¡¡¡A tomar por culo!!!


«Os digo que soy una víctima.»

Y Calderón lloró, lloró como Boabdil. Tras tratar de exculparse una vez más y asegurar que su caída era «un triunfo de la injusticia y del mal» (¿quién se ha creído este tío, Luke Skaigälker?), se acordó de familia, amigos y mascotas, embargado por la emoción y convencido de que había pasado «un infierno». No se le veía tan compungido cuando censuraban y amedrentaban a los compromisarios delante de su misma cara en la Asamblea. Y es que si él ha pasado un «infierno», bastante peor es el que han pasado muchísimos madridistas de bien durante su calamitoso mandato; pero hasta el último momento el ya «ex» ha seguido en su burbuja. Ha sido un presidente parte tonto, parte loco y parte malo. También ha sido el primero que tiene que salir con urgencia del club por una cadena de escándalos, en medio de su mandato. Ni Mendoza, que las hizo de todos los colores, fue echado por la masa social o por la prensa. Un día se levantó con la Junta revelada y tuvo que salir por la puerta de atrás, pero eso sí, con mucha quietud y sin alharacas; su imagen no salió especialmente perjudicada (más de lo que ya estaba, claro). Ni siquiera Sanz, el «okupa» primigenio, que era un chorizo, nos dio la satisfacción de verlo salir a escobazos. Al contrario,  abandonó el club con toda normalidad, elecciones mediante (ha perdido TODAS las elecciones a las que se ha presentado). Así, la marcha de Calderón es especialmente ignominiosa, y lo convierte ya de por vida en un garbanzo negro del madridismo. ¿Castigo excesivo? Se metió él mismo en la mierda con su sonrisa de pánfilo. ¡Qué lejos esos tiempos en los que le contaba a todo el mundo lo afortunado que era!

En esta hora quiero acordarme especialmente de dos víctimas de este tontiloco: Fabio Capello y Robinho. Ambos son personajes con infinita más categoría que el que los echó, y que podrían haber contribuído enormemente a la grandeza del club. «Habrá que ver si quiere jugar con doble pivote o qué». ¡¡Cretino!! Evidentemente, Fabio era demasiado entrenador para este tío, que se sintió mucho más a gusto colocando a alguien cercano a su altura intelectual, estética y moral: Chúster, el olvidado (se fue hace más y medio y es como si jamás hubiera estado aquí). A Robinho, el crack que ya teníamos en casa, sólo le faltó darle una patada en la boca, en pos de uno de sus sueños infantiloides, el ídolo de plástico Gitano Ronaldo. El italiano y el brasileño siguen hoy día en lo más alto de su profesión. Calderón es un paria, que vuelve a la oscuridad y el anonimato que le corresponden.

Elecciones en Julio, de ninguna forma

Queda al mando de la nave el tal Vicente Boluda, metáfora muy a cuento puesto que el tipo es naviero. Pero que no olvide que su principal actividad es la de remolcador, así que ha de limitarse a llevar este barco averiado al puerto más cercano. Se habla de elecciones en Julio, y eso se traduciría en una sola cosa: Mierda, cantidades industriales de mierda durante un año más, ¡como si no hubiéramos tragado suficiente! Tal como han apuntado Biggles y otros, el hecho de que haya que cerrar el ejercicio contable no quiere decir que no se puedan celebrar las elecciones antes de final de temporada. UNA COSA SON LAS ELECCIONES Y OTRA LA TOMA DE POSESIÓN, QUE SE PUEDE RETRASAR TODO LO NECESARIO. A lo mejor a alguien le suena le ejemplo de un país que hay al otro lado del océano, donde ganó las elecciones un negrito hace meses y aún no está investido. Unos comicios a tres meses vista son perfectamente factibles, y recordemos que el período comprendido entre marzo y mayo es fundamentales para realizar los fichajes del año siguiente. Una junta electa tendría libertad para realizar las altas que considerara oportunas, mientras la saliente sigue de forma provisional y cierra el ejercicio. ÉSTA ES LA ÚNICA SOLUCIÓN QUE PUEDE SACAR DEL CAOS AL CLUB EN ESTE MOMENTO Y PONERLO EN EL BUEN CAMINO.

La alternativa sería, simplemente, infernal: Seis meses de campaña electoral, de rumores, de portadas pajilleras y, sobre todo, de inmovilidad, con el club absolutamente paralizado y viendo cómo los grandes europeos se refuerzan para la temporada en que se juega la final de Champions en nuestro estadio; nosotros, un año más, nos quedaríamos atrás. El principal servicio que puede hacer el Remolcador al club, si es tan listo y buen empresario como dicen, es poner todos los medios para que se celebren unas elecciones tempranas.


Ayer presidente, tras la matanza simple embutido.

Hasta que se dirima la cuestión electoral, aún quedan muchos jetas en el club, empezando por Perra y su matón -el acosador laboral Bucero- y terminando, por supuestísimo, por el Querido Líder, auténtico presidente interino. Ayer el calvorota de Orfeo Suárez, que no tenía nada mejor que hacer, se acercó a hacerle una monumental mamada, para que quedara clara su posición en medio de este momento de crisis, pero la comentaremos mañana porque el tema merece un artículo aparte. Ya sólo falta, en fin, que los distintos candidatables empiecen a mover ficha,y por supuesto todos los ojos están posados en Floren. ¿Cuánto tardará en pronunciarse?

Calderón ha caído por mentiroso, incompetente y manirroto, dejando algunos buenos fichajes -comprados a precios exorbitantes-, el Baulismo absolutamente enquistado en el club y un par de Ligas. Un balance muy probre, sin duda. Por los siglos de los siglos proclamará su honradez y la brillantez de su mandato, pero todo el mundo le mirará y sabrá que era un tonto del haba. Termina, en fin, una era y comienza una nueva que se antoja totalmente fundamental para el club. El aficionado se siente como si hubiera soltado un pesado ñordo que le oprimía todo el sistema intestinal. ¡Bufff, qué gustazo! El próximo presidente deberá ofrecer mucho más que el anterior, sobre todo en el campo institucional. Tras esta etapa tan convulsa, nos hace falta alguien que ayude al club a cumplir con su destino y su naturaleza, y que nos devuelva los éxitos auténticamente grandes, esos que se consiguen fuera de nuestras fronteras.

¡¡Hala Madrid!!

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