…Farsalonista observando emocionado campeonar a su equipo.
Pues mira, depende. En los años del «Aquest any sí», era la polla, y cada campeonato valía su peso en oro. Hoy día, en que están habituados a ganarla, la realidad es esta: vale según lo que haga el Madrid. Si los dos equipos siguen en Chempions o el Madrid está fuera, la Liga es cojonuda. No obstante, con el Madrid dentro y el Barsa fuera, como este año, es una celebración descafeinada, que sólo tendrá pleno sentido si los blancos quedan eliminados. Pero claro, esa posibilidad sólo puede darse dentro de dos días, cuando el partido contra el Dépor (para colmo les ha tocado ser campeones fuera) sea ya un recuerdo muy, muy lejano.
Ha querido la casualidad que, además, el Clásico sea el fin de semana que viene. En principio sería un duelo intrascendente, pero como el Madrid se clasifique para Kiev saltarán chispas: los culerdos querrán demostrar que «son los mejores» y el ambiente estará más que caldeado; eso dejando aparte todas las reivindicaciones del «popla oprimit», claro. Recordemos otro detalle importante: el Parcas tiene la posibilidad de terminar la liga imbatido, algo casi inédito en las grandes ligas europeas (sólo recuerdo que lo hiciera una vez el Arsenal y quizá el Milan de Capello). Si el Madrid pasara a la final de Champions y ganara en el Kampf sería una doble estaca en el corazón culé que tardaría mucho, mucho en olvidarse y que dejaría el título de Liga en simple anécdota (más aún si también ganáramos la Euroliga). Y no es porque lo diga yo, es la realidad: la felicidad culera depende enteramente de lo que haga el Madrit. Por supuesto, también podría tocarnos el otro lado de la moneda, pero los jugadores tienen en sus manos que no sea así.
¿Qué ocurriría si fuera al revés, el Madrid campeón de Liga pero eliminado de la Champions, mientras el Barsa sigue adelante? Pues no lo sé, que yo recuerde no se ha dado el caso. A día de hoy la verdad es que ganar la Liga siempre es motivo de celebración para los merengues, porque nos hemos desacostumbrado a ello; es lo contrario de lo que pasó en la era Mendoza, cuando la quinta de la Quinta fue poco más que otra muesca en el revólver. Quizá sea imposible saber qué pasaría en esa hipotética situación hasta que se produzca, pero siempre he creído que el madridismo es mucho más optimista e independiente que el culerdismo. Obvio que se mira con el rabillo del ojo a los de la esquinita, pero una Liga siempre es una Liga, y la historia blanca lo más importante.
…El carro de la 13, casi a rebosar.
Sea como sea, hay algo innegable: el recién campeón del doblete se siente indiferente y taciturno, e incluso baraja seriamente echar a su entrenador, mientras que un Madrid que ha hecho una Liga y una Copa desastrosas rebosa de ilusión y podría tener una temporada memorable. Paradojas del fúrbol, amigos.