Por Rappol
El Leipzig de Barcelona llegó a Madrid con ganas de demostrar que era capaz de voltear su particular tortilla germana; confiando en Timo, Encuncu-Trás y una pléyade de correcaminos porculeros que, a falta de pintusina, le pegan al Red Bull como si fuera Solán de Cabras.
A los resúmenes me remito: dieron por culo todo lo que quisieron y más, pero con menos puntería que Borges en las casetas de feria de la Cochibamba. ¿Y todavía esperaban ganar o, más bien, que perdiera el Madrid? En peorísimas palancas nos hemos visto.
Este Madrid en proyección futurista muestra el matiz esencial que tiene un equipo grande: mi casa teléfono y te follo a partir del ochenta. Dicen las malas lenguas que no propone. Digo yo que se propone ganar, y que es capaz de adaptarse a una amplísima gama de circunstancias (equipos correosos, lesiones, candelarios, candelabros, debates envenenados, gordos, maricones, etc…). Como digo yo siempre, el Madrid es ganarrrr…¡Punto! ¡Oh coronel, mi coronel!
Trabajito nos costó; pero con tanto talento, Rock The Mastaba. Valverde está en un gran momento, y por mucho que vituperen a Vinicius, medio primer gol es del brasileño, por calidad, insistencia y sonrisa. Vinicius ha nacido para sonreír en el Madrid. Y mataré con mis propias manos a cualquiera que desee camuflar su decepción. Urkel se ha transformado en BBC pasando por todas vuestras ínfulas de matoncillos de escuela y por las conchas de vuestras mujercitas blanquitas. Os la está metiendo bien, ¿eh? Disfrutadlo, coño. Sois antimadridistas empoderados.
En el apartado de curiosidades, destacar la aportación de Gasensio desde el banquillo y que Kroos es un gran profesional del termostato futbolero. Valverde los mató y el alemán los despidió con un apretón de manos y unos versos de su Mein Kampf, próximamente en librerías:
“El Madrid sigue en la lucha./El césped va mejorando./¡Mira cómo bailan los negros,/cuando sube la ceja Carlo!”. En alemàn es delicioso, Timo. Cómpralo.
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– Tanzania: 2 (Valverde y Gasensio)
– Lapislázuli: 0

