero dentro de unos años, quién sabe. La información es poder, y el día que esa información forme una masa crítica se habrá sentado la base del nuevo madridismo. Aún no hay nada ganado, ¡pero desde luego no todo está perdido!
Y ahora, el fúrbol, por Civ.
La alineación sorprendió a propios y extraños por las novedades que presentaba. Más allá de las reservas (que también) llamaban la atención las pruebas y el cambio de posición o rol de algunos elementos. Ramos volvía al lateral, Pepe y Varane conformaban el centro de la defensa, mientras que Marcelo seguía en el lateral izquierdo pese a que Coentrao ya estaba disponible. El portugués ni siquiera fue convocado (al igual que Essien, éste por molestias) pero al no ser un campeón del mundo, dudamos de que esto cause polémica alguna. En el medio, bendito descanso para Xabi. El tolosarra se encuentra en un momento de forma bastante dulce, pero ya sabemos que el año pasado el fail de Sahin le impidió gozar de las rotaciones que su estado físico exigía, lo que perjudicó a su rendimiento particular y al global del equipo. Khedira y Modric conformaron la línea media, viendo al fin el esperado dueto del croata con Özil, del que sólo habíamos disfrutado en los minutos finales del City. Adelante, los de siempre, pero de otra forma. Aunque inicialmente los jugadores de la vanguardia se colocaron donde debían, durante el primer tiempo Di María vivió en la banda izquierda, mientras que Cristiano alternaba la derecha y el centro con Higuaín, ayer nueve titular. El resultado de esta permuta en ataque fue muy productivo.
Los primeros minutos de tanteo mostraron a un Depor ordenado y bien posicionado. Su línea de defensa se mantenía adelantada, lo que siempre es una tentación para buscar los espacios. Nuestro juego se basaba en rápidas recuperaciones en zonas avanzadas del campo, destacando el titán Khedira en esta función. Modric ordenaba el juego con su trote elegante y su toque geométrico, mientras que Marcelo y Di María hacían daño por la izquierda. Sin embargo, a contracorriente del desarrollo del partido, el Depor se adelantó a los 16’ por medio de Riki, en una jugada fabricada precisamente por la banda derecha, izquierda de la defensiva blanca. Pepe había salido al ataque, y aunque volvió a tiempo para tapar, se notó ese ligero desajuste. Destacar que Varane dio muestras de una gran madurez, pese a su juventud, retirando el pie a tiempo en lo que podría haber sido un penalti y expulsión.
El Madrid no se descompuso y siguió jugando de la misma manera. Las combinaciones en tres cuartos eran académicas, y sólo cierta falta de chispa en los últimos metros impedía salvar la última valla. Fruto sin duda de esta buena actitud empatamos pasados sólo cinco minutos gracias a una acción de Di María, quien atacando con incisividad la banda izquierda ganó un penalti al pobre Manuel Pablo. El veterano lateral acabó desquiciado por el constante martilleo al que estaba siendo sometido en su zona, acabando sustituido en el entretiempo, en una inteligente decisión de Oltra. Ronaldo transformó y a partir de aquí se venció la escasa resistencia deportivista. El el 2-1 llegó a los 38’, de nuevo por la banda mágica de Di María, y gracias a un externo brillantísimo de Modric en diagonal, que dejó solo al extremo argentino. Dos apariciones de Di María en la banda contraria donde suele actuar habían levantado el partido. Esto no quiere decir, necesariamente, que su juego sea peor por la derecha, pero una decisión táctica debe seguir el principio de lograr sorprender al contrario, y viendo el resultado de esta permuta, queda claro que se consiguió. Todavía antes del descanso sentenciaríamos con un tercer tanto. Ramos, feliz como lateral – el lugar más débil de la escuadra blanca – remató el enésimo rechace del meta rival y Ronaldo metió la cabeza. 156 goles en 153 partidos con el Madrid son cifras de otro mundo.
Con la segunda parte planteada casi como trámite, Mourinho decidió seguir moviendo sus piezas para probar nuevas configuraciones del equipo. Kaká entró por Özil, quien estaba haciendo un partido interesante. El brasileño, héroe del Trofeo Bernabéu, debutaba en competición oficial 2012/13. Tuvo un par de oportunidades, pero en general pasó tan desapercibido como acostumbra. Más tarde entrarían Xabi Alonso por Modric y Benzema por Higuaín. La cuestión del mediocentro ya está comentada, parece que Modric, Alonso, Khedira y Essien suena a ese centro del campo completo y con variantes por el que llevamos mucho tiempo suspirando. En el eterno debate del nueve, ayer Higuaín como titular volvió a estar gris. Me gustó, en su favor, su buen trabajo a la hora de buscar las bandas. Di María se instaló de nuevo en la derecha, donde no apareció tanto pese a ofrecer algún pase bienintencionado. El esquema de este segundo tiempo, en lo que a las características de los jugadores se refiere, era similar a un 3-5-2, con tres centrales natos y dos carrileros (Marcelo-Di María). Marcamos dos goles más casi por inercia: el primero a balón parado, en falta lateral magistralmente botada por X.Alonso a la cabeza de Pepe, que recibió una merecida ovación aunque fuere por su infrecuente encuentro con el gol; y el segundo de Cristiano al marcar una pena máxima.
El equipo empieza a mostrar la fortaleza necesaria para afrontar las duras pruebas que nos vienen. Sobre el asunto del lateral, en partidos como estos, de claro dominio, Ramos puede ser un opción válida. Pero no quiero recordar tantos partidos importantes donde su irresponsable querencia atacante nos costó cara, sobre todo cuando Marcelo le acompañaba en el lado opuesto. Esta goleada demuestra que ya no necesitamos de la motivación extra de enfrentarnos a un gran rival para ofrecer nuestro mejor repertorio. Ello unido a una puesta a punto física completa nos da esperanzas fundadas de que la temporada, más vale tarde que nunca, se empiece a enderezar.
Civ. edita El Cuarto Tiempo.
– Real Mandril: 5 (Di María, Yitán (3, 2 de pen.) y Pepe).
– Deporculo de LA Coruña: 1 (Ricky el friki.)
Incidencias: Puta Dépor.
[polldaddy poll=»6572409″]