YA ES NUESTRA, PARA SIEMPRE

La imagen tiene algo de irreal: la selección alzando un trofeo que sólo conocíamos por la tele, en blanco y negro y con imágenes de pésima calidad. Una Copa, como la del Campeonato Mundial, en la que además nunca llegábaos lejos, que tantas frustraciones nos había generado, y nos había vuelto tan cínicos. Hoy nos dimos cuenta de que el trofeo de Campeón de Europa era de verdad, y que podía estar cubierto de los colores rojo y gualda. Un grupo de muchachos jóvenes, llenos de fé y fútbol, la han ganado y se la traen para casa.

Pocas veces se vio tanto dominio en una final. Y España no sólo mereció el triunfo, como siempre se decía, sino que además lo consiguió. Hay gente que se dedica a esto del fútbol y podrá decir quién fue el hombre clave del equipo, si fulano brilla menos en su club o si es mejor un grupo sin estrellas. Lo que yo tengo claro es que en esta selección, como nuestra propia patria, el conjunto ha sido más que la suma de las partes. Hoy se confirmaron las excelentes sensaciones de Rusia, desplegando un juego que siempre tenía alternativas, muy vertical y agresivo, con una inmensa hambre de triunfo. El gol de Torres, además de la tremenda calidad técnica, ha sido un tanto de fe. En un partido con el Liverpool nunca habría corrido tanto, no habría metido de esa forma el cuerpo, no habría ganado un balón casi imposible y quizá no habría rematado con tanta sutileza. Fue el deseo de ser Campeón el que consiguió todo eso.

Alemania fue un hueso duro pelar, una selección que fiel a su tradición nunca, nunca está muerta. Quizá con un segundo tanto habríamos vivido un partido muy tranquilo, pero lo cierto es que estuvieron en el tomate hasta el final, aunque fueran admirablemente anulados por España. En este campeonato mostramos cualidades que parecían ya totalmente ajenas a nuestro fútbol: ideas claras, constancia, coraje, mentalidad ofensiva… tiempo habrá de buscar responsables del éxito. Quizá dos tercios de trabajo táctico y otro tercio repartido entre la fe y el aire fresco que ha entrado en un vestuario en el que ya no hay caciques. Antes había un señor pidiendo sanciones para sus compañeros, intentando mangonear en las comidas, los horarios… él, que «lo había dado todo», hasta el punto de olvidarse de que en la obra ya había capataz y él sólo era un obrerete más. La ausencia de Nariz, estoy convencido, ha sido fundamental para el triunfo de nuestra Nación. Y cualquiera que sea mínimamente honesto no puede llamar a este fútbol tiki-taka puro: el contraataque ha sido un arma fundamental, y se ha usado un sistema de delantero único, el 5-4-1. Sería obligado resaltar todo esto, pero no contéis con que lo hagan.

La gente está muy feliz, y se diga lo que se diga, hoy muchos españoles sienten hoy a España como algo más suyo. No tiene lógica, es evidente, pero eso no quita para que sea cierto. Es una España compuesta en buena parte de «Chonis» cubiertos de «piercings» y tatuajes, pero que igualmente sirve para hacer fuerza. Y no dejan de ser un reflejo de nuestros jugadores, esos «jóvenes de hoy»: de los titulares de la final, como mínimo 7 u 8 tenían algún tatuaje en su cuerpo, seguramente pensando que es algo elegantísimo (Iniesta imagino que no, porque su piel rechaza los pigmentos). Pero lo que cuenta es la rehabilitación parcial de nuestra bandera (se están viendo muchas en el País Vasco y Cataluña, me comentan) y el descubrimiento para muchos del orgullo nacional, no importa por qué medios haya llegado.

Por suerte alguien convenció a Platini de olvidarse de ese horror de dar la Copa en el palco, y se dispuso una tarima como está mandado. Palop subió a por su medalla con una camiseta rara. No era la oficial sino una negra y verde, muy retro. Al ver el dorsal 1 caí en la cuenta: ¡¡Era la de Arconada!! ¡En las mismísimas narices de Platini! No sé de quién fue la idea, pero es un detalle tremendo, tremendo. Una forma de completar el círculo y cerrar heridas a lo grande. Casillas, un tipo con buena estrella, recogió la Copa, quedando en la memoria colectiva de muchísima gente. Ramos iba cubierto con una bandera de Andalucía -manda huevos, en el mayor éxito de España-, y es que no es tan fácil sacudirse el pelo de la Dehesa.

44 años después, España es Campeona de Europa, y el trofeo será exhibido para siempre en las vitrinas de la Federación. Ya nadie podrá decir que nuestra selección no es capaz de ganar nada, y los jugadores podrán contar esta gesta a los suyos hasta el fin de sus días. Felicidades a todos los que disfrutan del fútbol y de su país, y ojalá que este éxito sirva no sólo para haber pasado unas semanas muy entretenidas, sino también como ejemplo para todo lo que emprendamos.

ESPAÑA, CAMPEONA DE EUROPA 2008

¡¡¡Viva España!!!

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A la finaaarrrrlllll

España es finalista de la Eurocopa, y no es una inocentada. Cienes y cienes, incluso minolles de españoles reencontraron ayer su olvidada querencia patria y se lanzaron a las calles de la nación, pertrechados de banderas rojigualdas. Pocos escudos y muchos toros de Osborne. Las nenas iban con pantalones rojos y tops amarillos, o viceversa, haciendo alarde su orgullosa pechuga hispana. Los bares y pafetos estaban abarrotados, las familias se reunían y los amigotes hacían demostraciones de masculinidad hinchándose a cervezas, tarareando el himno nacional y tirándose «erutos». Era, sin duda, una gran ocasión para todo el país. Los editores de Isabel Allende cruzaban los dedos en secreto.

España jugó muy bien, el mejor partido que ha hecho en la Eurocopa, y acabando con todas las dudas -empezando por las de este bloguero-, borró del mapa a los voluntariosos rusos (que mantiene el himno de la URSS pero con distinta letra; ¿viene de ahí la confusión de Paco Buyo?). Pero ojo, porque España jugó de manera totalmente distinta al partido contra Italia, especialmente en su actitud. Realmente se dieron cuenta de que era una ocasión histórica y se dejaron de mariconadas y especulaciones. La circulación del balón fue muy rápida y, sobre todo, se tiró a puerta en cuanto hubo ocasión. Al portero ruso con cara de actor de «teen drama» le salía humo de los guantes al final del partido.

Se vio a una España mucho más fresca de ideas  y vertical, que buscaba muy bien el desmarque y que al llegar al área que optaba por el disparo mucho más que por el pase atrás. Con tal agilidad mental y dinamismo, el físico no fue tan importante. No sé si «Aragoniés» estuvo estos días dando charlas a los muchachos insistiendo en la necesidad de aumentar la velocidad del juego, pero sin duda se vio un fútbol distinto. Algunas jugadas demostraron una gran técnica, como la combinación que nos llevó al segundo gol, culminada por Güiza con mucha sutilieza y plasticidad.

Que no nos engañen con el Tiki-Taka, esto no tiene nada que ver con el 4-4-2 ni con el superadísimo rombo valdanista: este equipo juega con el sistema que se impone en Europa, el 4-5-1, como apunta Wenger y muchos otros analistas. Algo parecido a lo que hacía Clemente y por lo que se le frió en su día. Con todo, Luis ha logrado una especie de híbrido que deja contento a todo el mundo, un poco como intenta Chúster en el Madrid, aunque está por ver que vaya a tener el mismo éxito que Aragonés.

Gran pena lo de Villa, al que sería bonito ver algunos minutos en la final. Pero lo que cuenta es la victoria, más allá de personalismos. Que nadie se equivoque, Alemania es un equipazo que puede dar un gran nivel sin ir al cien por cien. Claro que tan sólo funcionando al máximo podrán los alemanes jugar con garantías contra esta España crecida y en momento dulce. Sin duda será una ocasión memorable para todos, excepto para los nacionalistas vascos y catalanes, que apoyaban a Rusia y Turquía (esos países tan tolerantes con el nacionalismo). Tampoco debió pasarlo bien «el chico de Ginés», que estaría echando pestes frente a su pantallón de plasma. Sí, esto es especulación pura y dura, pero creo que el ex-7 de España no se alegró de nuestra victoria. Es mala persona. ¡¿Por qué no ha salido en el As diciendo lo contento que está, eh, eh?!

Otro al que empiece a apretarle el nudo de la corbata es Del Forest (Gump). Si ganamos, a ver con qué cara la Federación deja sin renovar al entrenador campeón de Europa para poner el equipo en las codiciosas manos de este vago profesional, que ya sólo entrena a su perro en traerle las pantuflas. Papelón, señor Del Bosque, papelón (por cierto, este señor declaró en su día que el 4-4-2 era el mejor sistema posible).

Por cierto, la Letizia es una perraca, me niego a aceptar que ese matrimonio se haya consumado. Vamos, tres goles de España en directo y ni un puto beso a su marido. Inseminación artificial, lo que yo os diga.  ¿Y ese interés por agarrarle el brazo al Felipe en cuanto enfocaba la cámara? ¿Por qué te preocupan tanto las apariencias, Leti? En fin, ya sólo queda una batalla. El rival es formidable, pero los nuestros están crecidos y tienen a todo un país detrás. Ejecutivos, estudiantes, chonis, intelectuales (estos menos), amas de casa, funcionarios, empresarios, taxistas, solteros emancipados… todos con el mismo sueño: ser los putos mejores. El domingo llegará el dramático desenlace de esta batalla, y nosotros estaremos para verlo.

¡¡Viva España!! ¡¡Arriba España!!

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Nos esperan los «alemanos»

Miré los muros de la patria mía, si un tiempo fuerte ya desmoronados. Era inconcebible ver colgar de ellos una enseña nacional, hasta que llegó el fúrbol. Sí, amigos, el patriotismo ha encontrado un inesperado resquicio por el que colarse. Sinceramente, creo que si Marruecos nos declarara la guerra (pero abierta, no subrepticia como cuando el 11-M), se verían menos banderas españolas que ahora. Hasta los guardas de la garita de mi casa han puesto una, y ni siquiera son españoles. Ya podemos tener crisis nacionales, independentismo y ataques al idioma, que si pones una bandera española en tu balcón como protesta (o porque te sale de los cojones), eres «facha»; pero si la pones porque entra una pelotita en una portería, entonces no, entonces es guay.

En fin, 24 años sin jugar una semifinal. A pesar del patriotismo de hojalata, entiendo que la nación esté revolucionada. Hacía mucho tiempo que el fenómeno tribal que es el fútbol no ofrecía nuestro país la ocasión de volcarse así. Sin duda será el partido más seguido de los últimos lustros, más que el Real Madrid-Valencia de la Champions, porque éste implica también a las féminas (ya saben, las que han aparcado a la Allende por unos días). La última semifinal que jugamos, en 1984, se produjo en una época sin tantas televisiones, sin internet ni móviles. La repercusión del partido en este pecaminoso siglo XXI se multiplicará exponencialmente: millones de mensajes SMS mal escritos surcarán las ondas con cada gol de España, mañana los correos electrónicos no versarán de otra cosa, los fondos de escritorio tendrán como motivo la Selección nacional (si gana), y, en vez de trabajar, se chateará sobre el partido. En fin, un evento deportivo/social de tomo y lomo.

Un cuarto de siglo después, tenemos un equipo quizá más técnico pero bastante más endeble. Los analistas del toro pasado tratan ahora de buscarle todas las virtudes posibles, pero lo cierto es que es una escuadra a medio hacer. Pero bien está que haya pasado a semis; otras veces se mereció y no se consiguió. El partido contra Rusia plantea las típicas dudas que surgen cuando te enfrentas a un rival al que has goleado hace poco. La motivación está de su parte, y no puede evitarse un cierto miedo ante las ansias de revancha de un rival que ha crecido. Se repite la alineación de Italia, y no me gusta. Quiero ver a Alonso y De la Red, tíos con cuerpo, no a los pitufos futbolistas Xavi e Iniesta. Pero doctores tiene la Iglesia, y salga quien salga Rusia es perfectamente batible. Claro que España también, y ellos están muy frescos, así que para mí la cosa está al 50%. Como con el partido del otro día, lo mejor es disfrutar lo más posible y luego ya se verá si se ríe o se llora.

En la final nos esperan los siempre temibles alemanes (lo de «alemanos» lo dijo un compañero infantil de pachangas que aún no dominaba totalmente el idioma, y se me ha quedao), tras un partido electrizante contra Turquía. Los otomanos han hecho un torneo memorable, y pueden servir de ejemplo para cualquier equipo que se vea en situaciones comprometidas. Lo asombroso es que además de cojones, demostraron tener la calidad necesaria para respaldar el valor y subirse a las barbas de sus poderosos rivales. Buen ejemplo es el magnífico gol de ayer con el que empataban a dos el partido. A Alemania le habían hecho una «alemanada», pero enseguida demostraron que el modelo original era mejor, y no les dieron a los turcos ni la ilusión de la prórroga.

No es la mejor Alemania que hemos visto, pero sí una muy buena, y con un físico imponente. Schweinsteiger es una locomotora, Klose un «9» de escuela de delanteros y Podolski un peligro constante. Se trata de un equipo sin fisuras evidentes, y su portero es mucho menos malo de lo que nos quieren hacer creer; y es que la imagen de un jugador puede cambiar mucho según las fobias de los comentaristas. Por cierto, ayer hubo problemas técnicos en la retransmisión y durante unos minutos nos llegó sólo el sonido ambiente. Una experiencia refrescante, como estar en el estadio, sin el periodista interesado de turno haciendo propaganda de sus jugadores predilectos. ¿Realmente necesitamos tres tíos para que nos «expliquen» lo que vemos con nuestros propios ojos? (Pero claro, entonces no pueden gritar «¡San Íker! ¡San Íker!») La televisión que yo veré en el futuro será la que tenga la opción de quitar los comentarios.

En fin, si logramos pasar seremos la «Cenicienta», y todo el mundo irá con nosotros. Será un partido con mucho más morbo que si pasara Rusia («¿podrán por fin los inútiles de los españoles ganar algo?»), así que por el bien del fútbol y por un buen remate a esta más que entretenida Eurocopa lo mejor es que gane España. Y quién sabe si el patriotismo futbolero podría ser la antesala de uno más profundo; Prisa se está hundiendo, debe 5000 kilos y un día de estos podría desaparecer, sorpresiva y felizmente, de nuestras vidas. ¿Cómo podría ser este país sin que alguien estuviera recordándonos diariamente que tenemos que avergonzarnos de lo que somos? Para terminar, y con el objetivo de encender el ánimo de los nuestros, les animo a que escuchen este vibrante tema de «Karate Kid», titulado «The moment of truth». Yeah!!

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La conversación

Madrid, año 2008. Unas semanas antes de la Eurocopa de Austria y Suiza. Dos hombres se han citado en una cafetería cualquiera del centro.

– ¡Hombre L., dichosos los ojos! Te veo hecho un chaval, ¿eh?

– Quepacha, G.

– Pues ya sabes, hasta arriba de trabajo, todo el día con la scooter de aquí para allá. Ya sabes que soy un hombre sencillo. Pero bueno, al grano. Como ya supondrás, quería hablar contigo para limar asperezas en el tema de R.

– Sí, sí, me lo imaginaba.

– Mira L., el chaval está destrozado anímicamente. Creo que no tiene sentido prolongar más esta situación. Los dos sabemos que si está fuera de la Eurocopa no es por motivos deportivos…

– Hombre, eso lo dirás tú.

– Venga L., que todos sabemos cómo eres. Yo te entiendo, ¿eh? Soy el primero que, si mean en mi territorio, digo «hasta aquí hemos llegao». Pero coño, que todos cometemos errores. Hay que tener perspectiva. Piensa en el fútbol español.

– Coño, y eso hago, G. ¡Que vivo de eso!

-L., hay que tener altura de miras. R. ya no tiene 20 años, su ilusión es llevar a la Selección a hacer algo grande, es el único récord que la falta… Imagínate lo que supondría. Y tú serías partícipe de esa gloria…

– Es que a mí los récords del señor R. me traen al fresco, la verdad. Yo también tengo mis récords, ¿te los cuento?

– Joder L. Te está cegando el rencor. Mira, por unas rencillas personales sale perdiendo mucha gente.

– Ni rencillas ni leches. Tengo gente más joven, más sana y que corre más.

– Que te estás equivocando, hombre. Vala que R. ya no es un niño, pero está en su plenitud futbolística, se las sabe todas el tío. Es el tipo de hombre que da campeonatos… ¡y nadie te dice que lo pongas titular en todos los partidos, coño!

– Sí, sí, saber se las sabe todas. En el campo… y fuera del campo.

– Mira L., en vez de perder todos, pueden ganar todos. Hay que pensar en el futuro… sabes perfectamente que ya no tienes crédito en el Canoe. Pero joder, tú eres una leyenda, puedo buscarte un chollo de banquillo. Precisamente ayer estaba hablando con los dueños del América de Méjico… Aquello es un balneario, macho. Piénsalo un momento, allí vas a ser un ídolo y te sacarás el doble que aquí. Y a tu familia le va a encantar.

– Joder, ¡¿me estás sobornando?!

– No fastidies, L., que somos gente seria. Es una oferta, coño, una oferta para que este tema acabe lo mejor posible.

– ¿El América ése está en Méjico DF?

– Ahí mismo. Mira, todo lo que sea fútbol español les vuelve locos. Tú sales ganando, R. sale ganando, y además acabas con la polémica. Un ambiente cojonudo para la Selección.

– No, mira, G., yo ya tengo algo hablado con unos turcos. Si la tengo que palmar en un banquillo, al menos que no sea al otro lado del puñetero mar.

– Pero hombre, L., piensa, joder. ¿Tú hablas turco?

– Ni puta falta que me hace, yo siempre voy del campo a mi casa. Y además, el tema de tu chico lo tengo cerrado. Coño, ya te di gusto con el paripé con la rueda prensa, qué más quieres. Yo voy a hacer 70 y me la suda ya casi todo.

– Te estás equivocando, L. Le impides a un chaval que lo ha dado todo por la selección convertirse en leyenda.

– ¡Coño, ¿eso no es una película del negrito ese americano?! Mira, yo también me retiré y no pasó nada. El señor R. se preocupa demasiado.

– L., joder, que ésta es la imagen que va a quedar de ti para la gente. ¿Qué prefieres, ir con los mejores posibles e intentar ganar o pasar sin pena ni gloria por la Selección?

– Mira, a mí a estas alturas de la vida lo único que me preocupa es que mi familia no pase necesidad. Oye G., te voy a dejar, que me esperan en casa.

– Pues nada L., estamos en contacto. Piénsatelo tranquilamente, ya sabes dónde estoy. Acuérdate de la oferta, ¿eh?

– Sí, sí, sí. Pagas tú los cafés, ¿no? ¡Hale, cuídate, hasta otro día!

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La venganza del Naranjito

España, 1982. Un país abierto a la modernidad se convertía en el centro del mundo al albergar… ¡¡el XII Campeonato Mundial de fúrbol!! Nuestra patria, aún acomplejada, quería dar la mejor imagen posible, y preparó este magno evento con un gran esmero. Mucho más tarde descubrimos que por entonces no éramos tan premodernos, y que no había tanto de lo que acomplejarse acomplejarse, pero eso es lo de menos: lo cierto es que se produjo una vorágine de entusiasmo, monedas con balones de fútbol y porterías y, cómo no, gran expectación por la actuación de nuestra selección de fútbol, a la que se le ponía en bandeja ganar por fin un Mundial.

Todas las verbenas deportivas tienen su mascota, y la de España 82 fue el Naranjito. Un diseño fácil pero simpático y reconocible, el equivalente mascotero a la canción del verano. El bueno de Naranjito incluso vino acompañado por una serie de animación, que la productora BRB mandó producir casi íntegra al estudio japonés Nippon Animation (el de Marco, Heidi y muchas más). Por supuesto el trabajo que llegó del Japón fue impecable, y BRB repitió la jugada con D´artacán y Willy Fogg. Años más tarde se compraron ordenadores y empezaron a animar por su cuenta, y así se produjeron engenfros como Los Fruittis, Delfy, Willy Fogg 2… en fin, me desvió. El Naranjito era un personaje simpatiquísimo y su imagen pegó mucho. La selección «apañola» no tuvo tanto éxito, sin embargo, pasando de milagro la primera fase y perdiendo luego contra no sé quién. Fiasco. Nuestro páis tendría que conformarse con Felipe -el de los fondos de reptiles- para sentirse moderna, y el Mundial acabó dejando un regusto amargo y como de fracaso que afectó también al Naranjito. Si ya cuando apareció algunos habían criticado su diseño, años después un congreso de diseñadores se permitió proclamar tahantemente: «Nunca más el Naranjito». ¡Ignorantes!

Llegó la «Urocopa» del 84 y Miguel Muñoz consiguió que nos plantáramos en la final, tras la épica contra Alemania (¡Maceda!). Era aquella una España buena, muy buena, pre-quinta de Buitre, con el propio Maceda, Gordillo, Juanito y otros grandes. Se perdió con la final con el gol célebre de Platini -ése al que ahora le gusta que le rinfan pleitesía en el palco-, y al día siguiente es la primera vez que recuerdo haber visto aquello de «Campeones morales»; sinceramente, el partido me queda demasiado lejano como para saber si realmente fuimos mejores o si simplemente volvieron a ser más listos que nosotros. Luego llegarían los penaltis de Méjico 86, Yugoslavia en el 90, Baggio en el 94… un montón de «campeonatos morales», qué os voy a contar. El caso es que en ese tiempo nunca se ganó nada, y ni siquiera llegamos a semifinales. A Arkonada en el 84, al menos, le quedó el consuelo de una Coca Cola… y una sonrisa.

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Coordinar a 11 tíos

En eso consiste el fútbol, al fin y al cabo, y cuando tus 11 están más cordinados que los de enfrente se llegan a producir grandes sorpresas como la de ayer. No es ya que Rusia se mereciera ganar, es que fue mucho mejor. Cierto que los rusos están jugando ahora su campeonato, por aquello del frío invernal, pero lo suyo no fue sólo una superioridad física, sino de concepto. La presión del equipo de Hiddink empezaba muy arriba y los holandeses no se vieron con recursos para superarla, incluso al principio del partido, cuando las fuerzas estaban más parejas. En esta página hemos criticado sin parar el tiki-taka, ¿y cómo quitarnos la razón ante partidos como el de ayer? ¿Cómo es que Holanda no tenía un plan B? Balones largos, contrataques, qué sé yo… Robben no jugó, y se vio sin la oportunidad de penetrar por banda. Quién sabe, habría sido una opción.

Hay que decir, no obstante, que los rusos no eran sólo un grupo de trabajadores bienintencionados: algunos de sus jugadores tienen una calidad notable. Pavlyuchenko, ése del que nos reímos cuando sonó para el Madrid, al final ha resultado ser un delantero muy estimable, que tira mucho desde fuera del área (una de mis debilidades). Precisamente una de las cosas más bonitas del partido fue la cantidad de cañonazos lejanos que hubo, especialidad donde brilló Sneijder, que siempre tiene el gol en la cabeza, como debe ser (aunque para Segurola es un mediocre, ya se sabe). Pero el buen partido de Wesley no fue suficiente para rescatar a Holanda. Siguiendo con los rusos, merece un capítulo aparte el pequeñín, Ashavin. Viéndole jugar uno se explica mejor la gran temporada que hizo el Zenith ruso. Este chaval no sólo es bajito (1,72), sino además delgado y con un rostro absolutamente infantil; al verle pensé cómo coño se había colado ese chaval de 14 años en el campo. Sin embargo, tiene todo lo que un extremo necesita para triunfar, y por regate, tiro y carácter no creo que tenga nada que envidiarle a un Rivery. A ver qué equipo se lo lleva.

También mención aparte, por supuesto, para Guus (¿Jus?) Hiddink. Este señor ganó la Copa de Europa hace un montón de años (contra la Quinta, ustedes saben), y desde entonces se ha dedicado a buscar el más difícil todavía. De Valencia le echaron, como echaron a tantos otros, por un quítame allá un 7-0, y del Madrid por uno de esos días en los que el padre de Fernando Sanz se levantó con el pie torcido. Sin embargo, Hiddink tendrá muchísimo que contar a sus nietos: en Francia 98 su Holanda perdió en las semis con el Brasil de Ronaldo en los penaltis; en 2002 volvió a llegar a semifinales… ¡con Corea, que no había ganado nunca un partido del Mundial! Y atención a los premios que consiguió por este logro: fue el primer extranjero en la historia del país que logró la ciudadanía honoraria; recibió una villa privada en la isla de Jeju; viajes de taxi gratis de por vida, así como billetes de aviones gratuítos con dos líneas aéreas coreanas; y el Estadio de la ciudad de Gwanjiu es ahora el Guus Hiddink Stadium… pero no es el único establecimiento del mundo que lleva su nombre. En su pueblo natal de Varsseveld existe el… ¡Gusseum! Impresionante.

Ah, tras volver al PSV les hizo ganar la Liga y los metió en semis de la Champions, y a Australia los metió en el Mundial por primera vez en su historia, pasando a octavos y perdiendo con Italia de penalti en el último minuto. Hablamos, simplemente, de uno de los mejroes entrenadores de los 30 años. Ay, si se hubiera quedado más en el Madrid… En fin, merecidísima victoria de Rusia, que afrontará el más difícil todavía en en semis contra el ganador del…

Italia-España

    Al ataquerrrrllllllll

Sigo pensando que perderemos, y no por pesimismo ni falta de patriotismo (¡por favor!), sino porque simplemente somos peores. Éste es el equipo que hace tres semanas las pasaba putas contra Perú o EEUU, no lo olvidemos. Durante el campeonato se ha hecho un papel muy correcto, pero el partido de Suecia fue muy sintomático de que a este equipo se le apagan las luces con facilidad. Además, Luis va a salir con la alineación del verdadero seleccionador, Cerdaño, llena de enanos anacrónicos que serán una perita en dulce para los guerreros del mediocampo italiano. Si encima le damos facilidades al rival… Me temo que sacar a Xavi Alonso en el minuto 60 no sea suficiente para ganar a estos italianos curtidos en mil batallas. Si hubiera de pedirle algo a los nuestros, sería que recordaran que son ESPAÑOLES (aunque no veo yo a Iniesta con mucho fulgor patriótico…).

Todo esto no quita para que el partido tenga un enorme valor como acontecimiento social, y seguramente hayan notado sorprendidos que sus parejas y amistades femeninas han demostrado un sorprendente interés por verlo. Sí, ésas cuyas aficiones suelen consistir en leer a Paulo Coelho, ver las finales de OT y gastarse los ahorros en viajar a países exóticos. Estas encantadoras féminas se apuntarán hoy con su círculo social inmediato a ver toda una eliminatoria de Eurocopa, y por unas horas se darán cuenta de qué es lo que ven sus parejas/amigos en eso del fúrbol. Por supuesto, una vez terminado el partido la abrumadorea mayoría volverá a su Coelho y Allende. A menos que pasemos a las semis, claro, pero yo contaría con ello.

En todo caso, me produciría una gran felicidad pasar con un gol de Villa, que éste fuera el jugador del torneo y que a su vuelta triunfal a la patria el asunto Baúl ya apestara. Pero esto de momento es sólo una fantasía. Yo os recomiendo disfrutar del ambiente de esta tarde-noche, ver el partido en buena compañía y pasar unas horas de pasión y entretenimiento. Los que quieran tener una alegría segura, que apuesten un dinerito por Italia. Yo he metido 75 euros y sé que esta noche me acostaré contento pase lo que pase. Que Dios reparta suerte, ¡y que nos libre del tiki-taka!