Sí, bueno, ¿no? Fabio Capello, uno de los dos-tres mejores entrenadores de la historia, decía que el técnico suponía a lo sumo el 35% de un equipo, ¡pero es que el 35% es muchísimo!, y además creo que don Fabio se quedaba corto, porque lo que aporta el «míster» no es sólo hacer así o asá con la pelotita, encimar a los buenos del rival o preparar las jugadas de estrategia, sino que siempre impregna los hombres que dirige con su carácter: los pupilos de un entrenador timorato saldrán al campo con dudas, los de un uno chulo saldrán crecidos, etc. Los actuales jugadores del Manchester Shitty, como no podía ser de otra forma, son un perfecto reflejo de su DT: fuertes con el débil, cagones con el fuerte, y su fútbol se desdibuja cuando afrontan una situación de máxima presión como ayer.
En el último partido que les vi a estos fulanos, contra el Arsenal, se portaron como los matones del barrio, achuchando al máximo frente a quien percibían como inferior. Pero ayer… aaaamigo, jugaban contra papá, en casa de papá. No vi los primeros minutos (y por lo tanto no existen), pero del veinte en adelante el Shitty no fue a por el partido, sus jugadores estaban claramente acogotados (por no decir acojonados), y siempre escogían la opción más conservadora: el pasecito atrás, la conducción estéril, el amasamiento del balón; nunca la jugada directa y el pase en profundidad. Fue un partido citizen cercano a lo vergonzoso durante mucho muchos minutos.
Vinicius (¿pa cuándo?) es actualmente el mejor jugador del mundo, y no pasa nada por decirlo. Con todas las carencias que queramos achacarle a su juego, ningún otro futbolista del momento es tan desequilibrante y decide tantos partidos del máximo nivel. Y, lo más importante, se atreve a todo, que es lo que más se disipa según se van cumpliendo años. Ahora mismo está en una nube, vuela, nunca más volverá a ser tan joven y tan feliz, aunque no sea consciente de ello (o sí).
¿El arbitraje? Bueno, digamos que tuvimos suerte de que al árbitro no le importunara especialmente la cara de zote de Carvajal, jugador que ilustra a la perfección el concepto de «borderline exitoso; aún intento averiguar qué cojones pretendía con el empujón alevoso a Grealish en la esquina del área. No podemos quejarnos mucho considerando las trazas de McArra del portugués, con el dorso de los brazos tatuado. En la jugada del empate, el balón sale pero le dan ventaja al Madrid, por lo que se inicia una acción nueva. El gol fue una lástima porque casi fue el único chut homologable del Shitty, pero ya se sabe… Valverde es el único uruguayo sin huevos y De Bruyne no marca en partidos decisivos.
La teoría de que es mejor empatar en la ida para no relajarse en la vuelta siempre me ha parecido de una subnormalidad profunda; como decía Zapatones, hay que ganar, ganar y ganar. Si el segundo partido se produjera en los mismos parámetros de la ida no tendría ninguna duda de que pasamos, pero se disputará dentro de eones (una semana) y en una dimensión totalmente disntita (Inglaterra). Puede ser un encuentro similar o completamente distinto, pero deseo confiar en que los celestes volverán a impregnarse de la personalidad aceitosa y cobardona del individuo que los dirige. De momento, a los millones de «antis» infinitamente ramplones que pueblan España ayer se les hizo bolo la cena.
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– Real Madrid: 1 (Vinicius)
– Manchester Shitty: 1 (De Bruyne)